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Capitulo 19

Al día siguiente todos los omegas se levantaron temprano, era el gran día, por fin conocerían al lobo de su futuro líder y estaban seguros que también sellaría el trato con su destinado; esa mañana Gulf regreso a su casa con su hermana, mientras Earth se había ido a la suya propia, debía ayudar a su papi a tener todo listo para esa noche.

La programación para ese día ya estaba definida, a primera hora de la mañana Suppasit había tenido un desayuno junto a sus padres, le mando un mensaje a su novio deseándole buenos días y se fue a su habitación, la tradición mandaba que debía pasar las horas previas a la noche en un estado de meditación, haciéndose uno con su lobo.

El cual comenzaría a emerger en el fondo de su mente haciéndole saber su presencia, su parte animal iba a ir despertando poco a poco y con ella nuevos instintos que antes no había sentido, prueba de ello era que su visión se estaba haciendo más nítida, apreciaba mejor los detalles de los objetos, su oído también estaba más desarrollado, los cambios estaban comenzando.

Por su parte Kanawut estaba pasando por algo similar, sus padres apenas lo vieron traspasar la puerta, lo abrazaron y lo llevaron con ellos al comedor para que tuviera un abundante desayuno, a su manera estaban siguiendo la tradición, porque tal cómo había sucedido con el futuro alfa, enviaron a su hijo a su habitación, su argumento fue que él y Mew eran destinados, por ello esa noche también sería su presentación, la madre luna había hablado, faltaba poco para que se convirtieran en uno.

Lo cual había puesto un poco nervioso a Gulf, pues su madre tenía razón, desde que se había levantado se sentía raro, era como un extraño hormigueo debajo de su piel, sus instintos estaban agudizados y a esas horas de la mañana su olor a caramelo se había hecho un poco más nítido, aunque intentaba mantenerlo a raya, no quería llamar la atención, necesitaba a su alfa pero no lo vería hasta que llegara la tarde y todos se reunieran para el banquete de presentación y posterior salida al claro del bosque en donde se llevaría a cabo la primera presentación del alfa.

Todo estaba saliendo tal y como se había planeado, la programación del día se estaba cumpliendo al pie de la letra, aunque se podía sentir cierta tensión en el ambiente, era como si estuvieran viviendo la calma antes de la tormenta, la seguridad de la manada había sido reforzada, nada podía salir mal ese día.

A eso de las dos de la tarde la puerta de la habitación del joven omega fue tocada—Adelante—, dijo este desde adentro, sabía muy bien quién era, su olor a pino lo delataba fácilmente.

—Hola hermanito... Vine por ti —, hablo Kao asomando la cabeza.

— ¿Por mí?—, pregunto confundido Gulf, hasta donde tenía entendido él no saldría de allí en todo el día hasta que llegara el momento de ir con su familia al recinto alfa.

—Si vine por ti, el alfa Max me ha enviado para acompañarte a un lugar.

— ¿Porque?

—No lo sé, solo dijeron que debía venir por ti... Mamá Ana está al tanto y estuvo de acuerdo siempre y cuando yo fuera contigo, según ella las cosas son un poco delicadas por tu eminente celo y necesitas un protector.

—Bueno si tengo el permiso de mamá, vayámonos

Se levantó de la cama y se colocó los zapatos, para luego seguir a su hermano mayor adoptivo fuera de la casa, no sin antes recibir una oración protectora de su abuela, que más que oración fue un pequeño hechizo para enmascarar su olor y que no llamara la atención de los alfas que estaban alrededor del pueblo.

Caminaron por el pueblo ante la mirada de todos, sabían que él iba a ser el compañero del alfa, así que de manera callada los dejaron seguir su camino, llegaron a la casa del alfa en donde lo estaban esperando en la entrada, Max, Tul y por supuesto Mew.

—Hola cariño que bueno es verte—. Se acercó Tul a darle un abrazo a Gulf recibiendo un gruñido de parte de su propio hijo. —Tú quédate tranquilo, yo solo estoy saludando a mi yerno—. Lo regaño haciendo que esté se encogiera en su lugar. —Perdona al tonto de mi hijo, pero es que ya está comenzando los cambios—. Le dio un beso en la mejilla al pelinegro y lo empujó hacia sus brazos.

—Hola amor—. Saludo Mew llevando su nariz al cuello de su novio, quería sentir ese agradable olor a caramelo que tanto le gustaba, necesitaba sentirlo cerca.

—Hola, no pensé verte tan temprano... ¿Porque me mandaron a llamar?

—Esa respuesta la tengo yo—, hablo ahora Max haciendo que los jóvenes se separaran y le prestarán atención —Como saben, es muy probable que hoy ustedes den el siguiente paso en su relación, se pueden convertir en uno, después de todo son destinados y por ello Tul y yo hemos decidido que es momento de darles un regalo.

— ¿Regalo?—, pregunto confundido Mew.

—Si un regalo, uno que el papá de Max nos hizo en su momento—. Prosiguió Tul —Caminen con nosotros.

Avanzaron unos metros más hasta entrar a un camino que los llevaba a un pequeño claro, en donde sus ojos se abrieron de par en par, allí frente a ellos había una hermosa casa, rodeada de la basta vegetación de la cual era característica su manada.

—Esta fue la primera casa que Max y yo tuvimos, el anterior alfa Joncheveevat no las regalo cuando íbamos a consumar nuestro apareamiento, aquí fuimos felices hasta que tuvimos que asumir el liderato de la manada—. Les dijo Tul con una sonrisa, recibiendo un abrazo de Max.

—Ahora es de ustedes, está noche cuando llegue el momento de consumar su unión quiero que vengan aquí, por eso el claro que hemos escogido es el que está a tan solo unos metros de distancia, está será la casa en donde comenzarán su vida en pareja—. Prosiguió Max dejando a los chicos sorprendidos, quienes sin más se lanzaron a abrazarlos.

Kao solo podía observar a la distancia la escena, como le hubiese gustado vivir una experiencia parecida con sus padres, los extrañaba, pero igual estaba feliz por su pequeño hermanito, se merecía eso y más, en esos tres años que había convivido con ellos se había dado cuenta que ese par se amaba y estaban destinados a estar juntos.

Entraron a la casa e hicieron un pequeño recorrido, se notaba que había sido renovada recientemente, lo cual los hacia felices, era una buena forma de comenzar su vida en pareja, luego del recorrido regresaron al pueblo en donde acompañaron al omega a su hogar, pues Mew no quería separarse de él, lo quería consigo.

—Amor, mientras más rápido te vayas más pronto estaremos juntos nuevamente... Solo faltan dos horas para que dé inicio tu banquete de presentación, te prometo que me pondré muy guapo para ti y ni te darás cuenta que estuvimos separados—, dijo Gulf intentando que se fuera con sus padres, él también estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para dejar ir a su alfa, su instinto le decía que debía retenerlo, además de que estaba empezando a sentir una pequeña humedad en su parte trasera.

—Me lo prometes...

—Sí, te lo prometo—. Le dio un pequeño beso en los labios como incentivo.

Después de un abrazo y dos besos más, el pronto a ser alfa por fin se unió a sus padres y se fue a su casa, su novio tenía razón se verían en poco tiempo y después de allí nadie los separaría estarían juntos para siempre, esa noche lo marcaría como suyo.

— ¿Cómo te fue? —, pregunto Ana recibiendo a sus hijos.

— ¿Ustedes lo sabían?—. Le devolvió la pregunta el pelinegro.

— ¿Sabían que nos regalarían una casa?

—Así es, esa era su sorpresa y no queríamos arruinarla... Piénsalo, estos primeros días de apareamiento van a ser de ustedes, no van a querer separarse para nada, te lo digo por experiencia, que mejor que tener su propio espacio—. Sonrió la mujer mientras le acariciaba el rostro.

—Lo se mamá, es solo que... Se siente tan extraño, hemos esperado este momento por tanto tiempo y ahora tengo miedo—, dijo el chico a la mujer con un puchero.

—Eso es normal hijo, siempre hay nervios para el primer celo—. Lo tomo se su rostro —Todo va estar bien, tus instintos te guiarán y sabrás que hacer, no tienes de que preocuparte—. Lo beso en la frente para luego abrazarlo.

—Eso es verdad hermanito—. Intervino ahora Amaia —Y de todos modos, no será la primera vez que veas a Mew desnudo, estoy segura de que antes ya se han visto—. Para luego añadir con sonrisa pícara su comentario de color.

— ¡Amaia!—. La llamo Lance, esas eran cosas que él prefería olvidar, no quería pensar en su hijo teniendo relaciones sexuales con otro mocoso que ya conocía desde bebé —A veces no sé qué hacer contigo niña, tus comentarios nunca son normales.

—Pero así me quieres—. Se abrazó a la cintura de su padre la adolescente.

—Sí, así te quiero mi pequeña traviesa—. Beso sus cabellos para luego tomar el brazo de Kao y unirlos en un abrazo familiar, de esa manera iniciaba una nueva etapa de su vida en familia.

Luego de el emotivo momento familiar Gulf se fue a su habitación y comenzó a prepararse para esa noche, quería verse hermoso para su alfa, quería estar a la altura de las circunstancias, tenía que verse espectacular; unos minutos antes de que tuvieran que salir de la casa, su abuela fue la que ingreso a la habitación.

—Cariño estás hermoso y pensar que hace tan solo unos años era un bebé hermoso—. Lo tomo de las manos para verlo mejor.

Se había puesto algo ligero que fuera fácil de quitarse, por si llegaba a pasar algo durante la presentación de su novio, su madre era quien lo había ayudado a escoger su ropa, estaba algo nervioso pero decidido a encontrarse con su novio, le regaló una sonrisa a su abuela para borrarla rápidamente cuando esta se quedó sería y sus ojos cambiaron a rojo.

"Está noche la luna dará su señal, lo sabrás cuando lo veas, debes seguir sus indicaciones, ella te guiará hasta tu destino, así todos sabrán que son sus elegidos"

Gulf solo la escucho atentamente para luego sentarla en una silla dejando que se repusiera del agotamiento de energía que le había provocado ese nuevo trance, ahora solo debía esperar esa señal y dejarse llevar.

Por su parte Mew también ya estaba listo para enfrentar a todo el mundo, solo esperaba que llegara su novio, quería dar la imagen correcta, debía alejar a todas las omegas que se creían con la oportunidad de estar con él, esa noche solo había una sola persona en su campo de visión, su hermoso omega con olor a caramelo que lo tenía comiendo en la palma de su mano desde que eran niños.

Acomodó su cabello una vez más y salió a la sala para sentarse con sus padres a la espera de su pronto a ser pareja —Ya estoy listo —. Les dijo sentándose al lado de su papi y su hermano.

—Te ves bien—, dijo Earth abrazándose a su torso.


—Gracias renacuajo, ya a ti te quedan dos años para que te presentes también—. Le beso el pelo.

—Ni me lo recuerdes—. Se separó con un puchero —Yo no quiero que llegue ese día, yo quiero seguir siendo un niño—. Se cruzó de brazos.

—Hay hermanito, esa es nuestra naturaleza... Todos en algún momento tenemos que crecer, ¿Acaso no quieres ser el omega de Kao?—. Le pregunto con una sonrisa metiéndose con su pequeño hermano.

—No, yo quiero ser un niño para siempre así como Peter Pan... Tu mejor que nadie sabes que lo de Kao solo es un juego, para él yo soy como su hermanito—. Suspiro el pequeño omega, no lo quería admitir pero ese alfa con olor a pino fresco se había ganado un lugar en su corazón desde que su ocurrente amiga se lo había regalado, pero él había crecido y entendido como eran las cosas, él no era tan ingenuo como todos pensaban.

—Lo sé, pero sino es él será otro...algún día un alfa va a llegar a tu vida...

— ¡Eso nunca!—, exclamó Max horrorizado —Mi pequeño niño jamás abandonará está casa, se quedará con nosotros para siempre—. Agarro a Earth en un abrazo.

—Hay Max como lo dice Mew, es ley de vida... Algún día nuestro pequeño también abandonara nuestro nido—. Se abrazó a los hombros de su alfa y le dio un beso en la mejilla cuando escucharon el sonido de la puerta, los Traipipattanapong habían llegado.

Ambas familias estaban listas, el resto de la manada también ya estaba en el claro del bosque distribuidos en las distintas mesas en donde se estaría llevando el banquete de la tarde, todos esperarían la aparición de la luna para que así diera el comienzo a la presentación de su nuevo alfa.

La noticia de la presentación del futuro alfa de la manada Joncheveevat había llegado a oídos de Apiwat Noppakao, quien había recibido la información tranquilamente aunque le había dado mucho que pensar, era una oportunidad de oro para atacar, era un momento vulnerable y al mismo tiempo más alerta.

Por ello había mandado a un espía de su confianza para que le diera detalle de lo que sucedería esa noche, tenía que pensar muy bien sus movimientos, hasta ahora las cosas le estaban saliendo a pedir de boca, no podía equivocarse, debía pisar con paso firme para conseguir su victoria.

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