C a p í t u l o 1: Tres deseos.
Es la mañana de mi cumpleaños número treinta y uno, y con Cameron nos encontramos en el lago Fills.
Cuando cumplió dos, tomé la decisión de llevarlo a todos los lugares donde estuvimos con Steven, y este ha sido su lugar favorito. Es por eso que todos los sábados nos escapamos de la ciudad, y pasamos el día aquí, con juegos, risas, y cosas ricas para devorar.
Hoy no es sábado pero, sólo por ser mi día, rompimos esa regla de la costumbre. Así que aquí estamos, sentados sobre la arena, disfrutando de nuestras cosas favoritas en el mundo: panecillos de arándanos para él, y medialunas de Jules para mí.
La música que se dispara desde mi móvil, se trata de los personajes animados que Cameron ama y ve en las tardes. Antes de eso, estábamos escuchando a James Bay. Un rato cada uno, como acordamos cada vez que venimos.
Somos los únicos en el lugar, y se entiende, es miércoles y es horario laboral. Por suerte en la editorial los cumpleaños significan día libre.
Más allá de lo que se ve, una madre y un hijo que desayunan solos en el lago, para mí, y desde lo más profundo de mi corazón, somos tres. Y cuando Cameron se ríe de la nada, mirando un punto fijo, pienso que para él también somos tres; Steven está aquí.
Cada vez que Cameron le sonríe a la nada, pienso exactamente lo mismo. Y cuando eso pasa, me abraza una sensación de paz. ¿Cómo tenerle miedo a esto? ¿Cómo puedo creer que ve una entidad maligna como todos dicen?
—¿Qué es tan gracioso? —le pregunto.
—Supe alegía —me responde.
Sonrío con mis ojos colmados de lágrimas, las cuales debo esconder de manera rápida debido a que a Cameron no le gusta ver llorar a las personas.
—¿Quieres cantarme el feliz cumpleaños? —le pregunto al calmarme.
Una sonrisa gigante y hermosa se plasma en su rostro.
—¡Si! —salta de su lugar y se sienta sobre mis piernas. Saco un muffin de mi bolso, y busco la vela morada que Cameron eligió. Enciendo la mecha y juntos cantamos un feliz cumpleaños para mí.
Cameron me abraza y lo lleno de besos hasta hacerlo reír.
—Bueno, ve a buscar una rama y nos vamos.
Dicho esto, se pone de pie y va en busca de una rama. Cada vez que venimos se lleva consigo una, tiene una colección en casa, y con ellas hacemos manualidades que le divierte y disfruta.
Lo veo buscando con entusiasmo, sonriendo, para luego lanzar un alarido cargado de felicidad cuando da con una que le gusta.
Suspiro y le sonrío al cielo. Le regalo una mueca al primer amor de mi vida, y le agradezco por nunca dejarnos solos.
El segundo amor de mi vida llega corriendo hacia donde estoy, jugando a que la rama que encontró es una espada. Y entre juegos, levantamos nuestras cosas y volvemos hacia la ciudad. Esta noche haré una cena íntima, por lo tanto, hay muchas cosas por hacer.
En la tarde llega Lisa, he pedido su presencia para que, mientras me encargo de los detalles, ella juega con su sobrino y ahijado.
Lisa ha aceptado sin problema alguno, y menos mal, sino iba a estar complicada. Cameron a veces se pone muy inquieto, y hay que estar encima suyo para evitar golpes y cosas por el estilo. Sólo mi madre sabe lo mal que me sentí el día en que, por desviar mi vista unos segundos, se llevó un feo golpe al querer subir las escaleras.
—¡Traducción! —grita Lisa desde la sala, y me río. Cada vez que no entiende algo, lanza ese aviso para que traduzca las palabras de mi hijo.
—Está pidiendo por Ramirez, el conejo amarillo que le regalaste.
—¿Ramirez?
—Si —le responde Cameron y Lisa se ríe por como bautizó al conejo. Todos los juguetes se llaman así, y son a causa de un dibujo animado. Pero, para diferenciarse de los otros Ramirez, cuando quiere al conejo dice: odejas Damidez.
Al terminar con la primera parte de los preparativos, nos preparo un té y le llevo una taza a Lisa, y leche tibia para Cameron. Y mientras merienda mirando a sus dibujitos favoritos, con mi amiga nos ponemos al día sobre su casamiento con Carl.
En tres meses es el acontecimiento, y todos los que conocemos a Lisa nos hemos sorprendido al enterarnos de la noticia. Siempre se ha mantenido con el discurso de que las bodas son innecesarias, o que al menos no es algo que ella haría.
Hasta que llegó Carl, la enamoró y le propuso matrimonio, recibiendo un sí cargado de felicidad, honestidad y seguridad.
Fue una total sorpresa, pero todos reaccionamos de manera positiva. Incluso el papá de Lisa, quien ama con locura a Carl. Pienso que todos lo amamos, es demasiado bueno, y el mejor con mi amiga.
Me pone al tanto de los últimos detalles que llevan trabajando, y me comenta cuán agotador viene siendo.
—Entiendo la regla que han acordado, pero sabes que me puedes pedir ayuda —le digo y niega con la cabeza. Han decidido que ningún invitado puede darles una mano, y no es por negarse a la ayuda, sino para que no se enteren de todo lo que van a hacer. Quieren que todo sea una sorpresa.
—¿Necesitan dinero? —pregunto y me mira de mala manera—. ¿Qué? Pregunto en serio, sin ánimos de ofender. Sabes que si necesitan, pueden pedirme.
—Lo sabemos, y es algo que te agradecemos. Pero no es necesario, amiga, en serio. Sólo quiero que te ocupes de llevar a mi ahijado con el mejor traje de todos —le sonríe a Cameron—. ¿Cómo va su habitación?
Es la única modificación que vamos a hacer en la casa; la habitación de Cameron. Los amigos de mi padre me están ayudando con la construcción, y la casa no ha presentado inconvenientes para eso. Por suerte.
—Bien. En cuanto tenga mi sueldo del mes, iremos a ver la pintura de la pared, y la alfombra. Todo a elección suya —miro a mi hijo, sonriendo.
—Seguramente va a querer todo de bomberos —comenta Lisa, riendo. Y es lo más seguro, Cameron se enloquece con los bomberos.
Lisa posa su mirada sobre el rincón de la sala donde aún están los instrumentos de Steven, cerca del lugar de juegos de Cameron. A diferencia de otros suspiros que he percibido antes por esto, sonríe.
—¿Los chicos siguen viniendo? —me interroga.
—Son los únicos que tocan los instrumentos —le informo—. Le regalan recitales a Cameron. Sólo ha dejado de venir Trey.
—Oh no, ¿el genio del piano? —asiento—. ¿Por qué?
—Su familia ha decidido mudarse.
—Es una pena, se llevaba muy bien con Cam.
—Lo sigue llamando a diario —sonrío. Cameron lo adora.
Al terminar de merendar, Cameron, Lisa y Penélope salen al patio trasero, así que me dispongo a continuar con los preparativos de la cena.
La noche llega, y con eso también los invitados. Nora y Ross son los primeros en llegar, y pese a que les dije que por favor no traigan nada, me ignoraron y trajeron un postre helado. Carl llega detrás de ellos, con su regalo en la mano, y abrazo amigable.
Luego llegan mis padres y Will. Mi hermano me saluda, para luego comentar que los chicos están ofendidos por no haberlos invitado.
—Vaya, que atención me han dado en el grupo —me quejo y Will frunce el ceño—. Les dije que el viernes festejaba con ellos en Olivers.
Se ríe.
—Tienes razón, no te hemos prestado atención.
—¡Disimula al menos!
—Es tu culpa, sabes que no te prestamos atención cuando nos mandas vídeos, audios o fotos de Cameron. Por cierto, ¡¿dónde está el mejor sobrino del mundo?!
—¡Aca toy!
Se abrazan como si no se hubieran visto el día de ayer, y Cameron lo lleva a su rincón para jugar, donde también está Ross, sentado sobre una de las sillitas.
—Después no te quejes por tus dolores de cintura —lo regaña Nora.
—Vale la pena esos dolores —se defiende él—. ¿Cierto? —mira a mi padre, quien está sentado en el suelo, con Orejas Ramirez sobre su regazo.
—Ya rugiste —le responde, haciendo reír a Cameron ante su intento de rugido.
Me gusta ver como Nora regaña a Ross, porque parece que se olvida de las veces que Cameron la busca para que lo corretee por todos lados, y luego anda con dolores de piernas, usando las mismas palabras que Ross: "vale la pena este dolor".
Y cuando de mi madre se trata, es la abuela que le prepara cosas ricas y pida lo que le pida, ella lo hace. Muchas son las veces que le dije que no haga eso, más que nada para evitarnos algún berrinche por no poder darle sus gustos alguna vez. Pero, por supuesto, me ignora.
La cena se presenta, y el momento familiar inicia. Las risas no tardan en hacerse presentes, incluso cuando son carcajadas provocadas por alguna burla o anécdota vergonzosa.
Hasta que llega el momento de la torta, así que cargo a Cameron en mis brazos, y escucho como todos me cantan el feliz cumpleaños.
—¡Los tres deseos! —dice mi madre y sonrío al pasar mi mirada por todos.
Tengo todo lo que quiero, todo lo que necesito. Una familia hermosa, un niño al cual amo con locura, y la energía de mi primer amor en el corazón. No necesito nada más.
De todas maneras, pido los tres deseos, pero todos para mi hijo:
Que siempre se encuentre sonriendo.
Que nada ni nadie le arrebaten su hermosa esencia.
Y que sea lo que siempre quiera ser.
Soplo y me rodeo de abrazos, de amor, y de cariño. Disfruto de todo lo que tengo porque, como dije, es lo único que necesito.
SEÑORA, DIJO QUE LO IBA A SUBIR A LA NOCHE AL CAPITULO 1
BUENO, BUENO!! Fue la ansiedad, si?
Aaaahhhhh! Quiero leerlas, quiero que me digan que les pareció este inicio, y todo lo que les provocó. Me encanta leer sus comentarios, así que espero encontrarme con ellos conforme avance la historia❤
Cameron es todo lo que está bien, vieron? Como su papá❤
Y Gia, mi vida, en mi mente, en mi imaginación, es la mejor mamá del mundo. La amo. Los amo. Y extraño a Steven,
Pienso como Gia, hubiera sido el mejor papá de todos :')
Nos leemos muy pronto. Habrá actualizaciones semanales. Tal vez uno o dos capítulos por semana.
¿Listas para Logan?
❤
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