Cincuenta y cinco. Gemma
-¡La encontramos!
Los policías se acercaron rápidamente hasta el lugar. El padre de Ariana iba a correr hacia ella, quien estaba durmiendo bajo la sombra de un árbol viejo. ¿O estaba inconsciente? Era difícil de saber. Pero Nathan se le adelantó.
-¡ARIANA!
Se aproximó hacia ella con velocidad, y le examinó el rostro. Tenía un ojo morado. ¿Pero qué rayos?
-Usted... ¿usted le hizo esto? -le preguntó Nathan, fulminándolo con la mirada. El padre de Ariana, con su semblante inquebrantable, no respondió. -Ella... ella huyó de usted, ¿no es así?
Él no respondió.
-¡DÍGAMELO! ¡¿QUÉ LE HIZO?!
-Nada. -dijo él, sin perturbarse. -Solo rompí su telescopio.
¿Su telescopio...?
-¡Ahi viene la ambulancia!
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