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Capitulo 17

Tres años más pasaron, la manada se había mantenido en una relativa calma, Kao se había adaptado a su nueva realidad, le gustaba ser el hermano mayor de esos dos locos omegas hijos de los doctores que le habían abierto las puertas de su casa, había aprendido mucho en ese tiempo, ya hasta llamaba abuela a la anciana Anthika.

Su noviazgo de mentiras con Earth iba viento en popa, el chico seguía siendo igual de inocente que el primer día que lo conoció, pero los años lo habían hecho más maduro y había entendido que todo era un juego el cual no le importaba seguir, sobre todo porque con ello había logrado que muchas omegas se mantuvieran alejadas de su persona.

También había encontrado su lugar en la manada, después de haberlo perdido todo, se dio cuenta que tenía que hacer algo para ayudar, comenzó formando parte de la casa hogar que había fundado Tul Joncheveevat, era una cara amiga para su gente que se había refugiado allí y junto a Val otra omega de su manada que se había ofrecido como voluntaria, habían logrado que los pocos sobrevivientes de la manada Noppakao se integrarán a su nuevo hogar.

Pero al cabo de un tiempo tuvo que dejar ese puesto, pues el alfa Max lo había llamado a sus filas convirtiéndolo en la mano derecha de su hijo Mew, con el cual aún tenía un poco de recelo, no le gustaba que estuviera muy cerca de Gulf; había achacado esos sentimientos a qué se sentía responsable del otro pelinegro, como si de verdad fuera su hermano mayor.

Cuando exteriorizaba ese sentimiento en casa, la anciana Anthika solía decirle, "eres su hermano, es normal que lo celes cuando lo ves con su novio, que hermano mayor no es celoso con sus hermanitos"; esas palabras siempre le habían calado hondo en el corazón, se sentía que pertenecía, que estaba en el lugar indicado.

No iba a negar que al principio todo se sintió raro, pero las cosas cayeron en su sitio, como si siempre estuvo destinado a estar allí, incluso se empezó a llevar bien con el futuro alfa de la manada cuando no estaba cerca de Gulf, había aprendido que era un buen joven, centrado y con muchas ganas de aprender, no dudaba que cuando llegara su momento iba a ser un alfa bondadoso y justo para su gente.

Definitivamente haber tomado aquel camino en el bosque lo había llevado a una nueva realidad que era mucho mejor de lo que antes había conocido y no era que su padre no intento hacerlo feliz, porque lo hizo, hizo lo que pudo a pesar de que estaba roto por dentro, por eso siempre iba a llevar en su memoria el recuerdo del mejor hombre que había conocido y que hizo lo mejor por el bienestar de su hijo.

Hay que mencionar que en ese tiempo Apiwat no se había mantenido silente, pues el hombre había seguido su labor en la conquista de territorios, incluso ya había conseguido algunos aliados en las manadas del oeste, allí también habían cambia formas supremacistas de la raza que querían unirse a la causa.

Pero primero debía hacerse cargo de todo el territorio del este y para eso ya había conseguido exterminar cuatro manadas más en lo que iba de ese lapso de tiempo, seguía usando el factor sorpresa como su mejor aliado, su querido Supawit era toda una bendición en ese frente, sus hechizos siempre eran los más acertados y conseguían salir airosos en sus batallas.

Solo hubo una manada que le fue esquiva en su plan de conquista, la manada Tanapon había escapado de ser barrida por completo gracias a qué combatieron fuego contra fuego, ellos eran la manada que más estaba compenetrada con los humanos y por ello la mayoría de sus hombres eran cambia formas que habían tenido una carrera militar, brindándole una capa más de seguridad, tenían hombres experimentados incluyendo a su alfa que sabían resolver las cosas en una crisis.

No haber podido hacer nada durante ese ataque tenía un poco molesto a Apiwat Noppakao

—No me puedo creer que el mocoso ese haya podido acabar con una veintena de mis hombres, tenemos que planear un nuevo ataque—. Caminaba alrededor de su sala de mando.

—Mi señor quédese tranquilo, esa fuerza no les durará mucho... Nadie sobrevive a tu poder, si quiere puedo hablar con mi otro señor y conseguirle ayuda... Puedo ofrecer parte de mí...

— ¡No!, no quiero que hables con tu otro señor... Este problema puedo resolverlo yo mismo—. Tomo al hechicero de ambas mejillas —Escúchame bien, nada de estar ofreciendo sacrificios a tu señor, bastantes has hecho ya, te necesito a mi lado... Si no estás ¿quién va a disfrutar conmigo mi reinado?—. El hombre lo beso con todo lo que tenía.

Él amaba a Supawit, ese hermoso hechicero había llegado a su vida en el momento que más lo necesitaba, él era el primero que había creído en su causa, se había mantenido a su lado a pesar de las adversidades y del desprecio de su propia familia, ese hombre era su vida entera, no podía permitir que siguiera sacrificando parte de si para que el consiguiera su venganza.

—Está bien, no haré nada pero me siento impotente cuando las cosas no salen como las planeaste—. Se abrazó a su cintura el hechicero, únicamente en la soledad de su habitación se permitía esa clase de demostraciones de afecto.

—Solo fue un revés, acuérdate que tenemos un objetivo más grande... los Joncheveevat, tenemos que acabar con la cabeza de las manadas del este de una vez por todas, si Max cree que no me he dado cuenta de todo lo que ha estado haciendo estos años, está muy equivocado, yo estoy más que preparado para sorprenderlo en el momento que menos lo espere—. Se rió el hombre desquiciadamente para luego darle otro beso a su pareja, ya tenía un nuevo plan en mente y pronto lo iba a poner en marcha.

Max Joncheveevat no se había quedado con los brazos cruzados en esos años se había asegurado de capacitar a sus hombres en todas la artes de pelea posible, habían creado una red de comunicación con las otras manadas que eran regidas por el consejo del este y de esa manera era que estaban ganando terreno en la lucha contra los rebeldes.

Lo que había sucedido en la manada Tanapon no era causalidad, Perth el joven alfa de 25 años era un egresado de la academia militar que había asumido el liderato de la manada luego de que su padre muriera por envenenamiento con hierva altamente peligrosas para su especie, según sus investigaciones habían logrado dar con el culpable y como se lo temían, Apiwat tenía su mano metida en todo aquello.

Su objetivo era debilitar la manada sacando de la ecuación a su líder, pero con lo que no contó fue con que la mayoría de los habitantes de ese pueblo estaba capacitados en el combate cuerpo a cuerpo sin necesidad de transformarse en sus formas lobunas, además de poder manejar muy bien las armas de fuego.

De hecho varios representantes de la manada Tanapon habían sido los llamados para entrenar a sus propios hombres, no era tonto, sabía que ellos necesitaban un entrenamiento especial si quería estar preparado para cualquier eventualidad, incluso su hijo había formado parte de todo aquello y ni siquiera tuvo la necesidad de pedírselo u ordenárselo, el mismo se ofreció porque sabía que debía defender a su pueblo.

Otra cosa que lo sorprendió de sobremanera fue que Kao también se hubiera sumado a los entrenamientos, desde que lo había convertido en la mano derecha del castaño había visto un gran cambio en él, no se extrañaría si al darle las riendas de la manada a Mew este se convirtiera rápidamente en su Beta; el que fuera el alfa de la manada Noppakao estaba destinado a ser el segundo al mando de los Joncheveevat.

Pero no solo el entrenamiento militar había sido su prioridad en ese tiempo, también se habían preocupado de crear planes de evacuación para los miembros de la manada no combatientes, ampliaron su centro de salud llenándolo de la mejor tecnología y se encargaron de capacitar a más personal que estuviera listo para cualquier eventualidad.

Además de crear y abastecer refugios bajo tierra, su prioridad era la supervivencia, no les importaba la manera que fuera, debían garantizar que la manada Joncheveevat y sus aliados no terminarán exterminados como algunas de las otras manadas cuyos alfas no quisieron acatar los consejos o se vieron tomados por sorpresa.

Y así como el enemigo tenía comunicación con algunos miembros de la manada del oeste, ellos también habían entablado un intercambio de inteligencia con el líder del consejo de ese lado del charco, el alfa Thitiwat ya los había puesto al tanto de que habían acabado con unos laboratorios en donde buscaban potenciar sus habilidades como cambia formas.

Sin embargo, no habían podido atrapar a todos y entre los expedientes que lograron recuperar se dieron cuenta que habían cambia formas que no pertenecían o pertenecieron a alguna manda del oeste, por ende no descartaban la posibilidad de que algunos de ellos formarán parte de los hombres de Apiwat.

Había un camino largo por recorrer, estaban dando los pasos en la dirección correcta y la madre luna estaba guiando cada uno de ellos, sobre todo ahora que se acercaba el momento de que alfa y omega cumplieran los 18 años y se presentarán.

Mew y Gulf ya estaban viviendo los primeros indicios de su celo eminente, conforme se acercaba la fecha de cumpleaños del alfa este se iba poniendo cada vez más posesivo, ya no dejaba que su omega pasará tiempo con sus otros amigos, incluso le molestaba cuando su propio hermano se abrazaba a la cintura de su novio.

No obstante, la posesividad no iba en un solo sentido, pues Gulf también se había vuelto más meloso con el alfa y lo alejaba de cualquier omega que se atreviera siquiera a mirarlo, en definitiva estaban listos para dar el siguiente pasó, por ello Ana no había escatimado en darles charlas anticonceptivas y de cuidados durante el celo.

La mujer había ido más allá de lo posible, no confiaba que en medio de su primer celo alguno de ellos recordara que debían usar condón, preocupación que no era solo de ella y Lance, sino también de los Joncheveevat y así se lo hizo saber Tul una tarde.

Inicio Flashback

—Te sentirás extraña de que haya venido hasta el centro de salud a verte, pero es que tengo una inquietud desde hace unos meses—. Comenzó hablar el hombre luego de recibir el café que Ana le sirvió.

—La verdad es que si, no es normal que vengas por estos rumbos pero tú dirás ¿en qué te puedo ayudar?

—Como sabes nuestros chicos están pronto a presentarse, solo tiene un día de diferencia en su nacimiento, pero estoy seguro que a tu Gulf se le adelantará cuando Mew entre en celo, son destinados es normal que se sincronicen para estás cosas...

—Entiendo todo eso, yo mejor que nadie sé que para los destinados es normal compartir su celo, pero no entiendo a dónde quieres llegar—. Lo interrumpió Ana algo incómoda, por supuesto que iban a entrar en celo el mismo día y no porque se les sincronizará, sino porque habían nacido en la misma fecha.

—Lo que me preocupa es que por ser su primera vez, van estar cegados por las feromonas, ninguno de ellos va coordinar bien sus pensamientos y estoy seguro que van olvidar usar protección... No lo sé tú, pero yo creo que es muy pronto para que ellos tengan su primer cachorro, aún Mew ni siquiera ha asumido el liderato de la manada y sé muy bien que ellos tienen planes de seguir estudiando.

—Tienes razón, yo también había estado dándole vueltas a ello desde hace algún tiempo y he llegado a la conclusión de que debo colocarle un método anticonceptivo alternativo a mi hijo, solo que aún no sé cuál.

—Qué bueno que estamos en la misma página entonces, aún somos demasiado jóvenes para ser abuelos.

Fin Flashback

Y así fue como Ana termino confiando en las plantas medicinales de su abuela, la mujer tenía un brebaje para todo y hasta ahora no había fallado nunca, desde su conversación con Tul había comenzado a suministrarle semanalmente un taza del dichoso brebaje que no afectaba las funciones básicas del celo y tenía una buena efectividad si era suministrado de la manera correcta.

Lamentablemente en el tema del control de la natalidad en los cambia formas no estaban muy avanzados, con el único método que podrían contar de manera certera para prevenir un embarazo eran los condones alfa y muchas veces estos quedaban en segundo plano cuando los aromas del celo hacían de la suya, en esos momentos en todo lo que pensaban era en reclamar a su omega y complacerlo de la manera que necesitaban.

Todo se estaba moviendo rápidamente, en poco tiempo una parte de la leyenda de la luna sería cumplida, marcando así el inicio de una nueva era en donde las manadas de los cambia formas debían irse adaptando para lograr la armonía total con sus semejantes.

El celo se acerca...

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