Capítulo 29
Alexey
Era una tarde soleada en el castillo, una calma tranquila que contrastaba con la violencia y el caos que se cernía sobre nosotros. Me encontraba mirando a mis hijos, Zoa y Edmon, observándolos mientras dormían placenteramente en sus cunas mientras su madre me miraba desde la cama.
Mis pensamientos se agolpaban en mi mente, la ansiedad y la preocupación por lo que estaba por venir ocupaban cada rincón de mi ser. El enemigo se preparaba para la guerra al igual que nosotros, una batalla que decidiría el futuro de nuestra organización, de nuestra vida. Pero antes de enfrentarme a esa oscuridad, necesitaba este momento con mis hijos, por mas cursi que se escuche una especie de refugio de paz en medio del tormento de haber perdido a Sergey.
El pullon en mi estomago llega cuando recuerdo su cara dura en el ataud. Ese hombre de caracter fuerte y a la vez debil con los suyos, me enseño la mayoria de cosas que se hoy. Hay algo que no se puede negas y es que, Natalya es la niña de los ojos de Mijail, Anton de Svetlana y yo de Sergey y... Lena Volkova.
Esta ultima es igual o peor que mi madre causando revuelos entre la organizacion. Abandono al hombre al que la prometieron desde que nacio y se largo cuando se canso de que Sergey se tirara tantas putas en su propia cara. Mi abuelo era inteligente, pero su polla hablaba por el.
Lena es una mujer orgullosa que no se iba a seguir dejando pizotear por el por lo que le valio verga su unico hijo y cuando ascendio a Phakan que vio que tenia su futuro asegurado cogio su camino. Es toda una leyenda ya que fue la que construyo una asociasion de mujeres en su tiempo libre y aburrido, que transportan la droga a otros paises y se usan de espias.
Mi abuela nunca, que yo sepa, ejercio ninguna de esas tareas pero en su tiempos habia un grupo de mujeres que gritaban por su libertad de participacion al igual que los hombres en silencio y Lena supo ver eso. Aunque Sergey no estuvo de acuerdo mi querida abuela lo desafio delante de todos y al final como todo hombre enamorado del trasero de la hermosa matriarca de mi famila, cayo rendido.
Lena se canso de todo y dejo a una de sus aprendices encagrda de la asociacion de Mujeres Rojas y ahora a regresado luego de que su esposo murio. El que no la conoce diria que vino por su herencia, pero Lena es una mujer de cuna de oro por lo que menos necesita es mas dinero para llenarse los bolsillos, aunque nunca esta de mas tener unos billetes.
Me senté en una silla junto a las cunas, observando detenidamente los rostros angelicales de mis pequeños saltamontes y deseando un poco mas ahorcar a Willow por robarme 2 años de sus vidas en los que me perdi todo lo escencial de sus vidas y que ahora estoy rumbo a la muerte con el maldito de Donato D' Luca. La fragilidad de la vida se hacía evidente en esos momentos, y una mezcla de amor y temor embargaba mi corazón. ¿Qué pasaría si algo me sucediera en esta guerra? ¿Cómo protegería a mi familia si ya no estuviera aquí?
Soy fuerte.
Joder, todo un hijo de puta que se ha esforzado por saber como pelear sus batallas. Pero tambien hay que admitir que el psicopata tambien tiene su armadura bien puesta. Me ha dado en los puntos que mas me duelen y estoy seguro de que seguira haciendolo hasta acabar conmigo si no dejo de andarme por las esquinas y lo enfrento para ponerle fin a su detestable vida.
Considero que tengo un corazon de hiero, pero que en una pequeña esquina, se encuentra todavia latiendo una pequeña porcion de carne que me hace tener sentimientos por mi familia, amigos y mi gente de la organizacion que me ha visto caerme y levantarme millones de veces.
Mis hijos son mi mayor tesoro, mi razón de ser en este mundo de oscuridad que se traga a quienes no saben luchar contra el. La inocencia y sus sonrisas iluminaban cada rincón de mi alma, recordándome la luz en medio de la sombra que me absorbe. Y aunque la guerra me llamaba, sabía que debía permanecer fuerte por ellos, que mi deber como padre y protector debía superar cualquier miedo o inseguridad que pudiera experimentar en algun momento.
Podia ser un maldito hijo de puta con otros fuera de este castillo, pero dentro de este castillo que ha guardado tantas sonrisas, dolor y secretos se encuentra todo lo que mas aprecio. Me vuelvo un debilihcuo de mierda por todos en su momento.
Me incliné sobre la cuna de Edmon, acariciando su mejilla con suavidad. Su respiración tranquila y regular era reconfortante, un recordatorio de que mi lucha era por ellos, por su seguridad y por un futuro mejor. Me juré a mí mismo que haría todo lo que estuviera a mi alcance para mantenerlos a salvo, incluso si eso significaba sacrificarlo todo.
Después, me acerqué a la cuna de Zoa, su pequeña mano se aferraba a una manta suave. La mirada de mi hija me recordaba tanto a su madre, su fuerza y su valentía. Me prometí que lucharía por ellas, por mi mujer y mis hijos, para asegurarles un mundo donde pudieran crecer y prosperar sin miedo.
Se que he jodido de mil maneras a Willow. Desde que llego a mi vida, o desde que la obligue a entrar en ella, no he dejado de darle dolores de cabeza y aunque es una damisela en apuros la mayor parte de tiempo, es mi mujer y haría lo que fuera por mantenerla bine. Cuando me pidio perdon y vi todos esos sentimeintos en sus ojos que desde que salí de la cárcel me empeñé en evitar esa palabra que le dije en el pasado en su inconciencia volvio a mi emnte y no ha querido abandonarla.
No lo sabe aun pero si salgo de esta, le dare su puto final feliz de una vez por todo de una u otra forma.
Mientras me levantaba de la silla una determinación feroz se apoderó de mí. Era hora de enfrentar la guerra, de proteger a mi familia y mi legado. Me despedí en silencio de mis hijos, jurándoles en lo más profundo de mi ser que haría todo lo necesario para regresar a ellos, para ser el padre que merecían tener, siempre.
Salí de la habitación con el corazón pesado pero lleno de resolución. La guerra me esperaba afuera, el peligro acechando en cada esquina. Pero a pesar de la incertidumbre y todos los posibles fallos que podria haber en mi plan, mi amor por mi familia me impulsaba a seguir adelante, a luchar hasta el último aliento.
Baje al primer piso y mi mirada se quedo prendada de la mujer que se tomaba su acostumbrado te, mietnras leia un libro esta vez recostada en los muebles.
Levanto los ojos de las paginas y aunque ya no se le veia en los ojos como la fiera que una y otra vez me habia msotrado que puede ser, me msotro otro sentimiento que me desgarra tener que volver a ver su mirada: miedo de lo inesperado. Miedo de perder a esa persona que te hacer ardes miles de veces a pesar de que tambien te hace rabiar. Ese mismo miedo insufrible que senti cuando supe que Donato la tenia y luego cuando en medio de ese bosque la tuve entre mis brazos muriendo.
Ella siente lo que pasará.
Eso me hace tensarme y prometerme que volveré para echarle la bronca por dudar de mi y castigarla por una semana dandole azotes hasta que no pueda volver a sentarse.
No lo duda ni un momento y brinca a mis brazos confiada de que la sostendre y asi lo hago agarrandola por el trasero pegandola con mi cuerpo y chocndo nuestros labios con desesperacion.
Joder, cuanto extrañaba tenerla así solo para mi.
Cuantas veces en medio de una pesadilla me levante con el persistente deseo de volver a hundir la anriz entre su cabello y tener su cuerpo delgado pegado a mie structura.
-No te vayas-susurra pegada a mis labios con las lágrimas empapando sus mejillas-Quédate con nosotros. Huyamos y dejemos todo atrás. Por primera vez me aptece ser egoísta, por favor escúchame.
Denota desesperación en cada palabra y aunque quiera correr a hacer lo que ella dice, ambos sabemsos que es imposible. Auqnue hagamos eso las contiendas seguirán llegando mientras no acabe con nuestro pricipal dolor de cabeza.
Muerdo su labio inferiro y me siento en el sofa con ella descansando en mi regazo. Esconde la cabeza en mi cuello y su cuerpo se sacude por los sollozos.
-Tú y yo sabemos que no se puede. Ese hijo de puta no parará hasta acabar con todo lo que amamos y debe ser detenido de ya. Ni mi padre, hermano y yo nos podemos quedar con que mató a mi abuelo como si no fuera de los hombres más imparables en la mafia. Perdió todo tipo de paciencia que el tuvieramos y debemos obedecer a nustro orgullo herido y el dolor que crece aquí-toco su pecho.
Niega con la cabeza y se seca las algrimas.
-Soy una estupida, sé que no van a desistir y aun asi lo intenté .
-Eso es lo bueno, lo intentaste-beso sus parpados húmedos y aprieto su trasero sin ningun sentimiento sexula sorprendentemente. Solo quiero tenerla mas cerca antes de alejarme de ella-Una vez mas te lo repito. Cuida a nuestros hijos mientras no estoy. Haz hasta lo inimaginable para protegerlos y cuidate a ti también. De nada me vale ir a arrigesgar mi vida por ustedes si no siguen sobreviviendo. ¿Esta bien?-la miro a los ojos agarrando sus mejillas con mis grandes manos.
Asiente repetidas veces y choca sus labios con los mios. No hay ningun movimiento solo nos sentimos con cada gramo de nuestro ser.
-Te amo-susurra por lo bajo.
-Mantén eso aquí-presiono su cien-Y no lo olvides nunca.
Unos pasos pesados retumabn bajando las escaleras y se que llego la hora cuando Anton entra con la ropa completamente negra y rostro inesprecivo, pero decididos.
-Llegó la hora hermano-dice y me deja solo con mi mujer lanzandole un asentimiento de reonoccimeinto.
Me elvanto y la dejo en el mueble avanzando hasta donde desaparecio Anton.
-¿Alexey?
Me detengo, pero no me giro. No creo que sea capaz de volver a mirar su cara de perro mojado y no devolverme a follarmela y besarla hasta que me ardan los labuis.
-¿Si?
-Tus hijos y yo te estaremos esperando aqui para curar tus heridas cuando regreses.
Cierro los ojos y cuadro los hombros.
No respondo y salgo dejando todo lo que me importa atrás.
La batalla acababa de empezar, mi enemigo esperaba mi llegada. Pero, aunque el camino se presentara oscuro y peligroso, sabía que tenía un motivo poderoso para seguir adelante: la familia que me esperaba en casa. Con ese pensamiento en mente, me dirigí hacia la guerra, dispuesto a enfrentar cualquier adversidad y proteger a los míos a toda costa.
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