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7:30 am 🕣

Taehyung había llegado puntual como siempre, gracias a sus alarmas para cada cosa que hacía y su demasiado buena organización. Con suma tranquilidad caminó hacia el ascensor que lo llevó al décimo piso, observando como siempre a todos huyendo de él, puso los ojos en blanco y se dirigió hacia los cubículos donde de inmediato buscó a la chica castaña y a su novio para verificar que hubieran cumplido con lo que había pedido el día anterior, revisó el cubículo de ambos y asintió satisfecho.

—Creí que estaría feliz cuando viera que habíamos cumplido con sus órdenes— exclamó en voz baja Hyuna; a pesar de que Taehyung se había volteado para seguir revisando los lugares de los demás trabajadores, había logrado escuchar lo que decían de él.

—Él no sonríe— Taehyung miró de soslayo a Hyo-jong encogerse de hombros después de decirle aquello a Hyuna, sin darle importancia al asunto continuó con su trabajo, y cuando terminó de ver que todo en el lugar estaba en orden, sin decir nada caminó hacia la recepcionista para darle las indicaciones de todos los días.

¿Sonreír?

¿Desde cuando dejó de sonreír? ¿Desde cuando no visita a su padre y a su madrastra? ¿Por qué la situación familiar y personal había cambiado tanto? ¿Por qué ahora no tenía amigos? ¡¿Por qué se estaba preguntado cosas absurdas en vez de trabajar?!

No, no sonreía hace mucho, tampoco tenía tiempo para pasarla junto a su padre y menos con su madrastra, no tenía hermanos menores ni mayores, por lo que no había a quien cuidar ni a quien pedirle consejos, perdió a sus amigos por el cambio drástico en su actitud, y se perdió a sí mismo por culpa de otras personas. Aunque lo negara una y mil veces, su corazón dolía por eso y por aquellos malos recuerdos que inundaban su mente en las noches frías y solitarias en su mansión. El trabajo era su unico refugio para poder olvidar todo aunque sea por un momento.

Suspiro y continuó caminando hasta adentrarse en su oficina, era la misma rutina aburrida de siempre, que aunque no lo quisiera admitir le cansaba un poco. Después de revisar unos papeles, se dirigió al gran ventanal detrás de su escritorio para admirar el cielo celeste decorado por una que otra nube, lo cual le recordó aquellos días de su infancia en donde todo era perfecto y pasaba casi todo el día con su mejor amigo en un parque jugando a las atrapadas o simplemente admirando el cambio de luces en el cielo; antes de que la catástrofe llegara a su vida, todo era felicidad y completa armonía. De la nada se escuchó a alguien dar tres pequeños golpes a su puerta, aquello lo sobresalto un poco ya que tenía toda su atención centrada en sus recuerdos. Había olvidado por un momento el hecho de que aún estaba en su oficina y tenía cosas que hacer.

Sabía que hoy era la llegada de su nuevo, y para nada deseado, empleado. No lo quería allí y haría lo imposible para hacerlo renunciar. Por suerte, este estaba comenzando muy mal esa semana de trabajo, y si seguía de esa forma lo podría echar sin la necesidad de que llegue el viernes.

—Adelante —exclamó después de volver a su asiento.

—Buenos días, lamento la demora— dijo su nuevo empleado, quien según su padre se llamaba Jeon Jungkook, mientras daba varias pequeñas reverencias, Taehyung pensaba que era más que seguro que el pelinegro estaba lamentándose en su mente por la tardanza y con miedo a ser despedido.

—Debería saber que odio la impuntualidad— dijo Taehyung con los brazos cruzados y su ceño fruncido.

—Sí, de verdad lo siento. Pasaron muchas cosas— se excusó evitando la mirada de su nuevo jefe.

—Espero que esas muchas cosas no signifique haberse quedado hasta tarde haciendo yo que sé y no haber escuchado las primeras alarmas de su celular a la mañana siguiente— dijo y al ver cómo trató de ocultar su sorpresa entendió que había acertado y negó con la cabeza al mismo tiempo que lo veía con desaprobación, sabía que estaba logrando intimidar lo y disfrutaba de ello.

—Como sea— restó importancia al asunto porque no quería perder más tiempo valioso de trabajo—, allí será tu lugar de trabajo— le indicó una pequeña oficina al lado de la suya, solo había un vidrio transparente que los separaba y para Taehyung así estaba bien—, te llamaré cada que necesite y solo iré hasta allá si es algo de suma importancia, está todo en perfectas condiciones y espero que así permanezca— al final le señaló con el dedo índice a modo de advertencia.

—Así será joven Kim, muchas gracias— dio una reverencia y se marchó a su lugar de trabajo.

Los separaba solo un vidrio, por el cual pudo ver que Jungkook estaba tan cerca de sentarse en su respectivo asiento y decidió tomar el teléfono en su escritorio para llamarlo, vio al pelinegro suspirar y contestar la llamada unos segundos después.

—Quiero que ya mismo saques copia de algunas cosas, no quiero ninguna mancha, dobles y mucho menos que la hoja este arrugada, así sea muy poco— dijo Taehyung al otro lado de la línea.

—Sí, ya voy— le contestó y colgó.

Dio un suspiro y volvió a la oficina de su jefe, quien sin decir ni una sola palabra le entregó una pila de papeles y con desdén movió la mano indicando que ya se fuera e hiciera lo que le pedía.

Mientras Jungkook estuvo fuera, Taehyung se quito un momento sus lentes de descanso colocándolos al lado de su computadora, y se puso de pie para ordenar de nuevo su escritorio. No podía evitarlo, ordenar cada que se tomaba un pequeño descanso del trabajo se había vuelto un nuevo hábito. Más de los miles que ya tenía.

Cuando volvió a sentarse y a colocarse sus lentes, escuchó el ruido de la puerta al abrirse y al dirigir su mirada hacia allí, vio a Jungkook entrar y acercarse a él con las copias que le había pedido. Dejo tanto los papeles originales como las copias en el escritorio de Kim y dio una pequeña reverancia dispuesto a regresar a su sitio, pero la voz de Taehyung volvió a interrumpir sus acciones.

—Ordenalo siendo la información más relevante la que este primero y la más anodina al final— exclamó.

—¿Quiere que lea todo esto?— preguntó incrédulo al voltear de nuevo hacía su jefe.

Taehyung sabía que las pilas de papeles eran de un tamaño no tan regular y por eso le sorprendía que Jungkook haya tenido el equilibrio suficiente como para lograr llevarlas de un lugar a otro sin dejar caer ni un solo papel, así que creyó que pedirle eso no era para tanto. Igual si no podia hacerlo, solo tenía que renunciar. Sucedería justo lo que quería, estaba más que seguro.

—¿No es obvio?

—Sí, lo siento— reverenció y volvió a tomar en sus manos ambas pilas de papeles para, con sumo cuidado, ir a su escritorio y hacer lo que Kim le ordenó.

Los minutos pasaron más rápido de lo esperado y la hora del almuerzo llegó. Taehyung vio la hora en su reloj de mano y tomó el teléfono de su escritorio para hacer que Jungkook fuera para pedirle de nuevo algo más.

—Jungkook, ven por favor.

—Ya mismo— le contestó y colgó. Unos segundos y ya estuvo frente a él, lo cual Taehyung agradeció mentalmente.

—¿Qué necesita ahora joven Kim?

—Quiero que vayas al restaurante que está a unas cuantas cuadras de aquí y me traigas de comer porque ya es hora del almuerzo.

—¿Por qué no mejor salimos con los demás a comer?— propuso.

—Yo no me muevo de acá por nada del mundo hasta terminar con mis deberes y necesito de tu ayuda, así que ve y si quieres puedes comprar algo ahí para ti también.

—Claro, entiendo y ¿Qué quiere que pida exactamente?

—Galbi con una pequeña porción de arroz y jugo de naranja— dijo y Jungkook anotó en una pequeña libreta el pedido de su jefe.

—Ya mismo vengo.

—No demores— le advirtió.

Jungkook asintió y salió lo más rápido que pudo de la oficina. De la nada el celular de Taehyung comenzó a sonar y la pantalla se iluminó con el nombre de la persona que lo estaba llamando. Su querida madrastra.

—Hola Ye-jin ¿Cómo están tú y mi papá? ¿Todo bien?— apenas contestó la llamada, la puso en altavoz para poder seguir con su trabajo y al mismo tiempo hablar con la fémina.

—Sí, me dijo que te llamara para saber como iba todo con el nuevo secretario.

—Dile a mi papá que no se preocupe, que yo me encargo aquí de él y que deje de pensar que porque contrata a alguien para ayudarme me haré amigo de esa persona— bufó mientras descargaba un poco su furia al presionar más fuerte de lo necesario las teclas al escribir.

—Bueno, igual necesito que vayas mañana a ese restaurante del que te conté.

—¿Vamos a cenar otra vez los tres?

—No, es para otra cosa— dijo y Tae de inmediato supo de que se trataba.

—¿Sigues con eso?

—Solo inténtalo— suplicó. Taehyung sabía que ella no era una mala persona y no hacía aquello con una mala intención, pero no necesitaba de eso, y tanto ella como su padre deberían entenderlo.

—Bien, pero esta será la ultima vez.

—Sí, ya no te molestaré más con eso, será el ultimo intento por parte mía.

—Eso espero— dijo y sin despedirse colgó la llamada. Su ceño se frunció aún más al notar que su secretario aún no regresaba.

—¿Por qué demora tanto?

Puso los ojos en blanco y tras colocar su teléfono en el bolsillo delantero de su pantalón fue a la pequeña oficina de su secretario para ver si de casualidad estaba allí, pero no lo había visto entrar por estar hablando con su madrastra.

Pero no, en realidad no estaba. Y todo hubiese estado bien si no hubiese visto las pilas de papeles que aún no estaban como pidió totalmente desordenadas, el tacho de basura caído al igual que uno que otro lapicero.

Su frecuencia cardíaca fue en aumento, tanto que sentía que el corazón se le saldría del pecho en cualquier momento; se le comenzó a hacer difícil respirar, era como si estuviera en lo profundo del mar pataleando para llegar a la superficie; su cuerpo temblaba y sentía que en cualquier momento se desmayaría. Estaba teniendo un maldito ataque de ansiedad por el solo hecho de pensar en no poder ordenar todo lo más rápido posible.

Estaba tan abrumado y ensimismado en tratar de tranquilizarse a sí mismo para poder ordenar el lugar, que ni siquiera se dio cuenta de la llegada de su secretario.

—¿Qué le pasa? ¿Se siente bien?— Jungkook corrió a su lado y con algo de dificultad lo ayudó a sentarse en su sillón.

—Joven Kim míreme— le suplicó, pero Taehyung seguía con la mirada en el desorden que lo rodeaba, y a su mente llegaban pequeños recuerdos de un suceso que creyó haber enterrado en lo más recóndito de su corazón.

—Kim mírame— exclamó y tomó entre sus manos el rostro contrario. Los recuerdos desaparecieron siendo reemplazados por la presencia de los hermosos y profundos ojos azules de su secretario.

—Todo va a estar bien, solo respira como yo— dijo y comenzó a inhalar y exhalar con lentitud y serenidad para que Taehyung lo tomará como ejemplo e hiciera lo mismo, cosa que por suerte sucedió.

—Ahora cierra los ojos e imagina a ese alguien o algo que te da tranquilidad y felicidad— pidió y Taehyung obedeció. Se imaginó estando solo en una habitación blanca y ordenada, lo cual logró calmarlo por completo.

—Gracias— musitó. Su cara de preocupación se había vuelto seria más rápido de lo que imaginó.

—¿Por qué te pusiste así?

—Por tu culpa— acusó y se puso de pie dispuesto a regresar a su oficina.

—¿Mi culpa? ¿Y ahora que hice?

—Olvídalo no lo entenderías— dijo dándole la espalda— solo ordena allí y mantenlo de esa forma por favor.

—Sí Joven Kim— y tal como Tae lo pidió, ordenó todo a su alrededor y le entregó ambas pilas de papeles tal y como había pedido que estuvieran.

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