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Dûrgoth-Khazad: La Fortaleza de las Tinieblas. En el oscuro corazón del continente de Narhûndor, allí donde la luz del sol rara vez penetra, se alza la formidable fortaleza de Dûrgoth-Khazad. Esta imponente estructura, forjada en una época de leyendas y terrores, es un bastión de sombras y maldad, el hogar del temido Señor de las Tinieblas, Urgûl the Dreaded. Su presencia domina el paisaje del Valle de la Desesperación, un lugar de perpetua oscuridad y desesperanza.
Enfrentando la Fortaleza
Gromar, Sylphar, Aqualon y Cesc habían llegado a la base de la imponente fortaleza de Dûrgoth-Khazad sin ser vistos, utilizando las sombras y sus habilidades para evitar las patrullas orcas, demonios y a los monstruos que infestaban el Valle de la Desesperación. Desde su escondite, podían ver la colosal Puerta de los Caídos, Urûk-Dûn, y sabían que su misión estaba a punto de volverse aún más peligrosa.
Gromar
—Estamos aquí. Ahora viene la parte más difícil. Necesitamos llegar a la puerta y desactivar las runas sin alertar a los dragones ni a las fuerzas de Urgûl.
Sylphar
—La Llave de Angûr debe ser usada con precisión. Las runas de la puerta están diseñadas para repeler cualquier intento de intrusión, pero esta llave debería neutralizarlas.
Aqualon
—Los dragones son nuestro mayor problema. Si cualquiera de ellos nos detecta, estaremos en graves problemas. Debemos ser rápidos y silenciosos.
Cesc
—Podemos hacerlo. Confío en vosotros
El Asalto a la Puerta
Con una combinación de magia y habilidad furtiva, el grupo se acercó a la Puerta de los Caídos. Sylphar comenzó a recitar los conjuros necesarios mientras sostenía la Llave de Angûr, que brillaba intensamente con una luz azulada. Las runas en la puerta comenzaron a desvanecerse lentamente bajo el poder de la llave.
Gromar
—Manteneos alerta. Puede que desactivar estas runas active alguna trampa o alerta.
Mientras Sylphar trabajaba, Gromar, Aqualon y Cesc vigilaban los alrededores, atentos a cualquier señal de peligro. El dragón rojo sobrevolaba la torre más alta de la fortaleza, y su mirada feroz barría el terreno con frecuencia. Al mismo tiempo, el dragón blanco patrullaba las afueras más allá del muro, sus escamas reluciendo a la luz tenue del sol que apenas atravesaba las nubes perpetuas del valle. Mientras a Aqualon se le ocurrió la brillante idea de hacer a una copia exacta de Cesc pero de agua y de demás elementos para en caso de ser vistos que la copia de Cesc sea una distracción, Gromar asiente con la cabeza, Aqualon mira fijamente a Cesc, Aqualon empieza a hacer el conjuro, pasan los minutos y Aqualon acaba su obra de arte, empieza a manejarlo como si fuera una marioneta, como el dragon blanco no deja de sobrevolar la zona donde estan ellos decidió sacar a pasear a la copia perfecta de Cesc. El dragón blanco muerde el anzuelo, coge a la copia de Cesc y se dirige hacia la fortaleza, mientras vuela el dragón se va sintiendo más débil y se estrella contra unas de las torres, los orcos demonios no sabian lo que estaba pasando y ahora el centro de atención estaba en donde se cayó el dragón blanco.
Cesc
— Que demonios a pasado?— Pregunta con cara de asombrado.
Aqualon
— Nada, que en tu muñeco le puse unas esporas de una planta marina que te hace dormir durante días.
Gromar sonrie y asiente, en cambio a Cesc no le parecía tan gracioso.
Desactivando las Runas
Con un último susurro de los conjuros, Sylphar completó el proceso. Las runas en la puerta se apagaron, y la Llave de Angûr dejó de brillar, indicando que la protección mágica había sido desactivada.
Sylphar
—Está hecho. La puerta ya no está protegida mágicamente. Podemos entrar.
Aqualon
—Bien, pero debemos hacerlo rápido. El dragón que queda está un poco irascible.
Sylphar
— La que has liado pollito.—le decía a Aqualon mientras mira como cae un trozo de torre encima del dragón blanco.
Infiltrándose en la Fortaleza
Gromar empujó la pesada puerta, que ahora se movía con un crujido ominoso. El grupo se adentró en los oscuros pasillos de la fortaleza, avanzando con cautela. Las sombras eran profundas, y el aire estaba cargado de una sensación de peligro inminente.
Cess
—Necesitamos encontrar el camino hacia la torre principal. Si llegamos allí, podremos enfrentarnos a Urgûl directamente.
Gromar
—Siganme. Recuerdo los mapas que estudiamos; deberíamos dirigirnos hacia el corazón de la fortaleza.
Enfrentando a las Huestes del Señor de las Tinieblas
Mientras avanzaban, encontraron poca resistencia inicial, lo que les permitió moverse rápidamente hacia el interior de la fortaleza. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a encontrar patrullas de orcos, orcos demonios y otros monstruos.
Aqualon
—¡Preparados para luchar! No podemos permitir que den la alarma.
Combates en la Fortaleza
A medida que Gromar, Sylphar, Aqualon y Cesc se adentraban más en la oscura fortaleza de Dûrgoth-Khazad, los enfrentamientos se volvieron inevitables. La tensión en el aire era palpable, y cada paso los acercaba más a las huestes del Señor de las Tinieblas.
Primer Enfrentamiento: El Pasillo de la Sombra
El grupo avanzaba por un largo y angosto pasillo cuando se encontraron con la primera patrulla de orcos. Eran cinco, equipados con armaduras negras y armados con espadas y hachas afiladas.
Gromar
—¡Cesc, a la retaguardia! Sylphar, cúbrenos con tus hechizos. ¡Aqualon, conmigo!
Gromar y Aqualon cargaron hacia adelante con una sincronización perfecta. Las espadas de Gromar destellaban en la penumbra, bloqueando y parando los ataques de los orcos con una habilidad formidable. Aqualon, por su parte, usaba su destreza para lanzar ataques rápidos y precisos, hiriendo a los enemigos en puntos vitales.
Sylphar se colocó detrás, recitando un encantamiento. De sus manos emergió una bola de fuego que se lanzó hacia los orcos, explotando en medio de ellos y desorientándolos.
Cesc
—¡Gromar, por la derecha!
Cesc, con su aguda vista, señaló una apertura en la defensa de los orcos. Gromar aprovechó la oportunidad, cortando a través de dos de ellos con un solo golpe certero. Los orcos demonios restantes, confusos y debilitados, fueron rápidamente abatidos por el equipo.
Segundo Enfrentamiento: La Cámara de las Espadas
Más adelante, el grupo entró en una cámara amplia, iluminada débilmente por antorchas. Dos ogros demonios enormes, guardias de élite, estaban allí, cada uno blandiendo un par de espadas dobles.
Aqualon
—Estos serán duros. Necesitamos estrategia.
Sylphar
—Déjamelos a mí. Usaré un truquito para desequilibrarlos.
Sylphar invocó un hechizo de viento, creando una ráfaga que empujó a los ogros hacia atrás. Aqualon aprovechó el desequilibrio, lanzándose hacia uno de ellos con una serie de ataques rápidos. Sus movimientos eran como un baile, evadiendo los poderosos golpes de los ogros y encontrando huecos en su defensa.
Gromar se enfrentó al otro ogro demoníacos , utilizando su fuerza bruta para bloquear los ataques y contraatacar con una fuerza imparable. Sus golpes eran como martillazos, cada uno debilitando más al gigante.
Cesc, usando su agilidad y conocimiento del terreno, lanzó cuchillos arrojadizos hacia los puntos vulnerables de los ogros demonios. Uno de los cuchillos se clavó en el ojo de un ogro demonio, haciéndolo rugir de dolor y perder su concentración, momento que Gromar aprovechó para asestar el golpe final.
Tercer Enfrentamiento: La Escalera del Destino
Mientras ascendían por una estrecha escalera de caracol hacia la torre, se encontraron con un grupo de guardias demoníacos. Estas criaturas, con piel roja y alas de murciélago, eran rápidas y letales.
Gromar
—¡No podemos dejarlos llamar refuerzos! ¡A por ellos!
Sylphar
—¡Rayo de hielo!
Sylphar levantó sus manos y lanzó rayos de hielo que congelaron las alas de dos de los demonios, haciéndolos caer pesadamente al suelo. Aqualon se movió con rapidez, decapitando a uno de los demonios antes de que pudiera levantarse.
Cesc
—¡Están viniendo más!
Desde arriba, más demonios descendían, lanzando ataques con garras y magia oscura. Gromar, en un acto de valentía, avanzó para bloquear el estrecho paso, usando su escudo para detener los ataques mientras Aqualon y Cesc acababan con los demonios caídos.
Aqualon
—¡Esto no puede durar mucho más! ¡Sylphar, haz algo!
Sylphar canalizó una potente descarga mágica, creando una explosión de energía que barrió a los demonios restantes. Con el camino despejado, el grupo siguió adelante, sabiendo que cada enfrentamiento los acercaba más a su objetivo final.
Cuarto Enfrentamiento: La Sala de las Sombras
Finalmente, antes de llegar a la cima, se encontraron en una vasta sala llena de sombras vivientes, entidades que absorbían la luz y la esperanza.
Gromar
—¡Manteneos unidos! Estas sombras pueden separarnos y debilitarnos.
Sylphar
—Necesitamos luz pura para destruirlas.
Sylphar, con un esfuerzo supremo, conjuró una esfera de luz brillante que expandió su resplandor por toda la sala. Las sombras chillaron y se disiparon, incapaces de soportar la pureza de la luz.
Aqualon
—¡Increíble! ¡Vamos, tenemos que seguir!
Preparados para el Enfrentamiento Final
Con cada combate superado, el grupo no solo había demostrado su destreza, sino que también había fortalecido su determinación y unidad. Ahora, a las puertas del enfrentamiento final con Urgûl the Dreaded, estaban listos para cualquier cosa que pudiera venir.
Gromar
—Hemos llegado hasta aquí juntos. No nos detendremos ahora.
Sylphar
—La fortaleza misma parece temblar ante nuestra determinación.
Aqualon—Por nuestros hogares, por aquellos que dependen de nosotros.
Cesc
—Juntos, venceremos.
Con un último empujón de determinación, ascendieron los escalones finales, listos para enfrentarse al Señor de las Tinieblas y liberar a Narhûndor de su opresión.
Hacia la Torre de la Sombra
Finalmente, llegaron a la base de Thaur-Bathak, la Torre de la Sombra, el lugar más oscuro y siniestro de toda la fortaleza. Sabían que Urgûl the Dreaded probablemente los esperaba en lo alto de la torre.
Gromar
—Este es el momento decisivo. Si derrotamos a Urgûl, podremos liberar a Narhûndor de su tiranía. ¡Por nuestros hogares y seres queridos!
Sylphar
—La magia en esta torre es poderosa. Manteneos juntos y no bajéis la guardia.
Cesc
—Estamos con vosotros, hasta el final.
El Ascenso Final
Con el corazón lleno de determinación y el espíritu de sus aliados apoyándolos, el grupo comenzó a ascender la Torre de la Sombra. Cada paso los acercaba más al enfrentamiento final con Urgûl the Dreaded. Los ecos de sus pasos resonaban en la piedra oscura, y la luz tenue de las antorchas arrojaba sombras largas y siniestras en las paredes.
Aqualon
—Estamos listos para enfrentar cualquier cosa. Juntos, somos más fuertes.
Con un último empujón, alcanzaron la cima de la torre, donde los esperaba el Señor de las Tinieblas, rodeado de un aura de oscuridad y poder malévolo. La batalla final por el destino de Narhûndor estaba a punto de comenzar. A su derecha está Azrael y a la izquierda está Malakan. Se escucha unos aplausos de Azrael y Malakan.
Azrael
— Buen truquito lo del señuelo, y hacer que el dragón blanco caiga y destroce la torre aún es más épica la jugada. — Mientras se ríe
Gromar, Sylphar, Aqualon y Cesc estaban enfrente de estos tres demonios poderosísima, la tensión se notaba en el ambiente, ahora solo el tiempo dirá cuánto dura esta lucha.
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