Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

7. INTO YOU

Narra Ana

Cuando nuestro equipo agarra la pelota y se pone a unos pasos del límite de la línea de la pista, todo el estadio se queda en silencio.

Y cuando digo en silencio, realmente no se escucha ningún ruido.

Todos nos quedamos esperando a que James, uno de los receptores, haga el primer saque del partido. Centro toda mi atención en cómo los del equipo contrario devuelve la pelota a nuestro campo.

Durante los siguientes minutos, ninguno de los dos equipos ha marcado. Apoyo los brazos en el muro y voy alternando la mirada de un lado a otro, siguiendo a la pelota y fijándome en la técnica que hace cada jugador.

Me inclino un poco más cuando Ethan, el colocador del equipo, recibe el balón y se dispone a subirla más. Alexander se acerca con rapidez, quedándose a unos pasos de la red, para saltar y hacer un remate contra el equipo contrario.

Primer punto para The NY Bulls.

Parte del estadio se levanta de los asientos y comienzan a aplaudir y vitorearles, nosotras incluidas.

Adoro esta sensación. Ver un partido de voleibol significa que, durante todo el partido, vas a estar en tensión hasta que de a su fin. Me encanta este deporte porque es entretenido y no se me hace pesado de ver, a diferencia de otros juegos.

A partir del primer punto, todos los siguientes son más llevaderos y rápidos. Parece que el equipo con el que nos estamos enfrentando, le ha inspirado el primer punto para hacer una pequeña revancha.

Tamborileo los dedos cuando ambos van casi en empate. El nuestro va dos más por delante. Aún así, puede que se acerquen más a nosotros.

Suspiro, aliviada, cuando es Levi quién ahora marca punto. Y, con ello, ganamos el primer set.

Solo queda que ganen otros dos más para ser los campeones de esta noche.

Los chicos se juntan para dar un par de choque de manos o un par de abrazos. No aparto la mirada de ellos. Como si de alguna manera Alexander pudiera notar mis ojos fijos en ellos, este se gira e inclina un poco la cabeza para mirar en nuestra dirección.

—Los periodistas están atentos a vosotros —me susurra Jane, sin que nadie nos escuche.

De reojo, les busco y compruebo que es verdad. Pongo mi mejor sonrisa y le hago un asentimiento en dirección a Alexander. Éste se percata de mi gesto y no tarda en devolvérmelo.

Hay un par de minutos donde ambos equipos hacen un pequeño círculo con su respectivo entrenador. Aprovecho para hacer un rápido recorrido por la pista, donde se encuentran los periodistas. Muchos de ellos están listos con las cámaras y los micrófonos, documentando el partido. Otros se encargan de averiguar quienes han venido a presenciar el partido.

Y eso nos incluye a nosotras.

O, más bien, ahora mismo somos el centro de atención de ellos.

Intento ignorarlo, como si no me diera cuenta, aunque es muy difícil. Y más si, después del partido, todos los ojos de los que han venido como medios de comunicación, van a estar en nosotros cuando anunciemos oficialmente nuestra supuesta relación.

Lo que me hace pensar en qué es lo que Alexander quiere hacer. Se supone que me iba a avisar para estar preparada, pero no me ha dicho nada. Supongo que lo hará después.

Casi puedo imaginarme mil escenas que pueden ocurrir o su resultado. No quiero pensar en ello, aunque me cuesta sabiendo que cada vez está más cerca de que ocurra.

Media hora después, la otra mitad del estadio grita y aplaude el punto del equipo contrario, consiguiendo la victoria del segundo set, lo que hace que ambos tengan las mismas posibilidades de ganar el partido de hoy.

Durante la siguiente hora, cada uno de ellos se encarga de defender a muerte a su cuadrilla. Ambos se dedican a marcar puntos al otro, lo que hace que estén casi todo el tiempo en empate.

Estamos en el último set, donde se decidirá qué equipo va a ser el ganador hoy.

—Te vas a quedar sin uñas —bromea Jane, a mi lado.

No me había dado cuenta hasta ahora. Aparto los dedos de la boca y la miro brevemente.

—Es que estoy nerviosa. Vivo mucho los partidos, y más si es mi equipo favorito el que está jugando —admito.

—Ya veo. Estamos igual, pero aún sigo creyendo que los nuestros van a ganar —afirma, con seguridad.

Vuelvo la mirada hacia el campo justo cuando Ethan le coloca la pelota a Levi y, poco después, marca punto. Miro al contador. Vamos ganando a 13-11. Dos puntos más y la victoria será nuestra. Parece que ellos se dan cuenta porque comienzan a ser mucho más estratégicos, listos para ganar.

El ambiente en el estadio es tenso. Los aficionados de nuestro equipo, animan con energía a sus jugadores. Casi puedo ver que la tensión se puede cortar con un cuchillo. El equipo rival se encuentra a solo dos puntos de la victoria, aunque el nuestro le sigue ganando por dos.

Jane y yo, al igual que casi todo el estadio, gritamos y aplaudimos con energía cuando James, el receptor con el número 22, consigue marcar otro punto, dejándonos en ventaja por tres.

Solo nos falta un punto para la victoria.

El siguiente punto va a ser crucial. Si marcamos, ganamos. Pero, por el contrario, si los rivales marcan, de nuevo tendríamos que ganar otros dos. Tamborileo los dedos contra el muro, tensa.

El balón cruza la red cuando sacan y bota en el campo contrario. El receptor rival lo levanta con dificultad, pero otro de sus compañeros se acerca con velocidad hacia él y le ayuda hasta devolvérsela a nuestro equipo.

El siguiente saque es del equipo visitante. El jugador, con el número 7 en la espalda, lanza el balón con energía. Alexander se mueve a un lado, con rapidez, cuando Levi pasa corriendo por su lado y se tira al suelo para levantar la pelota.

Matthew, el receptor del equipo, controla el balón cuando vuelve a llegar a nuestro campo y lo pasa a Ethan, el colocador, quien lo eleva con precisión. Alexander se termina de acercar con rapidez y choca su mano contra la pelota con fuerza, consiguiendo que se estrelle contra el suelo del campo contrario, en la zona donde no estaban custodiando.

Punto para The NY Bulls.

El estadio se convierte en una mezcla de gritos y aplausos. Muchos de ellos vociferan el nombre del equipo o de los jugadores. Nuestro equipo se funde en un gran abrazo. Jane y yo nos chocamos las manos, contentas de que lo hayan conseguido.

Han ganado el partido y con él, se acumula una nueva victoria para esta temporada. Jane y yo no paramos de aplaudir, emocionadas.

Poco a poco vamos desalojando el palco para ir bajando a la planta baja. Nosotras somos las últimas para poder caminar con tranquilidad y sin que nos puedan molestar.

—Sabía que iban a ganar —dice ella, con orgullo.

—Ha sido tan tenso el partido, pero emocionante a partes iguales —continúo.

Ella asiente.

—Por eso me encanta venir, me encanta vivir la experiencia en vivo. No es lo mismo que a través de una pantalla.

—Si, es cierto. Me gusta mucho más de esta manera, y más si tienes a alguien con quién compartes equipo favorito y podéis comentarlo.

Jane se gira un momento antes de tenderme la mano.

—Encantada, a partir de ahora me tendrás a mí —sonríe.

Suelto una pequeña carcajada antes de aceptar el saludo.

Cuando terminamos de bajar las escaleras, hay dos guardias esperándonos para indicarnos la salida. No tardamos en seguir a uno de ellos cuando este comienza a andar.

—Tengo ganas de ver a Levi y felicitarle como es debido —afirma ella con picardía.

Sonrío y niego con la cabeza, divertida.

—Esperará que le des un buen beso en cuanto te vea.

—Todo lo que mi chico me pida.

En todo el tiempo que llevo con Jane ha conseguido que me caiga muy bien. Es una chica genial y divertida. Apenas nos conocemos, pero haber pasado el partido con ella ha sido un gran acierto.

Conforme vamos andando, me doy cuenta de que no es el mismo lugar que por donde antes hemos ido. Se supone que habíamos quedado con ellos en la entrada de los vestuarios, pero parece que vamos en dirección contraria a esta.

—¿A dónde se supone que estamos yendo? —le digo, en un susurro, a Jane.

Ella se encoge de hombros.

—Creo que nos está llevando hacia la zona principal... —Jane para de hablar de golpe y me mira con los ojos abiertos— donde van a estar muchos de los fans del equipo y los periodistas.

Abro la boca, sin poder creérmelo. Intento evitarlo por todo los medios, pero el mundo parece querer todo lo contrario para mí.

—Voy a escribir a Alexander —termino diciendo.

Ella asiente, pareciéndole buena idea.

Yo: Nos han llevado uno de los guardias hacia la entrada. Os esperamos aquí Jane y yo.

Tardo varios minutos en recibir respuesta, justo cuando ambas nos ponemos a un lado para evitar que las cámaras nos enfoquen a nosotras.

Capullo engreído: Bien, ahora vamos. No salgáis.

—Dice Alexander que ahora vienen —asiente.

—Espero que no se demoren mucho, los periodistas parecen ansiosos de querer primicias —comenta.

—Se van a volver locos cuando el equipo salga para recibirles —afirmo.

Y lo sé con total certeza por cómo lo viví yo cuando fui a la gala. Y ni siquiera hay punto de comparación con esto.

Ambas nos giramos, cuando escuchamos como alguien nos llama, hasta quedar frente a Levi, quién nos dedica una sonrisa encantadora. Poco a poco van saliendo muchos integrantes del equipo hacia donde se encuentran los periodistas.

—Vuestro ganador ya está por aquí —dice, con orgullo.

Jane se acerca a él hasta darle un fuerte beso en la boca.

—Lo habéis hecho genial. Ha sido un partido demasiado intenso —hablo cuando ambos terminan por separarse.

—La verdad es que sí, por eso salgo con orgullo. Hemos tenido unos buenos rivales.

Miro a mi alrededor, confusa, cuando veo que está el solo.

—¿Y Alexander? —pregunta Jane, como si me leyera la mente.

—Ah, sí, cierto. —Levi se gira para mirarme—. Ya sabe cómo confirmar vuestra relación. Me ha pedido que vayamos saliendo con los periodistas. Él viene en breve.

Asiento, confusa, pero con un nudo creciendo en mi estómago.

Cuando caminamos hasta unirnos con los demás integrantes del equipo, muchas de las cámaras se giran para enfocarnos, a la vez que comienzan a llamarnos para que nos acerquemos. No hago nada de lo que dicen. En cambio, me giro hasta quedar a espaldas de ellos para mirar a Levi.

Pero, antes de que diga nada, veo como alguien se está acercando a donde todos nosotros estamos. Siento un golpe en el estómago, sin saber lo que está a punto de ocurrir. Y eso es lo que me tiene de los nervios.

Alexander, sin dejar de fijar sus ojos en los míos, camina en mi dirección. Yo no puedo apartarlos de él. Me doy cuenta de que, conforme se va acercando, no mira a nadie más.

Solo a mí.

No sé cómo, pero que me esté mirando solo a mí, consigue que me ponga más nerviosa. No estoy preparada para esto y todo lo que va a conllevar. Pero, lo que más preocupada me tiene, es que los medios de comunicación me tengan ahora en el punto de mira.

Cuando me quiero dar cuenta, Alexander está a dos pasos de mí. Alzo la mirada, ya que es evidente nuestra diferencia de altura. Este apoya una de sus manos en mi cintura y me da un suave apretón antes de tirar de mí para chocar, al instante, contra su pecho.

Alexander se inclina hasta quedar a apenas unos centímetros de mi rostro.

—Te voy a besar —me susurra al oído para que nadie nos pueda escuchar.

—¿Qué? —cuestiono.

No sé si le he entendido bien.

Me separo un poco de él para mirarle.

Error por mi parte.

Su nariz casi roza la mía y sigue manteniéndome la mirada. Sus ojos azules se centran solo en mí.

—Sonríe —me ordena. No tardo en hacerle caso, debido a que todos nos miran, esperando a ver qué va a ocurrir entre nosotros—. Voy a besarte para confirmar nuestra supuesta relación. Así que, si es posible, no me des un puñetazo.

Le dedico una sonrisa burlona. Tal y como dijo que me iba a avisar. Aunque ese aviso lo he recibido con menos antelación de lo que esperaba.

Nos mantenemos la mirada, con nuestros cuerpos pegados y mi cara separada de la suya con escasos centímetros de distancia.

—Aprovecha la oportunidad, princesa. Esta será la única manera en la que me tendrás tan cerca de ti —susurra, mientras finge que me coquetea cuando afianza más su mano en mi cintura.

—Doy gracias y rezo cada día para que sea así —respondo, desafiándole, sin achantarme a sus palabras.

Poco después, y sin que me dé tiempo a seguir replicando, Alexander estampa sus labios contra los míos con fuerza.

Siento que, por unos segundos, nuestro alrededor desaparece.

Me quedo paralizada, sin saber qué hacer. Esto era lo último que me esperaba que iba a ocurrir cuando llegué al estadio horas antes.

Termino cerrando los ojos y me dejo llevar, cumpliendo mi papel. Mi mano se cuela entre nuestros cuerpos sin ningún pudor, subiendo desde su trabajado torso hasta afianzar mis dedos en su nuca, y corresponderle al beso con energía.

Si voy a hacer esto, lo hago bien y por todo lo alto.

Como si no estuviéramos más pegados, Alexander me acerca más a su cuerpo y aprieta su mano en la cadera, casi en el inicio de mi culo.

Me pongo de cuclillas, intentando llegar mejor a él. Mi boca se abre ligeramente cuando su lengua me pide acceder a esta. Su barba de pocos días, me raspa un poco alrededor de mis labios, aunque no le hago mucho caso.

Mañana esa zona estará algo irritada por culpa de este beso.

Mi mano se desliza hacia su cuello para, poco después, colocar mis dedos en su mentón para atraer su rostro más hacia mí, mientras que la otra que tenía libre, ahora rodea con ella mi nuca.

El corazón me late desbocado, fruto de la adrenalina. Siento como si, de repente, ya no hubiera ruido en la calle. Como si estuviéramos completamente solos.

Nada más lejos de la realidad.

Creo que, al instante, ambos somos conscientes de los constantes ruidos que hacen los teléfonos.

Nos separamos levemente para mirarnos a los ojos. No tardo en recuperar el aire perdido en este beso. Me he dado cuenta que tenemos una forma parecida para besar. Es irónico que, por fin, tengamos algo en común, pero no es, precisamente, de lo que se pueda sacar tema de conversación.

Cuando me fijo en su boca, veo que está ligeramente roja. Creo que ha sido uno de los besos más intensos que he tenido y, además, siendo puro teatro para poder hacer bien esta farsa.

Termino apartando la mirada de él, repentinamente extraña de seguirle teniendo tan cerca. Y, con ello, me doy cuenta de algo que sabía a la perfección que iba a ocurrir, pero que no me había parado a pensar hasta ahora.

Todas las cámaras han fotografiado este momento.

Y, cuando giro la cabeza para observar nuestro alrededor, todos nos están mirando.


.................................

Holaaa!!!! ¿Qué tal el capítulo? ;)

Me ha gustado mucho escribir este capítulo, lo he disfrutado bastante jeje

Este sábado también tendréis nuevo capítulo de Alexander y Ana, pero actualicé para celebrar que su historia ya tiene sus primeras 1k lecturas en el primer mes de publicación, MIL GRACIAS SIEMPRE <3

Nos vemos el sábado ;)

instagram y threads: teenagerwriter_


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro