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|•|CAPÍTULO 1|•|

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La fosa

LUCIFER

—Amo, lo que pidió ya se encuentra listo— la voz de Anael resonó en aquella habitación sombría.

—Llama a Thamiel y lárgate— ni siquiera voltee a verlo.

Me gustaba la vista que me ofrecía mí reino, había convertido la fosa en un lugar más "agradable" para recibir a los patéticos e insignificantes humanos que llegaban a este lugar por el pecado que cometieron, debo aclarar que era agradable para mí, desde mí castillo podía oír el melodioso sonido de sus gritos, la desesperación que existía por salir de este lugar, pero lo mejor de todo era oir como clamaban el nombre de mí creador, como suplicaban piedad y misericordia

Qué ilusos eran al pensar que Dios podría oírlos, pues si bien antes de mí caída la fosa era un lugar solitario y abandonado en el cual debías reflexionar y cuando hubieses comprendido tu error y de corazón pidieras el perdón sintiendo arrepentimiento de tus pecados, la misericordia de Dios te sería concedida.

Eso cambió cuando yo llegué, debido a que aisle toda comunicación con los cielos gracias a Thamiel un ángel caído que me siguió en todos los pasos que tome.

En el Segundo cielo de Raqia Thamiel era el maestro de las artes mágicas, su magia era única y especial, tenía capacidades extraordinarias, siempre trataba de demostrarlo para así poder gobernar junto a Raphael mi hermano menor, pero por algún motivo que aún desconozco, mí hermano eligió a Zachariel.

Thamiel se dejó cegar por el odio y la envidia, y cuando cayó comenzó a desarrollar otro tipo de magia, una magia oscura la cual use para mí beneficio claro está. Le brinde un reino en mí infierno para que gobernara como le plazca.

—Frater meus— Thamiel ingreso a la habitación haciendo una simple reverencia.—Me mandaste a llamar.

Frater meus:mí hermano

—Los preparativos están listos para mí regreso— me incline a tomar los cabellos de la hija de Eva que se encontraba desnuda en el suelo, está tenía la mirada pérdida, lentamente se puso de pie y camino a mí lado— encargate de que todo salga perfecto, no quiero errores o tu cabeza será mí recompensa.

—Tranquilo, todo estará bajo control—observe como jugaba con aquella mujer sujetandola por el cuello pasando su mano por los senos de esta.—Όταν σε απογοητεύω

Όταν σε απογοητεύω:Cuando te decepcione

Detrás de Thamiel entraron en la habitación Aluca y Amane que traían cinco Nephilim

Según algunos relatos bíblicos son una legendaria raza de gigantes híbridos surgidos como resultado de la unión antinatural entre ángeles caídos y las hijas de eva.

No es del todo mentira, muchos de estos eran mis hijos.

Amane comenzó a trazar el Sigilo de Baphomet mientras Aluca ubicaba a cada nephilim en una punta de la estrella

Thamiel caminaba con la hija de Eva hasta el centro del Sigilo, y yo lentamente me encaminaba al mismo sitio, ubicándome frente a esta.

El ritual se iniciaba, las velas negras en la habitación se avivaban con cada palabra que salía de la boca de los presentes que se encontraban alrededor, los nephilim que se encontraban a mí alrededor enterraban las manos en su propio pecho desgarrando este, arrancandose el corazón para ofrecerme lo en sacrificarlo.

Ese era el verdadero significado de dar la vida por sus padres, a cambio de nada.

La hija de Eva no dejaba de llorar, mientras mis manos recorrían su piel palida y suave, mí tacto la hacia estremecer, me gustaba el efecto que producía en el insignificante ser que se encontraba frente a mí. 

De un momento a otro cerré los ojos, sintiendo como las manos se me humedecían con aquel liquido carmesí que emanaba del tórax de aquella mujer y en mis manos reposaba el corazón de está.

En un abrir y cerrar de ojos me encontraba en un bosque, rodeado de árboles frondosos que le daban una escalofriante vista al lugar

La oscuridad que me recibía era gratificante, la brisa nocturna golpeaba mí piel, mientras una sonrisa se formaba en mis labios.

Al fin había regresado y esta vez me quedaría, no tenía planes de regresar a la fosa  

Tengo planes maravillosos para los insignificantes mundanos y también para los cielos, una guerra se acercaba, y yo sería el vencedor, de eso no había la menor duda.

—Mucho tiempo sin verlo mí señor, han pasado siglos.— Lentamente levanté la mirada encontrándome con aquellos ojos rojos que nos caracterizaban—

—No soy "El"pero estás en lo correcto, ha pasado demasiado tiempo—

En cierto modo añoraba estar en la tierra, aquí me sentía libre, no me sentía sofocado, presionado o molesto, bueno quizás molesto si pero aún asi aquí podía ser yo.

¿Y cómo era yo? 

Un ser despiadado, no sentía remordimiento alguno al acabar con la vida de alguien, al apagar la pequeña luz de esperanza que les quedaba, disfrutaba de aquel momento sin arrepentimientos ni culpa.


•~•~•~•~•~•



Habían pasado tres días desde que volví a pisar la Tierra.

Ese tiempo fue suficiente para poner en orden a mis súbditos, bien dicen que cuando el gato no está los ratones hacen fiesta, pero este gato no era tan estúpido, por eso había mandado a un montón de demonios directo al infierno por desobedecerme.

—Muy bien, dime las novedades Thamiel— hable sin mucho rodeo.

—¡Hola! ¿Llegaste bien, no tuviste problemas? Hola, llegué hace poco en muy buen estado y no tuve ningún problema, gracias por preguntar Lucifer— me miraba con indignación.

—¿Terminaste? Porque tus dramas me aburren.

—Pues a Amane le resultan divertidos—lo dijo mientras una sonrisa socarrona se formaba en su rostro.

—¿Tienes novedades si o no? No tengo tiempo para tanta estupidez.

—Pero si tienes tiempo para enviar a los nuestros de nuevo al infierno— respondió cruzando los brazos sobre su pecho. — no te imaginas el trabajo que me costó traerlos, para que en un parpadeó tu los vuelvas a enviar allá.

—¡Me faltaron el respeto, ni siquiera me reconocieron!¿Qué esperabas que hiciera, que los premiará?—

—Muchos ni siquiera recuerdan tu apariencia humana— contrataco —Digo, ni siquiera salías del castillo a ver si al menos habían almas nuevas ¡¿como esperas que te reconozcan!?

Es cierto, muy pocos habían visto mí forma humana, de hecho creo que Thamiel, Aluca y Amane fueron los únicos, pero aún así no me arrepentía.

—Bueno, lo hecho, hecho está.

—Eres increíble —dijo negando mientras se sentaba sobre el escritorio de aquella habitación— En fin, tengo novedades, ¿Quieres oírlas?

—Te estás ganando un pase vip directo al purgatorio.

—Está bien, está bien—levantó las manos en signo de rendición, aún así podía ver qué trataba de ocultar sus carcajadas.

Su pasatiempo favorito siempre fue hacerme perder la paciencia; y casi siempre lo conseguía, como en esta ocasión.

—Lárgate Thamiel— respondí, mientras arreglaba el saco que traía puesto, al ver qué no se movía pensé en gritarle que se largara, pero lo que dijo me heló la piel.

—Tu hermano está aquí— me gire tomándolo por el cuello. Aún no podía procesar la información.

—¿Cuál de los siete? ¡¿Cuál Thamiel?!

—Michael

Imposible... No pudo darse cuenta de mi llegada, fui lo más discreto posible... o no....

—Reúne a todos, los quiero listos antes del amanecer, quiero que estén atentos, en cualquier momento llegará— Thamiel me miraba con burla, que acaso no entendía la gravedad del asunto — ¿Se puede saber que te resulta gracioso?

—Pues parece que no eres una prioridad en la lista de Michael o soy demasiado bueno en lo que hago que ni siquiera noto tu llegada.

—¿A qué te refieres? Habla claro...

—No te está buscando, de hecho, está usando su apariencia humana, creo que está protegiendo a una hija de Eva.

No puede contenerme y me eché a reír a carcajadas

—¿Michael con una humana? Jajaja tiene que ser una broma...

—No lo es, de hecho, lo comprobé en dos ocasiones.

—Porque carajos Michael protegería a una humana, ese es el trabajo de los ángeles...

—No lo sé, no me dio tiempo de ir a preguntarle, ¿quieres que vaya ahora y le pregunté? — respondió poniendo los ojos en blanco.

—El sarcasmo no funciona conmigo. En fin... ¿Dónde lo viste? —

—En Whistler...

—¡¿Y dónde carajos queda eso, genio?!

—En Canadá...

—¡Canadá?! ¡¿Y por qué mierda apareciste tan lejos?!

—Me gusta como se siente la nieve al caer sobre mi piel —responde con demasiada sinceridad— ese clima siempre fue y será de mí agrado.

—Me pregunto cuántas veces te diste el lujo de visitar la tierra sin mí aprobación.

—Realmente perdí la cuenta hace mucho tiempo... En fin, ¿Quieres que te lleve hasta allá?

—La verdad es que odio tus malditos portales pero no tengo otra opción, no pienso volar hasta allá.

Sería un gasto de energía y tiempo innecesario... Después de todo Roma no quedaba a la vuelta de la esquina.

La razón por la que había decidido permanecer en Roma eran los recuerdos que me traían de mí caída; y la guerra que se llevó acabo en este lugar.

En aquella ocasión perdí ante mí hermano mayor, en ese lugar había perdido ante el ser que profesaba dar su vida para proteger a sus hermanos sin importar que, pero me di cuenta de que esas palabras estaba tan vacías, carentes de una verdad en la cual confiaba toda mí esperanza.

Michael me enseñó algo después de todo

Jamás debes confiar en ningún ser, mucho menos en tu familia, porque nunca estarás seguro de los verdaderos pensamientos o sentimientos, ellos te traicionaran y lo harán a tus espaldas.

Muchas veces lo vi, comprobé que no solo sucedía con los angeles, si no también con los seres humanos. 

Eran capaces de herir solo por una idea, capaces de matar por simples objetos banales, así eran los humanos, traicioneros igual a los angeles; o quizás nosotros éramos peor que ellos, aún no podía comprobar aquella teoría.

En pocos minutos ya nos encontrabamos en Whistler.

Maldito frío, lo odiaba, no entiendo cómo este clima tan insípido y pálido puede gustarle a Thamiel.

Siento como cada hueso de mí cuerpo cruje ante el frío que me azota, a diferencia de la literatura que describe que los demonios no sienten, puedo decir que es una gran mentira, porque si lo hacemos, la razón es muy sencilla, pues la apariencia humana que usábamos venía con receptores de frío y calor, además de que estaba acostumbrado al horno que tenía por hogar

Definitivamente no soportaría quedarme aquí por mucho tiempo, además este color me recuerda mucho a mí antiguo hogar y eso me molesta tanto como me molestó establecerme en Roma.

—La castaña es la hija de Eva a la cual protege Michael—dijo Thamiel sacándome de mis pensamientos mientras señalaba a una pequeña cafetería.

Al interior de esta se encontraba una joven no más de 20 años, cabello castaño oscuro, rasgos finos bien definidos, su cuerpo era bastante simple para mí gusto, de echo toda ella era demasiado simple siquiera para observar.

Aún no comprendo el porque del interés de Michael por esta humana, pero que se le puede hacer

El buen gusto no lo adquieren todos, de echo el siempre había tenido pésimos gustos si del sexo opuesto se trataba.

—Siempre escoge mal, que pésimo gusto—respondí cortante.

—A mí  me parece bastante atractiva—dijo Thamiel con una sonrisa arrogante plasmada en sus labios

—Ya veo que el mal gusto es contagioso— contraataque.

—Tu tampoc...—no termino la oración cuando su mirada captó la presencia de algo acercándose a la zona.

Yo también logré sentirlo, definitivamente no solo Michael estaba aquí. Observé a Thamiel que rápidamente con una de sus manos comenzó a trazar líneas sobre el piso alrededor de mí; y al mismo tiempo pronunciaba algunos conjuros.

Cuando terminó, examinamos el lugar y efectivamente Michael hizo acto de presencia en aquella cafetería.

Lo que me sorprendió fue que esté no se encontraba solo.

Uriel se encontraba caminando junto a él...

El mayor entro en la pequeña cafetería pero su acompañante no, al contrario se detuvo en la puerta observando a su alrededor, como si notará mí presencia, aún con los hechizos que había puesto Thamiel a mí alrededor

Sabía que podía ser una gran posibilidad, después de todo Uriel siempre fue el más perceptivo de los ocho. Pero en esta ocasión solo dio la vuelta e ingreso al lugar.

Muchas preguntas daban vueltas en mí cabeza...

¿Porque ambos estaban aquí?

¿Porque Uriel no vino a enfrentarme?

Pero la duda más grande era... ¿Qué tan importante era un humano para requerir la protección de dos arcángeles?

—¿Ese era Uriel verdad?— la voz de Thamiel me saco de mis pensamientos.

Solo asentí y eso fue suficiente para que el comprendiera la situación.

—No es una hija de Eva cualquiera, la protegen por algo importante... La pregunta es ¿Que tan valioso es un ser humano? — el rostro de Thamiel solo mostraba confusión.

—Eso lo averiguaremos, ahora vámonos.



GRACIAS POR DARLE UNA OPORTUNIDAD A MI HISTORIA!

Espero les guste mucho, me ayudarían mucho con un voto pero principalmente sus comentarios ya sean buenos o malos, pero siempre en el margen del respeto, realmente considero que los comentarios ayudan mucho al autor a mejorar y darse cuenta de sus errores, por otro lado tengo planeado subir un capitulo por semana debido a que aun me falta corregirlos.




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