V
Sally y Bunnie corrían entre los matorrales y árboles, buscando con desesperación a la joven conejita; jamás se perdonarían haber perdido de vista a una niña como Cream, de la que en cierto modo se estaban haciendo cargo.
Sally miraba a todos lados, jadeante, Bunnie se propulsaba entre los árboles para tener una vista más panorámica. Pero ninguna de las dos cosas parecía funcionar bien.
En un momento dado, a Sally le pareció oír algo.
-¡Espera, Bunnie! -dijo alzando la voz y una mano. Bunnie aterrizó con rapidez en el suelo, muy atenta y nerviosa. -Creo que he oído algo... ¡por allí!
Señalando un hueco concreto en la maleza, ambas corrieron todo lo que les permitían sus piernas, que a esas alturas ya era poco. Cuanto más avanzaban, menos luz; cuanto más corrían, más frío y miedo palpitando en sus venas.
Se detuvieron. Un chirrido ahogado se escuchó, con un muy atenuado gemido de terror. Eran Cream ¿y...?
Un potente grito robótico irrumpió de repente entre los matorrales; un cañón inmóvil en un brazo y el otro, metálico y de largos dedos, arrasando con las plantas y el aire como cuchillas.
La tensión de Sally y Bunnie se paró un momento como si de un disparo se tratara antes de retroceder del susto.
Pero hubo algo que les hizo todavía más difícil recobrar la compostura; en un costado del robot, entre la espalda y el brazo con cañón, se hallaba una jaula de vidrio en la que gritaba y golpeaba Cream.
Los circuitos del robot siguieron chirriando cuando Sally y Bunnie se prepararon para atacar. La princesa proyectó las espadas holográficas de sus muñecas mientras se levantaba, y Bunnie no tardó en modificar su brazo para crear un cañón.
Cuando el robot iba a propinar un potente cañonazo, Sally ya había dado un acelerón que le hizo perder el equilibrio por el corte de sus espadas. Y Bunnie, de un rápido salto, abrió fuego con intención de abrasar su cabeza electrónica.
-¡Princesa, Señorita Bunnie, cuidado! -exclamó Cream después de tanto zarandeado dentro de la jaula. Ellas se miraron con sorpresa: no podían dañar a Cream, pero tampoco podían dejar en funcionamiento al robot.
-Bunnie, yo saco a Cream de la jaula, tú destruye el cañón. -gritó Sally con decisión mientras el robot se levantaba tratando de dar un zarpazo, el cual ella no tardó en esquivar.
Bunnie asintió y volvió a disparar al brazo armado del robot mientras Sally trataba de romper el vidrio a base de tajos.
De lleno en el brazo; el robot volvió a contonearse y, además, la jaula se rompió. Cream no tardó en salir volando agitando sus orejas tras dispersarse los cristales.
Se puso a cubierto detrás de un árbol, mientras Sally y Bunnie le daban el golpe de gracia a esa máquina: un impacto limpio, una explosión no demasiado grande a pesar del estruendo que provocó. Lo habían conseguido.
Trozos de metal y chispas en el suelo, como un cadáver mecánico. Demasiado habituadas como para no pensar que se trataba de un robot de Eggman.
Y, efectivamente, de entre las piezas resquebrajadas, resaltaba el inconfundible logo del doctor: su propio rostro simplificado con una sonrisa psicodélica.
"No se le da precisamente bien disimular su ego", pensaron ambas. Cream aún esperaba pacientemente a que le avisaran de que todo estaba bien.
-Cream, ya puedes salir, cariño. -dijo Bunnie, jadeando y observando todavía los restos del robot. Ella salió con timidez y se acercó a ellas.
¿Por qué Eggman había mandado un robot allí...?
●●●
Tails no podía hacerse idea, de ninguna manera, de la mezcla de emociones que estaba sintiendo Sonic en ese momento. Corría por la playa a toda velocidad, entre enfadado y preocupado por su amigo.
"No te haces idea, Tails, en serio, ninguna. Algún día te quedarás en casa con una pierna rota por intentar imitarme, y yo tendré que ir a cuidarte todas las tardes, a ponerte la comida y una manta encima. Ojalá mi orgullo no me dejara tener que ir a rescatarte." pensó casi en voz alta, ignorando su alrededor. Las rocas que se cruzaba en el camino las evitaba por instinto, con una ligereza sorprendente. La estela azul formaba unas rectas y curvas extrañas que apenas duraban un segundo y se alargaba un par de metros. La arena se levantaba bruscamente como una tormenta en el desierto.
Sonic no llegó a fijarse en que las olas que hacía el mar no eran consecuencia del viento, no solo del suyo al menos. Algo lo estaba vigilando. Él lo sabía.
Sus espinas se tensaron como a quien se le eriza el vello, nunca mejor dicho viniendo de él. No dejó de mirar hacia delante, pero el filo de sus púas aumentaba con la sensación de que no todo estaba en calma. Se dirigió al puente de madera, el cual conectaba con otros puentes e islotes cercanos a esa playa. Apenas dio un giro o dos...
Y pasó lo que Sonic se temía.
Con un estruendo repentino, levantando olas de varios metros, surgió una figura que apenas pudo distinguir el erizo esquivando el golpe y mirando de reojo.
Una orca, enorme y... ¿robotizada?
Si tiene más hierro en piel que en sangre, es de Eggman, se permitió pensar Sonic, casi en voz alta.
La orca pasó al otro lado del puente, con un rugido demasiado metálico y estridente para tratarse de un animal común. El puente, aunque no terminaba de romperse, se balanceaba demasiado como para que Sonic pudiera correr a la misma velocidad que antes.
El agua y el salitre le salpicaban irremediablemente, cosa que no le gustaba precisamente. Con los ojos irritándose cada dos por tres, Sonic puso casi todo su esfuerzo en intentar ver lo que tenía delante y seguir corriendo.
La Orca le seguía, se lo decía su instinto y la marea aún inestable.
Si además me persigue, seguro que es Eggman.
Llegó a otro islote, algo pequeño para moverse con soltura, pero estaba claro que debía cargarse a ese robot antes de que rompiera algún puente y lo siguiera para atacar también a Tails.
De hecho... ¿y si fue precisamente esa orca la que atacó el avión de Tails?
No tuvo mucho tiempo de pensarlo; un láser fue disparado desde la boca del monstruo y Sonic tuvo que saltar para esquivarlo. De un acelerón, antes siquiera de caer, Sonic comenzó a golpearlo repetidamente en todas partes, como un láser rebotando por la cabeza de la orca.
El robot gruñó ante los ataques del erizo, que resultaba tanto doloroso como molesto. Trataba de morder, de sacudirse, pero él era más rápido.
Al ver que no podía concentrarse en su objetivo, activó el sonar y, de un potente chirrido, el erizo salió disparado con una onda expansiva.
Cayó en la arena, pero Sonic hizo una acrobacia antes de caer y logró frenar a tiempo, posándose en el suelo con su mano mientras miraba a su enemigo cara a cara.
Sus ojos destilaban una mezcla de furor y placer, como si la situación lo enojara e hiciera disfrutar al mismo tiempo. Una sonrisa ladeada apareció en su rostro; era solo un juego, un juego muy divertido.
La orca cibernética volvió a gruñir mientras se sumergía un poco, mostrando su aleta y sonar mientras rompía el oleaje con fuerza. Sonic se mantuvo alerta, en una posición con las piernas y brazos extendidos. No podía perderlo de vista aunque fuera más rápido.
Ya estoy perdiendo demasiado el tiempo contigo. Mi amigo está en peligro, y si ha sido por ti pienso destrozar hasta el último cable.
Cuando la orca volvió a abalanzarse Sonic saltó decidido y con el puño en alto, dispuesto a golpear de lleno su cabeza.
Sabiendo que tenía algún aparato en su cabeza, supo que había hecho bien en dañar la parte de donde procedía el sonar.
El impacto no rasguñó mucho al cyborg, pero Sonic tampoco sufrió mucho daño por golpear otra vez aquel armazón. Eggman no era tan estúpido como para dejar que un punto débil así de visible fuera frágil.
Sonic, antes de caer, volvió a impulsarse, envuelto una vez más en su aura azul; atacó, de forma incesante, al armazón donde se ubicaba el sonar. Como una pelota rebotando con fuerza contra el suelo.
La orca volvió a chillar del dolor, o tal vez era el propio armazón abollándose y estrujando los cables. Sin duda, el plan estaba funcionando y todo sería cuestión de insistir.
Pero en alguna parte del cyborg se activó un sistema defensivo, y una descarga eléctrica brotó y dio de lleno a Sonic. La sorpresa, el dolor y la parálisis le hicieron retroceder y caer hacia la arena otra vez.
No tuvo tiempo de incorporarse y gimió, retorciéndose mientras trataba de incorporarse. La orca trató de abalanzarse, de darle el golpe de gracia...
Hasta que algo la derribó y volcó hacia atrás.
No fue un golpe, no fue un disparo... fue una onda expansiva. Un sonido que se propagó y deformó hasta el aire en una frecuencia altísima, incluso para Sonic.
...y entonces apareció el causante.
-¡Sonic, levanta! ¡Vamos! -una voz aguda, de un chico joven, sonando desde lo alto.
¿Tails...?
Otro gritó sonó por parte de la orca, y otro estallido sónico se propagó, haciendo que Sonic se despejara un poco más. Se incorporó con un gran esfuerzo y vio algo que le sorprendía, aunque no demasiado: Tails estaba allí, esquivando los mordiscos y descargas de la orca mientras volaba con sus dos colas.
-¡Este cyborg lleva un sonar, lo que significa que también es sensible al ruido! -exclamó Tails, sin perder la concentración. -¡Puede crear sonidos de alta frecuencia, pero él también es vulnerable a ellos!
A Sonic le costó oír a Tails con claridad, pero entendió lo que quería decir: el punto fuerte del cyborg era también su punto débil.
Tails ya se las estaba apañando para aturdir a su enemigo, así que Sonic tenía la oportunidad de dañarlo sin mucho problema. Ya le preguntaría a su amigo qué había pasado después de la pelea.
La Orca fue dañada en partes vitales; Sonic había aboyado del todo el armazón y Tails debió de haberla mareado con tanto estallido en su sensible oído. Con un gruñido bajo, como si se durmiese, cayó en la orilla con los ojos cerrados y la boca abierta, desplomándose en la arena. Chispas y un poco de aceite brotaban del cadáver mientras Sonic y Tails observaban jadeantes.
-Ese cyborg ha derribado el Ciclón y ha hecho que me estrelle en una playa cerca de aquí -dijo Tails, sin mirarse entre ellos. -. Lo he dejado donde estaba y le he seguido hasta aquí.
-¿Por qué no usaste mi avión? -preguntó Sonic, muy secamente. -¿Por qué has venido hasta aquí después de lo que pasó con Eggman ayer?
Tails le miró sorprendido, y luego se entristeció. Sonic le observaba fijamente, con una mueca de enfado y lleno de severidad.
-E-estaba probando una nueva fuente de energía y... -no podía mirar a su amigo a la cara, la vergüenza lo carcomía por dentro.
-¿Y esa orca te atacó? -preguntó Sonic, todavía frío.
-...sí. -respondió Tails, logrando mirarle esta vez.
Sonic suspiró cerrando los ojos y volvió a mirarlo más tranquilo.
-¿Puedes enseñarme esa nueva fuente de energía? -preguntó, para sorpresa de Tails. No pudo disimular su asombro.
El zorro conocía a Sonic desde hacía tanto, y aún así no dejaba de sorprenderle. Tal vez Sonic no había dejado su enfado a un lado, no lo parecía, pero sí quisiera saber qué había llevado a Tails a esa situación, tratar de comprenderlo...
Sonic no cambió su expresión, así que Tails respondió, mientras comenzaba a andar hacia el otro lado de la orilla:
-Claro, por aquí. Estoy seguro de que ayudará al equipo.
●●●
Uno de los robots que había dispersado Eggman, pintado de un azul violáceo, patrullaba por una frondosa jungla. No había muchos animales, probablemente habían sido espantados por la presencia del Egg Carrier cuando viajaban hacia las Ruinas Místicas.
Sin embargo, eso suponía un problema; el único animal que estaba buscando podría haberse espantado también.
De modo que la búsqueda era igualmente complicada si había otros animales o no.
Unos indicadores se mostraban ante sus ojos, analizando cada detalle del terreno; temperatura, humedad, huellas, restos orgánicos de algún animal o planta..
Si quería encontrar a una rana con cola, debía buscar en un estanque, o tal vez en una fuente de energía...
En cualquier caso, otro robot, siendo este dorado, se encontraba a varias decenas de metros de este. La misma misión y el mismo mecanismo.
●●●
Amy llevaba un rato corriendo pájaro en mano, nunca mejor dicho. El robot no la había dejado de perseguir, aunque finalmente pudo parar, esconderse y comprobar que lo había despistado.
Jadeaba de cansancio, mientras el pájaro la miraba con atención, como si se preocupase por ella. Ella le sonrió y le dejó volar un poco.
-No te preocupes, Lily, ya no está por aquí. Pero no podemos bajar la guardia, ¿vale? -dijo Amy con voz dulce mientras el pájaro revoloteaba alegremente. Parecía que ya se habían hecho amigos, y todo por una casualidad y una persecución.
El pájaro volvió y se posó con confianza, mirándola con sus ojos cristalinos. Amy le sonrió dulcemente y se fijó en algo extraño: Lily llevaba un colgante de piedra, uno bastante grande en proporción a su cuello. En el centro había una gema gris incrustada, dándole una mayor vistosidad.
-Tienes un colgante muy bonito, Lily. -le dijo y el pájaro se restregó por el vestido de Amy, como si la abrazara. Ella río por lo bajo y le acarició la cabeza.
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Cream ya estaba a salvo en su casa, junto a su madre y aún afectada por lo sucedido. Llevaba una venda en el brazo, debido a una pequeña herida que le hizo el robot cuando la agarró. Estaba sentada en el sofá, junto a Cheese y a su madre, quien la consolaba un poco.
-Sentimos mucho lo sucedido, Vanilla -dijo Sally, con un tono muy cortés. -. No previmos que podía haber un Badnik cerca.
-No os preocupéis -respondió ella, levantándose y con los ojos cerrados. -. Habéis rescatado a Cream, que era lo más importante. ¿Queréis un té, chicas?
Bunnie se quedó pensativa, sin saber qué decir, pero Sally no tardó mucho en adelantarse:
-No es necesario, Sra. Vanilla, muchas gracias. Tal vez en otra ocasión, ahora debemos volver para reunirnos con el resto del equipo. Temo que ese robot sea un mal augurio.
-Está bien, espero que tengáis suerte y no haya más máquinas como esa peligrando la vida de mi hija. Por cierto, Sonic y Tails se fueron de Knothole hace varias horas.
Sally se sorprendió, pero Bunnie no compartió ese sentimiento. Sally no recordaba lo rápido que había salido el erizo de su casa, ni que había pasado una noche fuera.
-¿Dónde está? No me enteré de adónde se fue...
-Creo que Station Square. Ha salido en las noticias, parece que tuvo un contratiempo allí.
-Tu amante nunca deja de moverse, ¿verdad? -dijo Bunnie, dirigiendo una mirada pícara a su amiga. Sally se ruborizó y agachó la cabeza, mirando a otro lado muerta de vergüenza. Bunnie sonrió divertida por la reacción inocente de la princesa.
Poco después salieron de la casa de Cream, siendo ya mediodía. Sally tenía pensado recoger a NICOLE, después de que Amy le llamara avisando de que no había señal alguna después de varias horas. Debió irse a Station Square, si es que Sonic estaba allí. Eran como el relámpago y el trueno... uno veloz y la otra ruidosa.
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-¿Cómo va el plan, Orbot? -preguntó Eggman a su secuaz, el cual supervisaba varios datos desde un ordenador. Este se sobresaltó y hubiese tragado saliva de no ser por su cuerpo robótico.
-Emmm... Hay... buenas y malas noticias, jefe. -su tono temeroso se cruzaba con la atención del doctor.
-Empieza por las buenas, ¡siempre por las buenas! -dijo Eggman, eufórico. Orbot no quiso imaginarse lo que le deparaba al decir lo que tenía que decir.
-Las buenas noticias son... Akluht ha derribado el avión de Tails, Alpha ha encontrado al pájaro con el colgante, y Metal Sonic está más calmado. -dijo el robot esférico.
-¿Y las malas?
-Akluht ha sido destruido, Alpha ha perdido de vista al pajarillo y Epsilon ha sido destruido también. -se adelantó Cubot, con demasiada alegría e inocencia. Orbot giró la cabeza lentamente para mirarlo con odio y Eggman empezó a temblar de ira.
-¿¿¡¡CÓMO!!?? -gritó dándose la vuelta rápidamente. -¿¡Cómo es posible!?
Orbot tembló, con el terror vibrando en cada muelle, azotando cada tuerca de su cuerpo robótico.
-A-Akluht derribó a-al avión d-de Tails y-y luego vino Sonic y le a-ayudó a destruirlo... -trató de recobrar el habla mientras veía a Eggman cada vez menos enfadado, pero más expectante. -Alpha sigue buscando al p-pájaro y la chica q-que le acompaña, y Epsilon capturó a una n-niña de Knothole y la rescataron dos Combatientes.
Eggman suspiró de puro fastidio y frustración, intentando que su mal carácter no lo dominara y dañara su salud, mental o física.
-No sé de qué se extraña, jefe, es lo que ocurre siempre.
Eggman volvió a dirigirse a su secuaz con una mirada fulminante. Orbot puso una de sus manos en la frente, esperándose los peor del idiota de su compañero.
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-Esta es la fuente de energía de la que te había hablado. -dijo Tails mientras buscaba en su avión derribado. Sonic le miraba atento, con los brazos cruzados.
Entonces, después de haberse metido en el hueco del piloto y manchado un poco de aceite, salió de la cabina con algo en su mano. Sonic se sorprendió al instante, quedándose con los ojos muy abiertos.
"Sí, es una Chaos Emerald. Pensé que sería buena idea intentar usarla como combustible para el Ciclón, ya que su energía se renueva constantemente. Es como si fuese infinita."
-Entiendo... -respondió su amigo azulado, dejando caer sus brazos. -Entonces luego vino esa orca y te atacó, ¿no?
-Sí... -dijo Tails, mirando hacia abajo algo avergonzado.
-¿Y por qué querías venir aquí? -Tails se envalentonó y respondió con mucha más firmeza:
-Te vi peleando contra esa cosa en las noticias, llevaba un tiempo trabajando con Rotor en esta fuente de energía y creí que era buen momento para probarla. Quería ayudarte, como siempre.
Sonic volvió a quedarse callado, con la mirada perdida en el Ciclón. Cuando escuchó lo último que dijo su amigo, sonrió con simpatía.
-Gracias, Tails, pero tendrías que haber esperado a que me cargara otro juguete de Eggman. Lo bueno es que ahora podremos enfrentarnos juntos a él si hace algo aquí.
Tails le miró perplejo y con la boca ligeramente abierta, pero enseguida sonrió lleno de ilusión; sin duda Sonic era como un hermano mayor. Tan solo se preocupó de por qué estaba allí y cómo tuvo ese accidente, aunque no expresara directamente cómo se sentía. A Tails le resultaba curioso, tierno e impredecible.
Pero lo más importante era que, si bien esa orca cibernética era un mal presagio, estaban juntos frente a cualquier cosa que planeara Eggman allí.
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