C a p í t u l o 15: Los lunares.
La emoción de Cameron, mientras esperamos a Logan en el parque, es muy diferente a las reacciones que tiene con otras personas. Ni siquiera por el pastel de chocolate de Nora se pone así, y eso que es su cosa favorita, luego de los panecillos de arándanos.
Hemos planeado hacer un picnic, así que aquí estamos, con nuestra canasta y una manta de Paw Patrol.
Logan se está acercando, me saluda desde la distancia cuando se encuentra con mi mirada. Y cuando Cameron se da cuenta de su cercanía, deja a Orejas Ramirez a un lado y sale corriendo en su dirección.
Logan se agacha a su altura, y espera por el abrazo que mi pequeño quiere regalarle. Ambos se rodean de un cariño sorpresivo muy lindo.
Sus manos se entrelazan y caminan hacia donde estoy. No sé que le estará diciendo Cameron, pero sea lo que sea, hace sonreír a Logan.
—Comienzo a estar celosa de ti —le digo cuando está frente a mí.
—¿Hola? —sonríe y me cruzo de brazos—. ¿Por qué celosa?
—¿Sabes hace cuánto no corre hacia mis brazos? —se ríe.
—Oye, te ve a diario, no te sientas mal. Hola, ¿cierto?
Quisiera responder a su saludo de inmediato, pero no puedo hacerlo. Estoy perdida en los lunares de su rostro.
Se ha afeitado, y también ha recortado su cabello. Pero el hecho de que no haya barba, me lleva a pensar en el chico de quince años, y eso me arrastra a la Gia de la misma edad, gustando del chico que hizo de Romeo.
—¿Gia? —frunce el ceño.
—Tus lunares —digo, y sacudo la cabeza— Sí... hola —se muerde la sonrisa—. ¿Nos ubicamos?
Camino con los brazos cruzados, buscando un lugar libre para sentarnos, y a la vez, me estoy sintiendo una idiota por lo de antes.
Logan me ayuda a ubicar la manta sobre el césped, y cuando nos sentamos, noto como un grupo de amigas lo observan con mucha atención, susurran algo entre ellas y se ríen de nervios cuando Logan sin querer las mira.
—Te afeitas y vuelve Romeo —bromeo y se ríe.
—¿Podemos cambiar de lugar? —ahora me río yo.
—¿Todavía no sabes como reaccionar? —niega con la cabeza y sonrío—. No te creo —abro la canasta y saco de allí el jugo de manzana que le entrego a Cameron.
—¿Piensas que con mi edad ya puedo sacar provecho de la atención femenina? —asiento y se ríe—. Hay cosas que no cambiaron del Logan de quince años, ¿sabes?
—¡Dogan! —Cameron recuerda que Logan está con nosotros y se abalanza hacia él. Se sienta sobre su regazo, y comparten un panecillo de arándanos.
Ambos se encuentran sumergidos en una conversación. Cameron le cuenta que en la casa de su abuelo se cayó y por eso tiene una herida en la rodilla. Logan no me pide traducción, sino que trata de comprender su relato con las pocas palabras que pudo entender. Y lo hizo a la perfección.
Que esté siendo bueno con mi hijo, y que él lo adore, me hace sonreír. Y cuando ambos se ríen, sonrío más. Pero cuando mis ojos caen en aquellos lunares, siento cosquillas y me veo obligada a desviar mi mirada.
Cameron se aleja de Logan y busca sus juguetes de la canasta, cuando los encuentra, nos ignora y juega con su imaginación.
Una fuerte mirada me atrae tanto que dejo de mirar a Cameron. Me encuentro con los ojos de Logan sobre mí.
—Creí que... vendrías con Thor —es lo primero que me sale decir y frunzo el ceño.
—No, mi hermana se lo llevó. Sino lo habría traído —asiento.
—¿Y cómo están? Después de todo —se encoge de hombros y se recuesta sobre la manta, con sus ojos hacia el cielo.
—Estamos bien —cruza las manos sobre su pecho, y cierra los ojos. Mientras que yo no puedo dejar de mirarlo, y de perderme en aquellos lunares.
Dios... había olvidado todo esto.
—¿Gia? —pregunta y me mira—. En una semana es el evento de la revista.
—Sí, Greg me ha hecho llegar la invitación —asiente.
—¿Irías conmigo? —trago saliva, y suspiro—. Sé que puedo verte directamente allí, pero que vayas conmigo es diferente.
—¿Qué lo hace diferente?
—Que puedo pasar a buscarte, como en una... —se detiene, sonríe y se sienta.
—Como en una cita —termino por él—. Puedes decirlo.
—Pero me has dicho que no estás aceptando citas.
—Y tú me has dicho que no sabes reaccionar ante la atención femenina —sonríe.
—¿O sea que estoy recibiendo tu atención?
Podría desear desaparecer por haber sido así de bocona, pero no, aquí estoy, sin vergüenza.
—No estaríamos aquí de no ser así.
—Creí que veníamos al parque por Cameron —ambos lo observamos, y sonreímos—. De todas maneras, no te pongas en esa posición.
—¿En cuál?
—En la atención femenina —me mira a los ojos—. Tú siempre has marcado la diferencia con eso. Y sí, puede sonar muy trillado, pero siempre has sido la excepción. Y... ya estoy hablando demasiado —se ríe, pero yo deseo que lo siga haciendo—. No vaya a ser cosa que por mi bocota no aceptes venir conmigo al evento.
—¿Logan? —pongo mi mano sobre su hombro cuando lo noto demasiado nervioso por lo que dijo, me mira y le sonrío—. ¿Quieres venir conmigo al evento de la revista? Será una cita.
La sonrisa en su rostro, sin barba, con sus lunares siendo protagonistas, hace que la mueca sea más hermosa.
—Una cita entonces —repite, sin dejar de sonreír.
—Oh, y casi lo olvido, ¿haces algo el sábado en la noche?
—Mmm, no. Sólo iba a adelantar algo de trabajo. Pero no es tan necesario que lo haga. ¿Por qué? ¿Tienes algún plan? —asiento.
—Mi hermano va a tocar con su banda en un bar.
—Espera, ¿el pequeño Will tiene una banda?
—Sí... ya no tiene un año —nos reímos—. ¿Quieres ir?
—Claro, me encantaría verlo.
—Doble cita entonces.
—¿Segura que estás bien con eso? —suspiro.
—Sí, lo estoy.
¿Qué pasa conmigo? Antes sentía hasta rechazo por la palabra, y aquí estoy, acordando una doble cita con Logan Davis y no me siento mal por eso.
Logan se suma a los juegos de Cameron, y juntos crean un escenario con los juguetes. Cada vez que me siento a jugar con él, lo incentivo a imaginar cosas, lo ayudo con eso, le enseño, y que Logan esté haciendo lo mismo, me hace sentir chispas en cada parte del cuerpo.
No sólo es bueno en su trato con él, sino que también es una buena compañía de juegos y motivación.
Y cuando creo que el día se va a terminar aquí, en el parque, Logan tiene la idea de cenar en su casa. Cameron se pone contento por esto, más al saber que va a ver a Thor. Lo vió sólo una vez y ya ama al can.
Creo que es tiempo de visitar refugios de animales. Creo, aún no estoy muy segura.
El parque en el cual estamos, no queda muy lejos de la casa de Logan, tampoco de la nuestra, así que no fue necesario venir en auto.
Cuando caminamos, Cameron entrelaza su mano con la mía, y con la que le queda libre, hace lo mismo con Logan.
En estos momentos, mi hijo le está enseñando una canción y es algo divertido de ver y escuchar.
—Tinco amigos sataban en la cama, cayo a piso ¡chichón! —canta Cameron y Logan se ríe por la forma en la que canta.
—Quisiera aprender la canción, pero no puedo —comenta, mirando en mi dirección.
—¿Me vas a hacer cantar? —pregunto y asiente, poniendo rostro angelical. Suspiro y lo hago, canto la canción del payaso Plim Plim—. Cinco amigos saltaban en la cama —Cameron canta conmigo—. Uno cayó al piso y se hizo un chichón —veo que Logan me sonríe, o intenta no reír. Por si acaso, le saco la lengua—. Arafa llamó al doctor y el doctor le aconsejó... ¿qué le dijo el doctor, Cam?
—No amigos satando en la cama —termina de cantar.
—Yo tengo otra mucho más divertida —dice Logan y alza a Cameron entre sus brazos—. Cuando hundido estás, tan abajo estás, que no ves salida de lugar ¡bom, bom, bom! —me río cuando lo veo imitar los pasos de Vin Diesel en Niñera a prueba de balas. Todo sin la parte de caer al suelo.
Cameron se ríe a carcajadas, y le repite que lo haga otra vez. Y ya para ese entonces, ya nos encontramos en su casa. Y una vez dentro, le enseña la canción de Peter Panda, como corresponde.
Escuchar como mi pequeño se ríe, es lo que más me gusta en el mundo. Me encanta ver que la energía de la gente se renueva con ese sonido, tal como está pasando con Logan que no para de reír hasta las lágrimas.
—¿Thor? —pregunta Cameron. Suena el timbre y Logan comenta que debe ser él.
Cuando abre la puerta, el perro se pone contento al ver a su dueño. Pero cuando se encuentra con Cameron, lo arroja al suelo para llenarlo de besos, haciéndolo reír.
—¿Quién se ríe así? —pregunta una voz femenina—. Dime que no has secuestrado a un niño.
Una chica de baja estatura, de cabello corto y negro entra a la casa. Cuando me ve con sus ojos chocolate, se sorprende y veo que no sabe como reaccionar.
Thor deja de besar a Cameron y va en busca de sus juguetes. Wendy nos mira de hito en hito a ambos, y Logan se aparece para presentarnos, finalmente.
—Gia, ella es mi hermana menor, Wendy.
—Es un placer —sonrío.
—Y Wendy ella es Gia, fuimos juntos a la escuela.
—El placer es todo mío —dice, pero a juzgar por su rostro, creo que quiere decir algo más.
—No digas nada desubicado, por favor te lo pido —la detiene Logan y ella se ríe. No hay mucho parecido entre los hermanos, salvo en el color de ojos—. Y él es Cameron, el hijo de Gia.
—Hola, campeón —se agacha a su altura, pero Logan se esconde detrás mío—. Eres muy bonito —Cameron la ignora y me abraza. Wendy sonríe y se vuelve a levantar—. Es muy tímido.
—Porque no sabes cómo saludarlo —interviene Logan, se acerca a Cameron y hacen el tan famoso saludo. Ambos se ríen por ello y Wendy los observa con sorpresa. O más bien, así mira a su hermano.
—Vaya, vaya... —susurra y pone sus ojos en mí—. Bueno, los dejo tranquilos, tengo una cita y no quiero llegar tarde. La puntualidad es un factor muy importante de seducción.
—No podría estar más de acuerdo —opino y me sonríe.
Se despide de mí y de Cameron de manera amable y simpática. La vi poco tiempo, pero me agradó. Y juro que no influyó que haya dicho lo de la puntualidad.
Logan la acompaña hasta la puerta y no sé que le dijo ella, pero su hermano le cerró la puerta en la cara, haciéndola reír.
—¿Así que la puntualidad te seduce? —pregunta Logan, cuando vuelve a la sala, me encojo de hombros y sonríe.
—Y el humor sobre todas las cosas.
—No me veo mal entonces —su mirada es tan penetrante que me hace poner los pelos de punta.
—¿Qué? —se ríe y niega con la cabeza.
—Nada, nada, no me hagas caso. ¿Quieres beber algo? ¿Si? Bueno, ya vengo —se escapa de mí sin esperar por una respuesta, y se encierra en la cocina.
Para cuando vuelve a la sala, con jugo para todos, trajo a otro Logan consigo. Uno que no me mira demasiado, y que se mantiene distante conmigo, quizá para no decir algo como lo que dijo, quizá para no sentir que está cruzando una línea, quizá para respetarme. No lo sé.
Lo único que sé, es que quiero al Logan que estaba antes de que vuelva de la cocina.
Y como en mi mente es el único lugar para maldecir... Mierda. ¿Qué carajo con todo esto?
¡Yo no soy así!
¿Serán sus lunares?
El capítulo prometido :)
¡Hola, espero que estén teniendo un lindo domingo!
Por cierto... vayan preparándose, porque se vienen cosas MUY IPORTANTES en las citas de estos dos. Vamos a ver a nuestra Gia muy confundida, y recordando...
¿Les gustó el capítulo? Mi parte favorita fue la de Logan cantando Peter Panda :')
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