|•|CAPITULO 5|•|
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THAMIEL
—"Encárgate de todo Thamiel, si existe un error te devuelvo al infierno"—
Y así lo hice, un día después de que Uriel partiera a aquella cabaña fui por la mundana y la lleve al lugar que habíamos preparado.
Más claro no podía haberlo expresado, no había que sorprenderse de su comportamiento si siempre fue así.
Él ordenaba y nosotros cumplíamos, no por miedo, más que todo era por respeto, al menos eso de parte mía, muy en el fondo sigue siendo ese angel que nos motivo a seguir, el nos convirtió en lo que ahora somos y no me refiero a demonios, sino a seres que lograron librar una guerra con una legion de angeles, seres que lograron dominar el averno y conquistar aquellas tierras malditas, gracias a el somos seres temidos por ángeles y demonios.
Pese a todo con él nunca faltaba la diversión, eso era suficiente para permanecer a su lado, no estaría dónde estoy si no fuera por él, pero por obvias razones eso no se lo diría jamas.
—Bien, mientras tanto deberías pensar en un nombre.
—¡Por qué mierdas tendría que cambiar mi nombre?!
—Verás aquí en la tierra los humanos no suelen usar ese nombre y menos en sus hijos porque tendrían que odiarlos demasiado para ponerles tal nombre, además no querrás asustar a la mundana
—Si esta es una de tus bromas te mato Thamiel, no estoy de humor
¿Alguna vez lo estaba?
—No es ninguna broma, lo digo en serio— respondí sin mirar su reacción— solo oí ese nombre un par de veces, lo llevaba un hermoso doberman.
No oí una respuesta, pero no tardó en sujetarme del cuello estrellándome contra el escritorio de aquella habitación.
—Por favor no lo mates, no es su culpa ser tan idiota, de echo es de naturaleza.
La voz de Aluca resonó por todo el lugar.
—Oh qué gran concepto tienen sobre mí—respondí
—No es una mentira lo que afirma—
Amane ingresó en el salón con esa mirada indiferente característica de ella y una pierna de pollo en la boca.
Siempre comiendo, si no lo hacía se ponía de muy mal humor.
Todos en este grupo poseían un pésimo humor, pero yo era una clara excepción de eso no había duda.
—Buena chica—dijo Aluca acariciando la cabeza de Amane como si de un cachorro se tratara.
Lucifer aflojó el agarre, así que sin perder tiempo me avente sobre Amane besando su frente.
Siempre había tenido una relación bastante cómoda con ella, podía hablar de cualquier cosa con ella y solo si era estrictamente necesario, llegaba a darme algún consejo.
Era peculiar mente hermosa, una melena oscura que llegaba hasta sus hombros, con un pequeño flequillo que cubría toda su frente, sus ojos de color ámbar, piel pálida, y un físico de infarto.
Era simplemente perfecta, pero no era mí tipo, de hecho, no sé si tenía un tipo.
—¡Bien, yo me voy! Traeré a Asmodeus, hace un tiempo lo traje a la tierra y aparentemente no perdió el tiempo, abrió una cadena de clubes de mala muerte debo aclarar, pero sin duda maravillosos.
—Los clubes de Cassiel y Mikael son mejores, más entretenidos, y la comida es lo mejor—cuestiono Amane
—Eso lo dices porque organizan peleas clandestinas y a ti te gusta ver a los mundanos matarse entre si—respondí
—¿Durante cuánto tiempo se dieron el lujo de salir y entrar de la fosa? — cuestionó Lucifer que hasta hace poco nos observaba sin una expresión clara en su rostro.
—Un par de veces— dije sin darle mucha importancia
Caminé lo más lejos que pude de él, para evitar cualquier incidente.
Era mera precaución, no es que le tuviera miedo.
—Amane— la voz de lucifer se oyó resonar en nuestras cabezas
Fue suficiente pronunciar su nombre para que ella le contara todas las veces que habíamos venido a divertirnos.
—Bien, cuando hayamos cumplido el objetivo principal me encargaré de ustedes, por ahora ocúpense de la mundana—señaló a mis compañeras para luego dirigirse a mí— Y tú trae al resto.
Tan pronto como finalizó, se marchó a algún lugar, quién sabe dónde.
—No será problema—respondí en un susurro.
Abrí el portal que me llevaba a la vieja estación Bogatell-Barcelona, no muy lejos de mi objetivo, de hecho podría haber aparecido en el club pero debido a la maldición que había puesto Asmodeus por precaución en caso de que ángeles o demonios intentarán sorprenderlo no podía hacerlo.
Ingrese en el club Razzmataza la música estridente resonaba por todo el lugar, las luces cegaban la vista y la multitud de personas que bailaban te asfixiaba.
Típico del club de Asmodeus
Subí hasta la zona privada exclusiva de el y en su ingreso me topé con uno de los míos.
—No puedes ingresar regresa abajo idiota— dijo este.
Era un demonio de categoría uno, al igual que en el cielo, en el infierno también teníamos una jerarquía establecida por nosotros los primeros caídos.
—"Idiota" es verdad, Lucifer tenía razón, necesitan un poco de educación después de todo.— respondí mientras una sonrisa se dibujaba en mis labios
—No volveré a repetirlo, regresa abajo
Suspiré y en un segundo mí puño impactó en su abdomen haciendo que esté escupiera sangre, lo sujeté del cuello y acaricie su rostro.
—El único que regresará hasta la fosa serás tú si acabas con mí paciencia—susurre
—Creí que tú eras el más paciente de los nueve— hablo desde la oscuridad
Cassiel apareció con esa típica sonrisa arrogante en su rostro mientras me observaba.
—No has cambiado mucho Thamiel— volvió a hablar
Fue suficiente pronunciar mí nombre para que el demonio que se encontraba en mis manos levantará su rostro para mirarme detenidamente cuando su mirada se detuvo en mis ojos.
—Lo siento mí señor, no tenía idea de que era usted, cuánto lo siento. — hablo desesperado
—Tienes suerte, si hubiese venido con Lucifer ya estarías pudriendo te en la fosa—respondí dejándolo libre— Lárgate
Sin perder tiempo, desapareció del lugar.
Llegué hasta donde se encontraba Cassiel, mientras esté solo negaba con la cabeza e ingresaba a la sala.
Al entrar en esta observé a Asmodeus rodeado por sus muñecas y a Mikhael bebiendo en uno de los sillones, el segundo noto mí presencia y se acercó hasta mí.
—Thamiel, cuántas décadas sin verte— dijo.
Una copa con un líquido azul reposaba en sus manos, me la extendió mientras él volvía hasta su sillón con una sonrisa en el rostro.
—Me ahorraron un viaje, es bueno que estén aquí— me bebí todo el contenido, la verdad es que no sabía nada mal— Tenemos trabajo
—¿Qué clase de trabajo? ¿Iremos por Nefilims? mataremos ángeles? O ya se, ¿volveremos a buscar a Lilith o lo que queda de ella? —respondió Cassiel
Aquellas palabras fueron suficientes para captar la atención de Asmodeus, nunca le agrado la idea de buscar a Lilith, de hecho, creo que la detestaba, no le gustaba la idea de saber que Lucifer había caído por amor.
—¡Largo! — su voz resonó por toda la sala, y sin más sus muñecas salieron del lugar. — No iré en busca de esa asquerosa mundana.
—Los planes cambiaron, estamos en busca del tercer serafín no de Lilith
—Creí que era solo una leyenda, además desapareció hace millones de años—dijo Mikhael
—Pues ya apareció, la tenemos; necesitamos contenerla y utilizarla, es la mejor arma contra el cielo
—Porque no obligarla a hacerlo— dijo Asmodeus mientras observaba cada uno de mis gestos
—Porque ya lo intentamos, hipnosis queda descartada, tiene un sello celestial o eso es lo que creemos
—Mierda... Esos sellos dan mucho problema—hablo Cassiel
—¿Qué hay de los alados? ¿No la buscarán también?— mencionó Mikhael bebiendo de su copa.
—Su protector era Michael y Uriel— hice una pausa para luego continuar— el primero se marchó y el segundo no tiene inconveniente en dejarnos el camino libre.
Un minuto de silencio se hizo presente en la sala, se miraron entre si para luego asentir.
—De acuerdo—hablaron al unísono
—Lo primer...— no pude terminar la frase cuando sentimos su presencia
Él estaba aquí
De la nada la puerta se abrió dando paso a una de las muñecas cubierta de sangre, en cuanto está miro a Asmodeus se desplomó.
—Mierda, mis maldiciones no soportarán demasiado—habló este mientras caminaba hasta el cuerpo inerte de la joven, debía tener entre diecinueve o veinte años.
—Debemos irnos ahora— intenté crear otro portal y con mucho esfuerzo logré mantenerlo pero era tarde, Uriel ya estaba en la habitación.
—Como te atreves a engañarme de tal manera Thamiel?— dijo Uriel mientras se sentaba en el sillón que antes ocupaba Mikhael.
En la habitación no había señales de Mikhael ni Cassiel.
Mierda... estábamos jodidos
—No fue todo un engaño, solo adelante los días para conocer a la mundana, además cumplí parte del acuerdo ¿o no?—contraataque
Observé cómo sacaba su espada de la funda y me apuntaba con ella.
—Yo te aconsejo que bajes tu espada Uriel— dijo Mikhael apareciendo nuevamente en la sala con un arma en su mano
—No necesito un consejero—cuestionó
En un instante tenía su espada atravesando mí abdomen, no tuve tiempo de reaccionar, ni siquiera lo vi venir, definitivamente también había mejorado sus habilidades.
Fue solo un instante cuando Cassiel lo tomó por el cuello para alejarlo de mí y en un movimiento combinado Mikhael le asestó dos golpes que sin duda le dolería un par de días.
—Es verdad, mejoraron bastante— hablo Uriel mientras escupía un chorro de sangre.
—Diría que tu también pero no soy alguien mentiroso— respondió Cassiel en un tono de burla
—No volveré a repetirlo, llévame con la mundana.
—Después de lo que hice por ti así es como me tratas—respondí mientras sujetaba mí abdomen, que por cierto aún no regeneraba
Estaba a punto de responderme pero sin previo aviso el suelo bajo Uriel se desplomó y este cayó.
Asmodeus había puesto una maldición que le permitía retener un ángel bajo suelo durante un minuto, tiempo suficiente para crear el portal, rápidamente Mikhael y Cassiel fueron los primeros en entrar
—Pronto podrás tener un reencuentro digno, pero hoy no es el momento ni el lugar—hable
Uriel se liberó, pero ya era tarde, cerré el portal.
—¿Dónde carajos nos trajiste? — cuestionó Asmodeus
—Uriel no tiene problema en dejarnos el camino libre ¿no? — contraatacó Mikael
—Bosque Dreaming Woods, Inglaterra— dije sujetando mí abdomen e ignorando a Mikael
Las espadas de los arcángeles eran peligrosas, un simple corte tardaba días en regenerarse y sólo existían ocho de las espadas celestiales
—No tardará en llegar, dejaste un rastro que seguir— Mikael volvió a hablar mientras tocaba el suelo
—Haz un esfuerzo Thamiel, no le ganaremos sin armamento demoníaco y tú lo sabes—acotó Cassiel
Tenía razón, era imposible ganarle a un arcángel sin armamento demoníaco, definitivamente no estábamos en condiciones de pelear.
Un suspiro salió de mis labios; con mucho esfuerzo levanté mis manos y cree un portal que nos llevará directamente a nuestro escondite.
—¡No durará mucho tiempo, entren ya!
Y así lo hicieron, una vez más los transporte hasta las profundidades del bosque de Rothiemurchus Escocia a un viejo castillo, en cuanto llegamos perdí el conocimiento.
No podía negar que tenía una debilidad por los bosques
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