IX
No sé cómo llegar hasta ti...
Lo que estás viendo ahora, lo que está pasando... es solo el principio...
Menos que eso...
Tan solo puedo intentarlo mientras duermes, tratar de darte mi mensaje a través de tus sueños...
Tú eres el primero. Sois tres Fulgores...
Aquellas palabras solo rebotaban en su mente como una cueva vacía y solitaria. No podía escucharla, no aún.
Solo de noche, y con suerte. Con la cabeza en alto y los ojos cerrados, hasta que suspiró resignada y la bajó. Su curioso sombrero bífido se balanceó en el acto, mientras se apagaba el brillo de sus ojos azules. Como dos zafiros envejeciendo de repente.
Su piel blanca sin nariz, ni cejas, desprovista de imperfecciones. No era humana, tampoco era Mobian...
Rezó internamente porque aquella noche, con suerte, pudiese finalmente hablar con su protegido. Su destino dependía de ello...
●●●
Sonic dio una patada fugaz y devastadora al robot, inclinándolo tanto que casi salió rodando por el suelo. Pero su robustez y su capacidad de levitar le mantuvieron en su sitio.
Claramente ese modelo no estaba pensado para combatir, sino para aguantar y seguir el rastro. Por eso había logrado seguirle la pista a Amy y aguantar hasta las maniobras más certeras de Sonic.
Aquello solo lo irritaba; ¿una máquina pensada precisamente para hacer un combate extremadamente largo y pesado? Repugnante.
Ni siquiera podía considerarlo un robot de combate. Y aún así le estaba causando más dolor de cabeza que muchos otros Badniks.
Llegó un punto en el que logró adentrarse en la zona de sus ojos rojos como bombillas mientras se enroscaba, pero aquello significó dos cosas.
Uno, el robot se detuvo un momento tras un chirrido extraño, lo que significaba que había tocado un punto débil.
Dos, esa misma interrupción activó algo en el robot y le hizo cambiar completamente de carácter. Sus pinzas empezaron a girar a gran velocidad, su armazón comenzó a liberar humo como una máquina de vapor y sus ojos brillaron de un tono rosado.
Había entrado en un modo furia.
Sonic no se acobardó, pero sí cambió a tácticas más evasivas; el badnik había empezado a dar vueltas con violencia y a tratar de arañarlo y agarrarlo con frialdad.
Justo cuando iba a asestarle un zarpazo, Sonic derrapó bajo su brazo y se enroscó para asestarle un demoledor golpe hacia arriba. En toda la cara.
Sonic rebotó para frenar en el suelo, aún enroscado, y volvió a golpear al robot mientras duraba el aturdimiento. Pero esta vez él logró detenerlo con sus pinzas, forcejeando para que Sonic no traspasase otra vez los barrotes de su casco.
Chirriaba. Salían chispas. Retrocedía por la fuerza que ejercía el erizo en sus pinzas, como una bola de cañón que insistía en avanzar.
Pero sus brazos no aguantaron lo suficiente, ni siquiera con la recuperación gradual, cada vez más operativo para seguir con el combate. Sonic terminó atravesando su rostro, impulsado por la fuerza con la que había sido retenido. Como una piedra saliendo disparada desde un tirachinas.
Sonic se dejó caer al suelo tras el ataque, posándose grácilmente nada más tocar el suelo. El robot tenía su cabeza irreconocible.
Tras un tambaleo y algunas chispas, terminó desplomándose entre luces y aceite derramado. Sonic sonrió triunfal, tan solo esperaba que Amy estuviese bien y Twinkle Park pudiera reparar los daños.
●●●
Amy iba con Lily en brazos a paso acelerado, pero sin llegar a correr. Las calles de Station Square aún estaban con bastante gente como para correr el riesgo de chocarse.
El pájaro no piaba ni aleteaba en las manos de Amy; sabía perfectamente que no le quería hacer daño y que la situación lo ameritaba. Después de haberle alejado de ese robot, había cogido confianza en ella.
Amy apenas despegaba su vista del frente, concentrada en alejarse lo más posible. Tal vez era buena idea buscar a Tails y los demás, al fin y al cabo ya se estaba encargando Sonic de aquel badnik (o lo que fuese) y Lily estaría más segura con el resto del grupo cerca de ella.
¿Dónde habían dicho que estaba el laboratorio? ¿En las alcantarillas...?
No, primero había que ir al Casino. Pero después sí había que ir a las alcantarillas...
Tal vez era mejor irse de Station Square muy lejos y poner a Lily a salvo. Además, ¿y si había más robots por allí?
Estaba el verde con sombrero del que había estado huyendo, estaba el enfrentamiento que habían tenido Sonic y Tails con Eggman... Tal vez la ciudad ya no fuese un lugar seguro.
Miró a Lily, abriendo ligeramente las palmas de sus manos para que la mirara mejor. El pájaro la observaba con confianza, sin moverse de su sitio.
Lily no tenía problema en adónde ir.
Quedándose más tranquila por la actitud pasiva y cauta del pájaro, Amy decidió dirigirse a la playa. Debieron de dejar allí el avión, o lo que fuera que usaron para llegar hasta allí.
●●●
Big llamaba bastante la atención entre los ciudadanos de Station Square; ¿qué hacía un gato rechoncho y enorme paseando todo el rato cerca de la playa?
Ni siquiera parecía un paseo, más bien parecía estar buscando algo. Aunque puestos así, no parecía un gato tampoco.
A menudo los humanos no sabían con certeza qué animal eran supuestamente los Mobians, teniendo que esperar a que ellos mismos lo dijeran. Es por eso que muchos preferían presentarse con su nombre y especie, en vez de nombre y apellido. Solo animales con características concretas podían darse el lujo de ser reconocidos a simple vista, como conejos, algunos félidos y ciertos pájaros.
Pero el caso de Big era incluso más desconcertante; su tamaño también era inusual, como bien indicaba su nombre.
Una vez más, la mayoría de Mobians cumplían con ciertos estándares de apariencia, y en la altura la mayor parte rondaba el metro, centímetros más arriba o más abajo.
Y Big era tan o más alto que un ser humano adulto.
Eso hacía que, a pesar de las distancias y el carácter pasivo de Big mientras trataba de no alejarse mucho de la costa, resaltara más que cualquier otro Mobian promedio. Los ojos como platos y las bocas abiertas se cruzaban más de una vez en su camino.
Él, sin embargo, estaba demasiado pendiente de lo suyo; había encontrado un avión destruido en la playa y otro en buen estado más lejos, por lo que supuso que efectivamente sus viejos amigos estaban allí.
Pero que uno estuviese destrozado y el otro vacío le preocupó, así que decidió apresurarse (es decir, un poco menos lento de lo normal) para encontrarlos mientras además buscaba a Froggy.
Lo mejor era no alejarse de la playa; quizá estaban cerca y no lo sabía, quizá solo se habían alejado temporalmente y volverían al avión, o quizá sí que les había pasado algo malo. Esa nave voladora tan grande había eclipsado su jungla, ¿y si se dirigía a esa ciudad también?
No tenía por qué ser así, pero todo podía pasar. Había mucha distancia entre Mystic Ruins y Station Square, pero no tanta como para no poder ir en bote.
Y aquello no fue algo en lo que Big pensó mucho... ¿cómo es que Isla Ángel estaba en el mar y no en el cielo como de costumbre? Quizá de ahí provenía el temblor.
Y, sin embargo, Big se limitó a coger la pequeña barca (al menos comparada con su tamaño) que usaba para pescar en el lago cerca de su casa, y se dispuso a buscar a Froggy.
No estaba en los alrededores de la jungla, en ningún estanque, así que alguien tan... despreocupado como Big estaba dispuesto a recorrer lo que había de océano hasta Station Square para ir a por su mascota.
Estúpido, pero lleno de amor.
●●●
Antoine intentaba dormir, con las luces apagadas y cubierto de sábanas, pero no podía. Sencillamente tenía insomnio.
Agotado, resignado y con ojeras, se quitó las sábanas de encima y se levantó para dirigirse a la cocina de su casa.
Tal vez comer algo le ayudaba...
Caminó a paso lento, golpeándose levemente los hombros con el marco de la puerta y las paredes, pero apenas le dolió. Solo quería avanzar y encontrar la forma de volver a tumbarse en la cama sin esa sensación extraña.
Llegó a la cocina, empezó a sacar varios ingredientes, se preparó un simple pero exquisito sándwich y cuando le dio el primer bocado, se dio cuenta.
Aquello no le iba a ayudar.
Decepcionado, pero más por no saber qué le ocurría que por haber perdido el tiempo en vano en levantarse e ir a la cocina. Al menos tenía un sándwich...
Masticó despacio, intentando dejarse llevar por el sueño una vez más... pero esa molestia invisible volvió.
Esos ojos de color lima y cabellera dorada aparecían en su mente como estrellas fugaces. Su sonrisa, su maquillaje tan bien aplicado, la forma en que esa coleta alta se ondeaba al viento...
Hasta cuando cambiaba de expresión o se daba la vuelta le resultaba igual de llamativo. Era guapa, realmente guapa, pero, ¿de verdad pensar eso significaba algo?
Sally también era bella con su flequillo rojo, ojos de color azul y carácter. Pero no le causaba ningún rubor Sally.
Amy era realmente tierna y alegre (sin contar sus arranques de ira), y se podía contar con ella.
Pero no le causaba ningún insomnio Amy.
Empezaba a volverse loco, y más si trataba de taparlo pensando en otras chicas...
¿Y Sonic? ¡Por favor, Sonic estaba buenísimo!
...pero no para Antoine. Nunca le gustaron las espinas de erizo ni lo que ello implicaba. Además, ya tenía su espada si necesitaba algo afilado.
Y, en el peor de los casos, su mejor pareja seguiría siendo un sándwich.
Pero ya se lo había terminado.
No estaba más despierto que antes, pero mientras tuviera que hacer tiempo para volver a su habitación, decidió hacerse otra pareja sin pasar por el luto: volvió a sacar el pan y hacerse otro sándwich.
●●●
Dos robots se hallaban cerca de un puerto, en la parte más baja y cubierta por salitre. Una plataforma que daba a los barcos allí desembarcados (y vacíos) y a las alcantarillas.
Al fin la habían encontrado. Tras husmear en una zona llena de agua y algas que daba al desagüe, uno de los robots sacó algo con sus brazos mecánicos mientras el otro aseguraba el perímetro.
Una rana. Una rana con cola.
Croaba y croaba tratando de zafarse de vez en cuando, inútilmente, pero las pinzas del androide eran más fuertes y seguras.
-Objetivo localizado y neutralizado -dijo con voz inexpresiva y electrónica. Cualquiera pensaría que estaba hablando de un animal terrible o un peligroso fugitivo, si no viera que se trataba de una pequeña rana.
El otro robot se giró aún con su cañón en alto y sin bajar del todo la guardia, mirando a su compañero.
-¿Le extirpamos la Esmeralda o se la llevamos al doctor? -casi la misma voz, aunque quizás solo lo parecía por tener exactamente la misma forma de hablar monótona y sintética.
-El doctor ha asegurado que la necesitaba, eso supone que debe estar viva por precaución. Tampoco es una amenaza. -qué absurdo resultaría para cualquiera ver dos androides hablando de una rana con cola que tienen que llevar hasta su maestro por haberse tragado una piedra.
Y más absurdo suena cuando se lee, ¿cierto?
Ambos robots se impulsaron y fueron hasta la playa, no fui lejos gracias al perímetro circular que rodeaba Station Square. Llegar a otro lado era tan fácil como desplazarse trazando una línea curva por el mar.
O el aire.
Era más difícil si no se podía volar o nadar.
●●●
Amy se acercó a un bajo muro de piedra que separaba Station Square de Costa Esmeralda, un escalón por debajo de la ciudad. La gente pasaba al lado de ese muro como una referencia al pasear alrededor de la metrópolis, con vistas al mar e incluso la posibilidad de sentarse en esa piedra lisa y de gris oscuro.
Mientras se unía a los humanos y escasos Mobians que pasaban por ahí, pudo ver a alguien llamativo a lo lejos. Un Mobian enorme, redondo y de color morado, con dos orejas largas y puntiagudas sobresaliendo de cabeza.
"¿Big...?"
Lily torció la cabeza extrañada, pero Amy comenzó a acercarse a ese individuo a paso acelerado. Cuanto más se aproximaba, más segura estaba de que era él.
-¡Big! ¡Big, cuánto tiempo! -exclamó la eriza, muy sonriente. El gato miró hacia el lado contrario, a su espalda en vez de de frente. -Big, estoy aquí... -volvió a girarse, miró hacia a abajo y vio a una eriza rosa que la miraba con ternura. Sí, ella a él. Lo que uno tenía de tamaño el otro lo tenía de carácter.
-¿Amy? -dijo después de un largo rato. Ella había empezado a pensar que no le reconocía, o que no se había dado cuenta de su presencia incluso. Big era muy lento en ese sentido.
Amy asintió y Big volvió a reaccionar después de unos largos segundos, sonriendo también.
"¡Amy!" Dijo alegre, aunque cuando la rodeó con sus brazos tanto ella como las personas que pasaban cerca miraron pusieron cara de horror.
No apretaba mucho, de hecho era hasta acogedor con ese pelaje suave y tupido, pero Amy se espantó al pensar qué habría pasado si no hubiera alzado a Lily sobre su cabeza a tiempo. El pajarillo seguía igual de dócil, aunque extrañado por la situación.
-Sí, Big, yo también te he echado de menos... -dijo Amy dulcemente, aunque a los civiles que pasaban les seguía pareciendo demasiado extravagante. Cualquiera diría que le estaba haciendo daño, él a ella y ella al pájaro.
Entre la diferencia de altura y la fuerza del Mobian coloso, Amy no tocaba el suelo. Pero poco después de que le dijera eso (más que una persona normal, claro), Big la volvió a posar suavemente en la acera. La cabellera de Amy no se despeinó por estar hecha de púas, pero de no ser así lo tendría encrespado en cuanto pisara el suelo. Eso y tendría el vestido arrugado.
Separó las manos y Lily salió volando para terminar posándose en el hombro de su amiga, como un loro.
"¿Qué haces aquí?" preguntó la eriza, aún sorprendida por la presencia (y el abrazo) de Big. Él se quedó un rato callado, ausente, con la mirada perdida.
Pero justo cuando Lily torció la cabeza en señal de no entender la reacción del gato, éste respondió con su voz grave e infantil:
-Estoy buscando a Froggy... se comió mi amuleto de la suerte y se fue... -arrastraba las palabras como si necesitara tiempo para pronunciarlas medianamente bien. Amy pestañeó repetidamente, perpleja.
-¿Froggy? ¿Lo has perdido otra vez? -No lo decía enfadada, pero sí impactada de que aquello le hubiera ocurrido de nuevo. -¿Y por qué la estás buscando aquí? ¡Mystic Ruins está lejísimos!
Big se quedó callado otra vez, a lo que Lily miró a Amy con incredulidad y ella hizo lo mismo de reojo.
-Froggy siempre va a zonas con agua, no importa qué lejos esté... Yo tampoco sé cómo llega a muchos sitios, es una rana muy lista...
Al menos admitía que su mascota era más listo que él. Cualquiera se sentiría acergonzado o apenado incluso de saber eso.
O quizá se preguntaría si Froggy era muy listo, Big muy poco espabilado o las dos cosas. Sin duda no eran una buena pareja.
Pero personas como Amy preferían verlo como algo adorable además de absurdo. De hecho, ¿cómo no se habían muerto ninguno de los dos todavía?
Nunca habían sufrido un accidente, más bien se lo habían causado a otros mientras Big intentaba volver a juntarse con su mascota.
Era hasta admirable.
Pero lo más admirable (más en un sentido neutro que en uno positivo) era el hecho de que un Mobian se juntara con un animal corriente. Y no solo eso, sino que se trataban de depredador y presa de ser ambos corrientes.
Cualquiera diría que la insistencia de Big era, precisamente, por querer comérselo...
Amy entonces tuvo una idea y decidió preguntar:
-Espera, Big, ¿cómo has llegado hasta aquí?
-He venido en mi bote de pesca...
-Ah... escucha, Big, este pajarito se llama Lily. Nos ha estado persiguiendo un robot de Eggman, creo que la quería a ella. Me da miedo que otros robots puedan hacerle daño, quiero llevarle a un lugar seguro. ¿Podrías ayudarnos?
Mientras Big procesaba la respuesta, algo inesperado sonó cerca de ellos. La gente había empezado a correr o alejarse con miedo.
-Objetivo localizado. Flicky con Chaos Emerald.
Amy no sabía qué estaba ocurriendo, hasta que saltaron dos robots desde el otro lado que daba a la playa. Unos propulsores resonaron con fuerza alertando tanto a Big como a ella (aunque este no lo demostró mucho). Lily piaba muy asustada, temblando entre las manos cálidas y protectoras de Amy.
Dos androides, parecidos a contenedores de basura con patas y un cañón largo en uno de sus brazos. Eran extraños, casi cómicos. Uno era amarillo y el otro rojo, ambos con una "E" y una letra griega pintada a un lado del armazón, como un sello.
Esos ojos rojos y redondos, ese color vivo que los distinguía a cada uno...
Eran parecidos, o al menos tenían la misma aura vacía pero alarmante que el robot verde que estuvo persiguiendo a Lily.
Amy dejó una mano libre para chasquear los dedos y, repentinamente, con una nube de humo, apareció su martillo. Big se fijó en lo que portaba el robot amarillo en su mano en forma de pinza.
¡Era Froggy!
-¡Froggy...! ¡Ven con papá, he estado muy preocupado! -alzó ligeramente los brazos en señal de querer ir a por él, a lo que Amy se adelantó para intentar detenerlo, desesperada. Lily fue soltada durante el proceso, y el robot rojo alzó su cañón.
Pero no disparó. Se quedó pasmado viendo a ese pájaro volar detrás de ellos, por encima de sus cabezas.
Amy se fijó en esto y terminó dejando que Big doblara el cañón del robot con suma facilidad, mientras la pinza que sostenía a Froggy se alzaba por encima de su cabeza, a lo que Big logró estropearla también con apenas esfuerzo y Froggy escapó de un salto.
El robot mostró un aura de miedo y todo antes de que Big lo derribara por completo aplastándolo.
Para lo que quería era muy rápido. Y exageradamente fuerte.
Mientras se dejaba caer sobre el robot aún operativo pero inmovilizado (e incapaz de usar su cañón desde ese ángulo) recogía a Froggy del suelo con ilusión y se levantaba, Amy siguió vigilando al pasivo robot rojo.
Parecía... impactado, triste. Como quien mira con nostalgia un recuerdo. Lily seguía volando y torció la cabeza sin entender su comportamiento.
El androide sentía... algo. Sí, empezó a sentir. Todo por ver a ese pajarillo, como si lo reconociera.
Sus ojos vítreos e inocentes le resultaban... familiares, esas plumas y ese pico eran de... alguien.
"¿Hermana...?"
Cuando el robot amarillo alzó el cañón para disparar a Big y alertar a Amy, el rojo le disparó primero. Un fogonazo que hizo estallar su armazón. Sin mirarlo siquiera.
Amy estaba impactada mientras que Big seguía acariciando a Froggy. No parecía haberse dado cuenta de la explosión.
Pero los ojos rojos del androide se cruzaron con los de ella. Una mirada indescriptible, imposible de descifrar.
Ella permanecía inmóvil y Lily se posó en su hombro, curiosa. El robot bajó el cañón y comenzó a retroceder sin despegar su vacío semblante de ellas dos.
-Familia. Debo encontrar a mi familia. Están atrapados. El doctor los atrapó. -retrocedió un poco más rápido (lo que su cuerpo pesado le permitió) y volvieron a sonar los chasquidos de sus propulsores. Fuego y viento empezó a salir de aquellas protuberancias en su espalda y se elevó por encima del suelo para irse de allí volando.
Amy seguía perpleja, tanto que no fue capaz de pestañear ni de juntar sus labios.
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