Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

07|La fiesta


Liam

Mis ojos buscan algo, cualquier cosa en su rostro que me dé alguna pista de que está bromeando, pero no encuentro nada. No hay una risa falsa, ni una mirada burlona, solo un Kai que me mira fijamente, como si estuviera esperando una respuesta. El nudo en mi estómago se hace más fuerte. El silencio se alarga, y la tensión que cuelga en el aire parece volverse física. ¿Por qué está pasando esto ahora? ¿Por qué él, de todos los tipos, está diciéndome esto ahora?

—¿No tienes miedo de que te rechace? —logro decir finalmente, las palabras saliendo a duras penas.

—¿Y tú tienes miedo de aceptarlo? —responde Kai, su tono seguro, como si estuviera jugando con fuego, pero sin importarle las quemaduras.

Esto no tiene sentido, es lo único que consigo articular. Las palabras parecen salir a cuentagotas, como si mi boca se hubiera quedado sin fluidez. Esto no tiene sentido.

Kai da un paso atrás, mirándome como si estuviera esperando que lo empujara, que le dijera que está loco. Pero no lo hago. No puedo. Hay algo en su mirada, algo en la forma en que sostiene mi mirada, que me impide rechazarlo. La confusión se mezcla con algo más, algo que no logro identificar. ¿Qué está pasando conmigo?

—¿Lo sientes también? —pregunta Kai en voz baja, casi como un susurro.

Me siento atrapado. Mis pensamientos son un caos, y todo lo que solía pensar que sabía sobre Kai está empezando a desmoronarse. Quizás todo esto es un mal sueño, o tal vez solo un juego que él juega con todos los que lo odian. Pero, ¿y si no es un juego? ¿Y si realmente está siendo sincero?

De repente, se gira hacia la puerta, como si no quisiera forzarme a dar una respuesta, pero la invitación llega antes de que pueda procesar todo lo que ha sucedido.

—¿Sabes qué? —Kai sonríe con una expresión divertida, como si estuviera tratando de aligerar el momento. —Mi amigo está organizando una fiesta de disfraces para su cumpleaños este fin de semana. Sería genial que vinieras.

–Me encantaría. ¿Cuándo es?

–Esta noche.

– ¿Y ahora me avisas?

–Mejor tarde que nunca.

La fiesta está a todo volumen cuando llegamos, la música retumba en mis oídos y la gente se pierde entre disfraces extravagantes. La vibra es festiva, llena de risas y luces brillantes.

Kai, que está disfrazado de carcelero, con una camisa de rayas negras y blancas, su gorra con el distintivo número de prisionero y una gran llave colgando de su cinturón, me lanza una mirada que transmite más que palabras. Es imposible ignorarlo.

Yo, por otro lado, estoy disfrazado de vaquero. Jeans, botas, un sombrero y una camisa a cuadros.

Nos dirigimos hacia un rincón donde un grupo está jugando a "Verdad o Reto", y, como si fuera una rutina, nos unimos al círculo. Las carcajadas y los gritos se mezclan con la música, pero mi estómago sigue retorciéndose, preguntándome si este es el tipo de juego que realmente quiero jugar.

Es entonces cuando uno de los amigos de Kai, un tipo alto con una camiseta de superhéroe, sonríe y nos señala.

–¿Eres Liam verdad?

–Ese mismo.

–Todos te conocemos , eres la sensación del momento.

Saludo a todos con un beso en la mejilla.

—¡Ahora sí bienvenidos al juego! —dice, con entusiasmo. —Yo propongo un reto. ¡Kai y Liam, tienen que jugar a "Verdad o Reto" !

El ambiente se vuelve aún más eléctrico, y me siento como si estuviera en un escenario del que no puedo escapar.

–¿Kai verdad o reto?

–Reto, no le temo a nada.

El amigo de Kai se voltea hacia él y me señala a mí.

–Te reto a que estén esposados.

o. La gente alrededor comienza a reír, y el nudo en mi estómago se aprieta aún más. No estoy seguro de qué me da más miedo: estar atrapado en este juego, o no saber qué está pasando por la mente de Kai mientras me mira con esa sonrisa divertida y desafiante.

—Genial —dice Kai, sin un atisbo de duda en su voz—Vamos a hacerlo interesante.

La mirada que me lanza es tan intensa que, por un momento, el mundo parece desvanecerse. Kai está a punto de hacer algo, y yo no sé si debo detenerlo o seguirle el juego. Pero cuando veo que su amigo saca una llave y asegura las esposas en nuestra muñeca conjunta, me doy cuenta de que no hay vuelta atrás.

—Ahora es tu turno Liam ,¿verdad o reto?

Mi mente está en blanco. ¿Qué puedo elegir? ¿Qué tipo de verdad o reto me espera ahora que estamos atados de esta manera? Decido ir a lo seguro.

—Verdad —respondo, esperando que sea algo relativamente inofensivo.

Kai piensa un segundo antes.

–¿Es verdad que siempre pensaste que soy alguien problemático?

–Si.¿Otra pregunta?

La música seguía retumbando en las paredes de la casa, pero en el centro del círculo, donde estábamos todos reunidos, el sonido parecía apagarse, como si el juego estuviera creando una burbuja donde solo existíamos nosotros.

–Demonios, me ensucié la playera y el jean– dice Kai, mirando con desaprobación las manchas que ahora adornan su ropa. Su tono es juguetón, pero puedo ver la molestia en su rostro, como si este pequeño contratiempo fuera una invasión a su perfección habitual.

–Tengo ropa para prestarte– responde uno de sus amigos, un chico de cabello lleno de rulos rubios que parece no tomarse nada demasiado en serio. Con un movimiento rápido, le lanza una playera negra con inscripciones en letras llamativas y un jean azul que, por lo que parece, le queda de sobra.

–Ve a mi cuarto y cámbiate– dice el amigo, señalando con un gesto despreocupado hacia el pasillo.

Kai asiente, pero antes de que pueda dar un paso, levanto la mano para corregirlo.

–Vamos, habrás querido decir estamos esposados. ¿Recuerdas?– le respondo, arqueando una ceja mientras lo miro, sin poder evitar una sonrisa irónica. Las esposas entre nosotros se sienten más pesadas en este momento, como un recordatorio constante de que no hay vuelta atrás en este pequeño juego.

–Nos das la llave.

–No–responde uno de sus amigos.

Kai suelta una risa entre dientes, aunque parece un poco frustrado por la situación. Sin embargo, no discute. Ambos comenzamos a caminar hacia el cuarto, con nuestras muñecas unidas por las esposas, lo que hace que el trayecto sea un tanto torpe. Las paredes del pasillo están decoradas con fotos y recuerdos de fiestas pasadas, pero apenas las notamos, nuestra atención está centrada en cómo nuestros movimientos están limitados por las cadenas que nos atan.

Al llegar a la puerta de su cuarto, Kai se detiene y me mira con una expresión que no había visto antes.

La atmósfera en el pasillo se siente cargada de una incomodidad palpable, el aire denso y suspendido entre nosotros, mientras Kai se queda parado frente a mí, sin saber cómo proceder. Su expresión, tan confiada y desinhibida antes, ahora se ha vuelto algo más vulnerable, como si la situación lo hubiera tomado por sorpresa. No puedo evitar notar cómo su rostro se relaja cuando me mira, buscando algo más que una simple respuesta.

–Espera aquí– me dice, esperando que encuentre una forma de entrar sin necesidad de que lo acompañe.

Kai se detiene un momento, pero entonces, como si algo dentro de él se rompiera, da un paso hacia mí y fija su mirada en las esposas que nos unen. Un destello de frustración cruza sus ojos, y me doy cuenta de que no está pensando en la ropa ni en el hecho de que acaba de ensuciarse. Está pensando en lo incómodas que se han vuelto las esposas.

–No, es imposible, no puedo hacerlo si me quedas esperando afuera– dice, con un tono que no es de broma. Su voz se ha vuelto más grave, como si las palabras fueran una declaración que no se puede evadir. –Estas malditas esposas me tiran mucho, necesito que entres a ayudarme a cambiarme.

Su petición es tan directa que me toma por sorpresa, y por un momento, todo mi cuerpo se tensa. No es solo una solicitud, sino una especie de desafío, cargada de la intensidad que Kai sabe cómo transmitir. Mi mente queda en blanco. La última cosa que quiero es ponerme en una situación incómoda como esa, estar allí, tan cerca de él en su espacio personal. Pero al mismo tiempo, no puedo dejarlo solo, atrapado en su ropa sucia y las esposas que nos atan.

Entonces, nuestros ojos se encuentran. Un silencio se instala entre nosotros, y por un breve segundo, el ruido de la fiesta en el fondo desaparece. La gente riendo, el sonido de la música... todo se desvanece. Es solo él y yo, atrapados en este momento. Hay algo más en su mirada, algo que no puedo descifrar completamente, pero que me hace sentir que hay más en juego aquí que simplemente ayudarlo a cambiarse.

–¿Vas a quedarte ahí parado todo el día o vas a ayudarme?– dice, y su voz se suaviza un poco, pero la ansiedad es evidente, como si estuviera esperando una respuesta que no sabe si vendrá.

La respiración se me corta por un segundo, y el nudo en mi estómago se aprieta. Sé que en este momento no hay vuelta atrás, que estoy a punto de cruzar una línea, una que no sabía que existía hasta ahora. Pero al final, asiento. A pesar de la incomodidad que siento, la realidad es que no puedo dejarlo allí, luchando con su ropa y las esposas que lo limitan.

Con un suspiro que intento disimular, abro la puerta de su cuarto y entro. El ambiente en la habitación es distinto: las luces son más tenues, hay una sensación de calma a pesar de la adrenalina que aún corre por mis venas. Kai, con la ropa aún ensuciada, me mira con una mezcla de frustración y algo más, algo que no puedo identificar. La puerta se cierra suavemente detrás de nosotros, dejando que el bullicio de la fiesta se desvanezca, y ahora solo existe este momento, en el que estamos atrapados el uno al otro, y no hay forma de escapar.

Kai se acerca a la cama, moviéndose con cierta incomodidad debido a las esposas, que parece haber olvidado por un segundo. Con un suspiro, mira hacia abajo, mirando las manchas en su ropa.

–No sé cómo voy a hacerlo, esto es un desastre– dice, casi para sí mismo, con un toque de desesperación que se mezcla con la irritación en su voz.

Me acerco, tratando de no hacer el momento aún más incómodo de lo que ya es, y aunque el ambiente está cargado de una tensión palpable, me doy cuenta de que no hay forma de evitarlo. Las esposas nos atan, literalmente, y también de una forma que me hace cuestionar todo lo que está pasando entre nosotros.

–Vamos, no es para tanto– le digo, intentando aligerar el tono. –Te ayudo a cambiarte.

Con un suspiro, él asiente, su mirada suavizándose un poco. La situación sigue siendo extraña, pero, al menos por ahora, las pequeñas barreras entre nosotros comienzan a desmoronarse, una a una.

Le ayudo y logra quitarse la playera dejando ver su cuerpo definido, sin embargo no detengo a mirar eso sino su espalda llena de tatuajes.

–Se de donde vienen estos tatuajes. Son los tatuajes que tiene Cuatro de Divergente.

–Amo las películas distópicas. Divergente, The Maze Runner, Los Juegos del Hambre.

–Yo igual.

–Tienes un poco de chocolate en la boca.

Rápidamente trato de limpiar la comisura izquierda del labio. Sin embargo, Kai me la limpia y con la punta de sus dedos hace movimientos de arriba a abajo sobre mis labios.

–Para por favor.

—¿Sería un pecado besarte?

—Mortal.

—¿Y qué hacemos con eso?

—Lo ignoramos, tal vez. O lo aceptamos.

—¿Y estarías dispuesto a cometer un pecado?

—Entonces ya no habrá vuelta atrás.

–Prefiero ser un pecador por el resto de mi vida, si eso significa que cada beso tuyo sea mi condena y mi salvación al mismo tiempo.


♡♡♡

¡¡¡Buenas he vuelto!!!

Por si no se han enterado me habían robado el celular y había perdido la clave de mi Gmail para entrar a Wattpad. Por suerte ya esta todo solucionado.

Ya por fin estoy de vacaciones y eso significa que los recompensaré más seguido por el tiempo que tuvieron que esperar.

No te olvides de comentar me encanta leerlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro