Capítulo 4🦋
Willow
Alaska, EE. UU
No pensé que el tiempo pasaría tan rápido.
No creía que lo volvería a ver.
«Se supone que no lo volvería a ver»
Ni siquiera pasa por mi mente pedirle perdón porque sé que se merece estar donde está. No es un santo. Tampoco perderé el tiempo creyendo que el me perdonará y querrá que las cosas sean como antes y que podamos ser esa familia ideal que un día pensé que tendría.
No veo como para él en el pasado hubiésemos podido ser una familia normal. No puede creer que iba a querer tener una casa llena de hombres con armas y mafiosos metidos en la seguridad de mi casa como sus padres hacen. Un presentimiento se posa en mi pecho apretándolo dolorosamente. Tengo la tentación de llamar a mi casa para saber cómo están los niños y tampoco me resisto a ello.
Saco el teléfono de mi bolso y compruebo que para mí mala suerte no hay señal aquí. Joder. Es posible que nada esté sucediendo y solo sean nervios provocados por la situación. Se que Natalya los cuida como si fueran sus hijos y los agentes no los descuidarán ni por un segundo. Tomo un trago de agua para pasar el trago amargo instalado en mi garganta y dejo escapar el aire. No es el fin del mundo. Solo es un escalón para terminar con este juego de una vez por todas.
Pongo la frente en alto cuando aterrizamos y miro por la ventanilla para encontrarme con un hermoso atardecer, que estamos rodeados por montañas y hielo. Quito el cinturón de seguridad y me levanto al mismo tiempo que el Alcaide Roslin. Me da una sonrisita idiota que no me gusta para nada y un repaso de arriba abajo. Se ve que es uno de esos hombres que les gustan las jovencitas. Es una lástima que no sepa que puedo arrancarle esa idiotez en menos de lo que cree.
—Bienvenida a Alaska, señora Volkova—aprieto la mandíbula al escuchar mi apellido legal y tomo mi bolso, lista para salir al frío clima—Es mejor que nos demos prisa. A su esposo no le gusta que lo hagan esperar.
«Alaska»
Lo mandaron a un lugar tan parecido a él que dudo que se sienta incómodo.
Michael se impacienta y encuella al hombre haciéndolo tragarse sus estúpidas palabras que no me ayudan en nada.
—¿Puede callarse? No es necesario que mencione a ese criminal de porqueriza como su esposo porque ya no lo es.
—Creo que ante la ley sí...
—Pues a la mierda con la ley—le responde mi amigo y jefe y soltándolo sin amabilidad provocando que caiga en el asiento—Vámonos, nos están esperando.
Me ayuda a colocarme mi gabardina y coloca una mano en mi espalda baja.
Me pongo mis lentes de sol mientras voy bajando y al llegar al auto que nos espera saludo a los dos agentes que se encuentran esperándonos. Me monto en la parte de atrás e impacto la puerta con un poco más de fuerza de la necesaria impaciente por terminar con todo esto. El Alcaide y Michael toman asiento a mi otro lado.
No puedo estar más llena de coraje con Alexey por ponerme en esta situación.
Si lo que quiere es atemorizarme se va a ir muy a la mierda porque no estoy parra amenazas que solo me harán comerme la cabeza y no funcionar como debe ser. Si lo que quiere es discutir y dejar caer su odio, pues adelante que ya somos dos.
—Vámonos, terminemos con esta estupidez—le digo al agente que hace de chofer.
El auto avanza entre caminos boscosos y mi impaciencia crece al ver indicios de los grandes muros de la cárcel a lo lejos.
—Tranquila, ya hablamos de esto—me tranquiliza mi amigo mirándome directamente a los ojos.
—Gracias—le sonrío y beso su mejilla.
Él se encoge de hombros y me rodea los hombros con un brazo reconfortante.
—No hay de qué. Sabes que lo hago con todo gusto.
El Alcaide no aparta los ojos de nosotros y me temo que este hombre ya fue comprado por mí pronto ex esposo, es obvio que está incomodándome porque está de su lado y no aparta la mirada de nada porque quiere llevarle información. Es increíble que una persona que debe poner el orden y someter a los criminales, se ponga de aliado con ellos.
Es el poder Volkov.
Convence a todos de hacer su voluntad hasta quedar saciado. Debe tener un nivel de locura muy grande adentro para que no le nieguen esta visita. Al ser un testigo protegido una de las reglas es no presentarme ante el criminal, sin embargo, ya que dicho criminal es mi insoportable esposo, pues al parecer pueden hacer lo que él pida por su boca.
Estoy segura que si fuera por Michael, Alexey hace mucho hubiese sido juzgado. Lleva todos estos meses luchando para que el juez que lo juzgará lo haga lo más pronto posible. Buscó muchísimas pruebas que sinceramente aterrorizarían a cualquiera para mostrarlas y que se acelere el procedimiento, sin embargo, este tipo de casos necesita de largos estudios para fallar en su contra como se debe. Yo tampoco entiendo por qué esperaron casi 2 años cuando de todas maneras le darán cadena perpetua.
Por lo que sé, no lo encarcelaron en Rusia porque su gente buscaría como hacerlo salir lo más pronto posible. Los del FBI dieron con que la Bratva tiene comprado a sus políticos añadiéndole peso a que era imposible que lo dejaran allá y ponerle el camino fácil.
En 10 minuto estamos frente a la inmensa e imponente cárcel mostrando que no es un lugar cualquiera. Agentes vestidos de negro rodean los bosques con perros policías y más de ellos rodean la cárcel color gris añadiéndole ese aire fantasmal. Una nube oscura se posa encima de nosotros y pronto comienza lloviznar.
Un flashback pasa por mi mente.
Noche oscura.
Fuerte lluvia.
Heridas y mucho dolor.
El maldito de Donato D' Luca y siendo rescatada por Alexey Volkov.
Son recuerdos que por más que lucho por borrarlos, nunca abandonan mi mente. Se mantienen persistentes recordándome que, aunque lo anhele con todas mis fuerzas, no puedo dejar atrás el pasado. Las terapias ayudan, sin embargo, sigo pensando que fue un error quedarme cerca de las personas que me involucraron en esa misión que terminó y revitalizó mi vida al darme dos hermosos niños.
Un escalofrío pasa por mi columna cuando pasamos las puertas luego de una ardua revisión. El auto se detiene en un parqueo subterráneo y luego acompañada de los agentes, Alcaide y Michael entro al lugar sombrío. Una mujer nos espera en la entrada con un paraguas y no puedo evitar fijarme en que es muy elegante y hermosa con su pose erguida y sus labios rojos.
—Ella es mi asistente, Ignacia—la presenta Roslin y le da un beso en la mejilla sonriéndole con dobles intenciones.
Es un cerdo.
La chica también le sonríe confirmando que definitivamente se acuestan.
—Mucho gusto, señora Volkova—me saluda y sonríe como si ya hubiera practicado esa sonrisa antes.
Michael intenta discutir una vez más, pero levanto una mano para que haga silencio. No importa lo que él diga, no puede negar lo que es cierto; y es que aún estoy encadenada por un contrato al hombre que en pocos minutos veré de nuevo luego de muchos meses y que siempre lo estaré por dos grandes lazos que nunca dejarán que su nombre se borre de mi vida.
–No tienes que seguir luchando con algo que no vale la pena, Michael. Aun soy Willow Volkova te duela a ti, a mí y a todo el mundo.
Niega con la cabeza en desacuerdo y afortunadamente no discute.
Cualquiera esperaría que se encuentren afuera haciendo requisa antes de entrar. Pero ya que aquí no se hacen visitas que puedan comprometer la seguridad del lugar, lo que me recibe es una pequeña habituación con un pequeño grupo de hombres en traje.
—Buenas tardes, señorita Jones—me saluda un hombre bajito, barba y lentes.
—Por fin alguien sensato—bufa Michael.
No le respondo y le doy la mano al señor.
—Buenas tardes, señor...
—Morales—me da una sonrisa de boca cerrada y señala el espacio donde una mujer espera.
Voy hacia ella y comienza a revisarme de pies a cabeza. Me quita las joyas, teléfono y todos mis objetos dentro de la cartera. Imagino que deben de estar pensando que vengo para ayudar a mi esposo a escapar. Sé que muchos no me creyeron cuando me hicieron la prueba psicológica para evaluar los daños durante la misión.
Deben pensar que nunca actué al mostrar enamoramiento por Alexey y se lo aplaudo porque es así. Me enamoré perdidamente de ese hombre y aunque en el fondo todavía siento esa espina clavada, está bien enterrada para no caer nuevamente en ese poso oscuro en el que me envolvió sin lucha.
—Está limpia—dice la chica al dejar de nancearme por todos lados.
El hombre de barba asiente y abren la puerta de la habitación.
—El señor Volkov la espera.
La secretaria del Alcaide me hace una seña para que la siga y antes de que avance Michael me toma de la mano.
—Estaré esperando aquí. Tú puedes con esto y más.
Me besa la frente y luego la comisura de los labios.
Asiento y le doy una sonrisa de boca cerrada.
Persigo a Ignacia que va como si el culo le ardiera a toda prisa y luego de andar en zigzag por los pasillos nos detenemos frente a una puerta blanca.
Cuando entramos me encuentro con una habitación igual de opaca que todo este lugar. En cada esquina se encuentran hombres vestidos de negro que no muestran su cara y una mesa metálica con dos sillas una frente a la otra. Tomo asiento en el frio metal tragando hondo.
Mi respiración comienza a acelerarse y mi frente a sudar ante lo inevitable.
La puerta se abre detrás de mí y mi piel se eriza al oír el sonido de cadenas arrastrándose por el suelo con pasos pesados siguiéndoles. Miro mis manos con temor a encontrarme con sus ojos y chocar con la dura realidad. La silla chirría cuando toma asiento frente a mí y deja caer las manos pesadamente encima de la mesa.
—Mírame.
Su voz.
Dios, esa voz ronca y varonil que me construye y destruye al mismo tiempo.
Levanto la mirada y mis ojos se abren como platos al encontrarme con el hombre que en el pasado ayudé para que encerraran y que hoy vuelvo a tener de frente.
—Hola, Milashka—sonríe con la cabeza ladeada mostrándome toda esa oscuridad con la que tanto tenía pesadilla.
***
Un adelanto para que no se me queje, eh😭😭😭
Hahahah llevo desde el primer libro fantaseando con este momento jjj.
El domingo el momento tan esperado🔥
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