Prólogo
El invierno había llegado antes de lo esperado en la ciudad y por cuestiones del cambio climático las temperaturas eran aún más bajas que el año anterior, sin embargo esto no presentaba un problema para la ojiverde, ya que ella amaba con totalidad los climas fríos.
Escoger ropa de invierno era más sencillo que escoger ropa primaveral y veraniega. Su vestimenta del día de hoy consistía de un par de pantalones de vestir color negro, unas botas de tacón negras y una blusa de manga larga color azul a la cual le hacía compañía una bufanda a juego.
El día parecía transcurrir aparentemente rápido y cuando menos lo espero ya estaba saliendo del trabajo y montándose en su auto color vino para ir rumbo a la casa de sus padres para su cena habitual de cada jueves.
La casa de sus padres se encontraba en el centro de Nob Hill, un barrio muy tranquilo y respetado de Rochester, a veinte minutos de su trabajo. Visitar a sus padres era algo que la llenaba plenamente de felicidad ya que siempre había sido muy apegada a ellos; pero a parte de disfrutar de la compañía de sus padres, también disfrutaba de pasar tiempo con su hermana menor.
- ¡Has llegado! - dijo su padre cuando abrió la puerta de la casa y la vió parada con una botella de vino entre las manos - ¡Clara, ha llegado la niña! - gritó entusiasmado el hombre
- ¿Te has creído que me perdería de la cena? - rió - Vengo aquí cada jueves, no deberías estar sorprendido.
- Siempre es un placer tenerte con nosotros, hija. - dijo Clara apareciendo en escena frente a los dos - ¿Saliste temprano del trabajo? - preguntó
- Bueno, Derrick no tenía muchos ánimos de seguir revisando los balances de gastos. - explicó encogiéndose de hombros y entrando al salón acompañada de sus padres - Por cierto, te manda saludos Max. - le dijo a su padre - Dice qué haces un poco de falta en la torre.
La torre era el nombre que recibía aquel viejo edificio remodelado en el que tenían las oficinas de Gambore, la empresa constructora de su padre.
- Max, ese tonto estirado, el también debería jubilarse, ¿no crees, Mike? - razonó la matriarca de la familia
- Es más joven que yo, mujer. A puesto que se siente como de veinte.
- Eso explica porque su pareja tiene esa edad. - respondió Lauren haciendo que su padre se atragantara con el vino que se había servido
- ¿En serio? - la ojiverde asintió - Vaya, ese viejo rabo verde no cambia.
- ¿Dónde está Taylor? - preguntó Lauren observando a su alrededor notando la casa anormalmente silenciosa - ¿No está en casa?
- Está con los Cabello, fue a jugar con Sofía y Teo. - respondió su madre - ¡Oh, los Cabello! ¡No van a creerme lo que me ha contado Sinuhe! - habló rápidamente con emoción
- ¿Qué te ha contado? - la ojiverde se sentó a lado de su padre mirando con atención a la mujer que le dió la vida en la espera de una respuesta
- ¡Camila regresa a Rochester!
Los ojos de la pelinegra detonaron sorpresa al oír aquello. Después de seis largos años la morena regresaría nuevamente a la ciudad y eso la hizo fruncir ligeramente el ceño.
- ¿Por qué? - cuestionó haciendo que su madre la mirara con desaprobación por su tono de voz
- Sinuhe me ha dicho que Camila ya no se sentía a gusto en Alemania.
- ¿No estaba en Irlanda?
- No, no. - negó - Abandonó Irlanda dos años después de irse y prefirió abrir una nueva sucursal de WerkE en Alemania, pero ya se aburrió de estar ahí y acepto una oferta de trabajo como editora en el periódico de la ciudad, así que regresará.
- Siempre he dicho que Camila es una muchacha muy inteligente. Ella definitivamente es un buen partido. - dijo Mike de la nada - ¿Cierto, Clara? - miró a su esposa buscando una respuesta afirmativa
- Sí. - respondió alegre
- Bueno, ¿y cuando regresa la señorita Harvard? - vertió más vino en su copa para después tomar un trago
- Dentro de dos semanas. Sinuhe organizará una cena y por su puesto estamos invitados. - sonrió
- Están. - corrigió la ojiverde
- Estamos. - dijo su padre mirándola atentamente - Irás con nosotros, no puedes hacerle un desplante a los Cabello, son nuestros amigos y Camila es una gran mujer, recuerda muy bien que ella es accionista de Gambore y nos ha ayudado mucho.
- Ella es una gran mujer solo con ustedes. - rodó los ojos - Literalmente no puede mirarme a los ojos y jamás ha tenido una conversación de más de tres palabras conmigo.
- Camila es tímida.
- Ella me repudia. - volvió a servirse más vino - Pero bueno, no vine aquí a hablar de la hija de Sinuhe, yo vine por nuestra cena, ¿qué has cocinado está noche, mamá?
Y así era como se daba por finalizado aquel tema que tanto detestaba.
Desde que eran pequeñas Camila siempre mostró desinterés en ella y las únicas veces que le hablaba era para decirle cosas como: "por favor", "gracias", "buenas tardes", "buenos días", "buenas noches", "hola", "adiós", etc. Cada que ella se acercaba, la morena prácticamente salía corriendo para evitarla a toda cosa, y aunque sus familias eran muy unidas, la castaña siempre encontraba una forma de escabullirse lejos de ella, cosa que la ojiverde detestaba demasiado, sobre todo en su adolescencia cuando tuvo un pequeño enamoramiento por la ojimarrón ya que en esa época la indiferencia de Camila le era muy dolorosa; obviamente con el tiempo se acostumbro a ser un cero a la izquierda para la hija mayor de los Cabello, al igual que también aprendió a ocultar sus sentimientos y a fingir desinterés u odio por aquella mujer.
Cuando Camila se fue a Irlanda, la ojiverde tuvo la oportunidad de superar a la castaña poco a poco, sin embargo, ahora que sabía que ella regresaría, no estaba tan segura de que la haya olvidado al cien por ciento.
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