VI
En algún momento tendré que deshacerme de esa máquina...
Tal vez... solo tenga que esperar al momento adecuado. Al fin y al cabo, él lo odia más que yo.
Pero me temo que nunca le superarás. Tu destino está en su sombra, y una sombra no puede matar a su amo...
Big había perdido de vista a Froggy, algo que lo dejó muy apenado e impotente; no podía seguirla.
Se quedó quieto y cabizbajo, pero decidió que no se rendiría en buscar a su mascota. Aunque algo perdido, y sin mucha idea de cómo orientarse o socializar en la gran ciudad, decidió que aún así allí era el mejor sitio para buscar ayuda.
Tal vez un buen samaritano se animaba a echarle una mano; ¿quién no ayudaría a un gato enorme, inexpresivo y bobalicón?
No se olvidó de su caña de pescar; nunca sabía cuándo podía encontrar un buen estanque y sentarse a devorar peces.
De hecho... lo haría en ese momento. Ya iría después a Station Square.
●●●
Después de un montón de golpes resonando por la base, a Metal Sonic no le agradaba precisamente ser inundado de ruido. Ni siquiera podía moverse.
Parecía que el Doctor había vuelto a enfadarse con alguno de esos dos tontos. No era de sorprender, pero sí molesto oír eso continuamente.
Metal Sonic notó una vibración. Cualquier persona no habría notado ni el más mínimo movimiento, pero sus sensores le habían alertado de un intruso proveniente de las sombras.
Tails Doll, con su antena roja oscurecida, se acercó flotando lentamente, como un títere manejado por un techo invisible, como un fantasma con apariencia de zorro de peluche.
Cuando se detuvo, Metal Sonic lo miró, girando su cabeza con aire sombrío. Ambos se miraban en un extraño cruce de mentes robóticas.
"¿Tú también ves raro al Doctor?"
"No lo veo, es así. Siempre."
"Pero últimamente es más distante, sobretodo con nosotros. ¿Crees que ya no somos buenos juguetes?"
"NO soy un juguete y NO se te ocurra usar ese nombre. Nos lo puso quien ya sabes."
"Tal vez imitas tan bien al original que empiezas a recordarle a él. Una pena."
Metal Sonic miró con un profundo rencor a ese peluche tétrico e impasible; ojalá pudiese romper esas cadenas magnéticas y destrozarlo por decir semejante estupidez.
Él era mejor que el original, para eso fue creado. Para imitarlo, superarlo y destruirlo.
Y Tails Doll fue creado exactamente para lo mismo. De peluche en vez de acero y con una energía extraña en vez de electricidad, pero para lo mismo. Aunque tal vez esa gema roja le hacía delirar y volverse un completo idiota.
Pero cuando su ira se fue desvaneciendo, volvió a mirar y Tails Doll ya no estaba.
Resultaba algo confuso cuando hacía eso, pero a Metal Sonic no le importaba demasiado. Ni siquiera las cadenas que le sujetaban de sus muñecas y tobillos le hacían daño, más bien le obligaban a pensar en su desgracia mientras no podía moverse.
-¡Se acabó! ¡Me encargaré yo mismo! -gritó Eggman desde la otra sala, totalmente disgustado y furioso. Unos pasos se escucharon y de ahí volvió el silencio. Seguramente Orbot y Cubot no se atrevieron a decir nada de pura cobardía.
●●●
Sally y Bunnie se encontraban en el taller de Tails y Rotor, pidiéndole a este último que las llevara hasta Station Square. El Tornado estaba libre y este no tenía mucho trabajo, así que aceptó llevarlas hasta allí.
Además, si Sonic, Tails y Amy ya estaban en la ciudad, sería más fácil poder encargarse de Eggman si allí había algún ataque. Era demasiado probable que habiendo una criatura extraña suelta el Doctor no tuviera la tentación de meterse en medio. El único inconveniente era que en el Tornado solo cabían dos personas.
-Bunnie, voy yo. Quédate aquí por si algún otro robot asalta Knothole, yo debo ir hasta allí para poder comandar mejor a todos.
-Entendido, Sally. -respondió Bunnie, con los brazos cruzados y tono disciplinado. La observó montarse en el avión con Rotor y, tras una serie de ráfagas y nubes de polvo, avanzaron y despegaron al horizonte.
"Cuando vuelvas, tú y yo tenemos que seguir hablando de tu amante. Te entiendo más de lo que piensas, créeme."
Cerró los ojos y suspiró, dispuesta a marcharse para patrullar por la villa. Pero al girarse se topó inesperadamente con Antoine.
-¿Qué ocugue, Bunnie? -dijo el coyote entre preocupado y pícaro. Algo que no se le daba precisamente bien simular. Bunnie se quedó paralizada un momento de la impresión, pero se enderezó y respondió:
-N-nada. ¿De qué vas asustándome así? -el disgusto en su voz hizo que Antoine mostrara una mueca de preocupación.
-O, l-lo siento, Bunnie, no era mi intención molestagte. -ambos estaban enfurruñados, pero también con las mejillas levemente sonrojadas.
-No importa... Sally me ha mandado vigilar y proteger la villa, por si algún robot de Eggy ataca otra vez -dijo mientras caminaba, dispuesta a patrullar un poco hasta que se giró, mirando a Antoine. -. ¿Quieres acompañarme?
El coyote se quedó en silencio con los ojos abiertos, pero justo cuando Bunnie arqueó una ceja él caminó a su lado indicando que aceptaba:
-¡P-Pog supuesto, madame Gabbow. -Bunnie se quedó paralizada al reconocer su apellido.
"Rabbow..."
Era de las pocas cosas que recordaba cuando fue rescatada por los aldeanos de Knothole. Aún le resultaba extraño todo lo que tuviera que ver con su vida pasada, ya que la amnesia le hacía sentir que su vida antes de los ocho años fue eso, una diferente. No sabía si era tristeza o es que simplemente lo dejaba atrás la mayor parte del tiempo, demasiado ocupada en pasarlo bien con sus amigos o luchar contra los secuaces de Eggman. Y en cierto modo, era mejor así, ¿de qué le serviría saber quiénes eran sus padres o su lugar de origen si ya tenía una vida allí, casi desde la mitad de su vida? Era inútil, innecesario.
Antoine se fijó en la expresión tan pensativa de Bunnie, algo poco común en ella. Sin embargo, por miedo a herirla de algún modo o volver a quedar como un estúpido, prefirió no decir nada. Tal vez lo mejor era esperar a que ella le indicase si necesitaba algo, o mantener la guardia alta por si no iba atenta.
Por el momento, podían darse el lujo de pensar o fijarse en el otro en vez de vigilar con más interés la villa. Bunnie era hermosa, incluso cuando parecía perderse y no ser ella misma, pensó Antoine.
Su cabello rubio largo y ondulado, sus ojos verdes brillantes y teñidos de maquillaje púrpura, sus orejas largas y con una doblándose hacia abajo dando una simetría bella a su rostro, su figura voluptuosa...
Antoine sacudió la cabeza y se encogió en cuanto notó sus mejillas arder.
Bunnie no lo notó, pero sí que pensaba en la actitud extraña de Antoine cuando este apareció; ¿por qué lo había hecho así? ¿Por qué le había sorprendido tanto?
Tal vez en el fondo le había gustado...
Tonterías. Tenía mejores cosas en las que pensar. A ese paso no cumplirían con la orden de Sally, que además de amiga también era su capitana.
Antoine iba un poco más atento que ella, pero eso mismo le hacía sentirse aburrido. Bunnie era lo único en lo que podía y no debía pensar. Resultaba agobiante.
El cielo comenzó a volverse ambarino, no muy notable, pero que tarde o temprano pasaría de ese color cálido a uno mucho más frío. Tal vez podían permitirse hacer una ruta más corta, o turnarse para que cada uno lo hiciera a horas distintas...
●●●
Tails seguía explicando a Sonic cómo funcionaba su sistema de alimentación energética con la Esperada, pero entonces Sonic oyó un temblor. Algo no iba bien.
Tails se quedó en silencio, mientras Sonic alzaba la mano en señal de espera. Miraba a su alrededor muy concentrado, con las espinas ligeramente alzadas debido al instinto.
Y entonces se escuchó: un silbido sonó de repente, creciendo en volumen hasta sileciarse cuando Sonic y Tails notaron algo bajo sus pies. Todo en apenas dos segundos.
Tails cogió a Sonic del brazo lo más rápido que pudo y alzó el vuelo, solo para ser golpeados por detrás por un estallido de arena y polvo.
Un estruendoso traqueteo mecánico, como pistones golpeando varias chispas, como un motor a máxima velocidad. Una máquina estaba emergiendo del suelo.
Otro estruendo robótico y distorsionado sonó, acompañado de una gran mano metálica y puntiaguda que se abrió para anclarse en el suelo con pesadez.
Sonic y Tails se posaron en la arena a unos metros, observando al monstruo de metal y chispas que levantaba esa gran nube de polvo. Cuando por fin se despejó, se pudo apreciar la forma completa del robot y quién la pilotaba.
-¡Doctor Eggman! -dijo Tails, sorprendido. -¿cómo ha llegado tan rápido hasta aquí?
Una risa cómica pero amenazante con esa máquina debajo salió de la cabina del robot.
-¡Estoy aquí por lo mismo por lo que mandé a Akluht, mi pequeño Tails! -dijo y la máquina empezó a moverse otra vez, esta vez hacia delante. -¡Por esa Chaos Emerald!
Tails y Sonic se alarmaron y el zorro miró a ambos lados para ver dónde había ido a parar el avión; la gema aún estaba instalada ahí.
Comenzó a volar en cuanto divisó un ala saliendo de la arena, pero en cuanto Sonic se dio cuenta el Doctor hizo que su robot alargara su brazo como un arpón.
Él no se lo pensó dos veces. Corrió hasta su amigo en cuestión de segundos para empujarlo y apartarlo de la trayectoria del robot, cayendo ambos en la arena en el proceso.
Sonic aún le tenía protegido con un brazo, pero Tails no tuvo mucho tiempo para disculparse por ser tan imprudente: Eggman ya había comenzado a moverse otra vez hacia ellos.
El estruendo que sonaba con cada pisada era acompañado por sonidos mecánicos poco discretos. Sonic y Tails comenzaron a moverse también, el primero corriendo ágilmente entre las cuatro enormes patas del robot y el segundo elevándose en el aire mientras seguía a su compañero.
Sonic estaba concentrado en adelantar a Eggman y derribar las patas una por una, pero Tails se dio cuenta de algo: se estaban dirigiendo al avión.
Si no querían que el Doctor se llevara la Emerald, debían dividirse para derrotarlo.
-¡Sonic, Eggman solo quiere la Emerald! ¡Tú rompe las piernas del robot mientras yo protejo al Ciclón!
-¿Y qué piensas hacer una vez acabe? -gritó Sonic, con duda pero seguro de que se desharían de Eggman.
-¡Dispararle con el cañón frontal! -gritó Tails otra vez antes de adelantarse volando. Sonic también aceleró y usó las patas para desplazarse velozmente en espiral, como un torbellino que recorría las patas hasta llegar al encaje. Se enroscó rápidamente y golpeó el hueco que había entre el armazón y el muelle que movía la pata.
Una menos.
El robot se desequilibró un momento, balanceándose y cayendo a un lado, pero sin tardar mucho en reincorporarse.
-¡No servirá de nada, erizo! -dijo el doctor con furia y sorna al mismo tiempo. -¡Da igual cuánto golpees, mi robot se volverá a levantar!
Sonic entendió que Eggman se imaginaba que atacaría a esas partes por ser más accesibles, por lo que el refuerzo de las patas impedía que Sonic pudiese llevar a cabo esa estrategia tan sencilla y aparentemente efectiva. El Doctor aprendía de sus errores después de todo.
Sonic no se lamentó por eso, de hecho haría las cosas más interesante para él, por muy seguro que estuviese de volver a derrotarlo.
Tails ya había llegado al Ciclón; buscó ansioso entre los cables e intentó reactivar la interfaz del avión. La presión le provocaba sudor frío, y rezaba por dentro que esos dos cables hicieran funcionar lo que necesitaba.
-Vamos... -costó, pero una pantalla azul se iluminó ante él. Tails sonrió triunfal y se dispuso a hacer lo que quería: activar el cañón usando la Emerald.
Eggman ya estaba bastante cerca teniendo en cuenta el tamaño del robot, pero Sonic aún era una molestia constante y siguió ganando tiempo para su amigo.
Lo consiguió: el cañón empezó a cargar. Unas luces minúsculas se iban juntando poco a poco, cada vez en más cantidad. El Ciclón se estaba calentando por la acumulación de partículas. La Emerald brillaba desde la parte inferior de la interfaz.
Sonic esquivó otro golpe y vio como Tails le avisaba de que estaba listo. Sonic levantó el pulgar y Eggman logró atraparlo un momento.
Una mano había salido de una compuerta delantera, como un caparazón abriéndose, y había agarrado a Sonic tan rápidamente que este no tuvo tiempo de reaccionar.
Tails se alarmó, ahogando un grito. Vio como Eggman colocaba a su amigo delante de él, en el punto de mira del cañón.
-Dame la Emerald, Tails. O tu amigo será chamuscado en mi lugar. -Tails ardió de rabia y se quedó pensando; si intentaba ir directamente a por Sonic, corría el riesgo de ser atrapado también y poner a ambos en la línea de fuego.
Sabía que Eggman trataría de acabar con ellos igualmente, nunca había sido de fiar. Pero prefería una derrota por Eggman a su mejor amigo herido por una máquina suya.
Con los ojos cerrados y suspirando con fuerza, quitó de golpe la Emerald de la interfaz del avión. El cañón se apagó al instante, y su mano se quemaba un poco por la energía saliente de la Emerald.
Sonic apenas podía mirar, pero cuando apreció por un momento el rostro decepcionado y triste de Tails y como portaba algo brillante en su mano supo de inmediato lo que iba a pasar.
-¡No, Tails! ¡Ya sabes que no se puede confiar en Egg~¡¡¡AAAGH!!! -gritó de dolor al sentir las garras del robot estrujándole como un trapo.
-Cierra la boca, erizo. -dijo Eggman secamente. Estaba disfrutando de ver a ambos sufrir, como pocas veces lo habían hecho en su presencia. La última vez que los tuvo en una situación desesperada pero ventajosa para él fue hacía mucho, mucho tiempo.
Sonic miraba decaído a su amigo, entre jadeos y temiéndose lo peor. Tails avanzaba con paso algo lento, pero todavía más decepcionado que Sonic.
Cuando el zorro alzó la mano con la Emerald, pasó lo último que se esperaban. Eggman cogió la gema con las pinzas de su enorme robot, dejó caer a Sonic de su prisión mecánica para estamparse contra la arena y exclamó:
-¡Chaos, es hora de comer! -Tanto Tails como Sonic estaban desconcertados. Pero entonces el doctor dejó que una figura extraña saliera de una compuerta, como un líquido azulado y espeso. El robot comenzó a encogerse y mover sus piezas como un puzzle para dar paso a unos propulsores.
"Hasta la vista, mobians. ¡Disfrutad del poder del mismísimo dios de la destrucción!"
La figura cayó al suelo y Eggman le lanzó la Emerald, siendo absorbida por esta como si se tratase de cemento líquido. Mientras Sonic y Tails terminaban de incorporarse, el Doctor finalizó la transformación de su robot y se impulsó con una gran onda expansiva, a un paradero desconocido.
La figura empezó a alzarse y tomar una forma humanoide, y Sonic no pudo evitar abrir los ojos con sorpresa. Tails no entendía qué pasaba.
-¿Qué ocurre, Sonic? -su amigo se quedó pasmado un segundo, mientras el monstruo abría un par de ojos verdes y dejaba que su cerebro se transparentase.
-Ese es el monstruo al que me enfrenté cuando llegué aquí. No podía estar siendo controlado por otra persona...
El llamado Chaos comenzó a deformarse con un brillo en su brazo derecho, un brillo demasiado similar al de la Emerald.
Entonces una extraña mutación hizo que en esa misma zona de su cuerpo se empezara a transparentar una extraña articulación, como un hueso. Su brazo creció hasta duplicar al otro en tamaño, y el hueso se apreció incluso más, casi pareciendo más piedra.
Sonic y Tails ya se imaginaban lo que venía a continuación; no era muy difícil saberlo. El monstruo emitió un sonido parecido a un eco submarino y un gorgoteo.
Cargó con su brazo fornido y se lanzó hacia Sonic, obligando a este a esquivarlo de un salto hacia atrás. Tails comenzó a volar mientras la criatura se preparaba para atacar otra vez.
Y estiró su brazo superdesarrollado contra Tails.
Sonic, antes de que alcanzara a su amigo, instintivamente se enroscó de un salto y golpeó a Chaos en la cabeza.
Se desequilibró un momento e hizo un sonido similar a un lamento mientras el agua que formaba su cuerpo gorgoteaba.
Entonces Sonic supo qué hacer.
-¡Tails, parece que su cabeza es su punto débil! -exclamó mientras su amigo esquivaba otra vez otro rápido ataque de Chaos, más agresivo incluso que el anterior. -¡Si le golpeamos lo bastante en su cerebro tal vez se debilite!
Chaos entró en cólera, dejándose ver en sus ojos radiantes y andar decidido. Su propia ira le estaba dando más fuerza y velocidad para combatir contra ellos.
Sonic aceleró bruscamente y levantó una nube de arena que impidió a Chaos acertar el golpe y ver dónde estaban sus enemigos.
Tails aprovechó esa ceguera temporal y le dio una patada desde el aire, dañando casi completamente su visible cerebro.
Chaos volvió a tambalearse un poco con un quejido, y le devolvió el golpe en un abrir y cerrar de ojos, dando a Tails de lleno mientras cerraba los ojos incapaz de reaccionar.
Cayó en la arena con una mueca de dolor, mientras Chaos se acercaba para asestarle un martillazo fatídico.
Sonic se horrorizó al verlo y exclamó:
-¡Tails, no! -casi instintivamente, Sonic aceleró y saltó hacia delante mientras se enroscaba.
Tan veloz y certero fue, que atravesó la cabeza de Chaos completamente como una bala. Una bala espinosa y rotatoria que deshizo el rostro de Chaos, salpicando el aire con el estallido en la parte frontal de su cara.
Se derritió. Deformándose poco a poco hasta convertirse en una masa amorfa de agua azulada y de ahí a un charco creciente.
Sonic cayó de forma casi impecable, mirando de reojo lo que quedaba de Chaos. El charco se movió rápidamente y Tails trató de levantarse y seguirlo. Sonic se giró, se acercó a él, y le puso la mano en el hombro indicándole que no siguiera andando.
"Déjalo, Tails. Hemos acabado con él de momento, lo más importante ahora es encontrar a Eggman. ¿Estás bien?
La sorpresa y molestia del zorro le alertaron un poco, pero Tails respondió con firmeza:
-Sí, tranquilo -su rostro se inclinó hacia abajo y Sonic pudo notar su tono triste, casi sollozando. -. Lo siento mucho...
Sonic se quedó en silencio unos segundos y le obligó a ponerse frente a él para responderle. Como temía, sus ojos azules estaban húmedos.
Sonic pasó de seriedad a comprensión, bajando sus cejas.
-Tails... has hecho lo que creías correcto. También podría haberte cogido a ti, y ni siquiera se ha quedado la Emerald; se la ha dado a ese Chaos y a él le hemos derrotado.
-Pero podría haber asumido el riesgo y enfrentarme a él, y Chaos se ha marchado con la Emerald... -decía Tails inseguro, culpándose. Sonic tan solo negaba con la cabeza hasta que le interrumpió.
-Tails, todo irá bien. Ya ha pasado todo, y ahora los dos sabemos cuál es su punto débil. Ni siendo más fuerte ha podido evitar que le derrotemos juntos.
Él le miró fijamente y sonrió con sinceridad.
-Está bien. Deberíamos volver a Knothole, para avisar al resto de Combatientes de lo que está haciendo Eggman. -Sonic asintió y se dispusieron a ir a Station Square. Tal vez allí encontraran una forma de volver a Acorn, o incluso pistas para seguir a Eggman.
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