18. ONE LAST TIME
ATENCIÓN: CAPÍTULO SIN CORREGIR
Narra Ana
Me remuevo en la cama a la vez que intento desperezarme y despertarme por completo. Hace unos minutos que la alarma de mi móvil ha sonado, pero he sido incapaz de moverme más que darme la vuelta de nuevo para volver a cerrar los ojos.
Paso las manos por estos y poco a poco los voy abriendo hasta que doy con una cara que se encuentra tan cerca de mí que casi chocamos. Alexander está casi pegado a mi rostro. Cuando bajo la mirada, me percato que las almohadas han desaparecido. Deben de estar tiradas en el suelo.
Lo que me sorprende no es que sea el hecho de que hayamos quitado la barrera, sino lo cercanos que estamos con el otro y cómo nuestros rostros están a tan solo unos centímetros separados. Casi puedo sentir su aliento chocar contra mí.
Como si el mundo quisiera que ambos presenciáramos la escena, Alexander comienza a abrir los ojos, sin que me dé tiempo a mí de apartarme.
Ambos nos quedamos paralizados, sin decir nada.
Ninguno de los dos aparta la mirada del otro, lo que hace esto algo más extraño de lo que ya está siendo. Intento rememorar todo lo que pasó anoche hasta el momento en el que le dije que podía dormir conmigo. Cuando desvío la mirada hacia abajo descubro su pecho desnudo. Aparto los ojos con rapidez.
Sin que pueda a llegar a decir nada, me aparto con rapidez y me levanto para ir al baño. Así dejo que él se cambie de ropa antes de que yo lo haga.
Cuando termino de asearme, voy guardando todas las cosas en mi neceser, ya que, según me dijo Alexander, nos iremos en tres horas de vuelta a Nueva York.
Al adentrarme de nuevo en la habitación, veo que él se ha enterado de mis intenciones cuando le he dejado solo, ya que está completamente vestido y guardando las cosas en la maleta. Termino haciendo yo lo mismo.
—¿Ya estás lista? —Alexander es el primero en romper el silencio.
Termino de cerrar la cremallera y asiento.
—Sí.
Alexander observa todas mis cosas para poco después apartar la mirada y dejar su maleta en el suelo.
—Bien. Ya nos están esperando para ir hacia el aeropuerto.
Me cuelgo la mochila en el hombro derecho y le miro brevemente.
—Pues entonces, vamos.
Soy la primera de los dos en salir, dejando que Alexander cierre la puerta de la habitación donde han ocurrido varios incidentes entre ambos. Cuando nos adentramos en el ascensor, ninguno de los dos se atreve en decir nada sobre lo ocurrido hace un rato. Mucho mejor así.
Levi es el primero que se percata de nuestra presencia cuando llegamos a recepción. Nos dedica una amplia sonrisa a ambos, pero no se que ve que comienza a cambia y nos mira con mucha curiosidad. Veo de reojo a Alexander, pero este no parece mostrar ningún indicio de lo que nos ha pasado hoy al despertarnos. Intento que a mí tampoco se me note, pero es un poco complicado; no para de aparecer ese momento en mi cabeza y no me gusta nada.
—Buenos días, chicos, ¿qué tal la noche? —nos pregunta en cuanto nos colocamos a su lado.
Siento como Alexander me mira antes de fijar sus ojos en Levi de nuevo.
—Bastante... tranquila —comenta antes de carraspear.
Mis mejillas arden ligeramente ante su comentario, para mi sorpresa.
Levi nos mira con curiosidad a la vez que forma una pequeña sonrisa divertida.
—Con que tranquila, ¿eh? La cara de Ana no parece decir lo mismo —nos molesta.
Alexander vuelve a girarse para mirarme y ver qué es lo que ha visto su mejor amiga. Pongo mi cara más seria antes de centrarme en él.
—No sé de qué me hablas —digo con disimulo.
—Claro.
Y con eso se corta la conversación ya que me llaman para devolver la llave, gracias al mundo. Esta se estaba volviendo muy rara y agradezco la interrupción.
Me encuentro con Jane en el autobús cuando salimos del hotel, listos para volver a Nueva York. Tal y como hicimos en el viaje de ida, nos quedamos juntas desde el autobús hasta la llegada del aeropuerto. Aunque sí que es verdad que en el avión se han unido Matthew y Wyatt a nuestra charla, cosa que ha causado que hayamos hecho un pequeño círculo para terminar hablando de cada tema que se nos ocurría.
En este caso sobre las mejores bebidas para tomar de fiesta.
A lo que, un rato después, Alexander y Levi se nos han terminado uniendo. El primero mantiene sus ojos en mí, aunque yo evito mirarlo. Porque si lo hago, sé que se me va a venir a la cabeza lo de esta noche y esta mañana.
Esto es un verdadero lío.
Sea lo que sea que me esté pasando es un problema.
Un verdadero problema.
──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────
Saludo con una amplia sonrisa a Rike en cuanto llego a las oficinas. Él no tarda en devolverme el gesto. Después de haber pasado un fin de semana lleno de entretenimiento con el viaje del partido y un poco de descanso el domingo, tengo que volver a la rutina.
Dejo el bolso a un lado del escritorio y saco mi ordenador, lista para trabajar.
—¿Qué tal el fin de semana? —me pregunta con curiosidad.
—Algo movidito, pero bien.
—Vi que fuiste al partido del equipo de tu novio en Otah, ¿es cierto? —pregunta con curiosidad.
—Sí, estuvo muy bien —afirmo.
—Y ganador —añade.
—Sí —sonrío.
—Me alegro de que te lo pasaras bien —comenta con timidez antes de volver a su mesa para ponerse a trabajar.
Le observo con confusión antes de comenzar con un nuevo artículo. Pero, justo cuando voy a ello, recibo una notificación de ello.
Capullo engreído: ¿A qué hora salías del trabajo?
Arrugo el entrecejo antes de contestar.
Ana: A las ocho, ¿por qué?
Capullo engreído: Tengo que pasarme por la oficina de tu jefe. Es para ir sobre esa hora y así te recojo.
Ana: ¿Para qué tienes que venir?
Capullo engreído: Estaré allí alrededor de las ocho.
Me acaba de ignorar. Genial. Bueno, luego intentaré sonsacarle información.
El trabajo pasa más rápido de lo esperado. La verdad es que estoy muy contenta porque he conseguido escribir más artículos de lo que suelo hacer normalmente. Parece que sí me ha venido mejor el fin de semana de lo que pensaba.
La mirada se me desvía hacia la zona del ascensor cuando Alexander entra y acapara todas las miradas. Incluida la mía. En cuanto él me encuentra a la vez que camina hacia el despacho del director, me guiña un ojo. No puedo evitar sentirme nerviosa por su gesto.
Me aclaro la garganta y le doy la espalda para terminar de guardar las cosas. Cuando miro al frente, Rike me observa en silencio. Le dedico una pequeña sonrisa.
Rike termina colocándose a mi lado cuando ve que no me voy, a pesar de haber terminado ya de trabajar.
—¿Estás esperando a tu pareja? —cuestiona, apoyándose en la mesa para terminar de guardar las cosas en su cartera.
Asiento.
—Sí.
Me coloco frente a él y aprieto mi bolso.
—¿Cómo te ha ido con los artículos de hoy? —pregunto para cambiar de tema.
Sonríe.
—La verdad es que muy bien. He estado muy productivo y he escrito mucho más.
—A mí me ha pasado lo mismo —afirmo.
—Parece que este fin de semana nos ha sentado bien a ambos.
Asiento.
Me percato de como Rike abre la boca para hablar, pero al instante, la vuelve a cerrar cuando mira a la persona que hay detrás de mí.
Cuando me giro levemente, Alexander me agarra por la cintura y tira de mí para darme un beso casi en el comienzo de la comisura de mis labios. Me quedo paralizada por unos segundos antes de reaccionar y poner mi mejor sonrisa y apoyar la mano en su pecho.
—Hola —habla a la vez que observa a un Rike con las mejillas rojas.
—Hola, ¿qué tal' —murmura Rike avergonzado a la vez que intenta ser amigable.
Yo, mientras tanto, sigo muda por el gesto de Alexander. Su mano me aprieta la cintura cuando le miro de reojo. Parece que se ha percatado de que le observo.
—Bien. Con ganas de estar con mi novia a solas y llevarla a cenar.
Entrecierro mis ojos en su dirección ante su respuesta.
—Ah, eh... os dejo a solas —responde a la vez que se rasca la cabeza antes de mirarme—. Nos vemos mañana, Ana.
Asiento y le sonrío como disculpa.
—Hasta mañana, Rike.
Alexander y yo no tardamos en llegar al ascensor. En cuanto estoy segura de que no nos pueden escuchar, me giro para encararlo. Al momento, Alexander termina de romper el contacto de su mano en mi cintura.
—¿Por qué hiciste eso? —cuestiono, confusa.
—¿Y por qué no? Él te estaba devorando con la mirada. —Pongo los ojos en blanco, pero sonrío.
—No hace falta que te pongas celoso. Te entiendo, mírame —me señalo.
Ahora es su turno de poner los ojos en blanco, pero casi puedo ver como sonríe.
—Pensaba que yo era el egocéntrico de los dos.
—También. Pero no te preocupes, cielo, solo tengo ojos para ti. —Le guiño un ojo.
Me mira con el entrecejo fruncido.
—Seguro que sí.
Llevo la mano hacia su mentón para darle una suave caricia cuando se abren las puertas del ascensor y hay personas esperando.
—No te pongas celoso, cariño —le murmuro para que solo lo oiga él.
Narra Alexander
Le abro la puerta del coche a Ana para que se siente y acto seguido me adentro en el del conductor.
—¿Al final me llevarás a cenar? —Me dedica una sonrisa inocente.
Alzo una de la comisura de mis labios antes de arrancar el coche.
—¿De comida rápida?
—Como prefieras. —Se encoge de hombros.
La miro brevemente.
—Te estoy preguntando para que elijas que es lo que te apetece. Yo te invito.
Se muerde el labio inferior, pensativa. Vuelvo la mirada al frente y me intento concentrar.
—Comida rápida me parece bien —asiente.
—Bien, pues vamos.
Creo que hay uno cerca de su casa. O eso me parece haber visto. Quince minutos después, lo confirmo.
—¿Prefieres comer en el coche o ahí dentro? —pregunto.
—O en mi casa —agrega.
La miro fijamente y en silencio.
—Vale.
Ana me observa, pero yo me concentro en entrar por la zona para pedir con el coche. Nos mantenemos en silencio cuando esperamos a nuestro pedido tras haber pagado. Le respondo con un agradecimiento cuando el trabajador no tarda en darme la comida.
Al instante, conduzco a su casa. La cual, ya sé ir de memoria. Ana mantiene las bolsas en su regazo a la vez que observa la ventana con tranquilidad.
Evito desconcentrarme y miro al frente con el ceño fruncido.
Tardamos cinco minutos en encontrar un sitio. Cuando cierro el coche, me coloco al lado de Ana y le robo las bolsas para que no los lleve ella. Me dedica una sonrisa amable. Un gesto que me sorprende, la verdad.
Ana abre las puertas y nos adentramos en su piso minutos después.
—Pasa. Perdona si la casa está desordenada. No me ha dado tiempo a colocar todo —comenta con vergüenza.
—Tranquila.
Conforme vamos caminando, ella enciende las luces.
—Dejas las cosas en la mesa —señala la que está colocada en el salón.
Asiento.
Ella desaparece unos instantes en la cocina antes de llegar con las bebidas. Mientras tanto, yo saco todas las cosas para poder cenar. Ana se coloca frente a mí en el suelo y con las piernas en indio. Me fijo en como se coloca el mechón del pelo detrás de la oreja para que no le moleste. Aparto la mirada y desenvuelvo mi hamburguesa.
—Este fin de semana hay una gala —comienzo para eliminar el silencio. Al instante, Ana me mira—, y estaría bien que vinieras.
Se queda en silencio, pensativa.
—Vale, ¿hay que ir de etiqueta? —cuestiona.
Asiento.
—Puedo mandarte vestidos para que tú no gastes por algo mío —respondo al instante.
—No pasa nada —asegura.
—Lo haré igual —afirmo con certeza.
Las mejillas de Ana comienzan a cambiar de color hasta llegar a un tono rosado.
—Gracias. Hoy te veo muy amable.
Ruedo los ojos, lo que hace que Ana sonría con diversión.
—¿Te gusta más mi otra versión? —cuestiono, alzando una ceja.
Ana le da un bocado a su hamburguesa y mastica con tranquilidad antes de contestar.
—Depende del día. —Su comentario consigue arrancarme una pequeña sonrisa.
Le doy otro bocado para disimular.
—Te vendremos a recoger —afirmo.
—Está bien. Ya me dirás hora y todo lo demás —asiento.
Ha pasado treinta minutos cuando me despido de Ana y bajo con tranquilidad a la calle.
Antes de arrancar el coche, mi teléfono suena al haber recibido una notificación. Es mi padre. Me acaba de reenviar un correo. Releo con rapidez el texto y, conforme voy avanzando, mi enfado aumenta.
Él sigue sin querer aceptar.
Paso la mano por el pelo con frustración. ¿Cuándo piensa acabar todo esto?
No pienso acercarme a donde vive. No quiero intercambiar palabra con él, pero debe de haber algo que se pueda hacer.
Que yo pueda hacer.
Lo averiguaré.
..........................
Holaaa!! ¿Qué tal el cappítulo? Ellos dos me pueden ;)
Solo digo que la actualización que se viene le sábado... :)
Nos vemos <3
instagram: teenagerwriter_
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