
C a p í t u l o 36: ¿Por qué?
—Realmente no sé qué futuro le espera a la historia. —Le digo a Randall. Estoy en su oficina. Antes de terminar mi horario laboral, he decidido entregarle el manuscrito de Señor amor. — Pero confío mucho en tu ojo crítico. Quiero saber si vale la pena hacer algo con ella. Por eso te pido que leas el manuscrito manteniendo al margen nuestra relación, ¿puede ser?
Randall continúa pasando de hoja en hoja, y luego asiente a lo que le acabo de solicitar.
—Cuenta con ello, Gia —me mira a los ojos—. Trataré de pensar que no estoy leyendo la historia de una increíble colega y una gran amiga.
Sonrío, y luego de entablar una conversación acerca de los nuevos cambios que nos esperan en la editorial, me despido de él y salgo del edificio.
Al llegar a mi auto, saco el móvil del bolso de mano. Solo le he prestado atención a los mensajes de Molly, pero luego de ella, he ignorado a todo el mundo. Motivo por el cual ahora tengo la casilla llena de mensajes de Lisa, Carl, de mis padres, de Will y de Logan.
Y esto no es algo que suceda todos los días, pero está pasando hoy debido al fin de semana que nos espera. Los padres de Carl tienen una casa en el campo, por lo tanto, les pareció una buena idea regalarles un fin de semana, a él y a Lisa. Pero, como la pareja de enamorados no quiere estar sola, han hecho una invitación a mis padres, a Will, a los chicos de la banda, y por supuesto a Logan.
Lisa es la que está siendo más insistente con sus mensajes. Y es la única que me ha visto en línea, o la única que lo remarcó. Pero está ofendida porque no le hice caso, ni a ella, ni a nadie del grupo de invitados.
Y ojalá pudiera decir que no lo hice por tener un día demasiado atareado. Pero no, no es el caso. Hoy fue una jornada demasiado tranquila en la editorial.
Ahora bien, ¿por qué ignore todos los mensajes? ¡Por la mala organización que están haciendo!
Me dolían los ojos al ver todo lo que tenían planeado llevar. Muchas de ellas, son cosas muy innecesarias. Y, por otro lado, me dolía la cabeza al notar que estaban pasando por alto cosas que sí son importantes.
Y, como sabía que se iban a enojar conmigo y con mi lista de cosas necesarias y cosas que no, he decidido ignorarlos.
Da igual. De todas maneras, llevaré un bolso con todas las cosas que no pensaron, las cuales sé que todos van a recurrir en algún momento. Por ejemplo, ¿a quién se le ocurre ir al campo sin un repelente para mosquitos? ¡Santo Dios!
Antes de encender el motor, para luego ir a casa a prepararme para el fin de semana que me espera, respondo todos los mensajes. Menos los de Lisa. Me encanta hacerla enojar. Además, es muy buena con los memes y por eso es divertido pelearla.
Llego a casa y Molly me pone al tanto de cómo fue la última hora al cuidado de Cameron. Ambos se adoran, así que siempre me voy a trabajar tranquila. Sé que, al llegar a casa, me voy a encontrar con mi niño sonriente contándome todas las aventuras que hizo con su niñera. Aunque él la llama amiga. Mejor amiga para ser exacta.
Y ahora que Molly se fue, y que me encuentro bañándolo, me cuenta lo divertido que fue jugar en el patio, con sus autos, Orejas Ramírez y su hermano, Pepe.
Al saber que no vamos a salir afuera, hasta mañana a primera hora, lo visto con su pijama favorito para después bajar hasta la sala, y así poder merendar juntos.
Estoy observando a Cameron pedirle disculpas a las galletitas en forma de animales, como hace siempre antes de llevarse una hacia la boca, cuando me suena el móvil. Logan está llamando.
—Hey, tú. —Le digo en forma de saludo.
—Me gusta eso. Hey, tú, ¿cómo estás? ¿Aún con ganas de ignorarnos?
Me río.
—No, pero no quiero entrar al grupo. Me vuelven loca.
—¿Te enloquece que haya muchos mensajes?
—No. Me enloquece la pésima organización que hicieron —lanza una fuerte carcajada—. Ríete todo lo que quieras, ya vas a acudir a mí cuando necesites algo que no hablaron.
—¿Cómo qué?
—No te voy a decir. Pero, si te hace falta algo, sabrás a quién recurrir.
Se vuelve a reír.
—Eres genial.
—¿Gracias? —sonrío—. No sé si fue en verdad un halago.
—¿Quieres que te halague? Porque se me ocurren muchas cosas para decirte.
Sonrío.
—Algunas de esas cosas, ¿son para mayores de edad?
—¡Gia Beckman!
No lo estoy viendo, pero estoy muy segura de que sus mejillas se encuentran coloradas.
—Estoy frente a un menor, es mejor prevenir.
—Eres terrible —me río—. ¿Y cómo está Cam? ¿Listo para el viaje?
—Ansioso. Muy. Cariño, saluda a Logan.
Mi plan es que le diga hola en voz alta, pero Cameron tiene otra idea, porque en cuanto escucha que es Logan quien está al otro lado del teléfono, me lo quita de las manos y recién ahí lo saluda.
Le cuenta lo que hizo hoy con Molly, y también que está comiendo galletitas en forma de animalitos. No sé qué le responde Logan, pero mi hijo se ríe fuerte, y yo sonrío por ese sonido. Y, como cada vez que pasa, la casa se ilumina mucho con eso.
Cuando terminan de hablar, en vez de pasarme el móvil, decide cortar la llamada. Y no puedo enojarme con él cuando me mira con esos ojos repletos de amor.
Logan me escribe al instante, y así nos quedamos, mensajeándonos por un buen rato.
Es tanto lo que me hace reír, que provoca que me duela el estómago por ello. Al parecer, no solo Lisa es buena con los memes.
Ya estamos en el campo. Todos los que fueron invitados ya se encuentran haciendo diferentes actividades.
Los chicos y Will ya hicieron su fogata para cantar canciones al compás de la guitarra. Cameron está con ellos. Si no está encima de Logan, se lo ve siguiendo los pasos de sus tíos. Y Thor está a su lado, cuidándolo. Desde que llegamos, solo ha seguido a mi niño.
Lisa y Carl están acomodando todo lo que sea necesario para que todos tengamos una noche cómoda en los dormitorios. Mi madre se encuentra haciendo uno de sus típicos platillos, y papá está hablando con Logan.
Decido entrar a la cocina para ayudar a mamá, y obviamente, más que darme indicaciones, me invade con muchas preguntas respecto a Logan. Respondo a todas, menos a las miles de locuras que se le ocurre preguntar.
Mamá termina con la cocina, y soy la encargada de llamar a todos para comer. Nos sentamos alrededor de la fogata, y mientras degustamos la comida, Will y los chicos nos regalan algo de su música. Es más, nos comparten nuevas canciones que aún no le muestran a Cristopher, y por supuesto, nos sentimos halagados por ello.
Y en cuanto a mí, más que halagada, me siento muy orgullosa del crecimiento que han ganado. Pero más que nada, no puedo evitar que ese orgullo crezca mucho más cuando observo a Will. Y pensar que tenía pánico escénico, y aquí lo tenemos... siendo el número uno entre todos los números uno. Cada vez que se lo digo, dice que exagero. Pero no lo hago.
Mi hermano es el rock and roll. Y odia que lo diga así. Me pidió que jamás lo llame de tal manera delante de sus amigos.
Terminamos de comer, de escuchar más canciones, muchas de ellas solicitadas por el público presente, y luego nos despedimos. Cada uno se dirige a su habitación correspondiente; los chicos tienen una propia, así como también la tienen mis padres. Lisa, Carl, Logan, Cameron y yo, compartimos el espacio.
Cameron siguió a Lisa y Carl hasta la habitación. Raro, creí que iba a estar encima de Logan. Aunque, creo que fue chantajeado. Porque llegué a escuchar la palabra chocolate antes de que desaparecieran.
Logan me sonríe cuando nos quedamos solos, y como en la cena estábamos alejados, nos acercamos un poco más. Apoyo mi cabeza sobre su hombro y me rodea con uno de sus brazos. Su mano, la cual no está colgando de mi hombro, se entrelaza con la mía, y así nos quedamos, sin decir nada, pero demasiados tranquilos por la increíble noche que nos rodea. Hasta Thor la disfruta, durmiendo cerca de nuestros pies.
—¿Gia? —. Pregunta para romper el silencio.
—Dime.
—¿Cómo estás?
—Bien... ¿o a qué te refieres?
—A nosotros —levanto mi cabeza de su hombro y lo miro a los ojos—. ¿Cómo te sientes con... esto? Necesito que seas sincera.
Suspiro y asiento. Me acomodo más en mi lugar, ahora solo tenemos nuestras manos entrelazadas.
—No te voy a negar que tuve algunos golpes en mis emociones —asiente—. Pero nada tiene que ver contigo. Tú eres maravilloso, en verdad. Estoy agradecida por tu bondad, por el cariño que me tienes. Y no solo a mí, agradezco mucho más el amor que le tienes a mi hijo —sonríe—. Pero bueno, esos golpes pasan por mí.
—Entiendo. ¿Puedo quedarme tranquilo? —El fuego de la fogata me permite ver de manera perfecta el brillo de sus ojos cuando me ven. Veo una ilusión tan grande el corazón.
Nadie merece tener el corazón roto. Pero Logan está en una lista especial. Su corazón debe ser cuidado y amado, todo menos regalarle cosas negativas, tóxicas y dañinas.
—Entonces, ¿puedo quedarme tranquilo? —reitera—. ¿O hay algo que quieras compartirme? Sabes que la charla está abierta.
Asiento. Sé que la conversación está siempre abierta para lo que sea que me pase. Es muy atento con eso. Pero, lo cierto es, que no quiero decirle cómo me sentí en el muelle luego de lo que hizo. Y creo que tampoco es necesario compartirle la crisis que tuve.
Sé que es capaz de escucharme, de entenderme y de estar para mí. Pero habilitar ese punto de conversación, sería abrir una puerta que cerré después de la conversación que tuve con mi padre.
No estoy lista para volver a pensar en todo lo que se habló en mi sesión de terapia. No estoy lista para asumir todo eso. Por lo tanto, pongo una sonrisa en mi rostro y le respondo:
—Puedes quedarte tranquilo.
Sonríe y acto seguido deposita un beso corto en mi frente.
Al día siguiente, papá nos sorprende con una parrillada. Logan y Carl están a su lado, compartiendo una charla amena mientras él se encarga de la carne. Logan, por su parte, ha traído hamburguesas vegetarianas y las está cocinando en una olla aparte, para que no haga contacto con el sabor de la carne derramada en la parrilla.
Will y los chicos están jugando a la pelota. Cameron está con ellos, corriendo detrás de sus pasos y riéndose.
Lisa, mamá y yo, estamos sentadas alrededor de la mesa que se encuentra lista para el almuerzo. Para no aburrirnos, Lisa ha sacado las cartas del Uno. Así que aquí estamos, jugando y compitiendo al nivel que nos olvidamos que somos familia y que nos queremos.
—¡Ya está la comida! —Grita papá mientras viene con su bandeja hacia la mesa. Junto todas las cartas y llamo a Cameron para comer. Desde que Will le enseñó a jugar a la pelota, cada vez que ve una, no quiere despegarse de ella por un segundo. Así que debo insistir más de una vez, hasta que me hace caso.
—Ya te dije que no quiero llamarte más de tres veces para comer —le llamo la atención, con mis manos puestas sobre mi cintura.
—Pero... pedota.
—La pelota va a seguir estando aquí, ahora hay que comer. Y nada de hacerlo apurado, ¿me oíste?
—Ti. Pedo yo quedo comed con papá —frunzo el ceño debido a que es la primera vez que me dice algo como esto. Me ha dicho que quería jugar con su papá, y luego, se ha sentado alrededor de sus juguetes para reír con fuertes carcajadas.
—¿Cómo que...
—¡Papi!
Dice, feliz y sale corriendo. Cuando volteo, veo que se dirige hacia los brazos de Logan, quien sale de la parrilla con sus hamburguesas.
Se sorprende tanto por la forma en que lo llamó, que su comida termina en el suelo, siendo devorada por Thor.
Logan no sabe cómo reaccionar al llamado de Cameron. Cada vez que trata con él, se agacha a su altura, y es algo que no está pasando en estos momentos.
—¡Papi! —. Vuelve a decir Cameron mientras más abraza una de sus piernas.
Mi corazón se acelera un poco más cuando los ojos de Logan caen en los míos. Está aterrado, preocupado por mi posible reacción.
Y en cuanto a los demás, todos permanecen en silencio, haciendo de este momento tenso algo más grande.
De pronto me encuentro respirando de manera costosa. Me duele hacerlo, tal como si no fuera necesario para mí respirar. Como si no hacerlo me diera la tranquilidad que necesito.
A diferencia de lo que pasó en el muelle, esta vez, no puedo ocultar mis emociones. Enseguida me pongo a llorar, y cubro mi rostro para que nadie me vea. Pero, cuando vuelvo a mirar, noto que Lisa, papá y Will quieren acercarse hasta donde estoy.
—¡No! —les grito y los señalo con mi dedo índice—. Solo... no.
Una vez que me niego a su contención, me abrazo a mí misma y corro hacia la casa. Pasando junto a Logan y Cameron que lo sigue tratando de papá.
Me encierro en la habitación, pidiendo que me dejen tranquila, y camino de un lado al otro, llorando, quebrada en mi llanto que parece no querer terminar.
Me duele el pecho. Cada latido de mi corazón me duele provocando un dolor horrible en todo mi cuerpo. Dolor que se instala en mi estómago, como si alguien me estuviera golpeando. Quiero vomitar. Tengo ganas de hacerlo. Pero nada me sale, solo llorar y llorar mientras me pregunto ¿por qué?
¿Por qué la vida tuvo que arrebatarme al amor de mi vida? ¡No es justo! Teníamos mucho por vivir.
Es triste que la vida te arrebate a tu persona favorita así de la nada. Porque sí, porque así le pareció al maldito Dios que nos protege.
¿Por qué mi hijo tuvo que crecer sin su padre?
¡Por favor! Hubiera sido el favorito de Cameron. Se habría divertido tanto con él. Y Steven hubiera sido el mejor padre de todos. Luego del mío, por supuesto.
¿Por qué mi hijo tiene que jugar con una imagen que solo él ve de su padre? ¿Por qué Steven se fue?
Alguien llama a la puerta, pero decido ignorar esos llamados. No quiero hablar con nadie. Quiero estar sola.
Sola. Así como estoy desde que Steven se fue. Sí, tengo familia, amigos, y lo tengo a Cameron, pero mi súper alegría se llevó consigo una gran parte de mí. Y es esa parte la que me hace sentir sola.
¿Por qué tengo que ser un desastre?
Tengo a un hombre que me quiere allí afuera, y aquí estoy, ahogada en lágrimas, no siendo capaz de dejar entrar su amor a mi corazón.
Es que su amor no va a ser como el de Steven. Y eso está mal, no debo comparar. ¿Por qué lo hago?
¿Por qué Cameron tuvo que llamar de esa manera a Logan? ¿Por qué? ¿Por qué hace días no dice algo respecto a su papá?
¿Por qué?
¿Por qué su partida acaba de impactar una vez más en mí? Pero de manera fuerte, como si recién me enterara de su fallecimiento.
—Gia, por favor, abre la puerta. Soy Logan.
No quiero verte, Logan.
—No. Quiero estar sola.
—Y yo necesito saber que estas bien. Todos aquí lo necesitamos, por favor. Solo estoy yo.
Me río. ¿Qué si estoy bien? ¡Oh, vamos! ¿Qué pregunta es esa?
Me acerco hasta la puerta, le saco la traba, la abro y dejo que me vea a los ojos. Dejo que vea mi rostro empapado. Dejo que vea todas las emociones impuestas en mi rostro.
—Oh, Gia... —hace un paso para abrazarme, pero lo detengo con una de mis manos sobre su pecho.
—No.
No me hago a un lado, no lo dejo pasar a la habitación. Dijo que solo quería ver si estaba bien, y bueno, aquí está su respuesta.
—Gia, lo lamento. Cameron es solo un niño. Yo no quise que me llamara de esa manera, lo sabes. No quiero que sientas que estoy aquí para ocupar un lugar que no me corresponde.
—Por supuesto que no te corresponde.
Frunce el ceño, no solo por lo que le dije, sino por la manera en que lo hice. Pero más allá de que eso le molesto, insiste con acercarse a mí, y yo lo vuelvo a alejar.
—Gia...
—Quiero que te vayas.
—¿Qué?
—Lo que has oído. Quiero que te vayas. No puedo ni quiero estar cerca de ti ahora. Y lo siento si suena horrible, pero tampoco quiero que estés cerca de mi hijo.
Vuelve a fruncir el ceño, o tal vez nunca dejo de hacerlo.
—Esto se puede solucionar de buena manera, y...
—Se soluciona contigo yéndote.
Sus ojos caen hacia el suelo y hace un paso hacia atrás. Cuando me mira a los ojos, veo que los tiene aguados.
—Sabes que me importas. No solo tú, también me importa Cameron. No quiero que estés enojada conmigo. Hablemos con él.
Me río.
—¿Hablemos? No, tú no tienes nada que hablar con él. No eres su padre, yo sí soy su madre. Solo yo debo hablar con él.
—Sé que no soy su padre, no es necesario que me lo recuerdes.
—No eres él, por empezar.
Mis palabras lo golpean, puedo verlo en su rostro, y aún más en sus ojos que se llenan un poco más de lágrimas. Hace otro paso hacia atrás y niega con la cabeza.
—Jamás seré como él. Pensé que eso estaba claro. Creí que me aceptabas a mí —pasa una de sus manos por sus ojos y se seca las lágrimas que no quiere que vea correr por su rostro—. No me ves. No puedes verme. No me has visto todo este tiempo —a diferencia de Logan, yo no seco mis lágrimas y dejo que hagan su recorrido hasta mis mejillas—. Yo no quiero llenar el vacío que Steven te dejó. Quiero ocupar un nuevo lugar en tu vida. Pero no me ves, Gia. Por favor, dime que al verme a los ojos no estás buscando algo de Steven en mí.
No lo hago, no lo miro a los ojos. No puedo. No sé qué responder a eso. ¿Realmente no me encuentro buscando algo de Steven en él?
—Por favor, Gia... por favor.
—Quiero que te vayas, Logan —recién ahí lo miro a los ojos—. No sé cómo pude dejar que todo avanzara demasiado. Lo lamento.
Vuelve a poner sus ojos sobre sus pies.
—Me has dicho que podía quedarme tranquilo, justo anoche —me mira—. Me has mentido. Yo quiero luchar por ti, pero no estoy dispuesto a sufrir para obtener un lugar en tu vida. No... no puedo.
Una lágrima cae por su rostro, y antes de que vea a otra hacer su recorrido, me da la espalda y desaparece. Escucho que llama a Thor, luego enciende el motor de su auto y se aleja.
Cierro la puerta a mis espaldas y me deslizo sobre la madera. Escondo mi rostro entre mis brazos, sobre mis rodillas, y lloro con muchas fuerzas.
Lo que tanto temía acaba de suceder; le rompí el corazón a Logan. Y para completar, acabé con el brillo de sus ojos.
Y una vez más, ¿por qué tengo que ser un desastre?
¿Por qué no puedo seguir?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro