I
Venía de recorrer algún que otro país de nuevo, a pesar de la edad, y que lo vio todo, el tiempo siempre pasaba rápido y consigo traía algo nuevo. Las nuevas tecnologías, la hechiceria vieja, los paisajes transformados, siempre había algo que descubrir o redescubrir, sin embargo aun le seguía gustando lo antiguo, lo viejo moderno, con todo lo nuevo se sentía un tanto fuera del lugar.
Cansada del movimiento, mas otras razones, busco de muy mala forma en el mapa, un nuevo lugar donde quedarse. Como si fuese un ritual, indico un sitio en el mapa con los ojos cerrados, y sin detenerse a pensarlo fue hasta allí junto con sus pertenencias y su gata.
A penas piso Arcadia Oak la magia de la pequeña ciudad escalo por su cuerpo como un placentero escalofrío. Sacudió la cabeza para liberar aquella energía que subió por el largo de su espina.
La ciudad, a lo lejos, se veía tranquila a pesar de la gran magia que corría por el aire. Esa calma era lo que estaba buscando, bueno una de las tantas cosas que buscaba. En su mente jamás se le había ocurrido vivir en un sitio así de pequeño, sin embargo aseguraba que algo así le haría bien luego de estar tanto años en ciudades ruidosas y llenas de gente enfrascadas en su mundo.
-Hogar, dulce hogar.- dijo esbozando una extraña sonrisa.-Vamos White, es hora de buscar una casa.
Caminaron entre la gente, sin ver a su alrededor, llevándose por delante a cualquier persona. Arabella iba por el medio, con una maleta rosada en mano, y su esponjosa gata blanca sobre su hombro. Las personas volteaba a verla, no siempre se cruzaban a una rubia con una gran marca bajo sus ojos café, que chocaba contra todo aquel que se interpusiera en su camino.
Atravesaron el parque central, chocando con un hombre que vestía elegante, que le dio una mala vibra. Ambos se vieron, en un raro intercambio de energía. Si algo le disgustaba a la bruja eran las malas energías que podía transmitir alguien. La mayoría de las personas, mágica o no, se cubrían con dicha energía, varios eran neutrales pasando desapercibidos, algunos podía tener aquellas vibras llamativas mientras que otros todo lo contrario, como aquel hombre.
-¿Eso es un...?
-Si lo es.- interrumpió Arabella a su familiar.-Lo único bueno es que tiene efectivo en su billetera.- dijo agitando en pequeño bolso de cuero marrón que le sustrajo.
-Que bien te educó New York, niña.- bromeo la gata.
Siguieron su paso, hasta que algo obligo a la bruja detenerse en seco, haciendo que la gata saltara por el impulso.
-¿Acaso estas loca?- preguntó enojada White que se sacudía.
Arabella la callo con un movimiento de mano, poniendo una cara rara, como queriendo dar con algo.
-Espera, siento algo, magia, pero es...- se callo viendo a todos lados, buscando la fuente de su atención.
Siguió caminando, cruzo la calle sin ver, hasta que freno frente a un café. Vio a través de la vidriera, y una sonrisa se dibujo en su rostro.
-Oh, ya veo.- ronroneo la gata al ver lo mismo que su familiar.-Novecientos años, y sigue igual.
Hisirdoux estaba tranquilo, atendiendo a la gente, casi como todas sus tardes desde que se fue a vivir a Arcadia Oak. Ese día, en la mañana cuando se cruzo con Zoe, le dijo que tenia una raro presentimiento, sin embargo en contra de lo que él imaginaba, la pelirosa de ojos azules coincidía también. Ambos creían que las energías de la ciudad estaban enloquecidas, solo que no entendían bien la causa de eso
-Si, no se que será.- dijo sorbiendo un poco de café.-Al despertar una de mis rocas brillaba enloquecida, hace mucho que no pasaba.
-Quizás solo el cambio del tiempo, y pronto llueva.- bromeó rascando su nuca.
-Fuego del cielo va a llover.- rio Zoe, siguiéndole la corriente.
Sin embargo, no era fuego lo que llegó del cielo, mas bien un caótico diluvio que teñía de rosa todo a su paso. La charola que traía en mano cayó al suelo produciendo un sonoro y frío ruido metálico, irrumpiendo con la paz del lugar. La mirada ambarina de Hisirdoux se abrió ante la presencia de la recién llegada.
-Hola.- saludo Arabella dando un paso dentro.-Tanto tiempo sin vernos ¿No Doux?
-Me lleva.- dijo muy por lo bajo.
Hisirdoux no creía lo que veía, su presencia era como la de un fantasmas que volvía de algún sitio enterrado en el pasado. Él sabia que cada encuentro con la bruja era para problemas, y ya con su vida, lo último que deseaba era tenerlos otra vez con ella.
-¿Qué acaso no le vas a dar la bienvenida a tu novia?- bromeo.-Mas bien ex, o por ahí.- le susurro a la pareja que estaba presenciando la escena.
-Si me disculpan, un compañero los atenderá.- dijo un tanto nervioso a los presentes.
Dejo su mandil, aquella única pieza que desentonaba con todo su look de chico malo pero a la vez calmo.
Si los ponían uno al lado del otro, cualquiera pensaría que el mago rebelde sería el malo, mas que todo por como lucía, remera negra, metida dentro de un jean chupín del mismo color, cinturones grueso, collares, aros, una remera de maya oscura que solo llegaba hasta sus codos. Su cabello, imposible no ver, azabache con mechones azules por delante.
Un chico malo al lado de la bruja rubia, que casi siempre vestía un vestido corto en tonos rosados, que siempre llevaba una sonrisa fucsia, con un raro delineado bajo uno de sus ojos café. Como podría ser la mala si ni siquiera accesorios llevaba, a excepción de un collar con una piedra verde y dos aretes a juego.
Usar las apariencias para librarse de algo era una táctica que usaban bastante Arabella, más cuando debía escapar de Hisirdoux.
-Tu, ven aquí.- dijo cuando estuvo frente a ella, para tomarla del brazo y llevarla a la zona de descanso.
Caminaron unos metros lejos del alcance de la gente confundida.
-Es muy bueno verte, tonto.- dijo a regañadientes al ser arrastrada.-Suéltame el brazo o pierdes la mano.- amenazo cuando estaban lejos de los espectadores.
El pelinegro la soltó; el silencio se apoderó de los dos, solo se podía oír sus lentas respiraciones y los autos de fondo. Lo único que había entre ellos era miradas rabiosas. No recordaban la última vez que se vieron, de lo único que tenían bastante presente es que había terminado mal, como la mayoría de las veces que se veían.
-¿Qué es lo que haces aquí? ¿Qué quieres?- le cuestionó acercando su rostro a ella, para verla directo a los ojos.-¿No haz arruinado demasiadas vidas como para aparecer así como si nada?
-Estas peligrosamente cerca ¿No crees? Podemos terminar lo que dejamos hace años.- dijo acercándose aun mas.
-Estas loca.- agregó sin apartarse, haciendo que sonriera aún mas.
-Si, pero no porque tu lo digas, tontin.- respondí a sus palabras, cambiando su cara a completo disgusto.
La bruja le dio un leve empujón para quitárselo de encima, camino alrededor de él, formulando alguna respuesta para todas sus anteriores preguntas.
-Tampoco es para tanto, lo haces ver como si hubiera hecho algo terrible. - respondió con cierta vaguedad.-Estoy harta de andar y me quiero instalar no mas, ya sabes, ser normal.
Hisirdoux se tomó el puente de la nariz, presionando con fuerza para evitar gritar del enojo, no creía nada de lo que Arabella decía. Ser normal era hasta ese día la mentira con menos trabajo que se había inventado.
-¿Sabes? Tienes razón no hiciste nada malo, solo te aliaste con Morgana en la batalla de Puente Muertefrente.- dijo volviendo a ella, que fingía desinterés.
-Fue mi madre y mi maestra.- le respondió quitándole peso al asunto pasado.-Era mi deber seguirla, como tu con el viejo Merlín.
-Huiste.- siguió captando su atención.
-Siempre lo hago.
-Y traicionaste mi confianza, cuando menos lo esperaba, me apuñalaste por la espalda.- dijo con cierto temblor en la voz, un nudo se le había hecho en la garganta impidiendo el paso de alguna otra palabra.
Como si fuera algo de lo mas recurrente en la bruja que siempre tenia una respuesta para todo, se callo, quedo sin palabras ¿Qué podía decirle? Hisirdoux decía la verdad, lo había traicionado ciento de veces luego de aquel día tan lejano para cualquier mortal, pero esa valerosa confianza que se construyo entre ambos se rompió y nunca mas volvió a ser lo mismo. Arabella sabia con que jugaba, sin embargo no le importo, e hizo añicos su joven corazón.
-Y tu me entregaste a ellos, no lo sabes pero después de eso me hicieron esto.- señalo la cicatriz bajo su ojo, fue en lo único que pensó para librarse de aquél amargo momento.
Hisirdoux la vio por un instaste, recordando aquel día, a pesar de no haber tenido idea sobre que le harían cuando la arrestaron a mediados de 1600, con un poco de culpa cargo, pero era algo que a la larga superó. Le costo bastante hacerse a la idea que él no tuvo nada que ver con la tortura en los calabozos de Inglaterra.
Estaba cansado, no tenía ganas de discutir con la nueva presencia, y esperaba no cruzarse con Arabella tan seguido. Si algo aprendió con el tiempo es saber cuando una discusiones no tenía sentido pero si un final.
-No necesitó esta clase de dramas.- dijo para marcharse.
Lo vio darle la espalda, que Hisirdoux no le siguiera la corriente en algo, no solo que era nuevo, sino que también le molestaba.
-¡No me voy a ir, deberás acostumbrarte a mi!- le grito.
Tomo su maleta, le chiflo a White, y juntas se fueron en busca de un nuevo lugar para vivir o como mucho pasar la noche.
-¿Aun crees que es buena idea vivir aquí?- le cuestionó la gata, mientras empezaba a caminar.
-Si, acá hay lo que necesitó.- respondió tomando el collar verde que pendía de su cuello.
No buscaba problemas, mas bien la solución a uno grande que se estaba generando. White estaba sorprendida con el verdadero objetivo de la bruja, puesto que nunca se imaginó que Arabella algún día se detuviera a resolver algún problema.
—Que rara que te haz puesto.— comento la gata, caminando a su lado.
—Si bueno, hasta yo puedo cambiar ¿No?— admitió, aunque mas parecía que dudaba de sus propias palabras.
Dio un largo suspiro, que indica cansancio, después de todo venia de un largo viaje de la otra punta del mundo, cargando con un peso que pendía de su cuello.
★★★
Hola, otra vez ¿Cómo les va? Otra cosa vez.
Historia nueva, que sigue la idea original que tuve de Arabella tiempo atrás, ser ¿Cómo lo digo? ¿Despreciable, irritante, mean girl? Ese término de la gente joven sobre una peli de los 2000
No la voy a estrenar ya, porque me falta revisiones y capítulos, pero es una probada. Quizás en febrero sale, vemos.
Gente, que la pasean bien, nos vemos el martes con "Crónicas de una bruja."
Besitos, besitos, chau, chau.
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