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12. La magia del baile

Todos los caballeros se dieron la vuelta mientras las señoritas colocábamos un zapato en frente de la pared del fondo. Una vez terminamos, nos sentamos en unas sillas muy elegantes dispuestas en fila mientras ellos se giraban y se colocaban en orden listos para jugar. Pasaron varios y solo uno adivinó el zapato de su pareja de baile, el resto se quedaron con otra diferente. Las chicas estaban expectantes y los chicos nerviosos por adivinar correctamente y que otro no se llevara antes a su pareja. Pasó el cantante y ecogió un zapato. Sonreí viendo su cara de desilusión al comprobar que era el zapato de mi compañera, la que bailó con James, Charlotte. Lo asimiló y sonrió, recordando que ella había hablado bien de mí. Le colocó el zapato y se quedó de pie a su lado, mirando el resto del juego.

Al parecer Lyon no le daba mucha importancia a su pareja de baile, ya que miró su zapato pero escogió el de la princesa. Se notaba que sabía lo que hacía. Al ver que la pareja de baile de Lyon se quedaba cabizbaja, el príncipe cogió su zapato y se arrodilló con elegancia poniéndole el zapato. Ella quedó encantada. Lyon ni se inmutó. Todavía quedaba la mitad cuando salió James y se quedó mirando los zapatos uno por uno aunque estaba en frente del mío. Parecía hacerlo a propósito para crear tensión. De hecho, alargó su mano hacia uno cualquiera y antes de rozarlo se dirigió al mío y lo cogió.

Se acercó a mí con el zapato blanco de tacón plateado y un lacito sobre el talón, mirándome fijamente con una sonrisa. Era obvio que era consciente de su elección. Estaba haciendo públicas sus preferencias. Me sonrojé al sentir la mirada de todos y oír los susurros sobre la desaparición de Carl. Sería el comienzo de un rumor difícil de apagar. James se arrodilló como un caballero, y tomando mi pie, lo introdujo con suavidad en el zapato. Mi rostro debía de estar rojo ya que estaba ardiendo. Me sentí muy especial en ese momento. Me besó la mano con una reverencia y se colocó de pie junto a mí. Alcé los ojos para mirarle y me guiñó un ojo. Automáticamente sentí una corriente pasar por mi estómago. ¿Qué planeaba?

Una vez que todos tenían de nuevo pareja de baile, comenzó la música. Los chicos se colocaron delante de las sillas al mismo tiempo, hicieron una reverencia y las chicas nos levantamos a la vez y correspondimos a la reverencia. Unos sirvientes llegaron por orden y retiraron las sillas, colocándolas cerca de las paredes para las personas que quisieran descansar. Una vez libre el centro del salón comenzó el baile. Antes de acompañar a los demás, James me miró a los ojos y me dijo que tenía el derecho de quitarle la máscara, como había prometido a quien fuera su pareja de baile tras el Juego de la Cenicienta. Todos bailaban a nuestro alrededor lentamente observando cómo James me cogía las manos y las llevaba a su cara. Le quité la máscara y sonreí con timidez. Era tan apuesto...

- Estás tan hermosa cuando me miras con esa cara- me susurró al oído.

- ¿Qué cara?- aparté la mirada sonrojada.

- Roja- me cogió la barbilla girando mi rostro hacia él.

Al no poder ocultarme enrojecí aún más y apreté los labios tratando de controlarme. James se dio por satisfecho con una sonrisa pícara y me invitó a bailar. Era la primera vez que bailaba con él sabiendo quién era y no tras una máscara. Entonces recordé a Carl y me sentí un poco mal por disfrutar el baile con James gustándome él y oficialmente siendo su novia.

- Will... Quiero decir, James... Lyon dijo que un hombre castiga a una mujer que le quiere asesinar deshonrándola... ¿Es eso cierto?

- Sí- contestó sin rodeos-. Aunque también hay otros métodos como torturarla, matarla o entregarla a la justicia. Depende del grado de enfado y fidelidad a su pareja si la tiene. ¿A qué viene esa cara? Es humillante pero ¿no crees que es aún peor que te quiten la vida? Alguien así no merece compasión.

- Preferiría otros métodos... Me da igual lo que le pase a ella, es malvada y no merece vivir a costa de la vida de otros, lo que no me gusta es que sea él quien la castigue...- mi rostro se ensombreció solo de imaginarlo.

- Entiendo. Bueno, ¿no debería ponértelo más fácil para decidir qué hacer con él dependiendo de sus acciones?

Me quedé pensativa. Ciertamente, si decidía deshonrarla me sería infiel y sería motivo más que suficiente para dejarle y aceptar la propuesta de James. Me dolería, pero le pondría fin a esa locura. Me gustaba Carl, pero si hacía eso no querría nada con él. Sin importar que tuviera o no a James. Al acabar el baile nos sentamos cerca de la mesa y tomamos algo de beber.

- Tú... ¿alguna vez te has vengado de una mujer?- pregunté.

- Lo intenté una vez pero ya sabes cómo acabó- se rió.

Me reí también. En ese momento me dio miedo pero había pasado ya tanto tiempo que había quedado en anécdota. Además, tuvo un final feliz.

- Bueno quería saber qué pensabas de ese castigo.

- ¿Si lo haría? Sofia, cuando una persona en la que confías te traiciona lo último que quieres es realizar un acto asociado con el romance. Te daré un ejemplo: ¿crees que si me enfado contigo voy a estar pensando en besarte y acariciarte?

- ¿Entonces por qué se hace?

- Esta es mi forma de verlo. No mezclo, las acciones de pareja para pareja y las de venganza para la venganza. Pero otros usan lo que deberían ser muestras de amor para hacer más daño.

- Yo no podría volver a relacionar con el amor esas acciones si se usaran para hacerme daño- reflexioné.

- Lo creas o no, mis acciones siempre han tenido una razón detrás, no torturaría innecesariamente y desde luego no es mi mayor entretenimiento ver a alguien sufrir. No me considero un villano cruel.

- No lo eres. Y tampoco diría villano- me reí.

- Es verdad, ya no me dedico a eso... Quizá sea más un pirata o un ladrón.

- ¿Lo dices por tu disfraz?- reí ante su broma.

- Puede. Pronto lo sabrás con certeza.

Mientras hablaba, jugaba con la cadenita del reloj de bolsillo que tenía entre sus manos. Entonces el organizador del evento le llamó y al guardarse de nuevo el reloj, se cayó del bolsillo sobre la silla. Llevaba prisa, por lo que pensé en dárselo luego. Lo cogí y lo miré. Era un reloj caro y precioso, con una exquisita decoración. Todos prestaron atención a las palabras del organizador. Al parecer comenzaba el juego de elegir a alguien para que escondiera un objeto y quien lo encontrara recibiría un beso. Claramente el elegido era James. El objeto que había que buscar era precisamente su reloj. ¿Lo habría dejado caer a propósito?

Todas empezaron a buscarlo pero claramente nadie lo encontraría. James me miró con una sonrisa maliciosa y yo miré hacia otro sitio. Después de un rato decidieron que habría otro participante. El cantante escondió un objeto que Charlotte encontró, ya que al haber estado bailando con él estuvo prestando más atención. Tuvieron que darse un beso en medio de una marea de "uuuuiiii", comentarios, sonrisas pícaras y silbidos por parte de alguno más atrevido. Se pusieron rojos. Y pensar que esa pude ser yo con James... Menos mal que no dije nada. Después del último baile se repartieron los bombones de los cuales diez contenían números. James no volvió junto a mí, sino que se quedó en frente en el círculo que se había formado. Me había tocado un número: el 6. ¿O era 9? Me quedé mirándolo confusa. Decidiría salir dependiendo de la orden que recibiría el número.

- El 4 debe imitar a un mono.

Un chico salió al centro y cumplió la orden de una forma muy divertida.

- El 1 debe coger en brazos al 5.

El 1 era una chica y el 5 era el príncipe. La chica se quedó descolocada y le miraba pensando cómo iba una dama a coger en brazos a un príncipe.

- Si me permitís- dijo el príncipe intercambiando su número con el de ella-. ¿Mejor así?

La cogió en brazos y ella se sonrojó. Noté una mirada celosa de su posible pareja de baile. Dio una vuelta con ella y la bajó.

- El 3 debe darle un beso en la mejilla a cada invitado de esta sala.

Para mi disgusto, Lyon comenzó a pasar por cada persona del círculo dándole un beso en la mejilla. Me cambié de sitio con alguien más adelante y cuando pasó a la persona que estaba a mi lado y continuó más adelante volví a mi sitio. Algunos lo notaron pero nadie dijo nada, solo se reían. Justo cuando pensé que me había librado recibí un repentino beso en la mejilla y vi que Lyon regresaba a su sitio con una sonrisa pícara. Me limpié la mejilla con disimulo.

- El 7 dará un masaje en los hombros al 8.

La princesa, sonrojada, fue hacia uno de mis compañeros de clase y le dio un breve y delicado masaje en los hombros. El chico se sentía como en el paraíso.

- El 10 debe pedirle el anillo a su pareja de baile.

Charlotte se dirigió al cantante y avergonzada le pidió el anillo. Todos sabíamos que solo se le da el anillo a alguien especial. Les miré expectante. Realmente deseaba que accediera. Allen finalmente se quitó el anillo y se lo dio a Charlotte, tras lo cual le besó la mano y se lo colocó. Ella se quitó el suyo y se lo dio. Él aceptó y se lo puso. Todos aplaudieron sorprendidos por la magia del baile que podía unir personas que no se habían visto nunca.

- El 2 hundirá su cara en la tarta.

Un chico se dirigió a la mesa y presionó su cara contra una tarta de chocolate. Nos miró y no pudimos evitar estallar en carcajadas. Era muy gracioso. Finalmente, antes de dar la orden, el 6 y el 9 fuimos llamados al centro. James y yo salimos. Le miré con intriga.

- Sabía quiénes tenían el 6 y el 9 porque os vi mirando el papelito desde varios ángulos. Como no se puede saber cuál es cuál, os daré la orden juntos. Y tuve tiempo para pensarlo ya que os vi desde el principio. De hecho, me estuve fijando desde el "Juego de la Cenicienta"...- nos miró a cada uno, creando suspense-. He escuchado rumores... Eres la novia de Carl, ¿no es así?

- Sí.

- Pero el señor Wishingwell, padre de James te pidió para su hijo.

- Sí...

Todos se miraban entre ellos haciendo comentarios. No me gustaba cómo estaba yendo la cosa.

- Tu orden es... Elige a uno ahora y dale tu anillo.

Me encogí de hombros. ¿Por qué me hacía elegir? Carl no estaba.

- Solo está James aquí...

- ¿Ah sí? ¿Dónde está Carl?- insinuó el organizador.

- Se ha ido...

- Así qu te quedaste bailando con James mientras Carl se fugó con su ex novia la pianista famosa, ¿verdad? Parece que la decisión se ha tomado sola. ¿Aceptarás la proposición de James y dejarás a Carl?

- Yo no he dicho eso. Y no tengo que responder, eso es asunto mío. Además, no es esa la orden- protesté.

- Cumple la orden entonces.

Me volví hacia James y me quité el anillo, lo miré por un momento y finalmente se lo entregué.

- No lo aceptaré de esta forma- dijo James devolviéndomelo-. No es justo si no está Carl para que pueda elegir. No quiero ser elegido por descarte.

- Claro que es justo, ella ya ha elegido. Ni siquiera se ha dado cuenta de que Carl está aquí- respondió el organizador dejándonos a todos de piedra. Nos dimos la vuelta y miramos en dirección a la puerta. Efectivamente, Carl se estaba marchando.

Justo iba a salir corriendo detrás de Carl cuando el organizador dio la orden.

- Lo de antes ha sido para dar introducción a vuestra orden. Vais a llevar esto- dicho lo cual nos puso unas esposas, uniendo mi mano izquierda con su mano derecha-. Mañana venid a mi casa a pedirme la llave.

Los demás reaccionaron con risas, excamaciones de sorpresa, comentarios inapropiados, algunos empezaron a dar rienda suelta a su imaginación sobre lo que podría pasar:

- ¿Qué haréis para ir al baño?

- ¿Vais a dormir juntos?

- ¿No es un poco excesiva la orden?

- Para nada, esto es lo más divertido que he visto hasta ahora.

- La reacción de Carl cuando esto se acabe...

- Que no se hubiera ido con su ex.

- Yo escuché que está con Sofia por intereses.

- Eso es normal, muchas parejas de nuestro rango lo hacen. Pero ¿no le convendría más a Sofia estar con James entonces?

- Aunque sea por interés sigue siendo una relación y afectará su imagen pública.

- Sofia es una descarada, no come ni deja comer. Que elija ya de una vez o que deje a los dos.

- Pobre Sofia tener que elegir entre su novio millonario y la presión social de un multimillonario... Hay que ser valiente para negarse a alguien con tanta influencia.

Empezaba a sentirme mal escuchando todos esos comentarios y James también se molestó. Decidió ponerle fin.

- Sofia tiene un compromiso con Carl y por ello no intervendré mientras su relación vaya bien. Solo en caso de que así no fuera me la llevaré.

Todos se callaron y le miraron sorprendidos. James acababa de admitir la proposición y había hecho oficial su decisión. Desde luego la gente estaría más pendiente de futuros eventos y pequeños detalles para adivinar cómo acabaría. Aplaudieron sus palabras directas y decididas. Entonces se oyeron unas explosiones y la sala quedó iluminada por luces de colores. Todos salieron a los jardines para ver los fuegos artificiales. Quise salir también, pero James no se movió. Se apagaron las luces para que no resultaran una distracción ante el espectáculo. No veía apenas, solo lo que iluminaban los fuegos artificiales.

- Me debes algo- dijo él.

Se acercó a mí y agarró los bordes de mi falda. Entonces notó algo duro: el reloj de mi bolsillo. Lo cogió y me lo mostró. Me sonrojé. Claro que sabía que lo tenía.

- Yo tengo que elegir dónde es el beso, ¿no?

Me cogió la barbilla con su mano libre y acercó sus labios a los míos lentamente hasta que se unieron. Mi corazón latía fuerte y mi conciencia protestaba, pero no podía arrepentirme. Fue un día mágico y culminó con un beso inolvidable. Cuando James se apartó, me susurró:

- No puedo quitarte el anillo ahora, ya que Carl lo notaría, pero nadie más que tú y yo puede saber si te robo un beso.

- Ahh... Claro... Ladrón...- solté una risilla.

- Y pirata. No me detendré hasta conseguir mi tesoro- me guiñó un ojo.

Seguí riéndome con timidez y vergüenza. Salimos al jardín para ver los fuegos artificiales junto con los demás. En ese momento solo podía sonreír estando al lado de James, sin que se me pasara por la cabeza lo que pasaría después con Carl, la pianista, Sara, Lyon, y las esposas que me unían a James.

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