De compras/misión pt1
POV ZALGUS:
Zalgus dormía plácidamente, respirando con calma. Todo estaba tranquilo, hasta que algo lo sacó de su descanso. Sintió un peso extraño, algo cálido lo envolvía, apretando su cuerpo con suavidad pero firmeza. Abrió los ojos lentamente, parpadeando para despejarse, y lo que vio lo dejó congelado.
Bayonetta, dormida plácidamente, lo abrazaba como si fuera un peluche, su cuerpo apretado contra el de ella. Lo peor no era el abrazo en sí, sino que su rostro estaba completamente atrapado entre los pechos de la bruja, privándole de aire. ¿Cómo demonios había terminado así?
Zalgus sintió el impulso de apartarse de inmediato, su corazón latiendo rápidamente por la sorpresa y la incomodidad de la situación. Debía moverse. Pero, a medida que intentaba zafarse, se dio cuenta de que, por alguna razón que no entendía, no podía simplemente apartarla. Algo en su interior le impedía hacerlo. Con cuidado, suspirando derrotado, respondió al abrazo, rodeando a Bayonetta con sus brazos y cerrando los ojos nuevamente. Quizás, solo por esta vez... se dijo mientras dejaba que el sueño lo reclamara de nuevo.
.
.
.
Un vacío oscuro rodeaba a Zalgus. Ya no estaba en el calor de la cama, sino de pie en un lugar desconocido. Frente a él, tres puertas imponentes, cada una irradiando una energía distinta.
A su izquierda, una puerta de roca roja, con lava corriendo por sus grietas, como si la sangre misma fluyera a través de ella. Emitía un aura intensa y sofocante, teñida de rojo. Zalgus sintió su calor desde donde estaba, una amenaza tangible que casi podía tocar.
En el centro, una puerta morada, de apariencia inquietante. Tres criaturas oscuras se dibujaban en su superficie, con ojos penetrantes que parecían observarlo directamente. Su energía era distinta, más insidiosa, como si esperara que Zalgus diera el primer paso.
A su derecha, otra puerta de roca, similar a la primera, pero en lugar de un aura roja, despedía llamas azules que destellaban con intensidad, liberando una energía fría, pero igual de peligrosa.
Zalgus miró hacia atrás. El marco de una puerta azul celeste brillaba tenuemente detrás de él. Ya había cruzado una puerta antes, ¿pero hacia dónde? Antes de que pudiera decidir cuál de las tres puertas elegir, dos bolas gigantescas cayeron y lo aplastaron,
Zalgus despertó de golpe, jadeando. Otra vez ese maldito peso. Solo que, esta vez, era mucho peor. Al abrir los ojos, vio lo que lo estaba aplastando:el cuerpo de Bayonetta, que se había colocado encima de él mientras dormía, sus pechos gigantescos directamente sobre su cara, ahogándolo.
Intentó moverse, pero el peso era demasiado. Bayonetta, aun dormida, parecía completamente ajena a su sufrimiento.
Zalgus intentó hablar, pero solo logró soltar un gemido sofocado. El aire... apenas podía respirar. Los...atributos de Bayonetta lo estaban asfixiando y, por más que lo intentara, sus palabras no salían de su boca.
"¡Esto no puede seguir así!" pensó con desesperación.
Determinado a liberarse, movió sus manos con cuidado, deslizándolas por la espalda de Bayonetta, palpando suavemente hasta encontrar lo que buscaba. Tenía que hacerlo. Cerró los ojos, concentrándose, y sin pensarlo dos veces, levantó ambas manos. Dos firmes y sonoros azotes resonaron por la habitación.
¡Pam! ¡Pam!
Bayonetta, removiéndose un poco, dejó escapar un pequeño gemido ante el impacto, una mezcla de sorpresa y placer que hizo que Zalgus sintiera una oleada de calor Recorrer su cuerpo.
"¡Dioses, esto solo empeora!" pensó, sintiendo cómo el rubor invadía sus mejillas,
Bayonetta se despertó con un leve susurro, sus ojos entrecerrados y una sonrisa traviesa en sus labios. Al darse cuenta de la situación, dejó escapar un suave y juguetón gemido, disfrutando de la confusión del joven.
Bayonetta: "Vaya, pequelo demonio travieso, parece que has Encontrado una forma... interesante de despertarme."
Zalgus, aún atrapado entre sus brazos, sintió cómo su corazón latía con fuerza. "No queria esto..." pensó y se lamentó, pero sus palabras se ahogaron en su garganta.
Bayonetta, sintiendo su Incomodidad, se inclinó hacia él, acercando su rostro al de Zalgus. Sus ojos brillaban con picardía.
Bayonetta: "¿No te gusta mi forma de dormir? Podría hacer esto cada mañana si lo deseas..."
Zalgus intentó apartar la mirada, pero no pudo evitar fijarse en la sensualidad de la bruja. "Esto es... raro," pensó, mientras un leve sonrojo se apoderaba de su rostro.
Bayonetta, jugando con su cabello, se acomodó aún más Cerca.
Bayonetta: "Oh, no seas tímido. Solo estoy aquí para ofrecerte un poco de... cariño."
Zalgus tragó saliva, intentando mantener su compostura.
Zalgus: "No estoy buscando cariño, solo... espacio."
Bayonetta rió suavemente, disfrutando de su resistencia. Se sentó sobre él, acomodándose de tal manera que sus pechos estaban a solo unos centímetros de su cara.
Bayonetta: "¿Espacio? Pero, ¿no estás más cómodo así? A veces es bueno dejarse llevar."
Zalgus sintió una mezcla de incomodidad y algo más. "Esto es Demasiado," pensó, intentando Contener la confusión de Emociones que lo invadía.
Bayonetta, como si leyera sus Pensamientos, inclinó la cabeza y sonrió de manera seductora.
Bayonetta: "No te preocupes, pequeño demonio. No haré nada que no quieras... a menos que tú lo pidas."
Zalgus se sintió completamente atrapado en su juego, mientras el rubor en sus mejillas se intensificaba.
Zalgus: "Solo... b-bájate, por favor."
Bayonetta sonrió de manera pícara, disfrutando de su torpeza, antes de finalmente levantarse de la cama, dejando que Zalgus Respirara.
Bayonetta, mientras se desperezaba con un gesto elegante, le lanzó una mirada divertida a Zalgus, aún sonrojado por el incidente anterior.
Bayonetta: "pequeño demonio, creo que es hora de llevarte a la ciudad. Después de todo, esas ropas de la iglesia no te servirán para las misiones que te esperan."
Sin esperar una respuesta, Bayonetta comenzó a desvestirse con la misma despreocupación y elegancia que la caracterizaba. Sin embargo, en cuanto Zalgus notó el más mínimo movimiento de ropa siendo retirada, cerró los ojos de inmediato, un gesto ya reflejo en su presencia.
Bayonetta, ahora en ropa interior, se movía por la habitación con una fluidez casi felina. Tomó un atuendo de monja completamente blanco con detalles dorados en las orillas. A medida que se vestía, su mirada seguía atenta a Zalgus, quien mantenía sus ojos firmemente cerrados.
Bayonetta, con un tono juguetón, continuó hablando mientras ajustaba su atuendo.
Bayonetta: "No te preocupes, querido, te llevaré a las mejores tiendas. Debemos encontrar algo más adecuado para ti si es que planeas cumplir bien tus misiones."
Zalgus, al escuchar sus palabras, frunció el ceño, manteniendo los ojos cerrados y los brazos cruzados. A pesar de la confusión que sentía con cada interacción, la mención de "misiones" despertó su curiosidad.
Zalgus: "¿Misiones? ¿Qué tipo de misiones?"
Bayonetta, ya terminando de vestirse, giró hacia él, sus labios curvados en una sonrisa seductora. Levantó una mano, llevando un dedo a sus labios en una clásica pose de "shh", su mirada juguetona e intrigante.
Bayonetta: "Eso, pequeño demonio, es un secreto. Ya lo descubrirás a su debido tiempo."
Zalgus suspiró, sintiéndose una vez más atrapado en los juegos de la bruja, pero no pudo evitar sentir una leve intriga por lo que Bayonetta podría tener entre manos.
Bayonetta, ahora completamente vestida con su atuendo de monja blanca, elegante y majestuosa, caminó con calma hasta su escritorio. De uno de los cajones sacó un rollo de vendas blancas, observándolo brevemente antes de girarse hacia Zalgus.
Bayonetta, acercándose a Zalgus con una mirada seria pero suave, alargó una mano pidiendo ver su brazo izquierdo.
Bayonetta: "Dame tu brazo, pequeño demonio. No puedes andar mostrando esos 'atributos' demoníacos por ahí así como si nada."
Zalgus levantó una ceja, un poco confundido pero sin oponerse. Extendió su brazo izquierdo, revelando su Devil Bringer, ese imponente brazo demoniaco con detalles rojos que sobresalía de su cuerpo con energía latente
Zalgus: "¿Y por qué no?"
Bayonetta, mientras comenzaba a vendar con destreza su brazo, suspiró y explicó con su tono usual pero con algo de seriedad.
Bayonetta: "Los humanos son ajenos a lo sobrenatural en este mundo, y así debe mantenerse. Si viesen lo que llevas en ese brazo, créeme, no lo tomarían bien. Sería mejor evitar preguntas innecesarias, ¿no crees?"
Zalgus permaneció en silencio mientras Bayonetta terminaba de cubrir su Devil Bringer con las vendas, asegurándose de que todo quedara bien oculto. El joven demonio asintió ligeramente, comprendiendo que era más sencillo hacerle caso que lidiar con el caos que podría generar.
Bayonetta terminó su tarea con una sonrisa encantadora, admirando su trabajo y lanzando un elogio casual.
Bayonetta: "Aunque debo decir que esas garras rojas te sientan bastante bien. Potente y peligroso... tal como deberías ser."
Zalgus, sorprendido por el halago, sintió un leve rubor en sus mejillas, pero intentó ocultar su reacción con una respuesta firme aunque tosca.
Zalgus: "E-eh... gracias, supongo."
Bayonetta solo sonrió con diversión ante la torpeza del joven demonio.
Zalgus y Bayonetta caminaban juntos, llamando la atención de todos a su alrededor. El atuendo de Bayonetta, una monja con detalles dorados, resaltaba sobre el paisaje urbano. Algunos se giraban para mirarla con curiosidad y asombro, aunque nadie se atrevía a acercarse demasiado. Mientras tanto, Zalgus, aunque aún intentando mantener su perfil bajo, no podía evitar sentirse un poco fuera de lugar.
Zalgus, aún algo inseguro, siguió a Bayonetta por la bulliciosa calle, y después de dudar por unos instantes, tomó su mano con cierta vacilación. Bayonetta no hizo ningún gesto de rechazo; en lugar de eso, simplemente continuó caminando con su habitual gracia, ignorando por completo cualquier incomodidad del joven.
Al cabo de unos minutos, llegaron a un imponente centro comercial. La estructura de cristal y acero reflejaba las luces del día, y el ambiente era animado, con gente entrando y saliendo de las tiendas. Bayonetta, sin perder tiempo, se adentró en una gran tienda de ropa para caballeros, haciendo que Zalgus la siguiera, aunque algo distraído por la cantidad de gente.
Dentro, el ambiente era lujoso, con trajes y prendas expuestas con sumo cuidado. Bayonetta, con la mirada afilada de siempre, le pasó a Zalgus un traje de gala, uno que parecía estar hecho a medida. Al verlo vestido así, con su cabello blanco ondeando ligeramente gracias a un ventilador cercano, Bayonetta no pudo evitar sonreír para sí misma, pensando con picardía: "Sería un pecado desperdiciar tal potencial."
Sin perder un segundo, comenzó a pasarle más conjuntos. Primero una gabardina negra que lo hacía ver más imponente, luego un estilo casual pero pulcro, después algo más gótico y oscuro, siguiendo con ropa hipster y finalmente algo más roquero. Cada vez que Zalgus salía del probador, Bayonetta lo examinaba con ojos críticos, deleitándose en la versatilidad del joven.
Sin embargo, en un momento de descuido, mientras Bayonetta buscaba más ropa, Zalgus aprovechó para alejarse un poco, tomando un respiro de las constantes pruebas. Mientras caminaba por la tienda, se encontró con un conjunto que llamó su atención. Era simple: un suéter largo azul marino con detalles en rojo, una camisa gris debajo, pantalones oscuros y unas botas. Sin pensarlo demasiado, tomó el conjunto y se lo probó.
Al salir del probador con su elección, Bayonetta lo observó con un ligero arqueo de ceja. Sus labios se curvaron en una sonrisa divertida, antes de soltar una pequeña risa.
Bayonetta: "¿En serio? ¿Eso es lo que eliges? ¡Hombres y su insípido sentido del estilo!" (dijo con una nota de burla, aunque en el fondo encontraba su elección algo encantadora)
Zalgus, con una expresión resignada, simplemente encogió los hombros. Para él, el conjunto era cómodo y adecuado, sin necesidad de tanta extravagancia. Bayonetta, aunque se divirtiera criticando, sabía que ese era su estilo, pero eso no la detendría de intentar mejorar su armario, siempre con un toque de su propia esencia.
Bayonetta: "Supongo que te dejaré tener esto, solo porque no quiero que te sientas tan fuera de lugar. Pero no te acostumbres demasiado a lo simple, pequeño demonio."(dijo, mientras le guiñaba un ojo y volvía a recorrer la tienda en busca de más ropa que le pareciera digna de su pequeño demonio)
POV ZALGUS
Una sensación extraña comenzó a recorrer mi brazo. Bajo las vendas que lo cubrían, sentí el calor familiar de mi Devil Bringer, brillando de un rojo intenso. Algo estaba llamándome. No, más bien, acababa de sentir algo... algo perturbador.
Mi mente se desvió, y antes de darme cuenta, ya estaba caminando. Dejé a Bayonetta en la tienda, ignorando el bullicio del centro comercial a mi alrededor. Mi cuerpo se movía solo, guiado por esa extraña energía que emanaba de mi brazo. Llegué a una puerta trasera en uno de los rincones más oscuros del centro, una puerta que parecía no haber sido abierta en décadas, cubierta de polvo y óxido.
La abrí con algo de esfuerzo y, al otro lado, el aire estaba enrarecido. No había nada a simple vista, solo un viejo callejón oscuro que olía a humedad. Pero algo resaltaba... una barrera apenas perceptible, como un velo que separaba este lugar de otro. Me acerqué con cautela, sintiendo cómo esa energía en mi brazo latía con más fuerza. Sin pensarlo mucho, la atravesé.
La escena que apareció ante mis ojos fue brutal y grotesca.
Un monstruo de aspecto demoníaco estaba devorando un cuerpo humano. Sangre y vísceras manchaban el suelo bajo él. Sus ojos amarillos brillaban con malicia mientras masticaba con satisfacción. Al notarme, levantó la mirada y se rió de forma siniestra.
Demonio Renegado: "Jajaja, parece que he atraído una presa fresca... un niño humano. Esto será divertido."
El demonio se lanzó hacia mí con una velocidad sorprendente, pero mis ojos reaccionaron antes que mi mente. El rojo en mi brazo se intensificó y sentí una oleada de poder fluir por mi cuerpo. Antes de que pudiera siquiera procesarlo, el demonio ya estaba estrellado violentamente contra la pared del callejón, su cuerpo destrozado como si hubiera sido partido a la mitad con pura fuerza bruta.
Me quedé inmóvil, jadeando ligeramente mientras mis ojos brillaban intensamente en rojo. No podía sentir nada más que la adrenalina, y ese poder que aún vibraba dentro de mí.
Caminé lentamente hacia el cuerpo del demonio, observando el desastre que había causado. Mi mirada fría estaba fija en lo que quedaba de él, pero justo cuando iba a rematarlo, escuché un sonido detrás de mí. Ligeros aplausos.
Me di la vuelta y vi a Bayonetta, sonriendo con esa expresión juguetona de siempre, apoyada contra la pared como si no fuera la primera vez que veía algo así.
Bayonetta: "Vaya, vaya... Me volteo un rato y ya matas a alguien. Increible pequeño demonio."
Me sorprende ver que Bayonetta no está para nada impresionada por lo que acaba de pasar. Miro mi brazo demoníaco, aún cubierto de sangre, y sin poder evitarlo, pregunto.
Zalgus: "¿Qué era esa cosa?"
Bayonetta: Con una calma inquietante, Bayonetta avanza con su característico andar elegante. Ni un rastro de asombro en su expresión mientras observa el cadáver del demonio.
Bayonetta: "Oh, sólo otro demonio renegado. Son nuestras misiones ahora. Estos despojos causan problemas sin distinción ni motivo, no les importa qué facción afecten, siempre que sus objetivos se cumplan."
Zalgus: Frunzo el ceño, procesando la información. Todo parece demasiado casual para ella. Mi brazo sigue emanando poder y algo de brillo, todavía sintiendo el poder demoniaco en su interior.
Zalgus: "¿Y cuáles son esos objetivos?"
Bayonetta: Sonríe con ese toque juguetón que la caracteriza, pero sus palabras son frías como el acero.
Bayonetta: "Varía entre individuos, pequeño demonio. Pero la mayoría solo busca una cosa, poder. Poder a cualquier costo.( Da un paso más cerca de mí, sus ojos observándome con una intensidad calculada) "No tan diferente de algunos de nosotros, ¿no crees?"
Da una sonrisa y se hacerca,
Bayonetta:valla,tu ropa nueva ya está sucia,no te preocupes,te ayudare por hoy (dice para chasquear los dedos haciendo aparecer un círculo mágico alrededor de la zona limpiando toda la sangre de mi ropa y recuperando las vendas que cubren mi brazo demoniaco,
Bayonetta y yo regresamos a la iglesia tras el incidente en el callejón. A nuestro regreso, uno de los acólitos nos informa que el padre nos ha convocado a su oficina. Caminamos en silencio por los pasillos oscuros y solemnes, el eco de nuestros pasos resonando en la vasta estructura.
Al llegar, el padre nos recibe con una mirada inquisitiva desde su escritorio.
Padre: "¿Y bien? ¿Cómo se están llevando hasta ahora?" Su tono es autoritario, pero hay una pizca de curiosidad en su voz.
Bayonetta, con su típica confianza y un toque de diversión en los ojos, responde primero.
Bayonetta: "Oh, nos llevamos de maravilla. El chico está aprendiendo rápido, aunque aún tiene mucho camino por recorrer."
Zalgus: Aún procesando lo ocurrido con el demonio, asiento brevemente, sin añadir mucho más. Prefiero dejar que Bayonetta maneje estas formalidades.
El padre nos observa por un momento antes de ir al grano. Se inclina hacia adelante sobre su escritorio, su mirada endureciéndose mientras nos da las instrucciones de nuestra próxima misión.
Padre: "En una ciudad al norte se han informado avistamientos de más demonios renegados. Parece que han formado un grupo para hacerse con un territorio. Si otros demonios llegan a la ciudad, se unen a ellos o mueren. Son más de 15 demonios, y como la iglesia central de la zona, necesitamos imponer orden sobre esas escorias. Salen en una hora y no vuelven hasta que no quede ni una sola criatura del averno. ¿Entendido?"
Bayonetta: Sonríe de lado, claramente disfrutando del desafío.
Bayonetta: "Entendido, padre. Me encargaré de que sea un trabajo limpio y eficiente... como siempre."
Asiento, sabiendo que este será mi primer gran desafío. El padre nos despide con un gesto, y Bayonetta y yo nos retiramos de la oficina.
Nos dirigimos a la armería, donde el aire es pesado y denso con el olor a aceite y metal. Bayonetta, con su habitual confianza, comienza a prepararse para la batalla, mientras yo me aseguro de que todo esté en orden. Este será un enfrentamiento crucial, y no podemos permitirnos fallar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro