Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

28. POV

CAPÍTULO SIN CORREGIR

Narra Ana

Saco el pintalabios rosa claro del cajón para terminar de arreglarme. Hoy tengo que asistir a una gala para poder entrevistar a varios famosos que harán acto de presencia, por lo que Alexander no puede acompañarme. Quién sí lo hará será Jake, mi querido cámara y mejor amigo.

Cuando termino de prepararme, salgo del baño hacia la entrada donde Jake se encuentra esperándome. Aprovecho para hacerme una foto sacando morritos para mandárselo a Alexander. '

No tarda en contestarme.

Idiota engreído: Preciosa.

Idiota engreído: Ya me dirás qué tal la gala. Nos vemos luego.

Sonrío al ver cómo le sigo teniendo agregado. No tengo intención de cambiarlo. Me gusta el apodo que le puse ese día, le pega mucho.

Luego, después de la gala, hemos quedado en que Alexander vendrá a mi casa a pasar el rato. Sé que también me irá a recoger cuando yo termine de trabajar, así que todo son ventajas.

—¿Ya estás lista? —llama Jake mi atención.

Alzo la mirada al instante para observarle y asentir.

—Sí, podemos irnos.

—Pues vamos.

Jake me hace un gesto con la mano para que camine yo primero en dirección a la entrada. Mientras que yo cierro la puerta, él llama al ascensor. El evento se encuentra a unos veinte minutos de mi casa, así que no tardamos en ponernos en marcha.

Aprovecho por el camino para revisar mi libreta con algunas preguntas que se me han ido ocurriendo desde que me dijeron que iba a asistir. Lo que me tiene más nerviosa y emocionada es que he conseguido poder hacer una entrevista privada a dos cantantes famosos. Y estoy encantada.

Se tratan de nada más y nada menos que Noa Moore y Archie Harrison. Dos cantantes que no llevan tanto en la industria, pero que han dado un gran salto a la fama con una velocidad impresionante y admirable. Y yo los voy a entrevistar. Estoy muy orgullosa de lo que estoy consiguiendo.

—Te veo emocionada —comenta mi mejor amigo a la vez que me observa de reojo.

Me giro para mirarle.

—¿Cómo no voy a estarlo? He conseguido que me acepten dos entrevistas privadas con dos cantantes que están revolucionando la industria musical. Claro que estoy emocionada —sonrío.

—Te lo mereces. Lo has conseguido con tus propios méritos. Estoy muy feliz por ti —me da un suave golpe en el hombro a modo de cariño sin dejar de observar la carretera.

Sonrío. Esa es nuestra manera de demostrarnos nuestro amor condicional al otro. Lo llevamos haciendo así desde que nos conocimos.

—Me alegro de que me acompañes a esto —le aseguro.

—Yo encantado. Adoro venir a estos eventos aunque sea como camarógrafo.

—Y nada más ni nada menos que de mí. La gran periodista Ana Gómez. La española que ha venido a conquistar Nueva York —bromea.

—Así lo hiciste —me guiña un ojo y yo no puedo evitar reírme.

Cuando ya estamos a punto de llegar a nuestro destino, ambos nos dedicamos a buscar algún sitio libre para poder aparcar el coche de Jake.

Cuelgo el bolso en mi hombro derecho y dejo la libreta y el pequeño micrófono del periódico en la mano izquierda. Jake me dirige hacia el lugar en concreto donde se celebrará el evento. Detrás de que finalice este, tendré mis dos deseadas entrevistas. Sé que gracias a ellas mis artículos tendrán mucho más reconocimiento y no puedo estar más contenta.

Seguimos las indicaciones en cuanto llegamos al edificio y nos disponemos a dirigirnos hacia donde nos dicen que debemos estar para cuando lleguen los famosos. Por suerte no tenemos que esperar mucho tiempo puesto que limusinas negras comienzan a aparecer y parar frente a la alfombra roja. Las voces de los periodistas y los gritos de los fans no tardan en resonar por todo el lugar.

Los primeros que hacen la primera aparición estelar es una de las bandas más amadas y conocidas internacionalmente: TheSerpents4. Los chicos dedican amplias sonrisas y saludan con energía sus fans, consiguiendo que los gritos aumenten por momentos. Paran unos minutos para firmarles autógrafos antes de dirigirse hacia donde nos encontramos los periodistas. No tardo en captar la atención de uno de los integrantes: Alan, el baterista del grupo.

—Buenas tardes, preciosa —me saluda él con un guiño de ojos.

—Buenas tardes, Alan. Me gustaría hacerle varias preguntas para The New York Confidential.

—Por supuesto, reina.

Alan se coloca frente a mí con postura imponente y sin dejar de observarme con curiosidad. Lo que hace que, inevitablemente, me ponga nerviosa. Por suerte, él responde a cada pregunta encantado y dando respuestas bastante elaboradas que me va a servir mucho a la hora de escribir el artículo del evento. Siento en todo momento a Jake a mi lado si dejar de grabar las interacciones que voy teniendo con cada famoso que consigo captar su atención.

Cuando todos ellos ya se encuentran en el interior del evento, ahora nos toca esperar a ambos hasta el momento en el que me llamen para poder hacerles por fin la entrevista a Noa y Archie. El momento no tarda en llegar. Le hago un pequeño gesto a Jake cuando una chica se acerca a mí para comunicarme la sala en la que podré llevar a cabo mi trabajo. Mi mejor amigo no tarda en seguirme, pese a que ahora no podrá grabar, puesto que solo se puede por voz o escrito.

Recibo a Noa con una amplia sonrisa cuando esta se adentra en la sala.

—Buenas tardes, señorita Moore.

—Puedes llamarme Noa —sonríe—. Buenas tardes —agrega poco después.

—Si quiere, podemos empezar la entrevista.

Noa asiente, sonriente.

—Por supuesto.

Cuando me quiero dar cuenta ha pasado alrededor de una hora desde que empecé con Noa y casi media hora cuando continué con Archie.

—Bien, esas serían todas mis preguntas. Gracias por haberme dado la oportunidad para poder entrevistarte. —Archie me dedica una sonrisa encantadora a la vez que se levanta del asiento.

Cuando me quiero dar cuenta ha pasado alrededor de una hora desde que empecé con Noa y casi media hora cuando continué con Archie.

—Bien, esas serían todas mis preguntas. Gracias por haberme dado la oportunidad para poder entrevistarte. —Archie me dedica una sonrisa encantadora.

—Gracias a ti por haberme entrevistado. Estaré pendiente cuando publiques el artículo.

Archie se despide con un apretón de manos antes de que ambos tomemos caminos separados. Jake me sigue muy de cerca hasta que nos quedamos solos en el pasillo.

—Ya puedes gritar para desahogarte —bromea Jake con una amplia sonrisa.

—Eso haré, pero cuando ya esté en mi casa. No quiero que ahora me vea nadie haciendo eso. Van a pensar que estoy loca.

—Bueno, eso no es una mentira —me molesta.

Le doy un suave golpe en el brazo y él forma una mueca fingiendo que le ha dolido.

—No seas dramático.

Sonríe ampliamente.

—Venga, vamos a la gala que nos echarán de menos.

Niego con la cabeza, pero vuelvo a formar una sonrisa divertida.

—Seguro que sí.

──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

Tal y como Alexander me prometió, cuando el evento llega a su fin casi a comienzos de la noche, él me está esperando al final de la calle donde puede pasar un poco más desapercibido.

A pesar de que su rostro está tapado por unas gafas de sol y una gorra, no puedo evitar fijarme en lo atractivo que es y lo bien que le queda lo que lleva puesto: pantalones azules cortos anchos y una camiseta negra que se ajusta a sus músculos.

—Hola, princesa —me saluda junto con una sonrisa ladeada a la vez que coloca su mano en mi cintura y tira de mí hacia él.

—Hola, señorito arrogante —bromeo.

—¿Señorito arrogante? ¿Ese es el apodo que me pusiste? —Alza ambas cejas y yo me esfuerzo en no reírme.

—En realidad, no. Es otro.

Obviamente no le voy a decir que en realidad es: "Capullo arrogante".

—Ah, ¿sí? ¿Cuál? —Me besa la mejilla poco después. Sé que intenta chantajearme.

Me alejo un poco para mirarle a los ojos.

—No te lo voy a decir. De momento.

Sonríe.

—¿Seguro?

—Por supuesto —afirmo.

—No me digas eso —protesta, pero sigue manteniendo su sonrisa.

—Quizás te lo diga luego... en mi apartamento. —Le guiño un ojo antes de pasar por su lado para adentrarme en el coche.

Formo una sonrisa cuando veo la mirada que me dedica tras haberse subido el también. Me encanta provocarle y ver cómo reacciona.

—A tu casa, entonces, ¿no?

Me muerdo el labio inferior.

—Sí. Me apetece estar tranquila.

Me mira fijamente por unos segundos antes de asentir y arrancar el coche.

—¿Qué tal la gala?

—Maravillosa. Ha estado genial. He conseguido entrevistar a varios famosos al inicio, como Alan, el baterista de la banda TheSerpents4 —asiente al instante, reconociéndole—. Y luego he podido hacerles una entrevista privada a Noa Moore y Archie Harrison.

—¿Son los dos cantantes que no para todo el mundo de hablar de ellos?

—Sí, esos mismos. Y yo los entrevisté —me señalo y sonrío con orgullo.

—Esa es mi chica —me giro de golpe para mirarle con sorpresa ante su comentario.

Él continúa mirando a la carretera como si la forma en la que me ha llamado no haya conseguido revolucionar a mi corazón. Veinte minutos después ya nos encontramos saliendo del coche para dirigirnos a mi edificio.

Alexander es el primero en entrar cuando abro la puerta del apartamento.

—Ahora vengo. Necesito ir al baño —comento, dejándole atrás tras haber cerrado la puerta.

Después de haber hecho mis necesidades, compruebo de que mi maquillaje no se haya ido de su sitio y que esté lo mejor posible antes de volver a salir al encuentro de Alexander. Me cepillo un poco el pelo con las manos por el camino para asegurarme de que este está bien.

—¿Quieres algo de beb...? —interrumpo la frase cuando me percato que Alexander no está en el salón. Tampoco en la cocina—. ¿Alexander? —alzo la voz.

—En la habitación. —Frunzo el ceño. ¿Qué hace ahí?

Me doy media vuelta hasta llegar a mi cuarto. La puerta se encuentra ligeramente abierta, dándome la pista de que realmente Alexander si está dentro.

—¿Qué haces aquí? —no tardo en encontrarle frente a las grandes ventanas que decoran mi habitación. Estas ocupan toda la pared por completo, es por una de las razones por las que escogí este apartamento. Adoro tener todas las vistas de gran parte de Nueva York. Es genial.

—Me encantan los ventanales —comenta sin apartar la vista de ellos.

Mis ojos se desvían unos segundos para recorrerle de arriba abajo antes de acercarme a donde se encuentra para colocarme a su izquierda. Me mira brevemente antes de seguir observando el paisaje.

—Tienes buenas vistas —agrega.

—¿A que sí?

Y para hacerlo con doble intención mi respuesta, le miro con descaro de arriba abajo. Él no tarda en corresponderme el gesto con una sonrisa ladeada pintada en su rostro.

—Qué bien juegas.

—Soy la mejor —respondo con arrogancia.

—¿Seguro?

Alexander da unos pasos hacia atrás para poco después colocarse detrás de mí. Mi corazón se agita al instante por no saber qué es lo que quiere hacer. O por lo que quiero que haga.

Siento su respiración contra mi cuello cuando aparta mi cabello hacia un lado.

—¿Alguna vez te han follado contra unos preciosos ventanales? —susurra en mi oído, mandando escalofríos por todo mi cuerpo.

Mi respiración se entrecorta cuando le escucho hablar de esa manera.

—No —termino por decir como puedo.

—Ya es hora de cambiar eso, ¿no crees? —conforme habla, sus dedos recorren con lentitud desde mi cuello hasta ir serpenteando hacia abajo.

En todo momento siento sus dedos clavándose en cada zona que toca. Mi mano termina colocándose sobre la suya para dirigirla de nuevo hacia arriba, justo en mis pechos. Casi puedo sentir como Alexander sonríe.

—¿Cuánto tiempo llevas queriendo que te vuelva a tocar? —me susurra después de girarme de golpe para quedar cara a cara con él.

—¿Por qué quieres saberlo?

La mano que tengo sujetando termina por meterse en el interior de mi camiseta para apretar por encima de mi sujetador uno de mis pechos.

—Para saber con que nivel de intensidad tengo que tocarte.

Relamo mis labios por la promesa en sus palabras. Sus ojos se han oscurecido levemente antes de que se acerque a mí y me bese, consiguiendo que mi respiración se entrecorte antes de seguirle.

Mis brazos rodean su cuello y mis piernas su cadera. Sus dedos aprietan mis muslos sin ningún tipo de delicadeza a la vez que sus dientes atrapan mi labio inferior y tira de él con suavidad.

—Quiero que me toques sin ningún tipo de delicadeza, Alexander —termino por responderle.

Parece que ese es incentivo suficiente como para que me deje de nuevo en el suelo y se deshaga de mi camiseta con rapidez a la vez que sus manos ataquen mi pecho al instante sin dejar de atender a nuestro beso. Mis dedos se enredan en su cabello y le acerco mucho más a mí.

Termino por alejarme un poco de él para deshacerme de su camiseta. Alexander me dedica una sonrisa ladeada.

—¿Ahora tienes buenas vistas?

—Por supuesto —afirmo.

Alexander, sin dejar de mirarme, se agacha hasta que su cabeza queda frente al inicio de mi pantalón. No tarda en ir desabrochándolo hasta deslizarlo por mis piernas y deshacerse de él. Mi sujetador es el siguiente en caer el suelo. Por lo que solo termino llevando puesto mis bragas.

—Creo que no estamos en igualdad de condiciones —comento.

—¿Tú crees? —responde a la vez que se incorpora.

Sonrío antes de dar un paso en dirección y ser yo ahora quién me voy agachando con lentitud a la vez que mis manos recorren su cuerpo. Sin ningún tipo de prisa, hago lo mismo que él y me deshago de sus pantalones hasta que Alexander queda solo con los boxers puestos.

—¿Así mejor?

Asiento con una sonrisa.

—Sí.

Alexander se lanza en mi dirección para besarme con fuerza y energía a la vez que una de sus manos juguetea en el inicio de mi braga antes de adentrarse en ella. Jadeo contra su boca cuando sus dedos se mueven por mi zona tal y como él sabe que a mí me gusta.

Sin quedarme atrás, mi mano se adentra en el interior de su bóxer y rodear su creciente y grande erección. Veo como Alexander cierra los ojos y suspira ante mi contacto. No puede gustarme más su reacción.

De un tirón, Alexander me deja completamente desnuda. Poco después él también bajo su propia iniciativa. Él vuelve a atacar mis labios sin ningún tipo de pudor.

Sin que me lo espere, sus manos rodean mi cintura y me hace girar hasta que quedo de espaldas a él. Alexander se termina de acercar hasta quedar pegados por completo. Al instante siento como su erección choca con mi culo. A él no parece importarle. En cambio se dedica a llevar sus manos hasta mis pechos y apretarlos antes de bajar sus manos hasta la cara interior de mis muslos. Cierro los ojos y gimo cuando sus dedos se frotan ahí, dándome placer.

Aunque para mi desgracia para los movimientos y me hace caminar hacia la gran ventana, donde la ciudad se alza bajo cada iluminación puesto que ya ha anochecido, dando una vista impresionante.

—Quiero que apoyes las manos en los cristales y te inclines un poco, princesa —pronuncia con la voz ronca a la vez que se aleja por unos segundos de mí y buscar algo en específico. No hace falta que me gire para saber qué es.

Su boca vuelve al ataque, esta vez dándome pequeños besos en mi cuello y detrás de la oreja, mientras que sus manos se encargan de colocarse el preservativo en su erección.

Me da un beso en el hombro antes de que él me incline un poco más hacia delante, contra el ventanal y recorra con su miembro mi entrada, provocándome.

—Alexander... —le amenazo bajo un jadeo.

Su mano termina por agarrar mi cadera con fuerza antes de introducirse de golpe y sin piedad dentro de mí. Al instante, ambos soltamos un sonoro jadeo. Mis dedos se agarran como pueden al cristal cuando Alexander comienza a moverse con rapidez. Agarro uno de mis pechos cuando ambos se mueven hacia delante y hacia atrás fruto de nuestros movimientos.

Alexander hace que ambos nos pongamos de rodillas en el suelo, sin dejar de mirar a través del cristal. Yo me inclino hacia delante hasta tocar mis pechos contra el suelo y dejo que mis manos se coloquen debajo de mi barbilla a la vez que mi culo se encuentra alzado para el chico que tanto deseo. Alexander no desaprovecha la oportunidad y continúa penetrándome con tal fuerza y rapidez que consigue volverme loca. Siento como mi pelo se pega a mi espalda, aunque él lo arregla al instante cuando recoge cada mechón hasta formar una coleta con su mano.

Lo único que se escucha en la habitación son el ritmo constante de nuestros choques, la respiración acelerada y los jadeos de ambos. Y eso no puede excitarme más.

Con unas últimas estocadas, Alexander consigue que llegue, seguido muy de cerca de él. Nos quedamos en silencio y él no sale de dentro de mí hasta que ambos estamos lo suficientemente serenos y con la respiración calmada como para mirarnos de nuevo cara a cara.

—Ven, vamos al baño a limpiarnos. —Su mano agarra la mía y tira de mí para conducirnos a ambos a este.

Soy la primera en pasar y miro mi aspecto en el espejo. Él no tarda en colocarse detrás de mí y observarme a través de él antes de apartar mi cabello hacia un lado.

Alexander deja un reguero de sus besos en mi espalda y yo observo sus movimientos a través del espejo. Lo único que puedo pensar es lo bien que combinamos juntos y lo mucho que me gusta ver esta escena.


............................

Hola, niñas! ¿Qué tal este capítulo intensito? ;)

Siento no haber publicado ningún capítulo la semana pasada, estuve de vacaciones en la playa y no tuve nada de tiempo para escribir.

Aún así, esta semana os esperan dos capítulos más (jueves y sábado), de eso ya tenéis la info en mi instagram: teenagerwriter_

Nos vemos prontito ;)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro