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Capítulo 35

Penúltimo capítulo

Regresé luego de mil años😬

Han pasado muchas cosas en estos días que no me han permitido inspirarme y querer seguir con el libro, pero aquí está el cap listo para hacernos sufrir hahahaha.

No olviden dejar sus comentarios y votos mi amores lindossss

Willow

Respiraba profundamente mientras el auto se detenía a las afueras de Milán en un lugar que conocía muy bien porque no abandonaba mis pesadillas. Había viajado durante horas, sintiendo la ansiedad palpitar en mi pecho con cada kilómetro que se acercaba a mi destino. Italia, un país lleno de historia y belleza, pero también el hogar de mis peores pesadillas.

No dejaba de soñar que volvía a este lugar y no regresaba jamás a estar al lado de mis hijos. A brazarlos y apacharlos a pesar de que a veces rechazaban mis brazos porque ya se creían grandes. A jugar en la lluvia y enseñarles las cosas primordiales que hay que saber en la vida. Lo único que me consuela es que se que mis padres sabrán cuidarlos y darle el amor que les hará falta.

Hoy eso se hace realidad porque sus padres ya no estarán.

Se que en un futuro el destino de les llamará a que cumplan su propósito y serán unos fuertes chicos que nos recordarán con amor y admiración por lo que hoy hacemos por ellos. Mi corazón sangra porque ellos no pudieron conocer a su padre como debía ser.

No enseñaré a Zoa a maquillarse y Alexey no podrá decirle a Edmon como cuidar a que nuestra princesa no salga herido por ningún chico malintencionado.

Barro con esos pensamientos cuando la puerta de la parte de alante es cerrada bruscamente.

Desciendo del auto tomada bruscamente por el hombre que Donato mandó a que me buscara. A pesar de saber que iba a mi funeral, no bajé la cabeza y camine a paso firme aún sabiendo que me moría de miedo. Los recuerdos de mi última vez en este país me atormentaban, pero esta vez tenía un propósito claro: entregarme para que mis hijos puedan tener un futuro.

Hay hombres rodeando la propiedad rodea de árboles. Con armamento pesado vigilan que ningún intruso ande por la propiedad mientras que su jefe y su hija psicópata torturan a mi esposo sin piedad alguna. Las lágrimas quieren bañarme el rostro, pero las contento. Ese hijo de puta no merece verme más destruida de lo que ya me encuentro.

El monigote que me aprieta el brazo se dirige hacia el viejo almacén. El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, arrojando sombras ominosas sobre las calles desiertas que ahora puedo vislumbrar a unos metros de nosotros. Una sensación de inquietud se apoderó de mi cuerpo mientras más me acercaba al edificio abandonado.

Al entrar, el olor a humedad y moho golpeó de inmediato mi nariz. Nuestros pasos resonaban en el vacío mientras avanzaba por pasillos oscuros y escaleras crujientes. Este lugar esta lleno de polvo y mugre en las escaleras. Se ve que fue usado hace años y es como si nadie le diera uso. Sin embargo, si lo usan. Y de una forma bastante repulsiva.

Hombres van de un lado al otro como si prepararan algo sumamente importante que no les permite detenerse un momento. Parecen militares porque van sincronizados y visten un uniforme militar que nunca había visto. Los trajes completamente negros se aprietan a sus cuerpos y las botas de combaten resuenan en el suelo. Ninguno repara en mi presencia porque todo lo hacen con la cabeza gacha. Es como si fuera invencible a sus ojos.

Esto es muy extraño.

Mi mirada choca con la de uno de ellos desafía el patrón y levanta la mirada mostrándome unos ojos llenos de sangre y vacío. El aire se va de mis pulmones y como si no hubiese pasado nada él vuelve a bajar al cabeza mientras empaca armar en barriles.

Mi brazo es apretado y me tropiezo con mis propios pies cuando el imbécil que tengo al lado me sacude.

-No mires lo que no te conviene, muñeca-gruñe.

«Cómo quisiera patearle los huevos y mostrarle que no soy una damisela en apuros»

Seguimos avanzando y por más que quiero la imagen de ese chico no se va de mi mente. No debe de pasar de 25 años y no puedo evitar fijarme, a pesar de que no puedo verlos bien, que todos aparentan esa misma edad.

Finalmente, llegamos a la sala principal, donde una escena espantosa me deja petrificada.

Alexey estaba allí, malherido y ensangrentado, tirado en una esquina como si fuera estiércol. Con cadenas rodeando su cuerpo como si fuera un preso de alta seguridad. El lugar huele a horine, ezes y otra porquería que no sé identificar. Es como si pudiera escuchar a mi corazón terminar de romperse al ver al hombre más fuerte y poderoso que conozco tirado en el suelo y vencido como si no fuera nadie.

-Principe, tu mujer vino a visitarte-dice el calvo a mi lado de forma burlesca.

El levanta la mirada lentamente y su mirada se llena de pánico al verme.

-Willow...-su voz se entrecorta al verme como si no fuera real.

Quiero acercarme a él y decirle que todo estará bien y que saldremos de aquí aún sabiendo que eso no es real, pero antes de que pudiera reaccionar, apareció Gianna D'Luca.

-Pero ¿a quien tenemos aquí?-dice mientras camina despacio hacia donde nos encontramos.

Parece sacada de una caja de muñecas. Está vestida de forma elegante y sensual. Su cabello bien arreglado y una buena compostura. Es como si nada de esto le afectara. Está igual de loca que su padre y hoy lo reafirmó.

Voy a responderle cuando una sombra alta y oscura aparece detrás de ella rodeando su cintura con un guante negro.

Mi mandíbula cae y mi cuerpo se enfría al ver quien es.

-Buenas noches, Will-una sonrisa macabra se forma en sus labios.

Me horrorizo aún más al ver como su cara se encuentra completamente quemada y estoy segura de que sus manos están igual porque en medio la poca luz veo parte de piel arrugada saliendo de ahí. Mis cuerpo comienza a temblar y siento que mi garganta está tan seca como si llevo semanas sin tomar agua.

-Michael.

Gianna parece bastante satisfecha con su presencia y me dan arcadas al dar con la conclusión de que estos dos se revuelcan. Es tan enferma que es capaz de meterse con alguien que...

- ¡Hola, Willow!-exclamó con sorna- -Parece que has llegado justo a tiempo para presenciar nuestro pequeño espectáculo.

Él comenzo a hacerse a mi como si estuviera ansioso por deborar a su presa. Mis pies parece que se pegaron al suelo porque no soy capaz de moverme. Si antes no tenía esperanza, ahora menos. Este monstruo en el que se convirtió mi amigo solo quiere una cosa y es acabar con nosotros.

Sin previo aviso, Michael se abalanzó sobre mi sujetándome con fuerza mientras Gianna reía y Alexey permanecía sacudiéndose en su lugar y gritando mi nombre como si estos malditos no le dieran nada para hidratarse. Estoy segura de que es así. Lo único que quieren es ver su caída a toda costa y harán todo lo que esté en su mano hasta conseguirlo.

-Es hora de que aprendas tu lección, Willow-susurró Michael con voz venenosa.

El corazón me latía con fuerza mientras luchaba por liberarme de las fuertes manos enguantadas de Michael. Por mas que forzara no podía liberarme de su agarre que solo estaba hecho para destruir. Ya no se sentía como antes de fingir haber muerto esa noche en mi casa. Se siente nauseabundo y como si nunca lo hubiese tenido cerca.

-¡Suéltame, hijo de puta!

No puede evitar que las lágrimas me mojen el rostro y me enojo aún más al ver como ríe divertido por como me hace sufrir con su cercanía. Me agarra fuertemente de la nuca y me tira sin piedad alguna al rincón donde se encuentra Alexey.

No pienso dos veces antes de acercarme a él sin importarme que el piso esté lleno de asquerosidad. Solo quiero estar al lado del hombre que amo antes de morir a manos de estos psicópatas. Siento la impotencia que sale de su cuerpo por no poder tocarme y sin importarme quienes están mirándonos, lo beso y lloro sintiendo lo lastimado que está.

-No tenías que estar aquí-gruñe como si hubiese hecho la peor estupidez.

Pero no me arrepiento.

Prefiero esto a que mi familia muera y vivir con la amargura de que perdí a los seres más importantes de mi vida y no pude por lo menos sacrificarme por ellos.

-Tranquilo, mi amor...

-Pero si los tortolitos vuelven a estar juntos-la voz de Donato D' Luca llena el espacio.

Un escalofrío pasa por mi espalda miro como las personas más despedidas que conozco nos miran como si fuéramos dos mierda que no valen su tiempo, pero que no se negaran a torturar por pura satisfacción.

-Pensaste que te habías liberado de mi, Willow-dice Donato y comienza a ir de un lado al otro-Pero te equivocaste.

Se detiene y ladea la cabeza viéndose tan pulcro como siempre.

Si me hubiese cruzado con el en la calle diría que es un hombre amable y sofisticado que le gusta donar a los refugios de perros y ayudar a las mujeres desdichadas. Pero, a este hombre solo le gusta acabar con lo que le rodea.

-Bienvenida nuevamente a tu peor pesadilla, cariño.

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