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El día en el que yo me encontraba sentada afuera, y Tanjiro vino repentinamente y amablemente me hablaba con fluidez, como si nos hubiésemos conocido siempre. Siempre que lo veo siento una calidez y un aura alegre.

— Y recuerda, —Dijo aquel chico de pelo cuyas puntas terminaban en un color rojizo — El corazón es lo que guía a la gente. Si lo escuchas, se hace cada vez mas fuerte. —Terminó de decir con una sonrisa, sentí que mis ojos temblaron al hacer contacto visual con el y tenerlo tan cerca.

— ¿¡C-Como cayó cara?! —Pregunté con mi voz temblorosa.

— Fue suerte. Aunque, si hubiese salido cruz, la hubiese seguido lanzando hasta que saliese cara.

Sentí como si mis ojos se hubiesen iluminado con esas palabras. Esa determinación, esa calidez en esa carismática sonrisa suya, eran hermosas. Desde entonces, intento lo posible por hablar con el corazón, de pensar con el corazón, de hacer con el corazón. 

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La noche era fría y oscura, lo suficiente como para que aquellas aterradoras criaturas que se saciaban con las lágrimas de los que herían. Kanao no estaría afuera por si sola, le aterraba el hecho de estar ahí fuera, si no fuese por el motivo de lucha que su maestra y hermana mayor Shinobu le había otorgado.

Es más, era bastante raro encontrarla por la noche. A estas horas estaría bien acojinada dentro de la mansión de las mariposas, pero algunos días decidía salir en la noche para apreciar la luna y las estrellas, y perderse en sus pensamientos un rato. Esa tranquilidad es interrumpida cuando una mano le toca el hombro por detrás.

— Que raro es encontrarte en la noche. —Dijo aquella voz— ¿Por qué no has ido a dormir aun? No has tenido una pesadilla, ¿no? — Dice el alegre y sonriente chico, riéndose.

La chica tuvo el impulso de sacar su moneda y decidir si hablar, lo necesitaba en este momento, su mente no colaboraba y sus sentidos mucho menos. Pero sabía que no podía hacerlo, porque demostraría que aquellas palabras que dijo la vez que hablaron a solas en este mismo lugar, pasaron por una oreja y salieron por la otra. ¿Pero cómo podía seguir su corazón, si este latía como si estuviese loco?

— Veo que aun te cuesta decidir un poco.

El nota su actitud, pero no parece triste, parece comprensivo, pese a ser ignorante a lo que haya llevado a la chica a ser tan reprimida consigo misma, no mostraría ningún tipo de enojo ni resentimiento, estaba seguro que no era su culpa.

En eso, el lentamente coloca su mano en la cabeza de la chica, para darle palmaditas. Decidió no ser tan brusco con esa acción, porque no sabría si esto le incomodaría a la chica. No solo su presencia era cálida, sus manos también lo eran.

Ella toma un respiro hondo; la benevolencia del chico le brindaba seguridad.

— A veces me gusta salir y ver las estrellas. — Ella dijo con su voz aguda y silenciosa. Tanjiro siempre ponía bastante atención cuando ella hablaba porque hablaba muy bajo.

— ¿En serio? Bueno, el cielo en la noche es muy bonito. Sería lindo apreciarlo en el bosque o en alguna montaña alta. Si no fuese por los demonios; definitivamente te invitaría a ver las estrellas en una montaña. ¡La más alta que exista!

Esta lo mira sorprendida, puesto que no era una respuesta que esperaba. Sentía sus mejillas y orejas enrojecerse, ella toca sus mejillas con sus manos. ¡Estaban ardiendo!

Pero él no notaba esto, así que al ver la cara algo sonrosada de Kanao, ladea la cabeza.

— ¿Eeh? Te has puesto roja. ¡Si estabas enferma, no debes salir en la noche, hace frio! —Él dice, inflando sus mejillas, regañando a la chica. Esta niega la cabeza nerviosamente.

— N-No estoy enferma. — Afirma Kanao.

— ¿Por qué estás roja entonces?

— ¿E-estoy roja?

— Si, un poco.

¡Que vergüenza! Lo bueno era que él no lo había tomado como si fuese algo raro. 

Luego, este posa su mano sobre la frente de Kanao.

— ¿Segura que no estas para nada enferma? Tu frente esta algo caliente.

¡Pues sí, no la ayudas estando tan cerca de ella!

— N-no recuerdo amanecer con malestar...

El la mira perplejo, pero se encoje de hombros. Ella suspira hondo, el color de sus mejillas se desvanece entre segundos, haciendo que Tanjiro se ponga mas confundido, pero le sonríe.

— Deberías regresar adentro si no quieres amanecer con malestar mañana. —Dice el, sonriendo y tomando de la mano de Kanao, jalándola hacia el interior de la mansión de las mariposas.

— ¡P-pero no tengo sueño! —Dice la nerviosa y confundida Kanao.

— No tenemos que dormir. Si quieres, podemos pasar la noche leyendo o haciendo algo. ¿Qué te parece? —Dice el con una sonrisa, caminando despacio alrededor de la mansión, no podía hacer ningún ruido, la Señorita Shinobu, Aoi y las niñas a lo mejor estaban dormidas o simplemente querían paz por la noche. — ¿Dónde queda tu habitación?

Ella no responde, más lo guía hacia donde se encuentra su recámara. Tanjiro observa la habitación tras entra, no era muy 'extravagante' (¿Entiendes?) pero era acogedora y organizada. Tenia una cama pequeña y cómoda de color blanco y una sola almohada, y una pequeña estantería de madera no tan amplia, con libros pequeños y algunos grandes.

— ¿Qué haremos? —Pregunta Kanao, con aquella sonrisa que siempre se veía vacía, ni el más observador podía descifrar si esa sonrisa era solo mecanismo de ella como si de un robot tratase, o era verdadera.

— ¿Leemos algo? Tienes algunos libros que parecen interesantes.

— Ah... si. Tengo libros infantiles y libros informativos... — Ella dice, avergonzada, mirando hacia abajo. Kanae le había regalado fabulas y cuentos para que ella aprendiera las moralejas y Shinobu le regalaba libros sobre historia, o sobre antiguos portadores del Aliento de Flor.

— ¡Leamos algún libro infantil entonces! —Dice Tanjiro, con una sonrisa, irónicamente, infantil.

El se acerca a la estantería y busca algún libro que le llamase la atención. Tenia bastantes libros infantiles comparados a libros informativos, y eso se le hizo tierno a Tanjiro. El saca un pequeño libro colorido y pequeño que decía ''La cenicienta''. Tanjiro mira a Kanao y le muestra el libro.

— ¿Qué tal este? — Pregunta el chico, siempre con la sonrisa infantil.

— Esta bien.

Tanjiro se sienta en el piso, observando a Kanao con la misma sonrisa cálida que a ella le agradaba, con solo la mirada, sabia que le indicaba que se sentase a su lado. 

Esta desabrocha la capa que cubre su uniforme de cazadora y la coloca gentilmente en su cama, luego se dirige a Tanjiro y se sienta a su lado, observando como este abría amablemente el libro y empezaba a leerlo. 

El cuento era corto; pero te entretenías con la historia que tenía por contar. A pesar de ser algo corto, Kanao da un pequeño bostezo silencioso mientras Tanjiro leía alegremente, y lentamente va cerrando sus oscuros ojos color lila, ya que había empezado a sentir pesados sus parpados al son de la lectura de Tanjiro, y su cabeza se va de ladeando hacia el hombro de Tanjiro, este se percata de que Kanao estaba cayendo victima del sueño y sonríe, se veía tierna mientras dormía. 

El también termina bostezando y, con el libro aun en sus manos, acuesta su cabeza sobre la que reposaba en su hombro y lentamente va cerrando también sus ojos, esperando que nuevas cosas traería el mañana.