
Capítulo 1
Presente
Willow
A veces debemos ser el villano en la historia de otros para poder triunfar en este mundo lleno de injusticia. Eso no lo entendí hasta aquel día en el que nos miramos a los ojos por última vez. Lo más triste es que si para llegar a este punto tengo que ser su villana una y otra vez; lo volvería hacer con tal de ver a mis hijos felices y a mi lado.
Mis tacones repiquetean mientras avanzo hacia mi puesto de trabajo y reviso por decima vez mi teléfono para ver si tengo alguna llamada de Natalya. Los niños pescaron un resfriado que les está provocando una fiebre que me dejo preocupada cuando salí esta mañana de casa.
Tomo un trago de café con leche y le doy una corta sonrisa a Hanna mi compañera de trabajo más cercana. No solo porque trabajamos una frente a la otra, sino porque aquí nadie quiere saber de mí.
Lástima, porque tampoco me importa lo que puedan pensar.
Ser todavía la esposa de uno de los mafiosos más odiados no me ha dado mucha suerte que digamos. No me he perdido los cuchicheos de mis compañeros diciendo que a pesar de que lo entregué debo ser su cómplice. Piensan que aún tengo comunicación con él por ser madre de sus hijos y vivir con su hermana.
Lo bueno es que a mi jefe también le importa muy poco lo que digan porque me conoce. O por lo menos a la Willow del pasado. No creo que se imagine siquiera como es la del presente. Me siento en mi escritorio dejando los papeles que traía en manos encima de este y mi café con ellos.
—Buenos días, Willow—me sonríe una amistosa Hanna y ladea la cabeza—Veo que Zoa lo hizo de nuevo.
Dejo salir un suspiro de pesado y paso el dedo por la pequeña mancha de papilla que mi rebelde hija siempre se molesta en dejar en mi camisa rojo vino. Le gusta darle un recuerdo a mamá para que no la olvide; algo que es imposible porque llamo cada tres horas a casa. En los primeros días de trabajo me cambiaba, sin embargo, me cansé de hacerlo y ya vengo como esté.
—Sí, sabes que es muy cariñosa en cuestión a eso—le doy una pequeña sonrisa y luego miro la tableta donde tengo anotadas las tareas del mes que tiene mi jefe.
Hanna me cae bien. Si no, no hablaría con ella. Obvio. No me gusta hablar mucho de mis hijos dada la situación con su padre. Si no fuera por la policía hace mucho los hubiesen cazado. Sé que ganas no les han faltado a sus enemigos y por no quedar en el ojo del FBI se mantienen en su lugar.
O eso es lo que dice mi jefe.
Michael Hudson.
Mi ex de San Francisco.
Fue quien me contacto para que me metiera en la vida de... él. Me sorprendió mucho el nivel en el que estaba ya que se fue de San Francisco a Seattle con el sueño de ser policía. Nunca me imaginé que estaría con los grandes de los grandes. En el pasado no solo fue mi novio de adolescencia, sino que uno de mis mejores amigos por lo que aproveché mi deseo de ser una heroína de la sociedad y me uní a su guerra con la mafia rusa cuando mi esposo reveló sus verdaderas garras.
Algo que no salió tan perfecto como creímos que sería.
Cuando toda la escena más desastrosa de mi vida pasó y se dio cuenta de mi embarazo; se hizo responsable de nuestra seguridad y me empleó como su asistente en una pequeña empresa que creó aparte de su carrera como policía. Ser policía era uno más de sus sueños grandes sueños. También le gustaba pensar en ser arquitecto por lo que con mucho esfuerzo fundó su pequeño sueño. Se ha abierto muchas puertas y hoy en día vive como siempre quiso. Le doy un trago a mi café y cierro los ojos disfrutando como se disuelve en mi boca.
Se ha convertido en mi mejor medicina luego de que pasara noches sin poder conciliar el sueño. Miro la hora en mi Apple Watch y me froto el cuello. Desde que me convertí en mamá ya no es tanto de mi agrado estar donde no pueda llamar casa y más importante, lejos de ellos. Siento que en cualquier momento me los arrancarán de entre mis manos y ya no habrá vuelta atrás.
Puede ser su familia paterna o los que no querían que nacieran. No puedo olvidar que el demente que me secuestró aún está suelto y que, aunque por ahora no han podido penetrar nuestra seguridad, ellos lo harán en cualquier momento. Bloqueo los pensamientos negativos y me centro en mi trabajo como secretaria de mi ex sexy.
El fuerte olor de macho masculino cala en los orificios de mi nariz cuando él hace su gran entrada al piso.
Es como si pasara en cámara lenta. Entra arreglando su corbata como todas las mañanas, se frota la barba de algunos días que mantiene debidamente cuidada y plancha con las manos su traje perfecto de tres piezas. Su cabello negro bien peinado de lado, ojos oscuros y esa sonrisa arrasadora que desmaya a todas las empleadas y para que mentir: empleados. Es una pena que cuando éramos novios no desarrolló este potencial. Juro que lo hubiese aprovechado al máximo.
Sonríe y saluda a sus empleados como todo buen jefe y se detiene a charlar con algunos.
—Es un sueño de hombre—dice mi compañera con la baba casi rodando por sus mejillas.
Admito que es demasiado guapo a la vista como para decir que su reacción es exagerada. Yo lo haría igual si no fuera porque lo menos que quiero es darle falsas esperanzas a alguien que se interesa sinceramente en mí. Es todo un hombrezote que podría dar la impresión de ser brusco y temperamental, sin embargo, derrite con su sonrisa y buenos sentimientos que por ahora no puedo dejar que fluyan con normalidad en mi vida.
Cuando va a casa lleva donas que le dan un millón de años de energía a mis niños y los trata con mucho cariño a pesar de que Zoa lo coge como payaso de circo y no es el favorito para mirar de Edmon. Se comporta como un buen amigo y no se pasa de la línea como cualquiera esperaría a que suceda en algún momento. Incluso se propuso para costear el cumpleaños de los mellizos que será en dos semanas. Es un sol. Aunque no le acepté la propuesta se mostró comprensivo y eso es bueno.
Avanza hacia nosotros con paso seguro y con esa sonrisa que derrite bragas.
—Buenos días, señoritas. Hoy se encuentran hermosas y muy radiantes—nos dice contento.
—Buenos días, señor Hudson—respondemos al mismo tiempo.
Él ríe y se frota la panza mostrando esa actitud juguetona y tierna que lo caracteriza.
—Vamos Hanna, llevo tres años diciéndote que me llames por mi nombre y tutees, y tú Will...—niega con la cabeza y pasa la lengua por su labio inferior—Ya nos conocemos bastante. No tienes que llamarme señor.
Me di cuenta de que el enamoramiento adolescente en él no había pasado más pronto de lo que canta un gallo como fue mi caso. Creo que cuando me vio se profundizó de nuevo hace dos años. Es realmente gratificante ser alguien atractivo para alguien tan guapo como lo es él, pero eso sería si no fuera porque hasta yo estoy enamorada de mí. Me he ejercitado mental y físicamente para salir adelante con mis hijos y eso incluye cuidar mi aspecto mucho más que antes y querer lo mejor de lo mejor no importa a qué costo.
A mi yo de hace dos años este pensamiento le hubiese parecido soberbio. Sin embargo, a esta Willow le encanta pensar en sus hijos y ella en trajes de baño en una de las mejores villas de las Maldivas cogiendo el sol, comiendo y bebiendo lo mejor mientras disfrutan de las fabulosas playas que embellecen el lugar.
Esta Willow se enfoca en sus satisfacciones como mujer y busca que en un futuro Zoa y Edmon no deban andarse por las esquinas con temor a no poder defenderse porque la familia paterna no sabe quiénes son ellos para defenderlos y enseñarles a moverse por el mundo para que los carroñeros hambrientos no se lo encuentren como una presa fácil. A pesar de que no nací en un mundo mafioso, gracias al cielo tengo a Natalya y ella se ha mostrado muy enfocada en ayudarme a educarlos.
Con tan solo un año y algunos meses reconocen los colores y los números a la perfección y tienen su propia actitud desarrollada. Se muestran intelectualmente preparados para altos desafíos que podrían presentarse en la vida de los niños a su edad en la mafia, son educados y ejercitan sus sentidos. Estoy tan orgullosa de lo que han logrado hasta ahora. Mientras estuve secuestrada en ese infierno pensé que no estaría a la altura de ellos y me he demostrado que no me quedo grande ser su mamá y tampoco me quedará en un futuro.
No por nada tengo un entrenador que me ejercita físicamente y un profesor del FBI que me ayuda a conocer más sobre el mundo criminal. Necesito todo esto porque no sé en qué momento vendrán y tumbarán mi puerta para llevárselos. Sé que la discreción de Natalya no durará tanto como ella cree.
Algunas veces se le ha ido la lengua diciendo que su madre estaría encantada de buscar artículos para los niños y tenerlos a la moda, y que su padre y abuelo estarían muy orgullosos de que sea la segunda niña Volkov en su familia. Al parecer no es una familia que sea muy dichosa con las mujeres y Natalya y Zoa son las únicas dañándoles el orgullo de machos alfas.
Zoa es una princesa de la Bratva y sé que no le quedará grande el puesto. No puedo dejar de pensar que, aunque al final ese será su destino, ella puede tener una vida mejor. Mi pequeño niño grande tendrá en algún momento que tomar el lugar de su padre y ese puesto no se lo regalarán solo por su linda cara.
Le costara. Y mucho. No me lo quiero imaginar asesinando y desordenando el mundo para labrarse un nombre como su padre y su familia hacen. Me he abstenido de saber cualquier información sobre su padre. A pesar de que ahora soy más fuerte que antes, sigo siendo humana y odiaría volver a caer en ese deseo ferviente en el que él se encargó de envolverme. Eso sería volver a la pesadilla de la que sé que nunca más podré salir. Me debe estar maldiciendo una y mil veces en su celda.
Me da escalofríos pensar en todo lo que les pasa a las personas en la cárcel. Más en una de alta seguridad donde los guardias te detestan y los presos te odian y envidian por lo que ha logrado para bien o para mal.
Lo que me da un poco de tranquilidad es que... Alexey no se dejará mangonear.
Llevaba mucho tiempo sin mencionar su nombre siquiera en mis pensamientos. Me daba temor verlo de nuevo frente a mi mirándome con esos ojos llenos de decepción y sed de revancha. Tenía desastrosas pesadillas con ese día en el que lo apresaron. Lo soñaba una y otra y otra y otra vez hasta que era despertada por su hermana que comenzó a dormir conmigo por temor de que un día no despierte o me haga algún daño pensando que las pesadillas son reales.
El universo sabe cómo conspirar. Estoy segura de que, si no hubiese estado embarazada en ese instante en que lo vi ser sacado de la habitación como un animal, no me hubiese mantenido con vida para contarlo. No puedo dejar de pensar en todo lo sucedido en el pasado.
Solo fui una añadida importante en un plan hecho para capturar a un mafioso tras la destrucción del mundo y que me quería encadenar en su contrato de mierda sin saber que era su peor movimiento a la larga.
Dejo escapar y resoplido y me froto la frente. Ese hombre siempre será una espina que no podré sacarme por más que lo intente. Creo que ese detalle a mi psicóloga le preocupa, sin embargo, a la vez la entretiene. No me he perdido como se muerde el labio cuando me hace contarle todo lo que pasó entre nosotros con lujos de detalles y como era su actitud o físico. Juro que la primera vez que lo noté iba a matarla. Pero me acorde de mis retoños y di un paso atrás.
Es tan frustrante mi situación porque por más que haya avanzado no dejo de ser aún la esposa de un mafioso y no dejo de recodar que hasta que no salga completamente del radar de los sabuesos, no tendré la paz que necesito en mi vida para seguir adelante. Parpadeo repetidas veces cuando alguien carraspea y levanto la mirada del escritorio mirando desconcertada a Hanna al no encontrar a mi jefe frente a mí como lo había dejado antes.
—¿A dónde fue?
Deja escapar una corta riza y comienza a teclear en su computadora.
—Hace un rato entró a su oficina cuando te quedaste mirándolo como tonta y recibió una llamada que por lo visto era importante—aparta la mirada de su computador y enarca una ceja—Otra vez te volviste a perder en tus pensamientos.
Sí.
Suele pasarme más a menudo de lo que me gusta aceptar.
Escucho algo romperse dentro de la oficina de Michael y me espanto ante le fuerte sonido.
Es como si...
—Willow...—Hanna intenta detenerme cuando me levanto y la detengo levantando una mano para que haga silencio.
Abro la puerta y mis labios se separan al ver el desastre que hay en el suelo porque el escritorio de mi jefe ya no existe ya que se encuentra desperdigado por el suelo.
—Pero, ¿qué paso? —pregunto boquiabierta al ver su rostro rojo de enojo y sus manos goteando sangre.
Con la respiración acelerada y a pasos fuertes y rápidos cierra la puerta bruscamente para dejarnos encerrados en el amplio despacho que ahora se siente pequeño obstruyendo mis vías respiratorias. Se pasa un mano frustrado por su cabello perfecto dejándome ver un lado alborotado que no había visto desde hace mucho.
—Es el maldito Alexey Volkov que aún desde la cárcel no deja de joder—responde y mi cuerpo comienza a convulsionar sin piedad—Quiere que vayas a visitarlo a la cárcel antes de ir a juicio el viernes y no acepta negativas.
***
Holaaaa
¡Ya regresamos y con todo los poderes jjj!
¿Qué les pareció el primer capítulo?
Muchas gracias por el apoyo que me dan y por seguirme hasta aquí, les llevo en el corazón y espero que este libro pueda gustarles tanto como a mí escribirlo y releer mis escenas favoritas.
No olviden dejar sus votos y comentarios mis amores, me ayudarían muchísimo 🫶🏽
Hasta el próximo capítulo ✨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro