Capítulo tres
"Su obsesión con superhéroes"
Cole llevaba varios minutos sentado en la orilla de la cama pensando en lo que Rachel le había dicho. Era difícil asimilar todo su pasado, al grado de ser increíble. No pudo evitar pensar que ella estaba mintiendo de alguna manera, pero ¿por qué lo haría? Cole la amaba tanto como ella a él, no habría razones para mentir.
Descartó esa idea casi de inmediato, dejando solamente dos en su mente: Rachel tenía alucinaciones, o en serio poseía habilidades mágicas que provenían de un lugar llamado la Tierra del Clan y además era princesa de uno de esos clanes. A juzgar por las extrañas personas que los recibieron en su cocina, Cole dedujo que la segunda opción era la más probable a pesar de ser la que parecía más irreal.
Cole llevaba cuatro años con Rachel. La amaba. Era algo que no se podía discutir ya que estaba seguro de que había vivido muchas experiencias con ella. Pero no sabía si amaba solamente a una versión de... ¿cómo la habían llamado? ¿Rocheleen? No sabía si amaba una parte de ella y no su todo. Quizás por algo Rachel le había escondido todo eso, quizás la parte de ella que no mostró era el lado que Cole odiaría. O tal vez tenía una doble personalidad, así como la historia de un superhéroe que Cole acababa de leer.
Basta, Cole. No es momento de pensar en superhéroes.
Pasó un momento más antes de que Rachel llegara a la habitación con él. No dijo palabra, ni siquiera hizo ruido al sentarse junto a él. Ambos se mantuvieron en silencio, con sus hombros rozando entre sí por la cercanía. Cole quería hacer muchas preguntas tanto del presente como de su pasado, pero, viendo el estado de su novia, decidió mantener sus labios sellados.
Supuso que sus visitantes ya se habían ido a pesar de no haber escuchado la puerta. Ninguno se miró a los ojos, estaban viendo fijamente al televisor apagado que se encontraba frente a ellos. No era lo más interesante del mundo, sin embargo, Cole prefería mirar un objeto a mirar los ojos de Rachel. Temía no reconocerlos.
Ya estaba tan acostumbrado al silencio que se había creado que dio un pequeño respingo cuando ella habló:
—Entiendo si estás molesto. —Hizo una pausa, buscando los ojos del castaño. —Pero necesito que me hables. Dime lo que piensas, no importa lo que sea.
Cole negó con la cabeza sin saber qué decir. No estaba seguro de cómo se sentía al respecto. Estaba algo molesto, sí. Confundido, totalmente. Decepcionado, un poco. Incluso de alguna manera se sentía alegre por el hecho de tener una novia excepcional (visto desde cualquier ángulo).
—No lo sé, Rachel. —Evitó preguntar si tendría que llamarle Rocheleen después de eso. —No puedo descifrar ni siquiera mis propias emociones, mucho menos mis pensamientos. Es una mezcla de todo.
Rachel asintió, frunciendo sus gruesas cejas, un gesto que solía hacer cuando intentaba comprender las cosas.
Para Cole muchas cosas ya tenían sentido. Por ejemplo, el hecho de que cuando apenas se conocieron ella estaba tan sorprendida al ver el funcionamiento de un auto o la grabación de una película. Él nunca sospechó de mucho, qué inocente fue. Tenía todas las señales que pudieron haber mostrado que Rachel no era alguien exactamente ordinaria y aun así Cole estaba tan perdido por ella que ni siquiera lo notó.
Y a pesar de darse cuenta de esa larga mentira, él no podía estar del todo molesto con ella. Su obsesión por los superhéroes en la infancia fue algo que se quedó con él de alguna manera, incluso estaba esperando que Rachel le dijera algo así como que era una superheroína que combatía el mal cuando decía que iba de compras, pero nada de eso sucedió. De cualquier forma, Cole tenía que verlo con sus propios ojos.
—Bueno, sí me gustaría ver algo —Rachel dirigió su ansiosa mirada gris azulada hacia los ojos castaños de Cole—. Tus poderes y eso, ¿puedes mostrármelos? —el chico no pudo evitar que sus ojos se iluminaran ante la fantasía hecha realidad de conocer a una persona con poderes.
Rachel sonrió ampliamente, sintió un enorme alivio al ver que su novio se lo estaba tomando con calma. Sabía que cuando le contara el resto de su historia (que probablemente sería obligada a ir a la Tierra del Clan para competir por un lugar en el Clan Superior) nuevamente tendrían que repetir ese proceso. Pero prefería decírselo hasta después, cuando todos los sucesos de ese día estuvieran superados.
No emitió palabra, miró fijamente a los ojos de Cole. Hacía tiempo que no utilizaba sus habilidades, le era algo extraño sentir esa chispa en su interior. Levantó una de sus manos y extendió su palma vacía. Estaba bastante segura de que Cole esperaba que Rachel hiciera levitar algo o que volara, pero esas no eran las habilidades de su clan. Los dones que les fueron otorgados, al ser el Clan Luz uno de los más importantes y honestos, iban más allá de lo superficial, llegando justo al punto exacto donde podían ingeniárselas para entrar en la mente del resto de las personas. Gracias a ello, eran no solamente capaces de borrar o modificar la memoria, sino también hacerles ver cosas que realmente no estaban allí.
Movió lentamente sus dedos, sintiendo de nuevo esa adrenalina específica que solamente sentía cuando utilizaba sus habilidades incluso de manera mínima. Cole observaba atentamente, esperando que de la nada algo comenzara a volar, cosa que no sucedió como tal.
De la mano de Rachel comenzaron a aparecer pequeñas luciérnagas brillantes, formando un camino de luz alrededor de Cole. Por alguna razón que ella no alcanzaba a comprender, ese truco fue el primero que apareció en su mente cuando pensó en hacer una demostración de lo que podía hacer. Recordaba perfectamente había sido parte de sus entrenamientos cuando era niña. Para poder dominar todas las habilidades claramente se necesitaba práctica, por ello su profesora le enseñó las bases de la ilusión de esa manera: apareciendo luciérnagas, el insecto que representaba al Clan Luz.
—¿Tu poder es... aparecer insectos brillantes y voladores? —Cole preguntó dudoso, sonando algo decepcionado porque su novia no tuviera los poderes que se solían ver en la pantalla grande.
Rachel se carcajeó con fuerza, recordando cuán inocente a veces su novio podía ser.
—No, Cole. —Sonrió dulcemente. —Para empezar, estos insectos son luciérnagas, cariño. Es parte de lo que representa a mi clan, el Clan Luz —cerró su mano, deshaciendo la ilusión—. Y mi habilidad no es hacer que las luciérnagas aparezcan, en realidad puedo hacer que cualquier cosa aparezca y desaparezca, aunque nada de eso sería real, ya que mi específica habilidad es crear ilusiones. Podrás verlo, sentirlo, olerlo, saborearlo... pero en realidad es todo parte de un truco que me llevó años perfeccionar.
—Oh... —Cole hacía un gran esfuerzo por comprender el concepto del que ella hablaba. —Entonces, si tú quisieras, ¿podrías... no sé, un ejemplo... podrías hacer que quizás algún superhéroe... Batman tal vez... apareciera por aquí? —Sonrió apliamente ante su siguiente idea. —Uh, y que tal vez dijera algo como "Cole, eres el siguiente Robin".
La rubia miró con ternura a su novio. Al menos la molestia ya había desaparecido por un momento y había sido reemplazada por la energía habitual de Cole. Rachel podía hacer lo que Cole le pedía, pero las estrellas ya estaban en lo alto del cielo. Sus habilidades no serían suficientemente fuertes para crear una ilusión de aquel tamaño, sobre todo después de no haber practicado por años.
—Puedo hacerlo —aseguró. Se acercó a Cole hasta tomarlo de la mano. —Pero hoy no. Ya es de noche y mis habilidades pierden fuerza a estas horas. Estoy algo oxidada, Cole, pero no te imaginas el grandioso poder que tenía incluso siendo de noche. —La nostalgia asaltó sus sentimientos. —Y, por cierto, nosotros no lo llamamos "poderes". En realidad no sé por qué los Temporales lo llaman así, pero cualquiera que pertenezca a la Tierra del Clan les dirá habilidades o dones.
El castaño asintió sin comprender la razón del por qué no llamarlo poderes. No pidió nada más y besó dulcemente a Rachel. Con su mano libre acarició su mejilla mientras su novia lo rodeaba por el cuello con un brazo.
Para muchas personas un beso no significaba nada, quizás solamente una experiencia más de la noche. Pero para Cole ese beso significó todo: con ese inocente beso supo que la Rachel que tenía frente a él era la misma chica que había conocido cuatro años atrás, probablemente la chica más curiosa y enérgica que había conocido en su vida. Todas las inseguridades que había tenido minutos antes acerca de su amor o si todo ello era una mentira, se esfumaron por completo. Tenía la certeza de sus sentimientos por ella y eso era lo que más importaba.
Cole apenas estaba comprendiendo todo ese asunto de ser un "Temporal" y lo que significaba para el mundo en que su novia había sido criada. No sabía si en algún momento de su vida iba a terminar de creer todo eso, pero él deseaba con ansias saber todo acerca de la chica a la que amaba y ella estaba más que dispuesta a mostrárselo.
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