2. Empezar de nuevo
El baile fue un momento muy incómodo. Carl no parecía contento y cuando terminó la canción se fue de mala gana a bailar con otra. Había cosas de él que no habían cambiado, como su comportamiento infantil cuando estaba molesto. Tomaba otras formas pero esa actitud seguía siendo reconocible. Lyon vino a bailar conmigo y no decía nada, solo me miraba y sonreía como quien tiene lo que quiere. Yo le miraba seria, y a veces veía de reojo a Carl bailando con otra.
- Solo es el principio- dijo-. No creerás que me detendré aquí.
- Ni se me hubiera pasado por la cabeza- repliqué sin alterar la expresión de mi rostro.
- Claro que, sigue vigente lo que te dije... Si no me das un beso, le contaré eso a Carl.
- ¿Y qué harás después del beso? ¿Acabará todo esto?
Lyon se rió. Le miré extrañada, ya que no entendía su reacción.
- Al contrario, ahí es donde comenzará todo.
Me detuve y me separé de él, pero me cogió y siguió dirigiendo el baile, indicando con la mirada que Carl nos miraba de reojo y fuera más discreta.
- ¿Por qué lo piensas?
- No puedes darme un beso y quedarte igual que antes.
- ¿Cómo?
- Ya lo verás.
No pude evitar enrojecer, aunque me molestaba su actitud arrogante. Para mi alivio, la canción terminó y pude alejarme de Lyon. Me senté un rato para digerir sus palabras y descansar los pies. Apoyé un codo en la mesa y mi cara en la mano, observando sentada de lado las parejas que bailaban la siguiente canción. Me di cuenta de que algunas personas sentadas a la mesa comentaban mi postura incorrecta con mirada de desaprobación. Automáticamente, puse las manos sobre mi regazo y me enderecé, colocando la silla de forma que mi espalda estuviera en el respaldo de la silla. Cuando bajaba la guardia al parecer siempre habría alguien para notarlo. Deseaba irme de ahí, tirarme en la cama y estar en mi habitación en pijama.
Antes no me descuidaba, pero desde que entré en contacto con las normas de buenos modales cada vez que estaba sola aprovechaba para ponerme lo más cómoda posible, ya que estaba tensa todo el día. Cada vez me acostumbraba más y me salía más natural, pero era un largo proceso de interiorización de las normas hasta que formaran parte de mi comportamiento.
- ¿Vamos a casa?- me preguntó Carl, acercándose a la mesa ante la cual estaba sentada.
Se me iluminaron los ojos y él se dio cuenta, aunque no parecía sorprendido, sino que sonrió.
- ¿Te diste cuenta?- pregunté.
- Sí. Te conozco ya demasiado bien. Te estuve observando todo este tiempo aunque no pasáramos tiempo a solas.
Traté de recordar las veces que yo le observé a él, pero la verdad era que fueron pocas en comparación, pues estaba despistada y pensaba cómo evitarle. Mientras, él no dejó de fijarse en mí en cada ocasión que tuviera...
- Gracias- fue todo lo que pude decirle.
- Si quieres agradecérmelo, tendrá que ser físicamente- me tendió la mano y se inclinó hacia mí.
Enrojecí, pensando que quería una muestra de cariño. Pero por alguna razón, en ese momento no pude negárselo.
- Bueno... Pero tendrá que ser estando solos, claro, darte un beso en público no...
- ¿Un beso? Yo iba a pedirte que bailaras conmigo una vez más.
Mis mejillas se encendieron aún más.
- Claro, sí- me levanté, nerviosa-. Bailemos.
Le di la mano y nos unimos a los demás. Pero mientras dábamos vueltas por el salón de baile, me susurró al oído:
- No te preocupes, encontraremos un lugar a solas...
- Pero eso lo dije porque creí...
- Me lo ofreciste voluntariamente, ¿no? Pues ahora no te eches atrás.
Le miré con cara de pena, esperando que se diera cuenta de que me estaba comprometiendo. Me hizo una caricia rápida en la cara y volvió a colocar su mano en mi cintura. Me miró con tristeza.
- ¿Rechazarás a tu novio un beso tras prometérselo después de ignorarle un año?
Bajé la cabeza un poco y negué. No, no podía echarme atrás... No quería. Hacía mucho tiempo que no sabía nada de Will, ni si volvería a verle. Ya no guardaba un sentimiento especial por ninguno, pero Carl tenía razón para reclamarlo. Ya empezaba a ser hora de cumplir con mi parte, yo me beneficiaba de todo lo que me ofrecía la familia de Carl a cambio de... ¿qué? Si lo único que me pidió (comportarme como novia) no lo hacía. No podía seguir evitándole. No era justo. Además, una parte de mí no quería que empezara a tener entrevistas de matrimonio por mi falta de interés.
- Me pregunto... Qué te habrá hecho cambiar de opinión. Llevo esperándote mucho tiempo, ¿sabes?- me ofreció una amarga sonrisa.
En ese momento, me solté y corrí a una parte del jardín desde donde pensé que nadie podría verme. Carl vino detrás de mí y me hizo darme la vuelta, viendo la razón por la cual me había ido. Me abrazó, sin decir nada.
- Perdóname- sollocé-. Perdóname...
- Tranquila...
- No me merezco nada de lo que habéis hecho por mí, yo... No actué como la novia que debería y...
- No debí dejarte sola. Pensé que acabarías echándome de menos, pero me he equivocado... Solo conseguí que te enfriaras. Fui yo el que te ha estado echando de menos todo este tiempo-me abrazó más fuerte al decirlo y noté que su voz se quebraba. Después de unos minutos, dejó de temblar y siguió-. Tuve celos de Lyon y Will, no sabía qué pensar sobre tu viaje a esa isla con ellos dos ahí... Y estaba molesto porque te noté más fría, pero en realidad tenía miedo de perderte. Y lo hice. Después ya no tuvimos tiempo de nada y no sabía cómo recuperarte...
Dejé de sollozar y me sequé las lágrimas. ¿Carl estaba confesando sentir algo por mí?
- En realidad busqué la forma de estar ocupada cuando tú estabas libre para evitarte... Lo siento- me aparté para ver su reacción, aunque con miedo.
- Sí, me di cuenta, pero no quería aceptarlo. Aguanté, pero ya no puedo más. Sofia, dime, ¿hay alguien ocupando tu corazón?
- No- dije sin rodeos.
- Entonces, volvamos a empezar...
Se acercó con intenciones de besarme, lentamente, esperando a ver mi reacción. No me aparté, por lo que alcanzó mis labios con sus dedos y me los pidió con la mirada. En respuesta, cerré los ojos pensando que no podía estar tan mal aunque hacía mucho que no sentía algo. Y no me equivocaba. Fue un beso dulce, de perdón, reconciliación y un nuevo comienzo. Después, Carl me tomó las manos y me miró serio.
- Sofia... Quiero pedirte algo, pero antes... Necesito saber una cosa. ¿Qué pasó en ese viaje para que no me volvieras a mirar?
Me quedé helada. Era la pregunta que más temía y me di cuenta de que era la segunda razón por la cual le había evitado todo ese tiempo. ¿Qué debía decirle? No quería estropear ese momento... Y por eso, tomé una decisión que no fue la más adecuada a largo plazo, aunque en ese momento me salvaba: la verdad a medias.
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