02|La Propuesta
Liam 🎨
—¿Qué?—inquiero con tono preocupado.—Kai me mira fijamente y pone ambas manos en los espaldares de la silla giratoria en la que me encuentro.
—Es una propuesta que voy a hacerte—hace una pausa—.¿Quieres fingir conmigo una relación? No entiendo qué está pasando, pero siento que mi corazón late con fuerza. Kai me está mirando con esos ojos intensos y estoy seguro de que mi expresión refleja mi confusión.
—¿Fingir una relación?—repito, tratando de asimilar lo que acabo de escuchar.
Kai asiente lentamente, esperando mi respuesta. Mi mente da vueltas intentando procesar la propuesta mientras mi corazón late cada vez más rápido.
—Debo irme—digo para desviar el tema de nuestra conversación—. Es tarde y mi amiga debe estar muy preocupada por mí.
Una clara mentira. Emily seguramente está orgullosa de que esté con el cantante de sus sueños. Pero él no es el chico de mis sueños, sino el de ella.
—Sé que todo esto es mucho para asimilar. Te daré algunos días para que te lo pienses mejor. Déjame que te acompañe a la salida. En estos pasillos es muy fácil perderse.
Él me toma de la mano y caminamos por los pasillos hasta que vemos una puerta negra con un cartel verde que dice:"Salida". Abrimos la puerta y emergemos al aire fresco. Es completamente de noche. El cielo está pintado con una manta de estrellas centelleantes, arrojando un brillo suave sobre el mundo dormido. El único sonido que se puede escuchar es el suave susurro de las hojas en la brisa.
Miro las estrellas en el cielo.
—¿Te gusta mirar las estrellas quisquilloso?
—Me encantan.
—A mí las estrellas me recuerdan que, al igual que ellas, todos llevamos un brillo único dentro, aunque a veces no podamos verlo.
—Es verdad.—Le señalo para que vea una estrella—. Esa estrella es una de las más brillantes del espacio, se llama Sirio. Qué idiota seguramente te estás aburriendo un montón.
—Podría escucharte toda la noche hablando del espacio, solo por el hecho de que te encanta.
Sus palabras hacen que mi corazón se derrita un poco más. Nos quedamos allí, bajo el manto estrellado, en un momento que parece suspendido en el tiempo, compartiendo una conexión que, aunque inesperada, se siente profundamente real.
—Bueno creo que es momento de despedirnos.—Me acerco más a él y le doy un fuerte apretón de manos.
¿Hice algo mal al saludarlo? Parece que no le gustó, como si no hubiera sido suficiente.
De todas formas, puedo intentar ser un poco más amable y atento la próxima vez si decido volverlo a ver.
Observo la calle inhóspita. Son varias las cuadras que debo caminar hasta el departamento. Mis pies golpean el pavimento frío y mis manos se hunden en los bolsillos en busca de calor. El viento cortante se cuela entre los edificios altos, llevándo consigo cualquier rastro de calidez. Busco el móvil en mi bolsillo y comienzo a marcar el número de un taxi. Kai me arrebata el teléfono de las manos y me dice:
—Déjame que te lleve. Es lo mínimo que puedo hacer —dice Kai, su voz suave, pero firme, mientras extiende su mano hacia mí. Su mirada es cálida y protectora, como si realmente quisiera asegurarse de que llegue bien a casa.
—Gracias —respondo, mi voz apenas un susurro, sintiendo una mezcla de gratitud y nerviosismo.
Hubiera preferido irme por mi cuenta, pero es muy tarde para hacerlo.
Kai saca las llaves del auto de su bolsillo izquierdo. Luego presiona un botón, haciendo sonar la alarma de un auto rojo estacionado. Caminamos hacia el auto y Kai me abre la puerta.
—Podía abrirla por mi cuenta —digo, intentando sonar independiente mientras miro la puerta.
—Pero quería hacerlo —responde Kai, con una sonrisa suave en sus labios y una chispa en sus ojos. Se acerca y, con un gesto gentil, pero firme, cierra la puerta.
Kai da media vuelta y se sienta. Le digo la dirección y pone el pie en el acelerador.
—Pensé que por ser un cantante famoso tendrías autos más lujosos —digo, observando el vehículo completamente.
—Este es uno de mis autos para salir de manera desapercibida de los conciertos —responde Kai con una sonrisa.
—¿Por eso los vidrios polarizados? —pregunto, mirando los oscuros cristales mientras me acomodo en el asiento.
—Sí, aunque también por otras cosas que no puedo decirlas solo puedo mostrarlas y deben llegar con prisa a tu casa.
—¿Lo dices como indirecta?
—No, me refería que puedes insultar gente y prácticamente ni te ven. Aunque creo que eso no es lo que pensaste. ¿O me equivoco?
—No es nada—digo mirando la ventanilla.
—Ahora entiendo lo que te referías tienes una mente muy sucia—suelta una risita—.Y puede ser que lo que dije fuera una indirecta, pero eso deberás averiguarlo por tu cuenta.
Durante todo el trayecto restante no nos dirigimos otra palabra, el silencio entre nosotros cargado de pensamientos no dichos y emociones latentes.
—Llegamos —dice Kai finalmente, deteniendo el auto frente a mi departamento.
—Gracias por traerme, no tenías que hacerlo —respondo, desabrochándome el cinturón y abriendo la puerta.
Bajo del auto y Kai hace lo mismo, rodeando el vehículo con una rapidez inesperada. Sus movimientos son fluidos y decididos, como si no quisiera dejarme ir sin asegurarse de que esté bien.
—Antes de irte quiero darte esto.—Él saca una tarjeta del bolsillo derecho y me la entrega—. Ahí tiene mi número de teléfono y si me llamas sabré que estás dispuesto a tener una relación falsa conmigo.
—Lo pensaré.
Lo saludo con un beso en la mejilla. Saco mis llaves y camino hasta la entrada. Coloco la llave en la puerta de vidrio y le doy dos vueltas. Posteriormente, extiendo mi mano para despedir a Kai por última vez.
Con paso seguro llego a la entrada de mi casa. Espero no despertar a Emily. Desbloqueo cuidadosamente la puerta y entro, tratando de evitar que cruja el piso. La suave luz de una lámpara ilumina el pasillo, proyectando largas sombras en las paredes. Mientras me acerco de puntillas hacia la habitación, puedo escuchar su suave respiración proveniente de detrás de la puerta cerrada. Con la respiración aguantada, abro lentamente la puerta, esperando que se mantenga dormida.
—Buenas—dice Emily soltando un bostezo—. Te estuve esperando.
—No quería despertarte.
—Traté de dormir, pero no pude sabiendo que estabas con Kai, no pude dormir nada—dice enderezándose—.¿Cómo estuvo ese encuentro?
Le cuento absolutamente todo lo que pasó con el cantante y Emily se queda sorprendida. Emily no puede creer lo que está escuchando y sus ojos se abren de par en par. No puede evitar sentirse impactada por la historia que le acabo de contar. La conversación continúa mientras Emily asimila toda la información recibida y trata de entender lo sucedido.
—Me dio su número de teléfono y me dijo que si estaba dispuesto a tener una relación falsa con él que lo llame.
—¿Y qué esperas?—inquiere de manera emocionada.
—No sé ¿por qué quiere fingir una relación?
—Que importa eso. El cantante más codiciado del país quiere estar contigo. ¿Sabes las personas que matarían por estar en tu lugar? Yo incluida.
—No me mates por favor.
—No lo haré tonto—dice golpeando sutilmente el hombro—. Pero puedo llamar a Kai y aceptar la propuesta. Me sale la voz grave.
Ella sostiene la tarjeta y trato de agarrarla, pero no puedo. Intento pedirle que me la dé; sin embargo, no lo hace.
—Son oportunidades que se dan una vez en la vida. ¿La vas a desaprovechar? Tu carrera de artista a su lado puede despegar de un día para el otro.
Lo último es cierto. Me tardaría años en conseguir un lugar en el mundo del arte y de esta forma el camino es mucho más fácil y rápido.
Solo es fingir una relación para las cámaras, aunque no me guste ser el centro de atención. Me acostumbraré para ser un artista reconocido, que es lo que espero ser algún día.
¿Qué puede salir mal?
Agarro mi móvil y miro la tarjeta y marco el número. Aguardo unos segundos y nadie me atiende. Pero luego Kai me atiende la llamada y con vos ronca me dice:
—Sabía que llamarías pequeño quisquilloso.
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Gracias por leer
Se agradecen los votos y comentarios
Y se formó una pareja falsa .¿Qué puede salir mal? Muchas cosas.
Kai tendrá álbumes que estarán mencionados en este libro con canciones de mi autoría. Así que espero con ansías que puedan oírlo en un futuro cercano.
Saludos
Paladinoscuro
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