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¡A ver, que nos explica hoy el profesor! - pensó, después teníamos física y química, con la profesora Arantxie, que como está embarazada le agota mucho dar clases. Esperaba que fuera niño.
¡Menos mal! hemos terminado las clases. Qué bien, y no tenemos deberes.
Nos fuimos al centro comercial en ese momento oímos gritos de alegría, a ver qué era lo que estaba sucediendo, de repente vimos a Tokio Hotel, nos quedamos impresionadas, era increíble Tokio Hotel aquí en esta ciudad, cuanto me alegró.
Estuvimos todo el rato mirando lo guapos que eran para mí, Bill, pero me daba miedo su reacción. Me daba tanta vergüenza que me pongo roja cada vez que lo veo.
No sé lo que me pasa; tengo un presentimiento malísimo. No sé lo que es, no lo sé muy bien. Mirando nuestro grupo favorito, a Jasmine le daban ganas de gritar, menos mal que no lo hizo.
El grupo se fue a pasear por el centro. Entonces apareció un hombre misterioso, era un hombre extraño, no sabía lo que iba hacer, hasta que sacó una pistola. Fue hacia Bill, iba a dispararle.
Todas las chicas miraron asustadas, yo no me quede de brazos cruzados. Fui hacia él y le empujé. Oí un ruido extraño en ese momento; me sentí mal, como cansada, pero no sabía lo que era. Vi por un momento la cara de Bill. Como estaba feliz de verle en persona, no me importó morir por él. Ya sé que es una tontería pero es cierto, eso era lo que quería mi corazón.
Me sentía rara, no quiero desmayarme, pero mi cuerpo no me obedecía, me sentía mal, sentía sangre en mi boca, que mi cuerpo temblaba, que el asesino aún estaba detrás de mí con la boca abierta de la impresión. Todos estaba quietos sin moverse, ¿Qué pasara? , yo al final caí al suelo.
Alguien me agarro desde detrás como queriendo ayudar, pero, yo no tenía fuerzas, sólo veía sombras.
Al final sentí unas manos en mi cuerpo y oí por primera vez su voz. ¡Era Bill!, que me atendía.
¿Me oyes chica?, ¿estás bien? , responde – pregunto Bill.
- Mm... estoy bien – respondí yo.
- Sí, estás bien. Me alegro mucho, ¡cuánto me alegro!– dije yo.
Mis ojos se cerraron.
Me sentí triste por dentro porque mi padre adoptivo se sintiera fatal si supiera lo que me había pasado. Cuando abrí los ojos pensé ¿dónde estaba?, entonces oí un extraño ruido pero no veía a nadie.
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