Capitulo 13
La casa Rathavit estaba siendo ampliada y habían muchas habitaciones vacías por el lado donde quedaba el baño, las cuales Mew descubrió sin querer, pero que le dieron una idea de a dónde podía llevar a su novio y robarle los besos que había estado queriendo darle desde que lo había visto al principio de la noche, una de las ventajas del sitio que había encontrado era que estaba insonorizado, se podía oír el ruido del exterior pero lo que pasaba allí adentro no se escuchaba afuera.
Ya lo había probado y estaba satisfecho con los resultados, no sabía cómo habían conseguido eso los Rathavit pero le servía para sus planes, porque no quería que ninguno de los estúpidos alfas escucharan ninguno de los gemidos de su omega, estaba dispuesto a sacarle muchos de esos a su novio esa noche, tomaría la palabra de su suegra y su cuñada, usaría esos sobrecitos que les habían dado.
— ¡Mew!, ¿qué hacemos aquí?—, pregunto el pelinegro sorprendido mientras observaba todo a su alrededor.
Era una habitación simple con acabados de madera que contaba con un sofá, unos libreros y unos ventanales que en ese momento estaban tapados con una especie de plástico, así que ellos no podían ver hacia afuera y nadie podía ver hacia adentro, a simple vista se podía inferir que era una sala de estar sin terminar porque aún le faltaban muchos detalles.
—Estamos aquí, porque desde que te vi he querido hacer algo y no he tenido la oportunidad— Mew se acercó a paso lento tomándolo de la cintura, para luego hacerlo caer en el sofá verde que predominaba en la estancia.
— ¡Ah sí!... ¿Y eso que es?— Gulf se pasó la lengua por los labios con gesto insinuante, él también lo quería, su alfa estaba guapísimo esa noche y había estado todo el tiempo mandándole miradas asesinas a todas las estúpidas omegas que lo veían con ojos brillantes, sobre todo Pin, a la cual le había cortado sus intenciones de acercarse llevándose al castaño a bailar.
—No lo sabes—. Se subió al sofá y colocó sus piernas a cada lado del pelinegro, para luego acercar su nariz y recorrer desde su mejilla hasta sus labios, levantó la mirada mientras sus bocas apenas se rozaban.
—Meew—. Gimió Gulf con los ojos dilatados.
Esa era la señal que el alfa estaba esperando, termino de acortar la distancia que los separaba y se fundieron en un ansioso beso, el pelinegro llevo sus manos a los cabellos del castaño y los halo en medio de su excitación, estaba completamente entregado a las sensaciones que estaban recorriendo cada terminación nerviosa de su cuerpo y tal como le pasó en su casa sintió un poco de humedad en su entrada, nada del otro mundo pero si era una sensación extraña, lo cual era algo que tendría que preguntarle a su madre así se muriera de la pena.
Mew fue recostando a su chico en el sofá quedando sobre él mientras sus besos ya no se limitaban solo a sus labios, pues había comenzado hacer un camino que iban desde su mejilla hasta el cuello, no tenía mucho acceso debido a la camisa que el chico había decidido usar pero no le importaba.
Sus manos traviesas ya se estaban ocupando de eso, o al menos ya se la había sacado de los pantalones y habían empezado a recorrer su abdomen, grabándose a fuego en su tacto lo bien que se sentía tocarse piel contra piel, volvió a sumergirse en un nuevo beso para luego colocarse de rodillas y quitarse su propia chaqueta ante la hambrienta mirada del omega, que solo lo observaba con lujuria y decidió también levantarse para empezar abrir uno a uno los botones de la camisa de su novio.
Ambos estaban haciendo aquello por primera vez y por ello solo se estaban dejando llevar por su instinto, cuando hubo terminado con su labor, comenzó a recorrer cada uno de esos firmes músculos que siempre había sentido a través de sus abrazos pero que nunca había podido tocar, se sentía tan bien, que empezó a emitir un poco de su olor a caramelo.
—Cariño, me estás matando—. Gimió el alfa mientras acercaba su nariz al cuello del contrario —Tu aroma es tan exquisito, como quisiera poder marcarte ya—. Lo volvió a besar en los labios.
—Yo también quiero ser solo tuyo... ¡Por Dios lobo!...Sigue así— Mew había trasladado su traviesa mano hacia su erección empezando a acariciarlo por encima de la ropa.
Cosa que no duró mucho tiempo porque el mismo Gulf apartó su mano y comenzó abrir sus pantalones para darle libre acceso a su novio, quien ni corto, ni perezoso introdujo su mano en la ropa interior y comenzó tocarlo piel contra piel; su propio pene estaba palpitando dentro de sus pantalones, su erección estaba al máximo y se le notaba.
—Ahhh Mew.... Siii... Me encanta—. El pelinegro estaba perdido en su propio placer, tenía los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás disfrutando lo que el alfa le estaba haciendo, se sentía un millón de veces mejor que cuando él mismo se masturbaba.
Si hubiera estado prestando atención a lo que sucedía con su novio, se hubiera dado cuenta que este con su otra mano abrió el cierre de su propio pantalón, sacando su pene para comenzar a masturbarse, al mismo ritmo que le estaba dando al omega.
A ambos ya no les importaba que alguien los encontrara, sus gemidos habían ido en incremento, como pudo el castaño había tomado a su novio y se lo había sentado a horcadas en las piernas, posición que le ayudo a juntar ambas erecciones, impregnarlas con uno de los sobrecitos de lubricante y comenzar hacer una masturbación conjunta mientras besaban cada lugar que sus bocas alcanzaban.
Eran besos torpes pero necesitados, todo era nuevo para ellos, por eso la llegada de su clímax mutuo los sorprendió, sobre todo al pelinegro que se aferró a los hombros de su pareja y hecho la cabeza había atrás arqueando su espalda por lo fuerte que lo ataco su eyaculación, la cual mancho todo el pecho de Mew.
Cosa que al castaño muy poco le molestó, su propio líquido blanco había ido a parar al mismo lugar, estaba satisfecho porque su camisa estaba abierta e iba a ser fácil poder limpiarse, lo único que no iban a poder ocultar era el olor a sexo, con el sensible olfato que tenían todos los cambia formas, se iban a dar cuenta de lo que habían estado haciendo.
—Eso fue... WOW... No sé cómo explicarlo —, hablo Gulf entrecortado recuperándose de su orgasmo.
—Sí, creo que WOW podría ser una definición bastante acertada para lo que acaba de pasar—. Le dio un beso en los labios el castaño — Creo que debemos limpiarnos y regresar a la fiesta, ya llevamos mucho tiempo desaparecidos.
— ¡Yo no quiero regresar!—, exclamó con un puchero Gulf mientras se bajaba de las piernas del alfa aceptando un poco de papel higiénico que este le había tendido.
Mew tenía todo planeado, cuando encontró la habitación se había preparado tomando un poco de papel del baño para limpiar el desastre que estaba seguro iba hacer con su chico.
—Pero debemos hacerlo, acuérdate que papá me hizo venir con uno de los centinelas y si este entra y no nos ve, va a ser un problema—. Le dio un beso en los labios terminando de arreglarse la camisa.
Se iba acercar para darle un beso más, cuando la alarma de alerta comenzó a sonar, algo estaba pasando, podían estar bajo ataque, así que tomo la mano del omega y salió corriendo hacia la fiesta en donde todos habían entrado en pánico sin saber qué hacer, hasta que los señores Rathavit organizaron todo y comenzaron a evacuar la casa.
Al salir se encontraron con su centinela nervioso —Tengo órdenes de llevarlos directamente a la casa del líder, por favor súbanse al auto.
—Pero, ¿no me puede dejar en la casa de mis padres?—, pregunto Gulf en voz baja, estaba un poco asustado.
—No, ellos ya fueron notificados y están de acuerdo... Por lo que se tu hermana y el joven Earth, junto con la anciana Anthika están siendo trasladados a la casa principal, los doctores deberían estar dirigiéndose al centro de salud, estamos bajo ataque.
Con esas últimas palabras arranco el auto rumbo a la casa principal, tenía sus órdenes y debía cumplirlas, en ese momento todo lo que importaba era proteger a los futuros líderes de la manada, para nadie era un secreto que así serían las cosas en un futuro, solo esperaba que pudieran salir airosos de lo que fuera que estuviera sucediendo en su frontera.
Apiwat había seguido su plan al pie de la letra, llamo a sus hombres y les dio órdenes para que atacarán la manada de su hermano, pero para que las cosas funcionarán se había dado a la tarea de mandar pequeños grupos a las fronteras de las distintas manadas que rodeaban a la Noppakao, debía asegurarse de que ninguna de ellas fueran a socorrerlo en ese momento de angustia.
Sus tropas cumplieron sus órdenes al pie de la letra, ingresar a la manada Noppakao fue lo más sencillo del mundo para ellos, un pequeño hechizo de Supawit y ya estaban dentro tomándolos a todos por sorpresa nuevamente, para cuándo sus alarmas comenzaron a sonar ya era demasiado tarde, una avanzada de más de cien hombres habían ingresado a la manada y comenzado a destruir todo a su paso.
Los alfas más valientes habían salido en defensa de los inocentes, solo para encontrar la muerte de una manera dolorosa, Apiwat había aprendido que si quería ganar debía usar todos los medios a su disposición y uno de ellos eran las armas humanas a pesar de que su filosofía era convivir lo más alejado que fuera posible de ellos.
El hombre camino por el pueblo en donde vivió su infancia sin una pizca de remordimiento por lo que estaba haciendo, esa sangre derramada era necesaria para cumplir con su objetivo, se abrió paso matando a uno que otro alfa y omega que se le quisieron oponer hasta que llegó a la casa principal.
—¡Hermanito ya llegué!, ¿en dónde estás que no te veo?—, hablo entrando a la casa en donde había crecido —Supawit mira todo esto, las cosas si han cambiado bastante desde que me expulsaron , lástima que nada de esto va a quedar en pie.
—Así es mi señor, todo será destruido según sus órdenes.
— ¡Hermanito! —. Volvió a llamar con una sonrisa en sus labios — ¿No me digas que te estás escondiendo de mí?, sé que estás aquí, puedo olerte a ti y a mi querido sobrino, ¡den la cara!, ¿se van a quedar escondidos como unos cobardes mientras acabo con su preciada manada?—, hablo queriendo enfadarlos para que le hicieran frente.
Entre tanto en la habitación principal Kao luchaba con su padre para que no saliera, no estaba en condiciones de pelear, su lazo roto lo había debilitado mucho y no quería perderlo, no aún, no de esa manera, sabía lo que su papá sufría por la muerte de su madre, pero no quería que su partida de ese mundo fuera así, quería que las cosas fueran lo más pacíficas posible, pero el terco de su padre no quería dar su brazo a torcer y salió al encuentro de su hermano.
—Apiwat aquí estoy, ¿qué quieres de mí?—, hablo firme el hombre plantándose frente a su ahora enemigo.
—Mira Supawit...— Se acercó al hechicero —Te presento Joss, él es mi querido hermano menor que me quitó todo lo que me pertenecía.
— ¡Yo no te quite nada!, padre fue el que decidió darme el liderato, yo no lo quería.
— ¡Pero no te negaste a recibirlo!, sabías muy bien que me pertenecía a mí por derecho de nacimiento y aun así lo aceptaste, ¿a quién quieres engañar?
—Padre tomo la decisión y yo la respete... El tiempo le ha dado la razón, tú no tenías madera para ser un buen líder para está manada, eres demasiado egoísta.
Esas palabras fueron suficiente para hacer que la sangre de Apiwat hirviera, al punto de abalanzarse sobre Joss sin ninguna contemplación, solo para ser interceptado por Kao quien no iba a permitir que le pusieran una mano encima a su papá, después de todo él era el nuevo líder de la manada Noppakao y su deber era defenderla costara lo que costara.
—Hijo, hazte a un lado... Esta es una cuenta pendiente entre mi hermano y yo.
—Pero padre...
— ¡Pero padre nada!, haz lo que te digo... Es más... Sal de aquí, trata de huir y protégete...
— ¡No!, yo soy el líder de está manada y mi deber es quedarme aquí.
—Que conmovedoras palabras— Apiwat se secó una inexistente lágrima de su ojo — Por favor, ¡no me hagan reír! están rodeados y allá afuera es una carnicería que estoy ganando, no van a poder derrotarme.
Kao intento atacarlo, solo para ser interceptado por una barrera transparente que lo hizo quedar inconsciente —No pequeño, mi señor tiene unas cuentas que arreglar y no son contigo — Supawit se acercó al cuerpo del joven y le dijo eso al oído.
— ¿Que le has hecho a mi hijo?—. Trato de llegar a él Joss.
—Nada, solo lo he puesto a dormir por un rato... Aunque eso no durará mucho, acabaremos con todos ustedes.
Y antes de que el hombre pudiera decir otra cosa ya tenía Apiwat en frente de él dándole el primer golpe que lo dejo tambaleando por unos segundos, para luego el mismo lanzarse a atacar, no lo iban a vencer tan fácilmente, si iba a morir lo iba hacer peleando, en medio de la trifulca ambos hombres cambiaron a su forma de lobo y comenzaron a enfrentarse entre sí.
Apiwat tenía una clara ventaja, él no estaba débil por un lazo roto y estaba a tope con todas sus habilidades, Joss ya estaba muy mal herido, en su pelaje marrón ya se podían notar muchas manchas de sangre, su hermano mayor no perdía la oportunidad de propinarle arañazos con sus garras cortando poco a poco su piel.
En esas habitación solo se podían escuchar gruñidos y golpes de un lado a otro, hasta que en medio de la pelea Apiwat aserto un golpe certero en el vientre de Joss haciendo que esté cayera al suelo y perdiera su transformación, dejando ver lo mal herido que estaba: el hombre también volvió a su forma humana y se acercó para a comprobar sus signos vitales, los cuales eran muy bajos, así que con una sonrisa se puso de pie pateo sus costillas y se dirigió a uno de sus soldados.
—Quemen la casa
— ¿Y qué hacemos con los cuerpos?
— ¿No me has entendido?, he dicho: ¡quemen la casa!.... Con eso me refiero a que la quemen con todo lo que está dentro.
Se colocó la ropa y le tendió un brazo al hechicero para salir del lugar dejando al otro hombre para que cumpliera sus órdenes, el cual hizo lo que le habían pedido sin temblarle la mano, él vivía para servir a su señor y si este había dicho que quemará todo, él lo haría sin preguntar.
Con lo que no contó fue que cuando el fuego comenzó a propagarse Kao recupero la conciencia y se acercó a su padre, este aún estaba con vida, como pudo lo monto a su espalda, y se dirigió a la puerta trasera, respirando con alivio al darse cuenta que no había nadie vigilando desde ese ángulo.
Dejo a su padre unos segundos tendido en el césped y se fue en búsqueda de su motocicleta que estaba escondida entre los arbustos, ese era el lugar que había escogido para dejarla en caso de emergencias y esa era una emergencia, volvió a tomar el cuerpo de su padre y como puedo lo sentó delante de él; encendió la moto y salió con rumbo al bosque, debía encontrar ayuda e iba a ir al único lugar que sabía que se la podrían brindar, la manada Joncheveevat.
Apiwat ya ha actuado y como lo sospecharon se trataba de la manada de Joss 😥
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