Capitulo Uno: El deseo de tenerte.
Su personalidad es muy diferente a un Omega que todos adoran utilizar y luego abandonar.
Él ni siquiera deja que tú lo utilices. Antes de que lo utilices, una bala de su revolver a traviesa tu cráneo como castigo de que pienses lo que harás frente a sus ojos o pagarás caro.
Su mafia lo protege como un diamante se tratase y nunca lo dejan solo. Los demás alfas jamás se acercan cuando la mafia ronda a su alrededor.
En los últimos años, la mafia Park asesinó a más de cien alfas en poco tiempo cuando exactamente era el tiempo donde los alfas estaban en su periodo de celo y como Park solo era el único omega de la gran ciudad, todos deseaban ir a la cama con él y marcarlo.
Pero a Park le daba asco los alfas y los dominaba como si fueran solo perros sucios de la calle.
Él podía utilizarte a ti a su antojo por ser alfa pero tú a él... olvídalo, tu muerte era asegurada.
Jeongguk jamás supo que era tan dominante. Oyó las advertencias que sus amigos le daban pero le dió igual cuando su deseo de tenerlo le nublada la mente y se volvía ciego ante Park cuando lo veía pasar junto a su mafia.
Cómo oficial de policía realmente debía arrestar a Park por ser tan terrible con los alfas pero no podía hacerlo. No tenía valor de encerrar al amor de su vida detrás de los barrotes y verlo sufrir allí.
Lo quería libre como también lo quería solo para él.
Jamás admitió estar obsesionado con Park porque para él jamás lo estaría pero sus amigos solo se lo confirmaban.
«Olvidate de Park, Jeon. Es un omega que nadie puede tener sin antes ser humillado por él o asesinado.»
Fue sordo. No oyó eso exactamente, mejor ignoró la advertencia y ahora solo se preparaba para ir a la fiesta de la mafia Park.
Está noche daría su primer paso después de meses en dónde investigo como se comportaba la mafia y como era el comportamiento de un miembro de mafia para finalmente tener el plan de volverse uno falsamente solo para acercase a Park sin ser asesinado antes.
Sonrío ladino cuando recargó el arma de policía que tenía y le echó un vistazo en la iluminación de su habitación. Luego la guardó en sobaquera, la cual le permitía llevar sus armas y cuchillo como defensa personal.
Luego subió un poco su camisa blanca hasta sus pectorales y se colocó una faja elástica en su delgada cintura para llevar pequeñas navajas sostenidas allí, luego volvió a bajar su camisa ocultando todo.
Estaba preparando. Se colocó su abrigo largo y oscuro mientras tomaba una profunda respiración antes de marcharse de su habitación en rumbo a la fiesta.
Pero antes de salir de su apartamento, comenzó a repasar cada frase, palabra, estrategias, respuestas y preguntas que debía utilizar como códigos que tenía aquella mafia. Prácticamente había estudiado todo el código para hablar.
Nadie sospecharía su manera de hablar, nadie sabría que es un oficial infiltrado, jamás.
Tiempo después, conducío hasta la fiesta donde se realizaba en una mansión lujosa típica de un mafioso. Al principio tuvo un escalofrío recorrer todo su cuerpo cuando vio a tantos criminales buscados ingresar en la mansión como si tuvieran una vida libre de crímenes y gozaban de la misma como si nada malo hubieran hecho antes.
Solo vivían la vida.
Seguramente eran mafiosos como Park pero también se trataban de excepciones cuando eran alfas que respetaban al omega y lo trataban como un rey sin ser atrevidos.
Sin dudas, Jimin jamás los asesinaría si ellos lo respetaban, por ende, siempre serían invitados a las fiestas que organizaba.
Bajó de su vehículo oscuro, respiró profundo está vez y una vez más mientras se colocaba unos lentes de sol para ocultar su identidad un poco.
Pero el sabía que esa mafia jamás supo de su presencia en la policía. Jeon no solía ser muy visto por las calles de la ciudad, por ende, la mafia no lo reconocía demasiado.
Punto a favor.
Sonrío encantador cuando las mujeres alfas y mafiosas lo observaron dudosas de su presencia. Jamás lo habían visto antes por aquí pero jamás se acercaron por más que dudaban de él.
Pero ellas no eran de importancia para Jeon cuando su objetivo estaba frente a sus ojos pero demasiado lejos cuando se adentro en la mansión y en el mismo salón.
El pelirrojo estaba jodidamente hermoso. Sentando únicamente en un gran sofá rojo y cruzando sus piernas mientras ese traje negro le quedaba muy bien al cuerpo.
Todos los miembros de la mafia lo rodearon en cuando el mismo Omega se llevó un cigarrillo entre sus bellos belfos gruesos y intentó encenderlo con su mechero de oro pero los demás miembros se interpusieron en su acción extendiendo sus manos con mecheros ya encendidos para ofrecerse a encender el cigarrillo de ese bello omega.
Dios mío, todos querían encender su cigarrillo. Podía jurar que los demás alfas invitados, incluyendo mujeres alfas, deseaban encender su cigarrillo.
Jimin solo observaba a todos por debajo de sus pestañas y su mirada era fría como también intmidante pero sexy. Solo soltó una sonrisa ladina aún atrapando ese cigarrillo exquisitamente entre sus labios y luego se impulsó un poco para encender el cigarrillo de una vez con un mechero al azar.
Jeongguk suspiró al verlo inhalar el humo y luego soltarlo con suma tranquilidad desde sus labios. Los labios que deseaba besar desde que lo vio por primera vez.
Los ojos del azabache no podían despejarse de ese omega, incluso tomó una copa de champagne de la bandeja de un mozo que pasaba cerca de él y luego le dió un pequeño sorbo sin quitar sus ojos.
Todos los miembros de su mafia lo rodeaban aún, era evidente que lo cuidaban demasiado pero Jimin indicó, con solo un chasquido de dedos, que se alejarán de él por un momento y recorrieran la mansión para tenerla protegida de alfas indeseados en el lugar.
Era su momento de actuar. Era el momento de ser solo encantador pero adentrarse en el papel de mafioso o más bien, en un miembro de la mafia.
Caminó entre las personas sin empujarlas y se fue quitando su abrigo hasta el punto de arrojarlo por allí mientras pasaba una mano por su cabello azabache, peinando este hacia atrás, mejorando su apariencia y potenciando su irresistible belleza.
Caminó ocmo un modelo en una pasarela y tomó otra copa de champagne de una bandeja al mismo tiempo que aflojaba su corbata un poco.
Todo el tiempo que caminó podía ver cómo Jimin disfrutaba de su copa de vino y su cigarrillo en el sofá solo sin nadie a su alrededor platicando con él.
Solo se acercó lentamente hasta él y cuando estuvo frente a él, el Omega elevó su mirada lentamente, recorriendo el cuerpo se Jeongguk hasta ver su rostro.
—¿Quien-
—Señor Park, veo que a su copa está vacía, le he traído una bebida favorita que tanto ama. —Su mejor sonrisa y su mano extendiéndose elegante hacia Jimin con un copa de champagne costoso para que la tomara.
Pero el Omega lo miró dudoso de su presencia y rápidamente le dió un vistazo a su propia copa de vino vacía. Realmente tenía razón y una copa de champagne no le vendría mal.
Jeongguk fue rápido cuando tomó la copa vacía de Jimin y le extendió la otra para que finalmente la tomara. Finalmente eso sucedió, tomó la copa y su mirada se encontró con la del azabache, quien no paraba de sonreírle coqueto.
Pero el Omega observó el champagne y luego de regreso al alfa que tenía frente de él. Aclaró su garganta y luego continúo sus palabras.
—Quiero saber el nombre de el primor que se ofrece a darme una copa de champagne diciendo que es mi bebida favorita.
El corazón del alfa comenzó a latir con fuerza en su pecho pero debía actuar como si eso no sucedía y solo mantuvo su sonrisa en su rostro.
—¿No me reconoce, Señor Park? Soy parte de su mafia.
—Mmh ¿Realmente lo eres? No recuerdo haber visto tu rostro antes, no estés mintiendo frente a mis narices.
—Claro que no.
Jeongguk recordó la posición que un miembro de mafia podía adquirir al hablar con él. Solo observó de reojo en la distancia a un miembro de la mafia ponerse en esa misma posición y la imitó.
Llevó sus brazos detrás de su espalda recta, elevó su mentón y miró serio a Jimin.
—Mmh, aún creo que no eres de mi mafia pero algo en mi me dice que si. Dime, ¿por qué aún no te he visto? Si es verdad que tengo muchos miembros de mafia y incluso no recuerdo sus nombres de tantos hombres que son.
—No es necesario saber sus nombres, señor Park. No es necesario cuando usted se siente protegido gracias a la protección que le brindamos.
—Bien dicho.—Jimin solo sonrío levemente y tomó un sorbo de su copa.
Mientras ese omega se mantenía ocupado saboreando su bebida favorita, Jeongguk pensó en algo rápido dentro de su plan.
Cuando un miembro de la mafia se acercó a Park seguido de más miembros de la mafia, pensó que sería buena idea empujar a uno de ellos y luego ocultarse detrás de los demás.
Eso mismo fue lo que sucedió. Cuando empujó aquel hombre, este mismo cayó sobre el Omega provocando que la copa se derrame sobre su traje por culpa de otro cuerpo que caía sobre él.
Solo provocó molestia en Jimin cuando ese acto sucedió. Se puso de pie rápidamente cuando sintió lo mojado que estaba su traje y observó con enojo al hombre empujado, quien intentaba pedir disculpas pero el Omega hizo oídos sordos exigiendo a los demás miembros que se lo llevarán ahora mismo lejos de allí.
Seguramente le darían una golpiza como castigo por ser tan atrevido en lanzarse encima de él y tener el descaro de ensuciar su traje.
—Esto es asqueroso, maldito alfa inservible. Arruinó mi traje.
Jimin sacudió su traje pero la humedad de este no se iría si no secaba antes.
Jeongguk sonrío por su plan tan pequeño pero la borró en cuanto el Omega lo observó molesto pero se alejó de allí, seguramente al baño, donde el azabache lo seguiría.
𝐄𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐨 𝐝𝐞 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐫𝐭𝐞
El Omega entró al baño con una molestia que le hacía casi volar al caminar. Sus pasos eran demasiados rápidos hacia el lavamanos.
Soltó un «¡Agh!» cuando solo veía una gran mancha en su traje y intentó sacudirlo para quitar restos pero solo era humedad.
Apoyó sus manos sobre el lavamanos y se inclinó un poco hacia su reflejo en el espejo solo para observar mejor su rostro. Por suerte se encontraba bello para él mismo.
Eso era lo único que importaba.
Jeongguk solo caminó hasta la puerta y cómo supo que estaba cerrada, mejor prefirió quedarse fuera al escuchar las quejas del Omega.
Solo se recargó sobre la pared, a lado de la puerta, y escuchó como ese pelirrojo se quejaba todo el tiempo.
Realmente tenía que aparentar que no estaba escuchando pero los demás miembros de la mafia solo observaban dudosos pero uno de ellos se acercó a él con intenciones de saber que ocurría pero Jeongguk fue más rápido al evitar su diálogo con él.
Fingió hablar con alguien que no era Jimin luego de dar pequeños golpesitos a la puerta y preguntar cómo se encontraba dentro. Cuando observó de reojo como el miembro de la mafia se acercaba aún más a él, entonces tomó el picaporte de la puerta y la abrió adentrándose en el baño, sin importar que Park no ha llamado por su nombre en ese momento.
Pero si pudo ver la expresión de confusión del Omega cuando vió a ese azabache cerrar la puerta detrás de él.
—¡APRENDE A TO-
Por más que Jimin este molesto, no podía evitar gritarle a todo aquel que se interponga en su camino y ahora mismo ese azabache estaba siendo molesto al no tocar antes de entrar. Pero no importaba en ese momento cuando el mismo hombre lo tomó del brazo, lo jaló a un cubículo y ambos se encerraron allí cuando el miembro de la mafia entró al baño buscándolo.
Sus pasos se adentraron en el silencio del baño. Sus ojos buscaban por doquier a ese azabache extraño pero él no sabía que ese mismo azabache se encontraba con su jefe encerrados y muy apegados en un mismo sitio.
Jeongguk solo podía acorralar a Jimin contra una de las paredes del cubículo mientras le cubría los labios con su mano para que guarde silencio. Pero aún así, el oficial llevó su dedo índice sobre sus belfos finos y hizo una seña de que igualmente guarde silencio aunque el Omega demostrará asombro a través de sus ojos.
Cuando más pasaba el tiempo, más era posible que ese miembro se alejara del baño, por lo tanto, llegó el momento en el que se dió por vencido y salió del baño, sin saber que su jefe estaba allí.
Quitó su mano lentamente pero cuando lo hizo, el mismo Omega le golpeó la entrepierna con su rodilla.
Podía considerar que quizás no tendría cachorros al recibir ese golpe allí abajo. Se tuvo que inclinar un poco sobre el cuerpo de Jimin mientras se tomaba la entrepierna con un largo gemido de dolor. Nunca se dió cuenta que pegó su rostro al de Jimin, mejilla con mejilla al sentir aquel dolor.
El lugar era pequeño, por ende, no tenían mucho espacio.
Jimin solo estaba molesto de que ese alfa, que descubrió desde el primer momento en el que olió su aroma, lo tocará de esa forma. Ningún alfa debía tocarlo, y si también deseaba, jamás debían verlo a los ojos.
—¿Quien te crees que eres alfa? ¿Tocarme sin permiso, creerte descarado y encerrarme contigo aquí? ¿Quieres que corte tus manos?
Ahora bien, si otro Omega estuviera en el lugar de Park, seguramente estaría sonrojado y nervioso por tener un alfa tan cerca con sus manos apoyadas a cada lado de la cabeza del Omega, acorralandolo y sintiendo el cuerpo del azabache.
Pero Park era diferente, era un adulto que sabía cómo controlar sus propio celo, sabía cómo alborotar alfas sin sentir la necesidad de tener sexo. El controlaba a su Omega interior y siempre decidía con que alfa quería estar, por ahora, era ninguno.
Practicó demasiado tiempo como controlar sus feromonas ante los alfas y si tenía uno cerca como ahora, jamás se sentía nervioso o sonrojado o excitado. Era nulo.
Ningún alfa le hacía sentir diferente, siempre era él quien hacía sentir diferente a los alfas cuando su carácter fuerte creaba obsesión en ellos al saber que no era un Omega fácil y que se dejaba pasar por encima.
Un Omega dominante, frío, difícil y despiadado valía mucho más que otros omegas normales.
Jeongguk tuvo la suerte de obsesionarse con Jimin por ser un Omega poco común con su mafia.
De por sí, admiraba como Jimin logró obtener respeto de los alfas más poderosos y mafiosos de la ciudad al ser solo un Omega.
Lo más terrible era que los omegas en la sociedad actual eran odiados, reprimidos, utilizados al antojo, abusados, fáciles de llevar a la cama y denominados repulsivos por su celo molesto que alborotaba a los alfas sin sentido.
Los alfas siempre creían que el celo de un Omega era molesto, siempre opinaban que debían reprimir su celo para no ser molesto.
«Un Omega debe cerrar sus piernas y situación arreglada.» eran los comentarios de los alfas.
Pero Jimin fue víctima de tantos comentarios como esos, que se volvió fuerte al dominar alfas poco a poco hasta crear su mafia de alfas que lo seguían y jamás lo criticaban.
Eso fue lo que hizo que Jeongguk se interesará en él. Su fuerza de voluntad y su ganas de vengarse de los alfas que despreciaban a los omegas. Jimin creo la revolución en la sociedad como Omega y enseñó que un simple Omega puede ser más que un alfa.
Ese mismo Omega, tomó la corbata del azabache y la jaló para que ambos estuvieran cerca.
Rostro a rostro, sus respiraciones podían sentirse mutuamente y los ojos del alfa eran débiles ante los labios rojos del Omega.
—Oh, ¿este alfa quiere jugar? No tenías que actuar así para tenerme junto a ti.—La sonrisa juguetona del Omega hacia soñar al alfa.
Jimin jugó con su corbata al mismo tiempo que rodeaba su cuello con uno de sus brazos. Sus labios se acercaban a los suyos pero nunca se rozaron aunque vuelvan loco al alfa.
Jeongguk solo sonrió coqueto con la ilusión de que podría besarlo pero otro golpe le hizo soltar otro gemido de dolor. Un golpe exacto en su abdomen hizo que se alejara un poco del Omega, quien se reía de él.
—Deja de soñar y ponte a trabajar. Eres miembro de mi mafia pero no tienes respeto hacia a mi. ¿Quieres perder las manos? ¡Fuera de este lugar, ahora mismo!
Jimin abrió el cubículo y lo empujó fuera como también lo expulsó del baño.
Joder si que era demasiado fuerte para empujar su fornido cuerpo de esa manera fuera del baño.
Solo aclaró su garganta cuando estuvo en el pasillo y sonrió falsamente hacia los demás miembros de la mafia como si nada hubiera ocurrido.
Se sentía un tonto moviendo su cola por un Omega como Jimin pero jamás se arrepentía.
[...]
El Omega mafioso sonrío ante el alfa mafioso que se aproximaba a él con la misma sonrisa.
El señor Kim Taehyung era bienvenido a sus fiestas desde que este comenzó admirar a Jimin y tener demasiado respeto por él.
—Oh señor Park, mi placer es verlo bien y bello está noche.
Kim se aproximó a él y lo saludo con un beso en cada mejilla con tanta elegancia. En medio del saludo, siempre aprovechaba para inhalar el dulce aroma de ese omega que lo enloquecía.
—Oh señor Kim, es un placer verlo aquí está noche, mis mejores saludos a usted y a sus hombres de mafia. Tenga el placer de ponerse cómodo. —Jimin sonrío y palmo el asiento vacío a su lado sobre el gran sofá rojo. Kim no pudo evitar fantasear con esa invitación y mordió su labio inferior mientras se sentaba lentamente sin quitar sus ojos del Omega que cruzaba las piernas sensualmente.
Pero nunca tuvo miedo de ese omega. Se acercó al oído del mismo para susurrar con la excusa de que la música estaba fuerte pero era mentira.
—Señor Park, temo decirle que en las calles de la ciudad comentan que su aroma es tan exquisito como una paleta de fresa y el sabor de su piel es el mismo sabor de la misma al comer. ¿Es eso verdad?
Jimin solo soltó una pequeña risita y luego negó ante los comentarios de los alfas para arruinar su imagen cuando todos los alfas se creían eso para luego tener una excusa para abusar de él.
Solo alfas molestos por un rechazo creaban esos rumores para que Jimin fuera atacado por grupos de alfas.
—Ya sabes cómo funciona el mundo, Kim, ¿Debo recordartelo? Los alfas se enojan cuando los rechazo y llegan a odiarme tanto cuando no quiero nada con ellos que tienen el descaro de crear rumores para perjudicar mi imágen y tener el deseo cumplido de verme caer. No creas nada de las calles, nunca daría un paseo por allí.
Y el mismo Omega de lengua filosa bebió un poco de champagne de su copa con la mirada llena de admiración de Kim sobre él. Pero ahora eran dos miradas sobre el Omega cuando Jeongguk fingió proteger a Jimin esa noche cuando se paró detrás del sofá y detrás de ambos mafioso. Su mirada de alfa celoso y posesivo solo se mantuvo sobre el tal Kim que hablaba con Jimin de esa manera.
Podía escucharlo todo también.
«Asi que tenía sabor a paleta de fresa como también el aroma y Jimin mentía al desmentir eso.»
Jeongguk sonrío de lado cuando supo que en verdad si olía a paleta de fresa pero prefería guarda ese dato curioso para él mismo.
Pero sus pensamientos se interrumpieron cuando Kim se aproximaba al rostro de Jimin con un objetivo que sus ojos delataban con hacer. Fue ahí cuando actuó más rápido que Jimin, buscó con la mirada a un mozo que se aproximaba a él con una bandeja de copas llenas y tomó una rápido para luego colocarla entre ambos para que lo que pensaba que pasaría nunca ocurra.
Así fue como Kim lo observó de reojo y su ceño se frunció molesto mientras su olfato le decía que ese hombre interponiendose en su objetivo era nada más que un alfa posesivo.
Las miradas de ambos alfas quemaban y eran demasiadas profundas que Jimin se asombró al verlos tan competitivos con solo mirarse pero con su audición perfecto oyó como los gruñidos de ambos alfas sonaban allí.
—Una copa para el invitado.—Los colmillos caninos de Jeongguk se enseñaban cada vez que hablaba frente a ese alfa que pronto sonrío falsamente enseñando también sus colmillos.
—No deseo una copa, gracias.
Pero el carácter posesivo y competitivo de Jeongguk cambio cuando se giró hacia Jimin. Está vez fue suave su tono de voz con el Omega al ofrecer una copa.
—Una copa para mi jefe.
El Omega mafioso la tomó con elegancia y agradeció con una sonrisa. Luego tomó un sorbo mientras le causaba gracia por dentro como Kim gruñía hacia el azabache como si algo estuviera por ser arrebatado.
—Tu rostro se le hace conocido a mi mente.
Kim entrecerró los ojos al ver a ese azabache gruñir nuevamente cuando escuchó como sus palabras eran dirigidas a él.
—Te equivocas, señor Kim. Es solo uno de los tantos hombres de mi mafia que tengo que no recuerdo sus nombres. Dejalo allí.
Jimin soltó sin más y mejor cambió de tema pronto para hablar de negocios toda la noche con ese hombre mientras Jeongguk no podía despejar la mirada del mismo como si estuviera preparado para lanzarse sobre él si intentaba algo más con Jimin.
[...]
El mafioso Omega caminó cansado por su mansión mientras bostezaba desprendiendo cada botón de su traje cuando la fiesta terminó y ya no había nada más allí además de sus hombres de mafia, que lo observan serios pero Jeongguk no podía evitar sonrío perverso al verlo tan bello y poco a poco desprender un botón que lo conducía a la fantasía.
—Dios mío, necesito un maldito baño, estoy impregnado de sus sucias feromonas de alfas. Las detecto, siempre ensucian mi aroma.—El Omega negó con asco y con delicadeza dejó la copa, que tenía en su otra mano, sobre la barra de tragos del salón.
—Señor Park, según las estadísticas y conteos han sido una suma de más de cien invitados está noche, es un buen logro.—Hablo uno de los hombres cerca de Jeongguk.
—Es buen logro pero aún así necesito formar sus respetos hacia mi, mi reputación tiene que ser mala para ellos pero buena cuando hablo de esos malditos oficiales alfas que solo desean encerrarme para tener pretextos indecentes conmigo. Siempre quieren tener una razón para encerrarme pero por eso mismo mi reputación será buena. Me salvaré de ellos por el momento.
El silencio que apareció luego de las palabras del Omega se acabó cuando su secretaria alfa se acercó a él con una tableta tecnológica y en ella llevaba todas las firmas de asistencia de los invitados.
Sus tacones resonaban en el suelo lujoso de cerámica hermosa y eso captó la atención de todos, incluso hasta cuando su suave voz llamó la atención de Jimin.
—Señor Park, la asistencia de todos los invitados fue un excelente logro. Todos sus invitados han sido parte de esta fiesta. —Y rápidamente extendió la tableta hacia Jimin quien sonrío orgulloso mientras la tomaba para observar mejor.— Tengo otra noticia, señor Park.
—Habla ahora, Sarah.
Sarah le hecho un vistazo a todos los hombres de mafia parados frente a ella y Jimin en una línea, escuchando todo lo que diría. Ella sabía que estos hombre atacarían a los oficiales si intentaban dañar a Jimin.
—Los oficiales de policía han estado rodando la mansión y con la excusa de arrestarlo por una fiesta.
—Esos bastardos y sucios oficiales. ¿acaso no tienen otro puto trabajo que molestarme? Deberían estar miles de metros debajo de la tierra como cadáveres.
Jeongguk al oír eso solo entrecerró sus ojos y dejó de observar al frente como los demás para desvíar su mirada a Jimin que solo protestaba con Sarah sin importar que no sepa que ese azabache sea un oficial infiltrado en su mafia.
Indirectamente Jimin le estaba deseando la muerte y insultando su imagen por ser oficial. Debía actuar como si nunca le hubiera molestado oír eso.
Los hombres de mafia rieron un poco cuando el Omega hizo otro chiste referido a los oficiales. «Deberíamos enseñarle cómo se utilizan sus estúpidas armas de juguete. Siempre apuntan del asco cada vez que deben enfrentarse a una mafia.» Dijo aquel Omega en tono de burla.
Jeongguk solo podía sentir como el arma sostenida debajo de su camisa pedía a gritos que la utilizará para enseñarle a ese omega que tan bien apuntaba.
Pero no podía volver rudo frente a él. Cuando lo vio caminar en frente de él como en frente de todos los hombres por su manera de verlos a todos para examinar que cada hombre de su mafia esté presente ahora.
Los ojos del pelirrojo se detuvieron en Jeongguk como todo su cuerpo tambien. Frente a él pero también le alborotaba el corazon cuando lo miraba. Ese omega tenía el poder de volverlo loco.
—Tu, quiero saber tu nombre. ¿Y por qué no te he visto antes?—Jimin se acercó un poco a él y Jeongguk casi tuvo que rezar por dentro para no dejarse llevar por ese aroma que alimentaba su alfa interior.
—Jeon-jeongguk, mi señor.—Susurro el azabache pero dejo escapar un suspiro cuando Jimin sonrío y colocó una mano en su pectoral duro.
—Oh, ya veo. ¿No eres nuevo verdad?
—Siempre he sido leal a mi señor como también a la mafia. Nunca sería nuevo cuando he estado siempre aquí.—Mierda eso sí había salido tal cual lo había memorizado de los demás miembros, pensó Jeon.
Jeongguk luego de confesar, sus ojos le echaron un vistazo a la pequeña mano de Jimin que se apoyaba en su pectoral y que por más que este por encima de su camisa, podía sentir un calor quemar su piel. Pero ese calor se esfumó cuando el Omega se alejó completamente de él.
Está noche seguramente antes de ir a dormir, soñaría con esta noche y como Park era tan atractivo tenerlo cerca que ansiaba con tocarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro