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23. Regalo de navidad

Lyon estuvo en cama dos semanas. La segunda semana se encontraba mejor, pero el médico no le permitió levantarse y retomar sus tareas hasta que no hubiera más riesgos. Me sentía un poco sola e incluso vulnerable cada vez que iba y volvía de clases, desde el "secuestro" empecé a temer que pudiera pasarme de verdad y sobre todo tratándose de Carl. Por las tardes estaba siempre a disposición de Lyon, para lo que pudiera necesitar y porque no quería dejarle solo. Todo lo que necesitaba hacer (deberes, leer, etc.) lo hacía ahí. A veces buscaba formas de animarle, poniendo flores en un jarrón al lado de su cama que perfumaban la habitación, algún postre hecho por mí, incluso me inventé una canción para que se recuperara pronto. Lyon solía reírse con mi improvisación.

Pudo recuperarse una semana antes de los exámenes de diciembre y le contaba lo que nos enseñaron y los apuntes que había que estudiar para el examen. Fueron unas semanas bastante intensas, pero finalmente los exámenes terminaron y las notas eran bastante altas. Como premio, el padre de Lyon decidió que haría una gran fiesta por navidad y ya había organizado todo e invitado a nuestros compañeros y sus familias. Carl también, por supuesto, al igual que la familia Wishingwell. Sin embargo, recibimos noticias de que estaban de viaje. El padre de Lyon comentó que ya era la décima vez que estaban de viaje y hacia el mismo destino: la isla donde habíamos estado en el hotel antes de coger el barco para ir a la isla del deseo. Quizá James seguía intentando recuperar la caja. Era lo más seguro.

El 24 de diciembre al atardecer, Lyon y yo salíamos de nuestras habitaciones, listos y arreglados para la fiesta y recibir a los invitados. Sonrió al verme con el vestido navideño que me diseñó.

- Acerté con este- me guiñó un ojo.

- Siempre aciertas- me reí.

Me ofreció el brazo y acepté la compañía. Estuvimos ocupados en la fiesta, mucha gente que saludar y con la que conversar. Nos trajeron muchos regalos, que se fueron apilando en un lugar destinado a ello. Nunca había visto tantos regalos. No celebré mi cumpleaños con Carl... ya que regresé con mis padres, por lo que no sabía cómo era celebrar un cumpleaños a lo grande. Mi cumpleaños era la primera semana de enero, cuando todavía estábamos de vacaciones. Lyon me vio absorta en mis pensamientos ante la montaña de regalos y se acercó para ver mi reacción.

- Sabes que una buena parte es para ti, ¿no? Cada familia ha traído regalos para mis padres, para mí y también para ti.

- Pero yo no soy parte de la familia...

- ¿Quién dice que no?

Sonreí mientras Lyon me conducía al balcón, que estaba decorado y cogió el regalo que estaba ahí para dármelo.

- Este es de mi parte... y también de mis padres- me dijo.

Lo abrí y me encontré con unos papeles de apadrinamiento y el sello de la familia. También había un sobre con el testamento. Abrí mucho los ojos, atónita. Me giré y vi a sus padres, sonriéndome.

- Yo... No me merezco todo esto...- mis ojos se llenaron de lágrimas.

- Claro que te lo mereces. Lyon ha decidido estudiar diseño, necesitamos una nueva heredera para la compañía. Has hecho mucho por nuestro hijo y eres muy importante para él, hace mucho que te había elegido para darte su parte, aunque hasta que te conocimos mejor no estábamos muy convencidos. Ahora sabemos que no hay mejor elección que tú, Sofia. Y esta fiesta de navidad también es para celebrarlo. Todos lo sabían ya. Pero hemos esperado al momento oportuno para darte la sorpresa- dijeron ellos-. ¿Aceptas?

- ¡Claro que acepto!- exclamé contenta y emocionada.

Les abracé uno por uno. Ciertamente habían empezado a ser como mi familia y me sentía bien ahí con ellos, más que en mi propia casa o en casa de Carl. Los padres nos dejaron unos momentos a solas mientras iban a prepararse para hacer el anuncio oficial.

- A partir de ahora ya no serás mi sirvienta personal... Lo echaré de menos- bromeó Lyon.

- ¿Y qué seré?

- No hace falta darle nombre a todo- me cogió la mano y la besó.

- Supongo que tienes razón- sonreí.

- ¿Vamos?

Asentí y acompañamos a sus padres para el anuncio oficial de la herencia. Nos tomaron una foto y todos aplaudieron. Esa noticia correría muy rápido, estaba segura. Me fijé en que Carl estaba asomado en el balcón, mirando al jardín. No parecía muy animado. Decidí acercarme a hablar con él.

- Felicitaciones. No sé cómo lo has logrado- murmuró-. ¿Has aprendido a portarte bien y no ser infiel?

- No tenemos una relación, así que no sería una infidelidad, pero sí, supongo que me he portado mejor.

- ¿Entonces no has vuelto a ver a James?

- Ver no...

- ¿Encontrarte con él?

- Me secuestró una vez pero le dije que no volviera a buscarme- confesé.

- Sí, cuando Lyon empeoró de su enfermedad.

Me di cuenta de que Carl sabía más de lo que parecía. No debía subestimarle.

- ¿Enfermedad?

- Quiero decir, esa vez que no vino a clase por sentirse mal. Un resfriado o algo.

Le miré sospechosa, pero no insistí. Sabía que me estaban ocultando algo todos, con las frecuentes visitas del médico, la "enfermedad" que mencionaban sin querer, que me nombraran heredera y Lyon decidiera estudiar lo que le gustaba en vez de lo que necesitaba el negocio familiar... Y su cambio de actitud. Todo indicaba a que Lyon no sería capaz de dirigir la empresa en su estado y no podía arriesgar su salud. Al parecer no era algo temporal. Seguramente enfermaría con frecuencia si se forzaba demasiado. Me preocupaba, pero mientras no fuera cuestión de vida o muerte, podía seguir actuando con normalidad, como Lyon me había pedido.

- ¿Al final qué hiciste con Jane?

Carl miró hacia otro lado.

- ¿La dejaste ahí abajo?- insistí.

- No. Le di tu habitación unos días después de que te fueras.

- Pero no la vi cuando vine.

Carl frunció el ceño y golpeó el balcón con el puño.

- ¿Por qué eres tan curiosa?

- Me preocupo por Jane. Tengo derecho a saber cómo está. Si la maltratas te prometo que...

- Jane enfermó poco después y...

Se calló. No fue capaz de decirlo, pero lo intuí. Me llevé las manos a la boca. Pobre Jane... ser castigada así por la persona que tanto quería...

- Después de que te fuiste, estaba tan furioso y dolido que me olvidé de ella durante dos días. Al tercero recordé que no le llevé ni comida ni agua ni manta. La encontré en el suelo, débil. Susurró que me quería y pidió perdón por el complot de sus padres, luego se desmayó. Me di cuenta de que me había pasado. La llevé a la habitación y una vez que entró en calor, despertó y pudo beber primero y comer después. Recibió los cuidados necesarios, pero seguía sin recuperarse completamente. El médico dijo que para la enfermedad que había contraído todavía no se había encontrado cura. Esos días estuve con ella y me contó lo que pasó en realidad, que ella no quería seguir el plan de sus padres... Quise vengarme de ellos, pero cuando Jane cerró los ojos, supe que ya bastante tendrían con eso. Mantuvimos el funeral en secreto, solo entre mi familia y la suya. El médico tuvo que asegurar a sus padres que efectivamente murió por una enfermedad. Ellos se arrepintieron de lo que querían hacerme al ver que cuidé a su hija cuando estaba enferma y le perdoné la vida. Pero en mi corazón siempre me sentiré culpable de su muerte.

- ¿Sigues queriendo vengarte de mí después de ver dónde te ha llevado?- dije con lágrimas en los ojos.

- A diferencia de ella, tú te lo mereces... Bueno, merecías. Pero en realidad, más que venganza, son consecuencias. Es cierto que la mazmorra y darte celos eran parte de la venganza. Después de lo de Jane empezaron a quitárseme las ganas de vengarme, pero te habías colado en mi casa, tenía que darte un susto, además, no me arrepiento de que tuvieras que despedirte de James, pero que te viera Lyon y te quisiera castigar ya vino solo, te pasó por desobedecer. De hecho, todo eso fueron consecuencias, si no venías, no te pasaba nada. No iba a estar acechando a ver cuándo te quedabas sola. Probablemente hubiera concluido mi venganza con la mazmorra. Ya tuve bastante con Jane. No más venganzas.

- Pero decías que te quedaba una parte...

- Más que venganza es un deseo. Dentro de poco podré cumplirlo. Y aunque no me sentiré tan bien como imaginaba, no puedo quedarme de brazos cruzados.

- Si has decidido realmente dejar las venganzas significa que... ¿me perdonas?

Carl iba a contestar, pero vio que Lyon venía en nuestra dirección y decidió dejar ahí la conversación.

- Lo sabrás en su momento.

Y dicho aquello, saludó a Lyon con un apretón de manos, le miró unos segundos y tras decirle unas palabras se marchó y no le vi más esa noche. No las pronunció muy alto, pero las escuché:

- Tempus fugit, carpe diem.

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