Capítulo 30🦋
Volviiiiii
No olviden sus votos y comentarios amores😍
Willow
La casa estaba envuelta en un silencio inquietante mientras el eco de la puerta cerrándose resonaba en mis oídos. Mi esposo, aquel hombre valiente y decidido, se había ido a la guerra contra nuestro enemigo y la tensión se había apoderado de cada rincón del castillo. Hace unos dias el ambiente estaba lleno de vida y risas de mis hijos.
Ahora, apesar de que solo faltan dos personas de las que viven aqui todo se siente tan... vacio, muerto es la palabra correcta. El dolor y la sangre ha azotado a esta familia de una forma desoladora y hasta que obtengan la victoria no se respirara paz.
El aroma a incertidumbre flotaba en el aire, entremezclado con el suave perfume de los recuerdos que nos habíamos forjado juntos. Las fotografías enmarcadas en la pared parecían susurrar historias pasadas de la familia Volkov, evocando sonrisas y vigorocidad que ahora parecia estar tan lejana.
Los sentimientos aun no expresado. Ese ultimo Te amo susurrado por mis labios aun pesa en el espacio. El no haber recibido la misma respuesta me aflige, pero lo entiendo. Confio en que el volvera por nosotros y ya no andaremos fugitivos de las garras del psicopata de Donato que se place en nuestro sufrimiento.
Mis manos temblaban ligeramente mientras le daba de comer a mis hijso en la cocina. Ellos podian sentir su ausencia. Sus caras tristes y el que Zoa no este correteando o molestando a Edmon es una clara señal de que algo no anda bien en ella. Se ha vulto tan dependiente de su padre que sabe por ahora el no estara con nosotros.
Saben que este gran castillo ya no tiene la misma vida que antes tuvo. Ver sus hermosas caritas parecidas a su padre era mi único contacto con el hombre al que amaba más que a mi propia vida y que ahora se encontraba a kilometros de distancia de su familia.
Las horas pasan y con los unicos que me encuentro es con los empleados autorizados para estar adentro. Ningun rastro de ningun Volkov a la vista. Los niños pronto se aburren de ver los dibujos animados y hacen lo que nunca han hecho... dormir en la tarde. Caen rendidos sin siqueira una sola queja y sin darme la oportunidad de darles un baño para relajar sus pequeños ceños fruncidos. Un suspiro cansado me abandona y apago la television justo cuando empiezan a dar las noticias. Mi mente se enuentra tan perdida que ni siquiera me apetece seguir tomando el te del que me he hecho adicta.
La noche cae, ningun ruido sobresale y la hora de la cena llega.
Le pido a Olya que se haga cargo de la cena de mis hijos y bajo al comedor para encontrarme con rostros deprimentes que me pone peor de lo que ya estaba.
Las dudas slatan y miles de preguntas se desarrollan, pero solo bocalizo una:
—¿Alguna noticia?
No espero repsuesta, cuando pregunte si quiera queria realemnte recibir una, pero Mijail sorprendentemente es que me responde.
—Ya llegaron a Italia, la caza ya se esta haciando y pronto tendre la cabeza de ese hijo de perra en mis manos para regodearme—dice desdeñozo como nunca lo habia visto.
No es algo de lo que alarmarme. Si hubierna matado a mi padre de la forma tan cruel en la que lo hiceron con el suyo, yo estuviera igual o peor.
—Entiendo.
Nadie levanta la mirada de sus platos. Todos solo ruma absortos por sus mentes y e cierta manera agradezco el silencio.
Pronto la cena acaba y cada quien se va por su camino.
Cuando subo a mi habitacion las miradas llenas de lagrimas de mis hijos me reciben y Olya me da palmaditas en la espalda antes de irse.
Inmediatamente la puerta se cierra el llanto inicia y no solo de la aprte de los pequeños. Yo tambien termino por rendirme a la preocupacion que me causa lo incierto, el no poder haberlo aprovechado mas como familia y el mal presentimiento que se cuela en mi pecho formando un nudo en mi garganta que me dificulta la respiracion.
Me quito los zapatos, apago las luces y me acuesto a llorar con mis hijos.
Es media noche cuando el sueños nos absorbe y no eniendo siquiera para que cerre los ojos.
En mi pesadilla, cada embate que se escuchaba en la lejanía, cada explosión y cada rumor que llegaba hasta mis oídos, aumentaba la presión en mi pecho, como si alguien estuviera apretando sin piedad mi corazón. La tristeza se apoderaba de mis pensamientos mientras la incertidumbre nublaba mi mente y mi visión de futuro.
La pesadilla se repite por las dos proximas noches.
Cada dia nos reunimos en el comedor como almas en pena y volvemos a nuestro prpio mundo.
Lo unico fuera de lugar fue en una madrugada encontrarme mirando desde la puerta de la cocina como mi suegro se cogia a su mujer como un hombre endemoniado encima de la meseta. No dudo que Mijaíl en ese momento estuviera borracho porque el olor salia hasta llegar a mis fosas nasales. Svetlana lo recibia sin ninguna queja, al contrario, estaba satisfecha. Supongo que ellos tambien viven sus pripias calamidades y las enfrentan como pueden.
Por las noches, me encontraba frente a la ventana, intentando buscar alguna señal en la oscuridad. Las estrellas parecían titilar con una urgencia imposible de ignorar, como si también ellas estuvieran conscientes de la gravedad de la situación. Mi mirada se perdía en el horizonte, preguntándome cuándo volvería mi esposo sano y salvo, o si volvería en absoluto.
Se que su orgullo no le permitira morir en el proceso y que su gente lo defendera hasta mas no poder, pero aun asi no puedo evitar preocuparme. Es un hombre poderoso y con vigor, no se rendira tan rapido, pero aun asi hay tantas posibilidades en este mundo incierto que no me deja descansar en paz.
La soledad se volvía mi compañera constante en aquella casa que ahora parecía demasiado grande para mi pequeña figura. Cada ruido repentino me hacía saltar, con el corazón acelerado y la respiración entrecortada. ¿Era él? ¿Era el sonido del regreso de Alexey y su gente? Pero la realidad me golpeaba cruelmente: él aún estaba lejos, lejos de mis brazos y de nuestros hijos que se encontraban sufirnedo igual o mas que yo. Desde que nacieron sos niños han crecido con la ausencua de su padre, gracias a mi maldito orugllo y moralidad de mierda, y ahora que se reencontraron es como si fueran almas gemelas que nunca debieron separarse.
Cada día, luchaba contra mis propias emociones y mis temores más profundos. Me aferraba a las palabras de aliento y promesas de regreso que yo misma me habia creado, tratando de encontrar ánimos para continuar. Pero, a veces, la desesperación se adueñaba de mí y colapsaba mi fortaleza. No puedo olvidar como me repitio que cuidara de nuestros hijos.
Como si ya no volveria y odio el sabor de la perdida que significaron sus paalbras. Mis entrañas se revuleven y mi estomago devuelve lo que con lucha e comido en el bater, he tenido que mantenerme fuerte por los niños como le prometi y aunque me ha costado un moenton, ellos en este momento no necesitaban una madre moribuhnda.
En la mesa del comedor, nuestras dos sillas permanecían vacías porque pronto deje de bajar al primer piso. El silencio hacía eco en las paredes, recordándome una y otra vez que él no estaba allí. El teléfono permanecía inmóvil, susurándome sin palabras que no había noticias de él. La espera se volvía interminable y cada día parecía una eternidad. Las puertas de mi habitacion nunca se abrieron con una feliz Natalya anunciando felizmente que habian llegado.
Esta mañana mire por la ventana como una muy cambiada Annika atrevasaba las puertas principales del castillo y nadie mas que Olya y Galia que habia regresado a nuestro lado luego de unas vacacciones con sus hijos, la habian recibido.
Se encontraba mas desarollada. Esa niña que me recibio la primera vez que pise esta montaña habia quedado atras para recibir a una mujer de veintiun años que venia para llevarselo todo sin siquiera aun saberlo. una chsipa de alegria me llego porque eso queria decir que Natalya ya no encontraria tan sola y que la pareja Volkov ahora tendrian a la chica dando pelea. Sus botas rezonaban fuera de mi puerta y pude esuchcar como se detenian, aun asi nunca entro y lo agradeci. No estaba preparada para hablar con mas nadie que no fueran las nanas de lso chicos Volkov y con mis hijos sensibles que lloraban por cualquier tonteria.
La guerra nos había arrebatado nuestra tranquilidad y se había llevado consigo el brillo en nuestros ojos. La tensión se había adueñado de nuestras vidas, dejando un vacío en mi corazón que solo podía llenarse con su regreso.
Así que, mientras la guerra continuaba en el frente, yo permanecía en mi trinchera personal, esperando con anhelo el día en que mi esposo cruzara nuevamente el umbral del castillo. El amor y el miedo se entrelazaban en mi ser, pero mi determinación y esperanza se negaban a desvanecerse. Tenía la certeza de que, cuando volviera, enfrentaríamos juntos cualquier adversidad, y la paz que nunc pudimos juntos saborear ahora reinara.
Lo que no sabia era cuando equivocada estaba en ese momento porque la vida me enseñaria que estaba lista para patearme una y otra vez siemre que priense que por fin le dare un vocado a mi cuento de hadas.
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