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23. INTRO (END OF THE WORLD)


Narra Ana

Cualquiera diría a la Ana de hace unas semanas que le aceptaría una quedada al mismísimo Alexander Jones. Aquel hombre de imponente presencia que le trató de cualquier forma menos bien en la gala donde se conocieron.

Y es que, tal y como me dijo antes de irse de mi casa ayer, me ha propuesto quedar. Y además, nada más y nada menos que para ir a su casa.

Aunque cuando mis nudillos chocan con la puerta de su apartamento y Alexander no tarda en aparecer frente a mí, me quedo bloqueada y olvidando todo el discurso que me había preparado para decirle.

—Hola —pronuncio tras unos incómodos segundos en silencio donde la única manera en la que nos comunicamos es con la mirada.

—Hola. Pasa.

Alexander se hace a un lado, y sin dejar de apoyar su mano en el pomo, me hace un breve gesto para indicarme que me adentre. Siento sus ojos puestos en mí cuando le doy la espalda y camino por el pasillo.

Inevitablemente, mis ojos recorren cada esquina que voy descubriendo de su apartamento, puesto que es la primera vez que vengo. Todo se encuentra perfectamente ordenado, para mi sorpresa. No había imaginado que Alexander fuera así. Aunque una vez más puedo comprobar que las apariencias siempre engañan.

Agarro con fuerza el bolso entre mis manos cuando me giro para mirarle con el corazón martilleando con fuerza contra mi pecho. Tengo un nudo en el estómago que parece no querer irse en cualquier momento. Me lleva ocurriendo esto desde hace un par de semanas con Alexander.

Y ayer supe el significado de eso, solo que no quería admitirlo. No deseaba admitir lo que poco a poco me iba pasando respecto a él.

Suelto un pequeño suspiro tembloroso, fruto de los nervios que siento cada vez que tengo demasiado cerca de Alexander. Este hace un breve recorrido con sus ojos por su apartamento antes de posarlos en los míos.

A pesar de todo lo que tenía pensado decirle desde que supe que hoy nos íbamos a ver, ahora soy incapaz de pronunciar todo eso en voz alta. No encuentro la voz para hacerlo.

—Tenemos que hablar de lo de ayer —termina diciendo él por los dos.

Me relamo el labio inferior con nerviosismo. Gesto que no pasa inadvertido por Alexander cuando vuelve a acortar la distancia que hay entre ambos.

—Sí —afirmo con la máxima confianza posible.

—O podemos no hacerlo —tantea a la vez que su mano roza mi hombro derecho.

—Pero deberíamos —le contradigo a la vez que mi corazón amenaza con salirse del pecho.

No me esperaba eso. De verdad que no. Es por eso por lo que consigue desbaratar todo mi sistema nervioso.

—Deberíamos... O podemos cagarla más y hablar de ello después.

Entreabro los labios por la sorpresa y me mantengo en silencio sin saber qué hacer. Alexander se relame los labios sin dejar de mirarme.

Nos quedamos quietos, como si alguno de los dos esperara que el otro dijera o hiciera algo. Nada.

Entonces, como si eso terminara de hacer que Alexander decidiera, su mano vuela hasta colocarse en mi nuca y tirar de mí con energía para besarme con fuerza. Gimo por la sorpresa antes de corresponderle sin dudarlo.

Mentiría si dijera que no estaba deseando desde ayer que lo volviera a hacer.

Cierro los ojos y me dejo guiar por los movimientos ansiosos de su boca y con la energía en la que sus manos me agarran y me acorrala contra la pared.

—Alexander... —su nombre se escapa de mi boca. Demostrándole, de nuevo, lo mucho que deseo esto.

Su lengua se encarga de recorrer cada esquina de mi cuello antes de volver a atacar mi boca con fiereza.

Besar a Alexander es una mezcla de electricidad, fiereza y tal punto de pasión que hace que todo mi cuerpo esté receptivo para él en tan solo unos segundos.

Claro que deseo esto.

Le deseo a él.

Mi cuerpo y mi cabeza toma el control por mí y mis manos se deslizan hacia el final de su camiseta para tirar con impaciencia hacia arriba, indicándole lo que deseo. Alexander no tarda en comprenderlo y se separa un poco de mí para que yo pueda continuar el recorrido de mis manos hasta deshacerme por completo de su camiseta.

Al instante, mi mano serpentea desde sus clavículas, bajando hacia sus pectorales y continuando el recorrido hasta el comienzo de su pantalón, dejando estas ahí para provocarle. Sé lo mucho que le gusta y me lo confirma por completo ahora.

Le encantan que le provoquen.

Le encanta que yo le provoque.

Y eso hace que me vuelva mucho más loca. Le quiero por completo y a mi entera disposición. No hay nada que quiera más que este momento con Alexander.

Decido tomar el control y pongo mi mano sobre su pecho a la vez que le muerdo con suavidad el labio inferior.

—Siéntate en el sillón —ordeno con la imperiosa necesidad de sentarme encima de él.

—Eres una mandona —jadea cuando mi mano se desliza muy levemente por dentro de su pantalón.

—Pues bien que te encanta —afirmo con certeza.

Alexander gime dándome la razón.

—Sí, me encanta, sí.

Consigue hacerme sonreír, triunfante.

Termina haciéndome caso y sin separar su boca de la mía, caminamos a ciegas hacia este, puesto que ninguno de los dos quiere despegarse del otro.

Es demasiada tensión acumulada entre ambos y necesito solucionar esto cuanto antes.

Deseo solucionar esto ya.

Quizás sea por eso lo que me tiene pensando en él cada día.

Quizás es por eso, sí.

Alexander no tarda en sentarse y yo me acomodo sobre él con todo el descaro del mundo. Al fin y al cabo, ¿por qué debería demostrar vergüenza cuando deseo hacer esto con él? Y, además, está claro que Alexander desea tanto esto como yo.

Mis piernas le acorralan por completo y sus manos se apoyan al instante en mi culo para, segundos después, apretarlo y tirar de mí hacia él.

Le dedico una pequeña sonrisa pícara antes de apoyar las manos en sus hombros y sentarme por completo sobre él. Sus ojos se mantienen fijos en los míos cuando decido tomar la iniciativa y comenzar a moverme con círculos y movimientos lentos sobre él

—Joder, Ana —refunfuña a la vez que cierra los ojos y deja caer la cabeza hacia atrás y aprieta sus manos con más fuerzas sobre mi cadera para seguir los movimientos para que ambos podamos sentirlo mucho más.

Me muevo hacia adelante y atrás en sincronía de la misma manera en la que Alexander también comienza a mover la cadera. Este, sin poder aguantar, sus manos terminan deslizándose hacia arriba para ir subiendo con delicadeza pero con rapidez mi camiseta hasta deshacerse de ella por completo. Al instante, mis pechos quedan al descubierto.

—¿No llevas puesto el sujetador? —murmura con sorpresa sin apartar los ojos de estas.

Sonrío con diversión.

—Hoy no me apetecía.

Alza la mirada brevemente para dedicarme una sonrisa ladeada.

—Chica lista... muy lista —susurra más para sí mismo que para mí, aunque le escucho igual.

Sus manos masajean con ganas y experiencia mis pechos, tal y como hizo la primera vez en el baño donde nos encerramos en la gala.

Alexander tiene una forma de tocarme que me encanta. Es como si supiera en todo momento lo que a mí me gusta, como si ya lo hubiera hecho mil veces.

Es increíble.

—Princesa, me gustaría devolverte lo que tú me hiciste a mí en el baño —me dice cuando se acerca a mi oído.

—No tienes por qué hacerlo —comento, por mucho que me encantase la idea. Tampoco quiero hacerle ver que es una obligación.

—Pero quiero hacerlo. Deseo hacerlo —remarca la palabra a la vez que su mano baja por el interior de mi pantalón.

Cuando comprueba de que le acepto la propuesta, Alexander me agarra y me hace girar con una agilidad y facilidad que me deja impresionada. Ni siquiera me ha hecho falta levantarme, puesto que él nos ha cambiado de postura en tan solo un pestañear y sin ningún esfuerzo.

Con una sonrisa ladeada en su rostro, Alexander se aleja un poco de mí para empezar a descender con un rastro de besos hasta llegar al comienzo de mi pantalón. Siento que un nudo se forma en mi estómago, a la expectación de lo que está a punto de ocurrir.

Sin apartar sus ojos de los míos, Alexander desabotona el pantalón hasta deshacerse de él por completo. Poco después, repite el mismo gesto con lo único que me tapa.

Contengo el aliento sin dejar de mirarlo. Él parece divertirse mucho. Sus manos vuelven hasta mis pechos para apretarlos suavemente y poco después comenzar a descender dejando suaves caricias por cada parte de mi cuerpo hasta apoyarse en mis muslos.

Alexander no tarda en agarrarme de las piernas y posarlas sobre sus hombros aun manteniendo nuestros ojos fijos en el otro, haciendo que todo esto se vuelva mucho más erótico que la primera vez. El cálido aliento sobre mi punto consigue que una pequeña electricidad se instale en mi estómago, a la espera de que lo haga.

Quiero que lo haga.

Me dedica una sonrisa ladeada cuando se percata de mi deseo, de lo que quiero que haga. Para provocarme posa sus labios en la cara interna de mi muslo derecho y poco después repite el mismo gesto en el izquierdo.

—Alexander... —me lamento en un susurro apenas inaudible, pero sé que lo ha escuchado cuando vuelve a sonreír y por fin cumple mi deseo.

Su cara se esconde entre mis piernas y cumple su promesa. Cierro los ojos y jadeo cuando es su lengua la que toma el control de todo.

Aunque no es eso lo que consigue volverme loca por completo, no.

Lo consigue cuando su lengua vuelve a retomar su recorrido por toda mi zona y se acompaña al instante de sus dedos para hacerme ver que está bajándome el cielo para mí. Cierro los ojos y mi mano se lanza hacia su pelo para que continúe con sus movimientos con la lengua.

Me encanta esto.

Me encanta lo que me está haciendo sentir.

—Alexander...

—Me encanta cuando dices mi nombre —murmura con la voz ronca cuando se separa un poco de mí antes de continuar de nuevo.

Es cuando siento que un escalofrío recorre todo mi cuerpo que me hace saber que estoy a punto de llegar. Y sé que Alexander lo sabe por la forma en la que aumenta el ritmo de sus movimientos.

Y junto con su nombre en mi boca, me dejo ir.

Mantengo los ojos cerrados intentando controlar la respiración y el corazón aún desbocado por lo que acaba de pasar.

Suelto un pequeño chillido de sorpresa cuando, segundos después, siento que Alexander me rodea con sus brazos y me levanta del sillón con facilidad.

—¿A dónde me llevas? —río, divertida, pero deseosa de seguir con lo que estábamos.

—No tengo ninguna intención de ir deprisa contigo, princesa. Ya tuve que hacer eso en el baño la primera vez, no pienso estar de esa manera ahora. Quiero disfrutarte —comenta en mi oído, mandando un escalofrío que consigue recorrer cada esquina de mi cuerpo, desde la cabeza hasta los pies.

Apenas puedo ver con exactitud a donde me lleva, pero cuando nos adentramos a un cuarto y me gira, puedo comprobar que ahora estamos en su habitación.

Alexander me deja sentada en el borde de la cama y yo desabrocho su pantalón con impaciencia. Tiro de su brazo cuando ambos estamos desnudos por completo y él ya ha agarrado un envoltorio, y le hago que se siente también en la cama.

No tardo en acaparar su boca con la mía y recorrer con mis manos todo su cuerpo. De arriba abajo. Empujo con suavidad su pecho para que se deje caer en la cama y vuelvo a apresarle con mis piernas para subirme encima de él. Al instante, sus manos caen en mi cadera y me da un apretón.

—Venga, nena, quiero ver cómo me cabalgas.

Le dedico una sonrisa ladeada.

—Tus deseos son órdenes.

Tras colocarle el preservativo no tardo en acomodarlo en mi entrada y dejarme caer sobre él sin esperar ningún segundo más. Al instante escucho como Alexander gime y yo suelto un largo suspiro a la vez que espero unos segundos para acomodarme sobre su longitud antes de empezar a moverme.

A pesar de que él me agarra con fuerza en la cintura, me deja que solo yo tenga todo el control de los movimientos, dándome por completo la libertad de hacer lo que quiera. Apoyo las manos en su pecho antes de mover mi cadera en círculos y movimientos sincronizados hacia los lados y hacia delante y detrás. Doy suaves pero rápidas estocadas contra él y lo único que se escucha en la habitación son nuestros jadeos y respiraciones al igual que el golpeteo de nuestros cuerpos entre sí.

Me muevo con más rapidez cuando el conocido escalofrío recorre mi cuerpo hasta un punto en concreto, justo donde Alexander y yo nos unimos.

Alexander me azota con suavidad en unas de mis nalgas antes de ayudarme con los movimientos para hacerlos más rápidos y duros.

—Joder, sigue así, nena —gime él a la vez que sus manos llegan de nuevo a mis pechos y los atiende con energía, haciendo que mi cabeza caiga hacia atrás por el placer.

Alexander es el primero en terminar, aunque sus movimientos no cesan hasta que, segundos después, yo también acabo. Me dejo caer sobre su pecho y cierro los ojos a la vez que me encargo de intentar controlar mi agitada respiración. Su mano me acaricia el pelo a la vez que la otra se mantiene en mi cintura.

—Voy al baño a limpiarme —pronuncio varios minutos después de haber estado ambos en silencio.

Alexander me indica donde se encuentra antes de que yo desaparezca de la habitación tal y como me trajeron al mundo. Total, ¿por qué tener vergüenza ahora si hace unos minutos ya me había visto cada esquina de mi cuerpo por completo?

—Entro un momento para limpiarme yo también. —dice cuando salgo yo de este minutos después.

Me tumbo en la cama y miro al techo a la vez que me tapo un poco con las sábanas.

—Tenemos que hablar de esto, Alexander —pronuncio en cuanto él vuelve del baño.

Alexander se lanza a mi lado en la cama antes de hacer suaves caricias en mi estómago. Consiguiendo de nuevo que un escalofrío recorra cada esquina de mi cuerpo.

—Más tarde —responde con su voz algo ronca.

—Alexander... —advierto porque ambos sabemos que esa conversación es muy necesaria.

—Ana...

Suspiro, rendida.

—Bien. Vale. Pero luego no podrás atrasarlo más —le amenazo.

Alexander levanta como puede ambas manos a modo de rendición.

—Tú mandas, princesa.

Formo una pequeña sonrisa sin que él lo vea al escuchar el apodo. Hace un tiempo que me dejó de desagradar ese mote, aunque no entiendo el significado de este.

Termino acomodándome sobre su brazo y me relajo. Ninguno de los dos habla, pero no hace falta. Poco después siento como me relajo por completo antes de quedarme dormida.


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Holaaa!! ¿Qué tal el capítulo? ;)

Capítulo intensito como recompensa de mi pequeña desaparición. Solo era porque tuve un pequeño bloqueo, pero estaré escribiendo a tope para traer muchas más actualizaciones ;)

Nos vemos la semana que viene <3

instagram: teenagerwriter_

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