25
En la fortaleza todo parecía tranquilo, Loxe les llevó a la sala de los guardianes, allí Gromar se sentía como en casa, la cara de felicidad lo decía todo, de pronto se escucha la puerta principal abrirse y alguen dice
—Hola general que le trae por estas tierras tan lejanas
Gromar dirige la vista hacia donde venía la voz y con una sonrisa en la cara dice
—Hola granuja.
Se dan un abrazo, y se sientan
Sylphar:—Veo que solo tienes ojos para Gromar, Iván
Iván se levanta va hacia Sylphar se inclina y le da un beso en la mano,
Iván (con respecto, mientras le besaba la mano):—Princesa
Sylphar viene de una familia de linage real.
Sylphar (sonrió):—Pero eso fue hace mucho tiempo.
Gromar, Sylphar y Aqualon les pusieron al tanto de todo, lo que había pasado en el bosque sombrío, el porqué los demonios están detrás de Cesc. Tras horas de conversación Loxe ahora general de los guardianes de la fortaleza y Iván gobernador de la fortaleza y ciudad de los mamuts escuchaba con atención
Loxe, con su semblante serio y decidido, habló:
—Debemos preparar nuestras defensas. La Fortaleza de la Fosa de los Mamuts ha resistido muchas amenazas, pero nunca hemos enfrentado algo como esto. Iván, necesitamos movilizar a todos nuestros guerreros y asegurar que los civiles estén protegidos.
Iván asintió, su rostro reflejando la gravedad de la situación.
—Así será, Loxe. Gromar, Sylphar, Aqualon, vuestra llegada ha sido un rayo de esperanza en estos tiempos oscuros. Nos uniremos a vosotros para proteger esta tierra y a Cesc.
Sylphar, con una mirada de determinación, añadió:
—Juntos, somos más fuertes. No permitiremos que las sombras nos dominen.
En ese momento, la sala resonó con el eco de la determinación y la valentía de aquellos reunidos. La Fortaleza de la Fosa de los Mamuts, con sus muros antiguos y guardianes valientes, se convertiría en el bastión contra las fuerzas oscuras que amenazaban con consumir todo a su paso.
Los días siguientes fueron de intensa actividad. Los guardianes reforzaron las murallas, prepararon las armas y entrenaron incansablemente. Los herreros trabajaban día y noche, forjando espadas y armaduras, mientras los exploradores patrullaban los alrededores en busca de cualquier señal de los demonios. En el gran salón de la fortaleza, un mapa detallado del Prado de la Fosa de los Mamuts estaba desplegado sobre la mesa de piedra. Gromar, Sylphar, Aqualon, Loxe e Iván discutían estrategias y posibles tácticas para enfrentar la amenaza inminente.
Finalmente, el día llegó. Desde las murallas de la fortaleza, se podía ver una sombra oscura aproximándose en el horizonte. Los demonios, liderados por Azrael y Malakan, avanzaban con una ferocidad implacable.
Gromar, al frente de los defensores, levantó su espada y gritó:
—¡Por la Fosa de los Mamuts! ¡Por la libertad y la esperanza!
La Batalla de la Fortaleza de la Fosa de los Mamuts comenzó con el primer resplandor del amanecer, un preludio de la tormenta que se cernía sobre ellos. Desde lo alto de las murallas, los guardianes divisaron la nube negra que avanzaba, acompañada por un sonido gutural y estremecedor. Los demonios, liderados por Azrael y Malakan, se aproximaban con una determinación implacable.
Gromar, Sylphar, Aqualon, Loxe e Iván se encontraban en la muralla principal, observando la oleada de oscuridad. Iván, con mirada firme, comenzó a dar órdenes. Los guardianes se movían rápidamente, ocupando sus posiciones y preparando las defensas.
La Primera Embestida:
La primera oleada de demonios chocó contra las murallas como un tsunami de maldad. Azrael, montado en el dragón rojo, ordenó el ataque. Llamas infernales llovían desde el cielo, mientras los guardianes respondían con flechas y lanzas encantadas, brillando con una luz azulada.
Los primeros choques fueron brutales. Los demonios, con su fuerza y ferocidad, intentaron escalar las murallas, pero los guardianes, bien entrenados y resueltos, resistieron. Desde las torres, los defensores lanzaban rocas y aceite hirviente, creando barreras de fuego.
Gromar se lanzó al frente de batalla, su espada dorada relucía mientras derribaba enemigos con cada golpe. Sylphar, usando su magia ancestral, lanzaba poderosos conjuros que desintegraban a los demonios al contacto. Aqualon, con su control sobre los elementos, levantaba muros de agua y hielo para contener a las hordas.
La Embestida Demoniaca:
A medida que la batalla se prolongaba, la presión aumentaba. Azrael, furioso por la resistencia, ordenó un ataque total. El dragón rojo lanzó una ráfaga de fuego que derribó parte de la muralla, creando una brecha. Los demonios se precipitaron por la abertura, y el combate cuerpo a cuerpo comenzó.
Iván, mostrando su liderazgo, organizó una contraofensiva. Llamó a los mejores guerreros y lideró una carga hacia la brecha. Loxe, a su lado, luchaba con una fuerza inigualable, aplastando a los demonios con su martillo de guerra.
La Llegada de los Refuerzos:
Cuando todo parecía perdido, un rugido resonó en el cielo. Aqualon liderados por las lechuzas gigantes del Bosque Sombrío que también se unieron, por el otro lado vinieron ayudar los elfos y los licántropos del bosque sombrío, atacando las lechuzas gigantes desde el aire y hostigando a los demonios. El enfrentamiento aéreo entre las lechuzas gigantes y el dragón rojo y el dragón blanco fue épico. Las lechuzas más pequeñas con los elfos y licántropos ayudaron a defender las murallas.
La Retirada de los Demonios:
La llegada de los refuerzos y la retirada del dragón rojo y dragón blanco cambiaron el rumbo de la batalla. Los demonios, viendo a su líder derrotado, comenzaron a retroceder. Azrael y Malakan, heridos y furiosos, juraron venganza antes de desaparecer, Malakan silva y viene hasta él el dragón blanco, Malakan suben a lomos del dragón blanco y se retiran, hace lo mismo Azrael y se sube a su dragón rojo, y mirando con rabia a donde está Gromar, da un grito de rabia que se puede escuchar en un radio de dos kilómetros.
Los defensores de la fortaleza, agotados pero victoriosos, persiguieron a los demonios hasta las fronteras del prado, asegurándose de que no volvieran.
El Final del Asedio:
Cuando la batalla terminó, la fortaleza estaba en ruinas, pero el espíritu de sus defensores permanecía inquebrantable. Gromar, Sylphar, Aqualon, Loxe e Iván se reunieron en la Gran Sala, sus cuerpos marcados por la batalla.
Iván, con voz firme, declaró:
—Hemos resistido. La Fortaleza de la Fosa de los Mamuts se mantiene en pie. Nuestros sacrificios no han sido en vano.
Sylphar, mirando a sus compañeros, añadió:
—La oscuridad ha sido repelida, pero debemos permanecer vigilantes. La lucha continúa, y juntos, protegeremos esta tierra de cualquier amenaza.
Gromar, con mirada determinada, levantó su espada y dijo:
—Por la Fosa de los Mamuts, por nuestra libertad y por aquellos que ya no están con nosotros, seguiremos luchando.
Y así, en la calma después de la tormenta, la Fortaleza de la Fosa de los Mamuts se convirtió en un símbolo de resistencia y valentía. Los guerreros comenzaron a reconstruir y fortalecer sus defensas, sabiendo que, mientras permanecieran unidos, ninguna sombra podría oscurecer su luz.
Al amanecer del siguiente día, la Fortaleza de la Fosa de los Mamuts se despidió de sus héroes. Gromar, Sylphar, Aqualon y Cesc, aunque agotados por la batalla reciente, se prepararon para reanudar su viaje hacia la Ciudadela. El aire fresco de la mañana trajo consigo una sensación de esperanza y determinación renovada.
Partida de la Fortaleza:
Loxe y Iván, quienes habían sido sus anfitriones y compañeros de batalla, se encontraban en la entrada de la fortaleza para despedirlos. Iván, con una mirada firme pero amable, les dijo:
—La Fortaleza de la Fosa de los Mamuts siempre tendrá sus puertas abiertas para vosotros. Lucharemos por la misma causa y, si nos necesitáis, solo tenéis que llamar.
Loxe, con un gesto solemne, añadió:
—Que los vientos os sean favorables y que la luz os guíe en vuestro camino.
Con un último abrazo y palabras de aliento, Gromar, Sylphar, Aqualon y Cesc emprendieron su marcha, dejando atrás la fortaleza que había sido testigo de una de sus más grandes victorias.
El Camino a la Ciudadela:
El viaje hacia la Ciudadela los llevó a través de variados paisajes: bosques frondosos, ríos caudalosos y colinas onduladas. A pesar del peligro constante que los acechaba, el grupo encontró momentos de paz y camaradería. Durante las noches alrededor del fuego, compartían historias y planes para el futuro. Sylphar, con su sabiduría ancestral, instruía a Cesc en el uso de la magia, mientras Aqualon hablaba de las antiguas leyendas y de los dragones que una vez dominaron los cielos. Gromar, siempre vigilante, aseguraba el perímetro, protegiendo a sus compañeros de posibles amenazas.
Encuentro en el Bosque:
Una noche, mientras acampaban en un claro del bosque, un sonido inquietante resonó entre los árboles. Gromar y Aqualon se levantaron al instante, armas en mano. De la oscuridad emergieron figuras encapuchadas. Sin embargo, lejos de ser enemigos, resultaron ser un grupo de elfos errantes, aliados del Bosque Sombrío. El líder de los elfos, un anciano de aspecto noble, se presentó como Eldranor. Conocía a Sylphar desde hacía siglos y había oído hablar de su lucha contra los demonios. Los elfos compartieron alimentos y noticias de la región, advirtiéndoles de los espías de Azrael que merodeaban cerca de la Ciudadela.
Eldranor, con voz grave, les dijo:
—Azrael y Malakan no desistirán fácilmente. Sus espías están por todas partes, buscando debilidades. Sed cautelosos al acercaros a la Ciudadela. La oscuridad aún acecha.
Llegada a la Ciudadela:
Después de varios días de viaje, finalmente divisaron la silueta majestuosa de la Ciudadela. Sus altas torres y murallas robustas se alzaban imponentes contra el cielo, un bastión de esperanza en tiempos oscuros. A medida que se acercaban, podían ver la actividad frenética en las puertas: guardias vigilantes, comerciantes, y ciudadanos preparándose para cualquier eventualidad. Al cruzar las puertas de la Ciudadela, fueron recibidos por un grupo de sabios y soldados, encabezados por Kael que les dice
—Bienvenidos, Gromar, Sylphar, Aqualon y muchacho Hemos oído de vuestras hazañas. Ciudadela está a vuestra disposición, Son os espera en el gran salón.
Son se reunie con Gromar y hablan durante horas, Son explica a Gromar los puntos débiles de los demonios, sus tácticas de mando y de técnicas de lucha y sus costumbres
Preparativos y Planificación:
Instalados en la Ciudadela, Gromar, Sylphar, Aqualon y Cesc se reunieron con los líderes de la ciudad para planificar su siguiente movimiento. La sala de consejo, iluminada por candelabros de cristal, resonaba con la voz de estrategas y guerreros.
Sylphar, mirando un mapa extendido sobre la mesa, señaló varios puntos estratégicos.
—Debemos fortalecer nuestras defensas aquí y aquí. Azrael buscará cualquier debilidad. Además, necesitamos alianzas con las tribus del norte y los clanes del este.
Aqualon, con su conocimiento de las antiguas leyendas, sugirió buscar artefactos perdidos que podrían darles ventaja en la batalla.
—Existen reliquias olvidadas en las Montañas Brumosas. Con ellas, podríamos cambiar el rumbo de esta guerra.
La Amenaza Inminente:
Mientras los preparativos continuaban, la tensión en la Ciudadela crecía. Los espías de Azrael se movían en las sombras, y la sensación de una batalla inminente pesaba sobre todos. Sin embargo, la presencia de Gromar, Sylphar, Aqualon y Cesc inspiraba valor y esperanza entre los ciudadanos.
Gromar, con su voz firme, se dirigió a los habitantes de la Ciudadela desde el balcón principal:
—Nos enfrentamos a una oscuridad implacable, pero juntos, somos una fuerza indomable. Lucharemos por nuestra libertad, por nuestro hogar, y por aquellos que no pueden luchar. La luz prevalecerá.
Y así, con el espíritu de resistencia encendido, la Ciudadela se preparó para el inevitable enfrentamiento, con sus héroes al frente, listos para enfrentar cualquier desafío que se presentara.
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