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9: Tik tak

De un momento a otro ambas habían terminado acostadas en la alfombra de la sala, Camila con la espalda contra el suelo y Lauren encima de ella solo en ropa interior.

Las manos de la morena se deslizaban de arriba a abajo sobre la espalda de la ojiverde, acariciando suavemente cada punto de su piel. Todo iba a un ritmo suave hasta que Lauren se levantó quedando sentada encima de ella y se desabrochó el brasier.

- Joder. - murmuró la castaña al ver los pechos de la ojiverde sin ningún tipo de barrera - Eres preciosa.

- Y toda tuya. - dijo recostandose nuevamente sobre ella

La pelinegra comenzó a mover sus caderas creando una deliciosa fricción entre sus sexos, fricción que la ayudó a notar lo muy exitada que estaba Camila debajo de ella.

- Lauren. - gimió la ojimarrón tomándola de las caderas para ayudarla a moverse un poco más rápido

Aquellos instintos animales que tanto había querido esconder cuando rechazó su oferta del baño estaban brotando de manera instantánea por todo su cuerpo. Sus pupilas se dilataron considerablemente y apretó su agarre sobre las caderas de la ojiverde para después comenzar a mordisquear su blanquecino cuello.

- Oh dios, Camila. - ronroneó - Creo que no necesitas esto. - dijo antes de romper la playera que traía puesta

Los labios de la castaña liberaron el cuello de la ojiverde tan pronto como comenzó a sentir múltiples caricias y rasguños por todo su abdomen. La boca experta de Lauren aprovecho para saborear las profundidades de la boca de su prometida sacándole muchos suspiros y gemidos.

El vaivén de las caderas de Lauren aumento muchísimo más haciendo que Camila se desesperara por sentirla aún más cerca y dispusiera de su fuerza para cambiarlas de posición dejando a la ojiverde debajo de ella.

- Quítate esto. - la castaña detuvo las manos de Lauren que intentaban colarse por sus pantalones

- No, espera... - cerró los ojos y suspiró - ¿Estás segura de esto? - su pecho subía y bajaba por la excitación, estaba desesperada por tocarla y hacerla suya, pero no quería actuar por su propia necesidad

- Siempre estoy segura. - afirmó - Me encanta cuando me haces el amor, Camila, lo sabes, y justo ahora te necesito tanto.

- ¿Qué quieres que haga?

- Tócame, acaríciame, bésame, márcame. - pidió - Ámame.

Ambas se vieron a los ojos compartiendo aquella mirada llena de amor que solo se podía ver en las películas románticas de Hollywood. Camila acarició con dulzura un mechón de cabello que había en uno de los hombros de la ojiverde y luego se acercó a su boca para besarla con toda la lentitud del mundo saboreando cada parte de ella.

Finalizando el beso se despojó de lo que quedaba de su playera y luego deslizó sus pantalones deportivos fuera de sus piernas hasta quedar únicamente en boxer y brasier, los cuales desaparecieron tan rápido como los pantalones.

Volviendo a recostarse sobre la ojiverde, Camila se agachó para besar el espacio que había entre sus pechos y después fue descendiendo poco a poco por todo su abdomen hasta llegar al inicio de su intimidad. Con cuidado tomó lo último que quedaba de la ropa interior de encaje de la ojiverde y la deslizó por sus piernas.

- Ven aquí. - la ojiverde la tomó de los hombros y la hizo subir para que quedaran cara a cara - Te amo.

El corazón de Camila latió con más fuerza de lo que lo había hecho desde que se había levantado y todo dentro de ella estalló en fuegos artificiales.

- Te amo. - respondió ella

Después de eso, ambas se dedicaron a amarse mutuamente por el resto de la noche. Dentro de la casa no se oía nada más que el suave tik tak del reloj de pared que había en la sala y los múltiples gemidos de ambas mujeres que disfrutaban de sus respectivos cuerpos en la oscuridad.

* * * * * *

Camila despertó al día siguiente sintiéndose completamente exitada por culpa de la ojiverde.

- ¿Q-q-qué ha-haces? - preguntó con los ojos abiertos al ver que Lauren tenía agarrado su miembro entre sus manos y lo acariciaba de arriba a abajo mientras le sonreía de forma coqueta

- Shhhh. - le colocó un dedo sobre sus labios silenciandola - Solo disfruta.

* * * * * *

El día inició excelente para la morena, quién comenzaba a acostumbrarse a la vida que tenía en ese sueño del que parecía no poder despertar. Después de haber hecho el amor por la mañana con la ojiverde por tres veces seguidas, Lauren le recordó que hoy tenían que ir a casa de sus padres porque ella le había prometido a los gemelos que pasaría a darles sus obsequios de navidad retrasados.

- ¡Camila, Lauren, bienvenidas! - dijo alegremente Sinuhe al abrir la puerta de la casa y encontrarse con ambas mujeres sonrientes - Pasen, pasen, dejen sus abrigos ahí. - señaló el perchero que había en la pared

- Hola, mamá. - saludó la castaña abrazando instantáneamente a su madre, la cual se veía con más arrugas que en el año de donde ella venía - ¿Hiciste algo en tu cabello?

- Para nada, está igual que el día de tu cumpleaños. - le guiñó un ojo - Vamos, vamos, Alejandro está en la sala junto con tus hermanos esperando por ustedes dos, tórtolas.

- Siempre es bueno estar aquí con ustedes, Sinuhe. - dijo Lauren - ¿Aún tienes tu libro de cocina? Me gustaría aprender a hacer las galletas que le gustan tanto a Camila

- Oh, por su puesto, hija, es mi reliquia personal. - sonrió mientras las guiaba hacia la sala - ¡Ya llegaron! - anunció con emoción la señora Cabello al entrar a la sala señalando a la pareja

Al ver a sus hermanos la boca de la castaña se abrió con sorpresa. Teo estaba muchísimo más alto, se veía como todo un adolescente que probablemente tenía muchas chicas a su alrededor, y Sofía se veía aún más guapa de lo que ya era con doce años, su cabello castaño era más largo y su rostro había adquerido ciertos rasgos de su madre, estaba cien por ciento segura que sus hermanos eran una bomba total en la escuela.

- ¡Mila! - saludaron ambos al mismo tiempo mientras corrían a abrazarla

- Oh dios, están enormes. - trató de contener las lágrimas que amenazaban con querer salir por el hecho de no haber visto a sus hermanos crecer los últimos cuatro años - Los quiero mucho, chicos. - les dijo mientras los abrazaba

- Y nosotros a ti, Mila. - aseguró Sofia con una sonrisa enorme en el rostro - ¡Hola, cuñadita! - saludó a la ojiverde dándole un beso en la mejilla

- ¿Taylor no vino con ustedes? - preguntó Teo mirando detrás de ambas mujeres con la esperanza de ver a la menor de las Jauregui

- No, no pasamos por casa de mis padres, lo siento, Teo. - se disculpó la ojiverde - ¿Aún sigue sin hablarte?

- ¿No sé hablan? - cuestionó la castaña con curiosidad, eso sí era algo surrealista, literalmente sus hermanos y Taylor eran como uña y mugre, ellos jamás se alejarían - ¿Por qué no se hablan?

- Ugh, por nada. - respondió su hermano menor de mala gana desapareciendo de la sala

- ¡Mateo! - gritó Sinuhe tratando de llamar su atención

- Déjalo, mujer, está en la edad. - dijo Alejandro acercándose a ellas - Hola, hija, ¿qué tal todo?

- Bueno, ayer fue toda una aventura total. - rió - Pero ahora todo está excelente, no me quejo. - dijo mirando como la ojiverde desaparecía de la sala en compañía de su madre

- Ah, el amor. - suspiró el hombre canoso - Ya sabía yo que tú y Lauren estaban destinadas a estar juntas.

- ¿A sí?

- Lo ví en tu mirada por años, hija. - comentó - Y en tus actitudes hacia ella. No sabes cuánto me alegro que Lauren haya tomado la iniciativa, porque sino lo hubiera hecho lo más probable sería que tú estuvieras nuevamente fuera del país lejos de nosotros.

- Tienes razón. - admitió - Pero para ser sincera, me hubiera gustado ser yo quien tomara la iniciativa.

- Bueno, la vida está llena de segundas oportunidades. - le guiñó un ojo y después señaló el reloj que había encima de la chimenea para después alejarse y dejarla sola

Camila miró con atención aquel viejo reloj y alcanzó a oír el tik tak que emitía cada que las manecillas avanzaban. Sin entender el porqué, se encogió de hombros y se fue en dirección a la cocina a ayudar a dos de sus tres mujeres favoritas

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