De repente una katana perfora el pecho de Azrael justo en el corazón y Azrael cae al suelo sin vida, Cesc no entiendia muy bien los que está sucediendo, mira para Gromar.

Gromar
— Hola chico.

Cesc lo abrazo con más fuerza, creía que era un sueño, hasta que Gromar le devolvió el abrazo. Sylphar y Aqualon aparecen heridos y se ponen delante de Cesc y Gromar para protegerlos Mouro con un simple gesto hace temblar la tierra.

Gromar, Sylphar, Aqualon y Cesc se preparan para la batalla. La figura inerte de Azrael yacía en el suelo con la katana de Gromar clavada en su pecho.

Mouro
— Rediros ahora y os prometo una muerte honorable.—su voz resonaba como un trueno.

Cesc
— Nunca nos rendiremos.—dijo muy seguro de si mismo

El Poder de Mouro

Mouro, el Señor de las Tinieblas, observaba la escena con una sonrisa malévola. Su presencia hacía que el mismo aire se volviera denso y difícil de respirar. Con un simple gesto de su mano, la tierra comenzó a temblar, como si el mundo mismo respondiera a su poder.

Mauro
— ¿Creen que pueden enfrentarme? Soy el principio y el fin, la oscuridad eterna.

El Enfrentamiento

Sylphar y Aqualon lanzaron un ataque combinado, utilizando el poder del viento y el agua para intentar desestabilizar a Mouro. Sin embargo, Mouro, con un simple movimiento, desvió sus ataques, haciendo que las fuerzas elementales se disiparan inofensivamente.

Gromar, con un rugido de furia, cargó hacia Mouro, su katana Terraquebranta levantada para un golpe devastador. Mouro, con una rapidez sobrenatural, se desvaneció en las sombras, reapareciendo detrás de Gromar y lanzándolo con una ola de energía oscura.

Cesc en Acción

Cesc, viendo la magnitud del poder de Mouro, sintió que la sangre de su herencia angelical se despertaba. Un aura brillante lo rodeó, y sus ojos comenzaron a brillar con una luz celestial.

Cesc
— ¡No permitiré que destruyas todo lo que amamos!

Invocando el poder de su linaje, Cesc lanzó un rayo de luz pura hacia Mouro. El rayo cortó el aire con una velocidad impresionante, impactando a Mauro y haciéndolo retroceder. Mouro, sorprendido por la fuerza inesperada de Cesc, se enfureció. Su aura oscura se intensificó y, con un rugido que resonó a través de las tierras, desató una tormenta de sombras y fuego. Sylphar y Aqualon, con las pocas fuerzas que les quedaban, crearon un escudo conjunto para proteger a Cesc y Gromar de la embestida.

En ese momento crítico, Gromar se levantó, lleno de una determinación renovada. Junto a Cesc, quien canalizaba tanto la luz celestial como la fuerza humana, cargaron juntos hacia Mouro. Sylphar y Aqualon, desde atrás, proporcionaron apoyo con sus poderes elementales.

La Decisión Final

En un último y desesperado intento, Cesc y Gromar combinaron sus ataques. Gromar, utilizando toda su fuerza, golpeó a Mouro con Terraquebranta mientras Cesc canalizaba un torrente de energía celestial directamente en el corazón del Señor de las Tinieblas. Mouro, atrapado entre el poder bruto de Gromar y la luz purificadora de Cesc, comenzó a desintegrarse. Su grito de furia y desesperación resonó mientras su forma se desvanecía en la oscuridad.

La tierra, ahora libre de la influencia de Mouro, se calmó. Sylphar y Aqualon, exhaustos pero victoriosos, se acercaron a Cesc y Gromar. La batalla había terminado, y aunque las cicatrices de la guerra permanecerían, la esperanza había prevalecido. Cesc, todavía brillando con la luz de su herencia, se volvió hacia sus compañeros. Juntos, habían derrotado a un enemigo aparentemente invencible. Y mientras el sol comenzaba a asomarse a través de las nubes, un nuevo día prometía la restauración y la paz en el mundo devastado.

En el campo de batalla, mientras el polvo de la reciente victoria aún se asentaba, el cielo se rasgó y un agujero oscuro apareció, revelando a Mouro nuevamente. Como un rayo, Mouro descendió con furia y precisión hacia Aqualon. En un movimiento rápido y mortal, Mouro lanzó la Lanza del Poder, la cual se clavó profundamente en el hombro de Aqualon.

Mouro, con una sonrisa malévola, miró a Cesc y explicó:

— La punta de esa lanza contiene el veneno ancestral de Afrodita. Solo tienes minutos para salvar a tu amigo, si es que puedes.

Cesc sintió una ola de desesperación y urgencia mientras veía a Aqualon retorcerse de dolor, el veneno comenzando a hacer efecto. Aqualon, un guardián majestuoso, estaba ahora en el umbral de la muerte, su vida pendiendo de un hilo. Mouro, moviéndose ahora con una velocidad sobrenatural, se apareció detrás de Sylphar. Con un golpe seco y brutal, Mauro derribó al guardián del aire, quien cayó al suelo con un gemido de dolor. Cesc, paralizado por la rapidez y la brutalidad de los acontecimientos, apenas podía procesar lo que estaba ocurriendo. En un abrir y cerrar de ojos, Gromar volvió a convertirse en piedra, su forma colosal inmovilizada por la mirada de Mouro.

El Despertar de Cesc

En ese instante de desesperación, algo se rompió dentro de Cesc. Una aura brillante comenzó a emanar de su cuerpo, intensificándose con cada segundo. Sus alas blancas surgieron de su espalda, irradiando una luz celestial que iluminó el campo de batalla. Mouro observó con interés, su sonrisa convirtiéndose en una mueca de desafío. Cesc, ahora consciente de su poder y su linaje, se dirigió a Mauro con determinación en sus ojos.

Cesc
— No permitiré que destruyas todo lo que es valioso para mí. Este es tu fin.

El Enfrentamiento Final

La lucha que siguió fue de una magnitud nunca antes vista. Cesc, con sus nuevas alas y su aura divina, se lanzó hacia Mouro con una velocidad impresionante. Cada golpe que intercambiaban resonaba como un trueno, y la tierra temblaba bajo sus pies. Mouro, utilizando todas sus habilidades oscuras, intentó someter a Cesc con oleadas de sombras y energía corrupta. Sin embargo, la luz de Cesc era un faro de esperanza, desintegrando la oscuridad con cada impacto. En medio de la batalla, Cesc recordó las palabras de Mouro sobre el veneno de Afrodita. Sabía que debía actuar rápido para salvar a Aqualon. Utilizando un breve respiro en la lucha, Cesc se dirigió hacia su amigo herido. Con sus manos brillando de energía divina, colocó sus palmas sobre la herida de Aqualon. La luz se intensificó, canalizando la pureza y la curación de su linaje celestial.

La Resurrección de Aqualon

Aqualon, sintiendo el poder curativo de Cesc, comenzó a recuperar fuerzas. El veneno de Afrodita fue purgado de su cuerpo, y sus ojos volvieron a brillar con la determinación del guardián del agua. Levantándose, Aqualon se unió a la batalla junto a Cesc.

La Victoria de la Luz

Con Aqualon a su lado, Cesc enfrentó a Mouro con renovada fuerza. Los ataques combinados de la luz celestial de Cesc y el poder acuático de Aqualon comenzaron a abrumar a Mouro. Sylphar, recuperándose lentamente, también se unió al combate, utilizando los últimos vestigios de su energía para invocar poderosos vendavales. Mouro, sintiendo la presión de los ataques combinados, comenzó a tambalearse. Con un último grito de desafío, lanzó una ola de oscuridad, pero fue interceptada y disipada por la luz pura de Cesc.

El Golpe Final

Cesc, utilizando toda su fuerza y determinación, lanzó un rayo de luz directamente al corazón de Mouro. Aqualon, canalizando el poder de los océanos, lanzó una ola masiva de agua purificadora. Mouro, atrapado entre la luz y el agua, comenzó a desintegrarse, su forma oscura desvaneciéndose en la nada. El campo de batalla, ahora silencioso y calmado, reflejaba la paz que había sido restaurada. Gromar, liberado de su prisión de piedra, se levantó una vez más, mientras Sylphar y Aqualon se reunían con Cesc. Cesc, agotado pero victorioso, miró a sus amigos con gratitud. Habían enfrentado a un enemigo formidable y habían prevalecido gracias a su coraje y unidad. La leyenda de la batalla contra Mouro, el Señor de las Tinieblas, sería recordada por generaciones como un símbolo de esperanza y la eterna lucha entre la luz y la oscuridad. Juntos, Cesc, Gromar, Sylphar y Aqualon se comprometieron a proteger el mundo de cualquier amenaza futura, fortalecidos por su amistad y el poder que compartían.

La Restauración del Mundo

Con la batalla final contra Mouro, el Señor de las Tinieblas, concluida, el mundo comenzó a respirar con alivio. Las heridas de la tierra, abiertas por los portales oscuros, empezaron a cerrarse gracias a la intervención de Cesc. Utilizando su poder celestial, Cesc logró sellar los agujeros y grietas que habían dejado escapar a demonios y otras criaturas malignas.

La Nueva Misión

Sin embargo, la paz no era completa. Los demonios y seres oscuros que lograron escapar antes de que los portales se cerraran, ahora vagaban libres por el mundo. Conscientes de esta amenaza persistente, Gromar, Sylphar, y Aqualon asumieron una nueva misión: capturar a estos seres y restaurar completamente la paz.

Gromar: El Titán de la Tierra

Gromar, con su fuerza colosal y su katana Terraquebranta y la espada de Rodas, se convirtió en el principal defensor contra las criaturas más brutales y salvajes. Viajando por montañas y bosques, Gromar utilizaba su poder para detectar y enfrentarse a demonios que se escondían en las profundidades de la tierra. Su presencia era imponente, y los demonios temblaban al escuchar su nombre.

Sylphar: El Guardián del Viento

Sylphar, con su conexión etérea con el viento y el aire, se dedicó a rastrear a los demonios que se desplazaban rápidamente o se ocultaban en lugares inaccesibles. Utilizando corrientes de aire y su habilidad para volar, Sylphar podía llegar a cualquier rincón del mundo en un suspiro. Su arco, infundido con magia del viento, y el arco que regalaron los elfos oscuros, permitía disparos certeros que capturaban a los demonios antes de que pudieran reaccionar.

Aqualon: El Protector de los Océanos

Aqualon, maestro del agua, vigilaba los ríos, lagos y océanos. Los demonios que intentaban esconderse en el agua encontraban en Aqualon un guardián incansable. Con su tridente y el báculo de los Minotauros, y su control absoluto sobre el agua, Aqualon podía crear prisiones líquidas y enviar olas gigantes para capturar a sus enemigos. Su sabiduría y paciencia eran sus mayores aliados en la caza de estas criaturas.

La Colaboración y la Paz

Cada uno de los guardianes, con sus habilidades únicas, formaba un equipo imparable. Cuando una amenaza resultaba demasiado grande para uno solo, se reunían para combinar sus fuerzas y estrategias. Cesc, aunque había sellado los portales, permanecía como una figura de liderazgo y apoyo, guiando a sus amigos con su luz y sabiduría. La caza de los demonios y seres oscuros no era solo una cuestión de fuerza. Los guardianes también buscaban entender las motivaciones y orígenes de estas criaturas, con la esperanza de prevenir futuras invasiones y mantener la paz a largo plazo. Gracias a Son el sabio  hechicero por su estudio de el libro de los demonios. Esa información era valiosa para los guardianes, esa información les ayudará a comprender a su enemigo.

Un Mundo en Recuperación

Con el tiempo, el mundo comenzó a sanar. Los pueblos y ciudades, una vez asediados por la oscuridad, florecieron de nuevo. Las historias de los guardianes y sus heroicas hazañas se convirtieron en leyendas, inspirando a generaciones a seguir sus pasos. Cesc, Gromar, Sylphar, y Aqualon continuaron su labor, no solo como cazadores de demonios, sino como protectores del equilibrio y la armonía. Su compromiso y valentía aseguraron que la sombra de Mauro nunca volviera a amenazar el mundo. En un claro bajo las estrellas, los cuatro amigos se reunieron una noche, recordando sus batallas y victorias. La luz de Cesc brillaba con suavidad, iluminando sus rostros. Sabían que mientras permanecieran unidos, ninguna oscuridad podría prevalecer.

Cesc
— Hemos pasado por mucho juntos, pero nuestro trabajo no ha terminado. Siempre habrá sombras que enfrentar, pero con nuestra amistad y fuerza, mantendremos este mundo seguro.

Los guardianes asintieron, comprometidos a seguir adelante, con la certeza de que mientras estuvieran juntos, la paz reinaría sobre la tierra. Mientras tanto en el este se estaba fraguando un plan para deshacerse de los guardianes.