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11: Colapso

Al anochecer, Camila le ofreció a sus padres ir por algo de comida tailandesa para la cena ya que tenía una noticia muy importante que darles, cosa que ellos aceptaron al instante emocionados por lo que sea que fuera aquella noticia.

Sería mentira decir que la castaña no se sentía nerviosa, porque realmente estaba segura que en cualquier momento podría arruinar la sorpresa sobre el embarazo de Lauren, así que para mantenerla más tranquila, la ojiverde fue quien la convenció de ir a comprar la comida en aquel restaurante tailandés que había en el centro de la ciudad, prometiendole que a su regreso todo iba a salir conforme al plan que habían elaborado mientras estaban acostadas en el jardín de la casa.

- Compré un poco de vino. - dijo Alejandro después de que su hija regresará a la casa cuando estaban acomodando todo en la mesa - Sinuhe me ha dicho que no me adelante a las cosas, pero tengo una ligera sospecha de lo que nos dirán, así que conseguí el mejor vino de Kinkis.

- Increíble, papá. - celebró Teo chocando los cinco con su padre - ¿Puedo probar un poco?

- Claro...

- Que no. - acompleto Sinuhe interrumpiendo a su esposo y quitándole la botella de vino de las manos - Nada de alcohol para ti hasta los veinte, jovencito.

- No te rías. - dijo Lauren golpeando a su prometida en el hombro

Teo miró con recelo a su hermana mayor por reírse de él y después subió con velocidad las escaleras para cambiarse de ropa, pues su playera estaba llena de una salsa color anaranjado que su madre le había regado por accidente antes de que llegara su hermana con la comida.

- Lo siento, lo siento. - sacó una silla de la mesa ofreciéndole a la ojiverde un lugar para sentarse - Con cuidado.

- Sí, gracias, mi amor. - besó su mejilla antes de sentarse - ¿Pasa algo, Sof? - le preguntó con dulzura a su cuñada llamando la atención de Camila, quién se estaba acomodando en la mesa a un lado de la ojiverde

- Taylor no responde mis mensajes. - respondió con el ceño fruncido viendo su celular - Estoy preocupada, ella prometió que lo que había sucedido con Teo y Britt no afectaría nuestra amistad y eso es exactamente lo que está pasando. - se quejó

- Todo estará bien, cariño, Tay solo está un poco dolida. - aseguró su madre metiéndose a la conversación - ¿Quieres que te sirva un poco de  Pathongko en tu plato? - le preguntó a su hija menor antes de entregarle su comida

- No, así está bien, gracias mamá. - dió una media sonrisa y luego rodó los ojos al ver como su hermano regresaba al comedor y se sentaba a lado de ella - ¿No puedes sentarte junto a Camila?

- No. - dijo con obviedad - Este es mi lugar, ¿qué te pasa?

- No te quiero cerca. - respondió irritada su gemela - Mamá, dile que se cambie de lugar, por favor.

- Alejandro. - llamó la patriarca de los Cabello con esperanza de que su esposo calmara a sus hijos

- Sofia, solo ignora la presencia de tu hermano. - pidió con voz cautelosa por miedo de que Sinuhe le reprochará algo - Camila, mi niña, ¿prefieres decirnos tú noticia ahora o después de que terminemos de comer? - le sonrió

- Preferiríamos decirles después de la cena. - respondió la ojiverde tomando la mano de Camila por encima de la mesa - ¿Cierto, amor?

- Sí, sí. - nunca se cansaría de oírla llamarla de aquella forma, era demasiado hermoso y lo amaba - Solo espera un poco, papá. - dijo dirigiéndose a su progenitor

- Está bien.

- Y nada de vino. - advirtió Sinuhe mirando directamente a su esposo, quién se encogió de hombros

* * * * * *

La cena pasó con tranquilidad, Camila se sentía totalmente feliz, su familia se veía aún más unida de lo que estaban en su realidad a pesar del problema que había entre sus hermanos, y lo más importante, Lauren estaba a su lado. Durante toda la cena, la castaña no pudo evitar dejar se observar a la ojiverde; en su mente hizo una lista enorme de todas las cosas que le gustaban de ella, como sus ojos, su sonrisa, su nariz, sus pestañas, su risa, el sonido de su voz, etc.

En varias ocasiones Lauren la había atrapado observándola, sin embargo ser descubierta no la intimidó como lo hubiera hecho antes, al contrario, le sonreía, le hacia algunas muecas o le lanzaba besos para hacerla reír.

- Creo que es hora de decirles. - le susurró la ojiverde al oído cuando todos estaban sentados en la sala

- ¿Segura?

- Sí, ya es muy tarde, casi dan las doce y ya deberíamos estar en nuestra casa. Hay que decirles. - miró con una sonrisa a la morena

- Está bien. - dió un ligero apretón en su pierna derecha - Oigan. - todos voltearon sus rostros en su dirección ignorando por completo el tema de conversación que tenían

- ¿Sucede algo, cariño? - preguntó su madre con curiosidad

- Sí, uhmmm, ¿recuerdan que teníamos que darles una noticia?

- ¡Cierto, cierto! Niños, siéntense bien, su hermana y Lauren nos quieren decir algo. - todos se acomodaron mejor en sus respectivos lugares y miraron con atención a la pareja

- ¿Y bien...? - dijo Sofi impaciente

Camila tomó una de las manos de Lauren y luego la miró para sentirse con seguridad para hablar.

- Nosotras...

- ¡Esperen, esperen! - gritó Alejandro levantándose rápidamente en dirección a la cocina - ¡Teo, ven acá, ayúdame con las copas! - la madre de la castaña rodó los ojos, su esposo no tenía remedio - Lo siento, chicas, pero tengo un buen presentimiento de que necesitaremos un poco de vino.

Teo y su padre acomodaron las copas en la pequeña mesa de centro que había frente a ellos y luego se sentaron en sus lugares.

Un dolor horrible en el costado derecho de su cabeza hizo que Camila se quejará silenciosamente. De la nada había sentido un pinchazo.

- ¿Sucede algo, mi amor? - susurró la ojiverde con preocupación al ver como su prometida se sobaba la cabeza y cerraba los ojos

- Sí, sí, no te preocupes, es solo que me empezó a doler un poco la cabeza. - trató de sonreír para tranquilizarla

- ¿Segura?

- S-sí. - se aguantó soltar un quejido de dolor, nuevamente había sentido otro pinchazo en la cabeza - Joder. - susurró para sí misma

Las voces de la ojiverde hablando con sus padres se tornaron silenciosas, de alguna forma ya no podía oír nada de lo que decían y lo único que escuchaba era el molesto tik tak del reloj que tenía en la muñeca, mismo reloj que no tenía puesto hace unos segundos atrás. Todo se estaba tornando demasiado raro.

- ¿Eso significa...? - la voz emocionada de su madre se hizo presente

Nuevamente todos los ruidos volvían a ser audibles y el tik tak desaparecía. Ahora ya no veía como todos movían los labios sin emitir ningún sonido.

- Sí, estoy embarazada. - contó la pelinegra con alegría - Vamos a tener un bebé. - la madre de la castaña soltó un grito enorme de alegría que se fundió junto con los gritos de los gemelos y la risa de Alejandro

- ¡Les dije que necesitábamos el vino! - bramó con felicidad haciendo que a Camila le volviera a pinchar la cabeza sin motivo alguno

- ¿La abro? - se ofreció Teo señalando la botella de vino tinto

- Tonterías, yo puedo solo, he abierto botellas cientos de veces, hijo.

La visión de Camila se comenzó a volver borrosa y los sonidos nuevamente desaparecieron. A lo lejos podía ver cómo su padre batallaba con la botella y como su madre y hermana abrazaban a Lauren felicitandola por el embarazo. Todo mundo estaba eufórico y mientras tanto ella estaba sufriendo una especie de colapso.

El sonido del plop que indicaba que la botella había sido abierta se hizo presente y repetitivo. Camila se dejó caer en el sillón sintiendo aún más fuerte el dolor de cabeza y entonces todo se volvió negro.

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