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♠ Capítulo 33: Principio de incertidumbre de Heisemberg

Todo el mundo lo ha hecho, de eso estoy seguro. Todos alguna vez hemos procrastinado algo eternamente con excusas estúpidas, ese momento único en que organizar los alimentos en la despensa por color te parece años luz más importante que ese examen final que tendrás en unas horas y agregar nuevas palabras neozelandesas a tu vocabulario es indispensable, no así terminar ese trabajo de investigación para mañana.

Yo, por ejemplo, suelo analizar problemáticas de la vida, soy un tipo muy reflexivo, por lo que sentarme a desmenuzar la vida y sus aspectos me es tan entretenido como para las personas normales lo es la novela de la tarde, lo único malo con mi hobbie es que lo practico solo en caso de que algo deba terminarse en las próximas veinticuatro horas, si no tengo nada importante que hacer veo la novela de la tarde.

¿En que pienso ahora?

En Lorena, obvio. Ella se ha vuelto últimamente un tópico recurrente en mis momentos de procrastinación. No es que sea la persona más interesante y profunda en la tierra, pero, al igual que todos los Vernetti, tiene ese don para pisar arenas movedizas y no parar de moverse hasta que la arena le roza las fosas nasales. Principalmente pienso en ella porque solo hay una cosa que me divierte más que sabotearla y eso es que ella misma se sabotee, y como todo buen Vernetti, lo que mejor hace—además de joderle la vida a otros seres humanos—es joderse la suya propia. Espectáculo gratis para mí.

Hay momentos profundos en los cuales siento pena por ella, pero la mayoría del tiempo imagino su muerte de formas diferentes. Me he dado el tiempo de evaluar su situación una cantidad infinita de veces, últimamente he tenido muchas responsabilidades que cumplir, y he llegado a la conclusión que la pobre muchacha vive bajo el yugo del principio de incertidumbre de Heisemberg. 

No quiero dar la lata con un discurso sobre las bases de la química moderna así que se los explicaré con frutas. Supongamos que a nivel atómico tenemos una manzana, y esta manzana—que orbita alrededor de un núcleo de, no se, ¿Peras?— tiene una posición en el espacio que cambia de acuerdo a la velocidad en la que se traslada y al mismo tiempo posee una dirección para trasladarse. Según Heisemberg no puedes saber todas las características de la manzana, es decir tanto su velocidad, como su posición, como su dirección, porque en cuanto conozcas una de esas características, habrás perdido completo control sobre las demás, es decir sabrás la velocidad en la que se mueve la manzana, pero no tendrás ni la más mínima idea de donde está ni en que dirección se fue. De ahí la palabra incertidumbre.

¿Cómo aplica esto a Lorena?

Digamos que la vida de Lorena es una manzana, que tiene muchas variables a su alrededor, las más importantes son la variable Gab y la variable Alex, si Lorena se enfoca en apoderarse de la variable Gabriel pierde a la variable Alex, y si se enfoca en la variable Alex la variable Gabriel entraría en un estado furia tal que mataría a golpes a la variable Alex y luego la variable Miky se sentiría obligado a vengar la muerte de su hermano torturando a esa zorra hasta que ella pidiera misericordia…

—Miky… estas riéndote de manera maligna de nuevo—dice Claudio sentado a mi lado mientras estudiamos, bueno, él estudia, yo me imagino la dolorosa y lenta muerte que le daré a esa bruja en cuanto la vea.

—Lo siento, tuve una visión agradable.

Él frunce el ceño preocupado pero lo supera rápidamente, si algo hay que tener claro es que nadie en medicina está cuerdo del todo.

¿En que íbamos? Cierto, torturar a Lorena.

En conclusión, esa pobre víbora sin cascabel vive en la incertidumbre, no puede elegir una variable porque quiere tener ambas y eso va en contra del principio de Heisemberg y por muy cabezota que sea no puede ir en contra de la química elemental.

La compadezco, ha de ser difícil elegir entre el tipo de tus sueños y el hermano que ha cuidado de ti toda la vida, por que si algo hay que reconocerle a Gabriel es que ha tenido más paciencia, amor y dulzura con Lorena de la que cualquier persona—incluyendo a Alex—tendrá para con ella. Si la mocosa pedía comida, él se la daba en la boca, si la niña lloraba por un juguete, él se lo compraba con sus ahorros, si a la chiquilla le rompían el corazón, él le rompía los dientes al pobre idiota que se había atrevido a rechazarla.

Dentro de esa bizarra estructura familiar que mantienen los Vernetti el trabajo principal de Gabriel es cuidar de Lorena, para ella lo que diga su hermano es tan ley como lo que digan sus padres porque así ha sido siempre desde que nació.

Al final eso es lo que ha evitado que Lorena sufra uno de sus arranques de princesita malcriada, la única razón por la cual Lorena Vernetti no ha mandado a todos al cuerno y ha formalizado algo con mi hermano es la cara que pondrá Gabriel cuando se entere que su mejor amigo, una de las personas que más quiere y respeta, se ha estado revocando con su hermanita pequeña desde que esta cumplió los dieciséis. 

Quizás no sería tan saludable agregar tanto detalle, he visto a Gab realmente enojado y no se lo recomiendo a nadie, Gabriel es una persona de instintos y emociones, cuando liberan al animal que hay escondido es tan terrible como una bestia, si Alex llega a contarle la verdad algún día lo mejor será que trastoque un poco la historia.

De cualquier manera ¿Estará siquiera orgulloso de su logró? Ya, hay que aceptarlo, Lorena es preciosa, pero… ¡La vimos dar sus primeros pasos! ¿Que demonios le pasó? ¿Imprimación?

Mucho antes de tener tetas y caderas no era más que una chiquilla tonta a la cual le enseñamos a andar en bicicleta. Definitivamente retorcido. Sí, por el bien de mi hermano lo mejor será que se ahorre algunos cuantos detalles o quizás lo mejor sería que contara una historia totalmente distinta a lo que realmente pasó, porque lo que realmente pasó incluye mentiras, engaños, amenazas y sexo con menores.

Dios, Gabriel va a estar realmente enoj…

Comienzo a sentir el tirón en la espalda, parece una leve insinuación y hasta creo que no va a pasar a mayores pero de un solo golpe mi cuello queda completamente inmovilizado por el dolor. Todo, desde mis hombros hasta mis mandíbulas, duele como una contracción de embazada. Odio cuando la torticolis me toma desprevenido o en lugares públicos, pero por sobretodo odio tener que mamarme las torticolis causadas por desajustes nerviosos de mi gemelo.

—Claudio necesito un favor.

—¿Qué pasa?—me mira sin entender porque no me muevo ni un pelo.

—Primero, consígueme un cuello ortopédico, y segundo, necesito que me lleves a la casa de mi hermano ahora.

—¿Estás orate? El simio de Vernetti casi me muele a golpes ayer, no voy a volver por más.

—Claudio esto es un estado de desastre.

—¿Qué tipo de desastre?

Boto aire aguantándome el dolor que impide mis libres movimientos. Solo hay una razón por la cual mi hermano se pondría tan nervioso como para inmovilizarme en segundos.

—Lena Vernetti, ese tipo de desastre.

Luego de estacionar a seis cuadras del departamento de Gabriel y tener caminar todo el tramo, mi cuello no había hecho más que empeorar. Fuera lo que fuera que sucediera en ese lugar era grave, muy grave. Doblamos por salvador con Claudio y divisamos a Camila caminando hecha una furia en dirección a nosotros. Detrás de ella corriendo a toda velocidad viene Gabriel aun en pijama, sin zapatos y sin polera.

—Camila espera— dice deteniéndola a un metro de nosotros.

—¡No Gabriel! No esperaré nada. Nunca nadie me había tratado de esa forma.

—Se que puede ser un poco deslenguada pero…

—¿Deslenguada? Me llamo zorra arrastrada, mosca muerta y puta roba hombres. Discúlpame pero eso no es ser deslenguada, eso es carecer completamente de educación.

—Camila ella es…

—¡Me importa un rábano! ¡Podría ser Obama, la reina Isabel o el mismo Dalai Lama, no voy a aguantar las pataletas de esa…agg!

—Cami, subamos y conversemos.

—Si subiera ahora Gabriel, sería con la única finalidad de ahorcarla con los cordones de mis zapatos—ella se da vuelta y sigue su camino pasando por entremedio de nosotros sin siquiera notarnos. Detrás de ella va Gabriel, quien tampoco nos nota.

Claudio y yo nos miramos perplejos.

—Lorena—decimos al mismo tiempo y corremos a toda la velocidad que mi torticolis nos permite. 

Subimos hasta el quinto piso nerviosos, la situación no nos incumbe para nada, pero aun así cuando de Lorena se trata lo mejor es siempre preocuparse, ella no solo arma tormentas de los vasos de agua, Lena es capaz armar un diluvio y hundir el arca si se lo propone, y créanme que no necesitara cuarenta días.

Para cuando llegamos al departamento la puerta está abierta y Lena discute con Alex a toda voz.

—¿Victima? Permite que me ría Lorena. Tú nunca eres la victima, todos somos siempre victimas tuyas.

—Esa mujerzuela se revolcó con mi novio ¿Recuerdas? Como puede ser que yo no sea la víctima de eso Alejandro, por favor explícamelo que no lo entiendo.

¡Por dios! Esto debe ser una broma. El mundo es definitivamente un pañuelo.

Miro a Claudio quien a su vez mira al vacío con esa cara que suele colocar cada vez que trata de recordar algo. Lo recuerda repentinamente y me mira completamente anonadado.

—Por favor dime que esa chica con la que se te ocurrió engañar a Lorena cuando estaban juntos no es Camila.

—No. No es Camila. Camila es la chica con la cual Lorena me encontró semi desnudo ¿Te acuerdas?

¿Acordarme? El lió que se armo esa noche requirió intervención de la policía. Terminaron ambos, tanto Gabriel como Claudio, en celdas separadas pasando la noche porque no hubo como separarlos, bueno, no hubo como sacarle a Gabriel de encima ¿Quién lo hubiera pensado? Aquella misteriosa chica que desapareció antes de que el pleito se armara de verdad era la causante de una de las catástrofes más importantes en la vida de todos en este departamento, porque esa fue la última noche que mi hermano y Lorena se vieron, fue también él último día que Gabriel compartió con los suyos, ya que luego de que Vicente pagara la fianza se mudó de inmediato a este departamento. Esa había sido una noche movida, una de las peores noches en la vida de todos.

La chica misteriosa por fin tenía nombre—luego de dos años—Camila.

—¿Estás cien por ciento segura que Camila y la chica misteriosa son la misma persona?

—Podría jurarlo…

Mi hermano frunce el ceño preocupado, aunque siendo realistas no hay de que preocuparse, porque muy en el fondo hay solo una culpable en toda esta historia y no es la chica misteriosa, la culpable como siempre es Lorena.  

—¿Y cual es el problema con que Camila sea la chica misteriosa?—digo para que noten de una vez por todas mi presencia.

Ambos voltean a verme y la cara de Lorena se transforma. Sabe muy bien que si yo entro en escena pierde su arma más importante, la manipulación. No es por jactarme pero mi condición homosexual es un factor protector ante esa pécora, no así mi hermano, porque todo lo que yo desprecie de estupidez se lo quedo él.

—¿Miky? ¿Qué haces…?

—Respóndeme Lorena Vernetti—interrumpo a Alex— ¿Cuál es exactamente tu problema con Camila?

Ella entrecierra los ojos furiosa, se lo que quiere, gritarme y decir que no es mi problema, pero no puede ya que Lorena nunca rechaza una confrontación o tener la razón.   

—Por su culpa Claudio me dejó…

—Claudio no te dejó, TÚ lo dejaste ¿Te acuerdas?

—¡Claro que me acuerdo!—grita enfurecida—¿Qué más iba a hacer? Él me había humillado, se había reído de mí… yo lo amaba ¡Aún lo amo!—suelto una risita burlona. Tanto que dice amarlo y ni se da cuenta que está en la habitación. Probablemente la tonta aun no sabe que se todo sobre su romance con mi hermano.

—Lo amas aun ¿Eh?

—Claro que sí, Claudio fue muy importante para mí… aun lo es—actúa una cara llena de melancolía y desesperación. Si no la nominan este año para el oscar iré personalmente a quejarme con la academia.

—Te refieres a ESTE Claudio—agrego señalándolo con mi índice directo a la cara.

Por fin ella nota la presencia de su amado Romeo en la sala y la cara se le ilumina.

—¿Claudio? Pero que cambiado estás no te…

—¡Corta la película Lena!—grito harto de sus niñerías acercándome hasta quedar frente a frente—ambos sabemos que te importa una mierda Claudio, solo estabas con él porque querías sacarle celos a mi hermano—se le desencaja la mandíbula pero no me detengo lo estoy disfrutando demasiado, casi no siento la torticolis—y la única razón por la cual le contaste a Gabriel sobre la chica misteriosa fue para ver la reacción de Alex. Porque esa es la clase de calaña que eres, una pendeja mimada, egocéntrica y egoísta que podría destruir la vida de cualquiera solo para ser el centro de atención.

Me cachetea tan fuerte que el escozor me saca lágrimas y mis lentes vuelan al otro lado de la habitación, en cualquier otra ocasión se la devuelvo y con el doble de fuerza, pero aquella cachetada acaba de causarme una sinapsis que aclara toda la situación.

Giro la cabeza con dramatismo y expectación.

—Eres más astuta de lo que creí. Ya te diste cuenta ¿No es cierto?—miro a Alex quien parece no tener idea de que estamos hablando. No puedo culparlo, no es el más brillante de nosotros dos.

—No se de que me hablas.

—Hablo de tu hermanito… ya te diste cuenta que está completamente estúpido por Camila y eso te está carcomiendo. Yo lo supe en cuanto lo escuché mencionarla pero aun así te aplaudo, te tomó poco tiempo descubrirlo ¿Minutos? ¿Segundos? ¿Qué fue, la manera en que la mira o la forma en que la trata? Debo acotar que le llevas ventaja a Gabriel, el tontito aun no se da cuenta.

—¿De eso se trata todo esto Lorena?—mi hermano parece sorprendido, definitivamente no es el gemelo más brillante—¿Estás celosa?

—No se de que habla, Alex.

—¡Arpía mentirosa! ¿Es que acaso el que tú no puedas ser feliz significa que nadie más puede?

Ella va a contestarme pero el sonido de pasos acercarse la detienen. Todos miramos hacia la puerta en el segundo exacto en que Gabriel atraviesa el umbral, se ve molesto.

—Has traspasado el límite Lena.

—Ella…—trata de justificarse pero su hermano la interrumpe seco.

—Ella no sabía nada de lo tuyo con ese hijo de…

—¿Tú le crees? Esa zorra manipuladora te está min…

—¡No te voy a permitir que la llames de esa manera! Que yo recuerde no te enseñe a hablarle así a nadie.

Hacen silencio. Dentro de las pocas ocasiones en que Gabriel se pone serio, una parte importante son a causa de Lorena. La muchacha hace un mohín y dirige la mirada furibunda a una esquina perdida de la sala.

—Lena, se que estás molesta—agrega con un tono de voz mucho más relajado y agradable—pero ella no tiene la culpa y es muy importante para mí y para Alex que ambas se lleven bien.

¡Oh, no! Gabriel acaba de liberar al Kraken.

—De acuerdo—masculla ella entre dientes, no hay que ser adivino para saber que esto no va a terminar bien. Solo hay una cosa peor que Lorena y eso es Lorena celosa. No por nada su propia madre la bautizó “Ericito”, a la primera de cambio le salen púas venenosas que no distinguen entre enemigos o aliados.

Gabriel hace pasar a Camila quien viene roja de ira, la mandíbula tensa y los brazos apretados. Se acerca lentamente y con precaución hasta quedar un metro frente a Lena.

—Lo siento—sisea Lorena agria—siento mucho no haberme quedado lo suficiente esa noche para arrancarte el pelo de raíz y sacarte la piel a pedazos ¡Por que eso es lo que te mereces perra!

El odio en su frase es tan intenso que me hace temblar, en mi vida, jamás vi a Lena Vernetti tan furiosa, mataría a Camila si pudiera, la destriparía lentamente, la haría sufrir.

Gabriel se interpone entre ambas y mira a su hermana insondable, está furioso, tanto que comienza con ese molesto ruido que hace siempre que algo lo sobrepasa, ese chasquido de su lengua que pronostica una lluvia de golpes. Levanta la mano y espero fervientemente que le de vuelta la cara de un golpe, pero no lo hace, solo le señala la puerta.

—Lena quiero que desaparezcas de mi vista.

—¿Es una broma?

—No, no lo es ¡Largo!

—Me vas a echar por culpa de esta…

—¡Que te largues Lorena! ¡FUERA!—grita ronco y duro y con su grito parece que el mundo entero se ha quedado mudo.

Ella lo mira incrédula. Parpadea un par de veces como si no entendiera lo que sucede y luego lo escruta de hito en hito. El mundo de Lena se acaba de venir abajo, su hermano, Gabriel, el único en el mundo capaz de soportarla no tiene el más mínimo problema en sacarla del departamento.

—Tienes tres segundos Lorena… y más te vale que no me obligues a contar.

Lena endurece el rostro y la orgullosa cara se le llena de lágrimas, la altanera Lorena se ha quebrado por completo.

—¡Te odio! ¡Eres lo peor que me ha pasado en esta vida! ¡Tienes toda la razón, claramente el que debió sobrevivir fue Lorenzo! ¡Ojala te mueras!—dichas esas palabras salió de la casa con su maleta en una mano y la cara empapada en llanto.

Nos quedamos en silencio aguardando la reacción de Gabriel pero no llega. Solo se queda ahí pasmado mirando el espacio que hacía un minuto ocupaba Lena. Aprieta los labios y veo como una lágrima se le escapa. La seca de inmediato con uno de sus brazos. Se recompone de inmediato y deja el cuarto en completo mutismo. Lo seguimos con la mirada mientras abandona y al final solo se escucha el portazo.

Camila me mira sorprendida y luego mira a Alex, mi hermano acaricia su cien tratando de guardar la compostura.

—Voy a matarla. Solo espera que la encuentre Miky, porque te juro que esta es la última—asiento, yo también quiero matarla. Se ha superado por completo y ha dañado a la única persona que ha sido incondicional. Gabriel.

¿No se los dije? No hay que ayudar a los Vernetti, ellos se sabotean solos.

Media hora después, cuando Claudio y yo bajamos para volver a casa, me topo con Lena llorando a mares, sentada sobre su maleta junto a la entrada. Se diferenciar el llanto falso del verdadero y este es de verdad. Miro a Claudio con suplica y este gruñe. Tengo cierto complejo de hogar de acogida y no puedo evitar llevarme a casa las cosas que me producen pena, por ejemplo, Lena.

Le toco el hombro y ella abre los ojos sorprendida, las verdes orbes se clavan en mí con miedo. Sabe que la ha cagado y no tiene idea de cómo remediarlo. Típico.

—Vamos te quedaras con nosotros hasta que el barro decante.

—La he cagado de verdad esta vez Miky.

—Siempre la cagas de verdad y él siempre te perdona, dale tiempo. Gabriel se recupera siempre de todo, no importa que tan duro le des, no importa cuantas veces lo botes, en menos de los que canta un gallo estará de pie de nuevo.

Ella me mira acongojada, le ofrezco mi mano y la toma. La arrastro hasta el auto y la acomodo en el asiento trasero, llora sin parar. Claudio suspira cansado de tanto drama y eso que no conoce la historia completa.

La miro de vez en cuando, ella solo se abraza las piernas y llora como si no fuera a secarse nunca. Como decía, hay veces en que no la odio, no siento ganas de matarla, no sueño que cae por un barranco ni que una manada de toros furiosos la aplasta, hay momentos en los cuales Lena me provoca compasión, su vida ha sido complicada y no ha podido solucionarlo.

—Yo amo a tu hermano—dice entre sollozos—se que piensas que soy una pendeja inmadura que no sabe nada de la vida, y puede que tengas razón, pero si de algo estoy segura es que amo a Alex.

Me mira fugazmente y regresa la vista a la ventana.

—Lo amo desde siempre, desde que me ayudaba a terminar los deberes, desde que me acompañaba a la escuela… siempre lo he querido. Pero ambos elegimos a Gabriel, ambos nos sacrificamos para que él no sufriera, incluso a cambio de nuestro propio sufrimiento. Estos han sido dos años terribles, alejarme de Alex fue tan doloroso que tuve que irme del país de intercambio solo para no correr a sus brazos en un momento de debilidad. Ver a Gabriel tan feliz, tan sonriente me recordó lo infeliz que soy. Solo quería que él me eligiera ¿Sabes? Quería que echara a esa niña Canela…

—Camila—la corrige Claudio.

—¡Lo que sea! Quería que sacrificara su felicidad por mí al igual que yo lo hice por él, quería una prueba de que había hecho lo correcto, que había escogido bien.

Vuelve a llorar a mares.

Tengo un muy mal presentimiento sobre todo esto, lo siento, se viene un diluvio terrible en el que todos naufragaremos y se quien lo va a iniciar, yo.

—Debes decírselo—ella me mira desolada, moquillenta y roja—debes decirle a Gabriel la verdad, aunque duela, aunque destruyas la amistad entre ambos, aunque destruyas todo a tu alrededor, debes decírselo porque no eres la única que sufre, Alex también lo hace y si no sacas la verdad ahora el tiempo terminará pudriendo los cimientos de esa amistad y terminaran odiándose. Gabriel va a pararse créeme, siempre lo hace.

Ella asiente con pesadez y yo presiento que he despertado algo muy malo, solo nos queda esperar a que pase la calma antes de la tormenta, porque créanlo o no aun no nos arrasa el verdadero tifón.

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