Los rayos del sol iluminaron la mañana siguiente dando paso a un radiante día después de una noche ajetreada por la luna de sangre, en la vivienda de la doctora Ana todo era silencio, la noche había terminado de ser apacible, el bebé había dormido tranquilamente levantándose solo cuando tenía hambre, ella lo alimento encantada de la vida.

Pero ahora era otra historia, había llegado el día y con él sus responsabilidades, ¿qué haría con el pequeño cachorro?, Debía ir al centro de salud a monitorear al paciente que aún tenía allí, además de hacer una visita a la casa principal del jefe de la manada para hacerle un control al bebé Suppasit.

Aún no había llegado el momento de hacer conocida la presencia de su pequeño Kanawut, si lo hacía en esos momentos todos comenzarían a sospechar y sabrían que era un niño nacido en luna de sangre y por ende le colocarían la etiqueta de niño maldito, ella no quería eso para su cachorro que ahora estaba despierto reclamando su atención.

—Bebé, ¿qué haré contigo?—, hablo en voz alta mientras lo cargaba y le daba su leche —Eres un hermoso bebé muy tranquilo pero no puedo dejarte solo en casa—. Así que tomando una decisión llamo a Gaby, la enfermera que trabajaba con ella.

Tendría que confiarle su secreto, confiar que la ayudaría a mantener a salvo al pequeño, le saco los gases al bebé y lo acostó nuevamente entre las almohadas, tomo una respiración profunda antes de agarrar el teléfono y marcarle a su amiga.

—Hola—. Escucho la voz adormilada desde el otro lado de la línea.

—Gaby sé que es temprano para llamarte, sobre todo porque te quedaste casi toda la noche en el centro de salud, pero necesito tu ayuda...

— ¿Mi ayuda?, ¿para qué?

—No es algo que te pueda decir por teléfono, necesito que vengas a mi casa, sé que es mucho pedir pero no lo haría si de verdad no necesitará ayuda—. Le pidió nuevamente tratando de convencerla.

—Está bien, deja que le prepare el desayuno a mi esposo y cachorros... En aproximadamente una hora estoy allá—, dijo la mujer mirando el reloj de la mesa de noche aun algo adormilada.

—Te lo agradezco, no sabes lo aliviada que estoy de que vayas a venir...

—Olvídalo, nunca me pides nada y lo que sea que te esté pasando tiene que ser muy importante como para que me llamaras, no te preocupes.

Con esas últimas palabras se terminó la llamada telefónica, Ana estaba aliviada de que la mujer hubiese accedido a ir a su casa sin muchas explicaciones, pero no podía decirle nada por el teléfono, su enfermera estaba en casa con su esposo y con el oído desarrollado que ellos tenían se enteraría de todo en un abrir y cerrar de ojos, a veces odiaba esa parte de su especie, no podían hablar de cualquier cosa sin que los demás se enteraran.

Por eso vivía un poco alejada del centro de lo que era el pueblo en sí y había mandado a insonorizar las paredes de su casa, amaba su privacidad y en esos momentos estaba agradecida de que así fuera para poder proteger al pequeño pelinegro que ahora formaría parte de su vida, ese niño sería un Traipipattanapong como ella, solo debía esperar por lo menos dos días más.

Una hora después como su amiga había dicho el timbre de su casa comenzó a sonar, se apresuró abrir la puerta —Espero que lo tengas que decir sea bueno, mira que he perdido varias horas de sueño por ti—. Fue lo primero que dijo Gaby al entrar a la casa.

— ¡Ya me disculpé!, Y sabes que si no fuera importante jamás te hubiera llamado... — Y como si fuera una señal el pequeño Kanawut comenzó a llorar.

— ¿Que fue eso? ¿Tienes un bebé en casa?

— ¡Sorpresa!, Esa es la razón por la que te llame, acompáñame—. La condujo hasta la habitación en donde Gaby se quedó embelesada viendo al bebé.

—Bien, quiero toda la historia—. Se acercó para cargar al cachorro.

Inmediatamente Ana comenzó a explicarle todo lo que había sucedido la noche anterior, incluyendo el rayo de luna roja que había cubierto al recién nacido cuando entono su suplica al cielo, dejando completamente asombrada a su amiga.

— ¿Sabes lo que implica que este niño haya nacido en luna roja verdad?

—Por supuesto que lo sé, por eso te llamé...Nadie se puede enterar... Lo he pensado mucho y lo mejor es que me vaya a visitar a una prima que vive en la ciudad.... Ella es humana completamente... Me iré por unos meses, cuando regrese lo haré con el cachorro, así va a ser más fácil mentir sobre su nacimiento.

—Veo que ya tienes todo planeado.

—Ni tanto, esa es una idea loca que se me acaba de ocurrir... Te llamé porque necesito que te quedes con él por algunas horas, debo ir al centro médico a ver cómo está nuestro herido y después a la casa del alfa para hacerle el control a su omega y al bebé.

—Está bien, yo me puedo quedar con el niño... Pero tengo algo que decirte... Tu plan está perfecto hasta cierto punto, se te ha pasado un pequeño detalle...

— ¿Cuál?

—Si te vas unos meses, vas a dejar la manada sin doctor y no creo que nuestro alfa vaya a permitir tal cosa...

—Eso está cubierto, mañana llega Lance... Él es un miembro de la manada que acaba de terminar contrato con el hospital central, ya es tiempo de que regrese con su pueblo y teníamos previsto que ambos nos íbamos hacer cargo del centro de salud, así que no dejaré a la manada descuidada, todo está cubierto.

—Siendo así, te deseo suerte para cuando vayas a ver al alfa... Aunque creo que primero deberías tomar un baño para sacarte de encima el olor a pañales y leche de fórmula, no queremos que comiencen hacer preguntas antes de tiempo.

La doctora siguió el consejo de su amiga, se metió a bañar asegurándose de dejar fuera de sí cualquier olor que la pudiera incriminar, se fue de la casa sin acercarse al pequeño, su primera parada fue el centro de salud, de allí salió con una sonrisa satisfecha porque su paciente ya estaba completamente curado, sus poderes curativos habían hecho su magia y estaba como si nada le hubiera pasado.

De allí se fue a casa del alfa, en donde antes de entrar fue revisada por los guardias para luego ser conducida a los aposentos de la pareja, en donde pudo ver una imagen muy tierna, el pequeño Suppasit estaba pegado al pecho de su papi alimentándose, mientras que el alfa estaba al lado de su omega asegurándose que estuviera completamente cómodo.

Lo cual le hizo pensar en la omega que había enterrado en el patio de su casa, ¿quién sería su familia?, ¿cómo había llegado a su puerta? y lo más importante ¿quién la había atacado?, muchas preguntas que quizás no tendrían respuesta, no podía revelar lo que sabía porque eso le traería consecuencias al pequeño que estaba en su casa.

—Buenos días, ¿cómo está el pequeño Suppasit hoy?

—Hambriento—, contesto el omega tomando al bebé para sacarle los gases —Se levanta cada pocas horas para comer.

—Eso es normal, quiere decir que está completamente sano, pero de todos modos vine a revisarlos

Se ocupó de su trabajo y en veinte minutos había terminado con su labor, por eso antes de irse pidió hablar con el alfa, el cual despegándose de su omega la condujo hacia su oficina.

—Bueno doctora, usted dirá que necesita hablara conmigo.

—Como sabe mañana llega Lance para trabajar conmigo en el centro de salud y habíamos quedado que podía ir a visitar a mi familia a la ciudad, solo quería decirle que me iré mañana en la tarde, se le ha presentado un problema a mi prima y necesita ayuda médica—. Lo último era una mentira pero el alfa no tenía por qué saberlo — En la mañana le mostraré las instalaciones a Lance, contestaré sus preguntas y lo dejaré en manos de Gaby, ella sabe en dónde está todo y conoce muy bien el funcionamiento de las cosas.

—Me toma un poco desprevenido que quieras irte así de rápido, pero entiendo que se trata de la familia, no tengo ningún problema con ello, además no creo que vayamos a tener muchos problemas médicos en su ausencia ¿por cuánto tiempo se va?

—No lo sé, lo suficiente para asegurarme que mi prima este bien... Pero me mantendré en contacto no los abandonaré por completo, si me necesitan aquí estaré a la brevedad posible, tampoco es que me voy muy lejos.

—Lo sé, pero me siento más seguro confiándole la salud de mi familia.

—Si quiere puedo programar una visita cada dos semanas para ver cómo siguen las cosas, no creo que haga falta, pero por su tranquilidad puedo hacer eso.

—Estaría muy agradecido si hiciera tal cosa...— No pudo seguir hablando porque fue interrumpido por la llegada de uno de sus guardias.

—Alfa traigo noticias y no son buenas...

—Doctora Ana creo que ya hemos terminado aquí, estoy de acuerdo con todo lo hablado, no hay problema que se vaya mañana en la tarde.

Con eso la mujer fue despedida del despacho, sintiendo la intriga de que podría estar pasando con la manada, no podía ser nada bueno desde que ese hombre hubiera entrado de esa manera tan intempestiva a la oficina del alfa.

Y tenía razón de estar preocupada, pues las noticias que llevaba aquel hombre no presagiaban nada bueno —Joel... ¿Qué sucede?, ¿porque vienes así de agitado?

—Nos acaban de avisar que anoche en la manada vecina hubo un ataque, varios cambia formas llegaron de manera intempestiva y comenzaron hacer de las suyas, según los rumores se cree que es el grupo de rebeldes que fueron desterrados en la última reunión de todas las manadas y que también fueron los mismos que intentaron atacarnos la noche anterior.

— ¡No puede ser!, esos tipos no se rinden ¿algún herido?

—Varios, pero lo más preocupante es que la omega del alfa está desaparecida... Ella estaba embarazada, aún le faltaban dos semanas para dar a luz a su segundo hijo, los rastreadores la han buscado pero no dan con su paradero, la última pista que tienen es que se dirigía hacia acá, pero de allí pierden el rastro... Lo que buscan es su cuerpo, porque el alfa está sufriendo los embates de un lazo roto...

—Entiendo... la omega está muerta, esto debió de ser un golpe fuerte para el alfa, pero si se dirigía hacia acá por el bosque y estaba herida lo más probable es que los animales hayan hecho de la suyas, no creo que podamos hacer nada.

—Eso mismo les dije, pero igual insisten que los ayudemos a buscar, quieren por lo menos darle sepultura a la omega del alfa como se debe.

—Está bien, designa algunos hombres y que vayan al bosque a ver qué encuentran, también quiero que incrementes la seguridad alrededor de la manada, estamos en un momento vulnerable no podemos permitir que esos rebeldes se acerquen a nuestro territorio ya bastante tenemos con nuestros propios detractores.

—Sus órdenes serán cumplidas inmediatamente.

Tras la partida de su subordinado el alfa se dejó caer en su silla agotado, esa noticia no había sido de su agrado, así como fue atacada la manada vecina, ellos corrían el mismo riesgo, muchos de los rebeldes alguna vez habían estado bajo su mando y los habían desterrado porque no congeniaban con las ideas modernas de llevar a su pueblo al siglo 21 y comenzar a mezclarse más entre los humanos.

Estos rebeldes eran unos supremacistas que creían que debían mantener su raza pura, que no necesitaban de los humanos para sobrevivir, que se debía seguir viviendo apartados de todos, lo cual llamaría más la atención y tarde o temprano descubrían su secreto, por eso él era uno de los partidarios de mezclarse, solo esperaba que para cuando su pequeño Suppasit asumiera el liderato de la manada ya hubiera logrado la mayoría de sus objetivos, quería que a su hijo solo le tocará mantener su legado y encontrar un omega que lo hiciera feliz y que gobernará a su lado.

Lo que no sabía el alfa es que la madre luna ya había conspirado y comenzado a mover los hilos del destino, el futuro de Suppasit ya estaba trazado, su omega destinado ya había nacido y ambos estaban llamados a la grandeza, sus nombres serían reconocidos por todas las manadas, serían los líderes absolutos de todos los cambia formas, ellos eran especiales y así lo descubrirían sus padres a medida que estos crecieran.

¿Podrá Ana ocultar la existencia de Kanawut por mucho tiempo? 🤔🤔