Realidades
Recuerdo haber escuchado el ruido de una ventana romperse. El particular ruido del cristal cuando es impactado por algo y éste caer segundos después al suelo. En cuestión de segundos y tras ese ruido mi habitación se alumbró.
Yo estaba en ese punto alerta sentada en la cama cuando esto último sucedió. Miraba mi ventana rota e intenté divisar el lugar de procedencia de la luz. La ventana romperse fue la mía, la luz de mi habitación era de la casa vecina que se incendiaba.
El tercer sonido fue la alarma de incendio junto con las sirenas alertando que debíamos abandonar nuestras casas. Rápidamente las cortinas que hondearon al viento fueron consumidas por el fuego vecino.
Escucha el llanto, gritos y pedidos de auxilio de los vecinos al abandonar las casas. Dentro de mi habitación yo buscaba mi prótesis, muletas o bastón. No tuve tiempo a buscar su paradero, el fuego de las cortinas ya consumidas había llegado hasta la cómoda y esta a su vez a la alfombra.
No siento vergüenza en decir que tuve que arrastrarme en algunos lugares. Mi descenso por las escaleras fue patético y el arrastre hacia el estudio vergonzoso, pero logré llegar a mi objetivo.
Las llaves de la casa y acceso a la caja fuerte. Poco a poco el calor fue aumentando y al ruido de los vecinos se le unió el de los bomberos. Estaba a salvo, con un poco de suerte no tendría que abandonar mi casa. Era en lo único que pensaba cuando fui sorprendida por un bombero y tomada en brazos sin que prestara atención a mis ruegos.
—Inspira —ordena Matt y lo hago en silencio —no lo sueltes hasta que no te diga. —me pide.
Hay varias preguntas sin respuestas, que no he podido obtener. La presencia de Alexis, la ventana rota y los motivos del incendio. Solo mis tres hermanos y mis padres estaban allí, Isabella y su familia habían vuelto a Escocia. No he visto a Alexis desde que me dejó en la camilla, tampoco nadie hablaba de él.
—Empieza a soltar lentamente.
No pude evitar sonreír mientras empezaba a escapar el aire de mis mejillas infladas. Me sentía como una niña que jugaba a quien ganaba soportar más tiempo sin aire.
—Acabas de perder tu casa, prótesis y dignidad. Que sonrías luego de ese caos me dice cuanto has crecido.
—Tengo más motivos para reír que para llorar.
En respuesta afirma siguiendo en su labor de revisarme. Una crisis es un martillo que te golpea. Si eres de cristal te romperá, si eres de hierro te forjará. Eran palabras de mi madre, que a su vez las escuchó de Gregory Bradford, el hombre que creyó su padre hasta los 31 años.
—Tarde mucho en darme cuenta también de eso —habla luego de una pausa —el amor propio es fundamental.
Matthew Frederick, siempre fue reservado en sus relaciones, al único que solía contar sus cosas era a su gemelo (Gregory), hermano confidente y amigo.
Su matrimonio fue apresurado, producto de la presión de papá que exigía ajuiciarlo. Un misterio su noviazgo y matrimonio, de este solo sabíamos que estaban enamorados era lo que proyectaban. De allí que nos tomó por sorpresa su divorcio y el motivo por el que se dio.
Matthew quería tener hijos Aryana, su esposa quería esperar un poco más. El divorcio fue amistoso, aunque nunca volvieron a verse o nosotros a saber de ella. Hasta que la prensa habló de su embarazo. Meses después de haber firmado el divorcio con mi hermano y de insistir no quería hijos.
El nombre del padre del niño no importaba, lo que si fue la depresión en que se sumió Matt luego de eso. Fue captado por el lente de paparazzi en estado de embriaguez y haciendo escándalo.
La que más sufrió fue mamá al verle en ese estado, sobre todo por que se negó a recibir nuestro apoyo. Físicamente es idéntico a mi hermano, incluso con algunos gestos. Nuestros papás solían decir que de pequeños muchos de esos gestos lo hacían al tiempo como efecto espejo. Si uno de los dos empezaba una historia o comentario, el otro le seguía sin perder el hilo a la misma.
—¿Hablaras con él? —pregunta concentrado en su labor.
—No hay mucho que decir, el decidió seguir con su vida y está por tener familia.
—Se expone a corte marcial —comenta finalizando de revisarme —fue retirado del cargo mientras dure la investigación.
Guardo silencio ante la imposibilidad de hablar. Matt toma una silla y sienta frente a mi explicándome a lo que se enfrenta. Enfrenta dos cargos, uno de ellos por fraternizar con alguien de su grupo y otro por adulterio.
—El adulterio tiene como excusarse, ni él o yo sabíamos que permanecíamos casados. Puedo declarar si se necesita. En cuanto a fraternizar —me quedo callada viendo a la persona que esta en la entrada de mi habitación y sonrío al verle —ambos fueron irresponsables, un acto que no logro asociar con Alexis.
Matt le hace un ademán de esperar a Juno y este afirma haciéndome un guiño cerrando la puerta tras él. No hubo un gesto grosero en Matt y a Juno pareció no molestarse por pedir privacidad.
—Definitivamente ustedes tienen que hablar. Su compromiso fue días antes de regresar, bastante sorpresivo para él —describe. —creo que esa fue la palabra que empleó.
Alejo el rostro de la puerta para verle en espera de que sea una broma de las que acostumbra, pero solo observo su rostro serio y un poco molesto.
—Jason asegura haberlo visto un día antes, con alcohol hasta los testículos, feliz por saber seguías soltera —sigue tras mi ver silencio.
—Y volvió a mi comprometido... muy coherente de su parte.
Matt recoge su cosas luego de decir aquello. Me dice que lo hace, por honor a la amistad que hay entre ambas familias. Alexis siempre fue un gran chico, sin importar que nuestro matrimonio no se diera es una gran verdad.
—Siempre te protegió, fue tu mejor abogado y escolta —me recuerda —cometiste muchos errores que el dejó pasar, porque te amaba y creo que aun lo hace.
—No hables por él... —le reto.
Matt sonríe negando, tomando el maletín y alzando su cuerpo. Va hacia la puerta y hace señas a Juno que puede entrar, yo me mantengo en espera de su estocada final.
—Entró a una casa en llamas solo para rescatar una libreta de tres dólares. —su sonrisa aumenta al ver que lo veo molesta. Cejas juntas, mandíbula tensa y muchas ganas de lanzarle el cojín —abrió una caja fuerte con un dato que no tenia por que saber. Sigue creyendo en tu inocencia, aun cuando nosotros hemos dudado en un par de ellas. Si eso no es amor, entonces he vivido con una idea distinta de lo que es el verdadero amor. —mira a Juno que en pie detrás de él espera por entrar y le dice —tienes diez o quince minutos antes que se duerma.
Sale sin esperar una respuesta de mi parte. Mi compañero de infortunios me abraza cuando nota mi cuerpo tenso y lo turbada que me ha dejado mi hermano. No lo hizo por molestarme, Matt tiene los niveles de justicia elevados. Esta a costumbrado a decir la verdad y dar la razón a quien la tiene.
Juno toma mi rostro entre sus manos y me hace verlo. Limpia con sus pulgares esa lagrima traicionera que sin querer se ha escapado y me sonríe. Detesto que fuéramos tan débiles que una sola persona pudo entrar y separarnos. Era el Karma que hacia justicia por todas aquellas personas que dañé.
—Vine en cuanto vi las imágenes en el TV. Bajo el riesgo que negaran el ingreso —sonríe al decir aquello mirando a nuestro alrededor —es de un hermano de tu ex y recuerdo no le caía bien.
—Ahora puedo decirte el porqué.
Juno asegura que mi esposo lo miraba de manera extraña, tenia con él comportamientos agresivos cuando yo no lo veía. Nunca lo creí posible no solo porque Alexis era calmado, también tímido y de pocos amigos.
—Recibió anónimos diciendo que tenia un amante —Juno se aleja del todo de mí como si mi contacto le quemara —fue para la época en que te ayudaba con tus padres.
—¿Eh? —aquella expresión y ceja oscura alzada que me haría reír normalmente hoy no lo hacen —¿No le dijiste?
—Era tu secreto Juno...
—Nunca te dije que no lo dijeras— niega moviendo las manos a un lado y otro —quería tener el valor de gritarlo a los cuatro vientos. Amaba a un compañero de trabajo y estaba a punto de perderlo por no aceptarme como soy.
—Nunca se dio alguna conversación para hablar de eso —confieso —en aquellos meses Alexis se refugiaba mucho en la base y yo trabaja el triple para no pensar en ello.
Nos volvimos dos extraños, nos alejamos uno del otro y en la cama dormíamos de espaldas. Rio al recordar a quien busqué como abogado.
—Kamil se convirtió en mi paño de lágrimas, a ella le dije mis temores de perderle.
—Era su compañera y amiga.
Admiro su buena fe y las ganas de hacerme sentir mejor. La realidad era que fui bastante ilusa, mi mayor pecado es no arriesgarme a enfrentar a mi esposo. Ante el temor que me dijera la verdad.
—No me amaba y solo se había casado por venganza...
Juno regresa a mí y me abraza calmado mi angustia. Decido desahogarme con él y contar todo lo que Kamil fue capaz de hacer, sin que ninguno de los dos viera sus intenciones.
—Te advertí que debiste decirle de tu embarazo —me recuerda —un niño no arregla un matrimonio roto, pero sería un puente para que ambos se sinceraran.
Ahora lo sé, pero como suele llegar todo en mi vida, demasiado tarde. No tengo a quien culpar por mi fracaso o errores, esta vez mi madurez me permite decir que soy yo la única causante de todo. Kamil solo resquebrajó mi poca autoestima y se aprovechó de la buena fe de Alexis.
Mis ojos se volvieron pesados y de apoco me envolvió la necesidad de dormir. Lo ultimo que recuerdo es a Juno dejarme en la almohada con cuidado y darme un beso, mientras saludaba a alguien que entraba en ese instante.
Al abrirlos de nuevo era de día, no estaba en la clínica y en ningún otro sitio que recordara. Invadida por la sensación de ser observada cierro de nuevo los ojos por unos segundos, confiaba en que al abrirlos aquella impresión se disolvería.
Al volver a abrirlos la sensación no solo persistía, sino que también mis ojos se toparon con el protagonista. Aquellos ojos grises muy Ivannov me observan risueños y mi traicionera mente viaja a una época feliz "Buenos días nena, que bueno es despertar y saber que eres parte de mi vida" o "Que tengas un día tan hermoso como tú".
Eran tantos y tan variados sus buenos días, que acabaron agazapándose en mis ojos, saliendo en forma de lágrimas. Ocurrió lo de siempre que me veía llorar, lanzarse a mis brazos y acunarme. Como si el tiempo no hubiera pasado y mentes perversas no nos hubieran separado.
—Recuerda todas las veces que me dijiste "no puedo más" y al final si pudiste más —me dice con una mano en mi cintura y la otra en mi cuello haciendo círculos en él —porque eres una mujer valiente y podrá cada vez más.
Le dejé creer que mi llanto era por las emociones vividas, cuando era por el golpe de recuerdos que hizo su presencia a mi lado de la cama. Sin camisa, cabello enmarañado y la sonrisa tierna de siempre.
Era una fantasía pretender que el tiempo no pasó o que no estábamos heridos, rotos e incapaces de volver a ser los de antes. Nada volvería a serlo, no cuando él tenia un hijo con otra mujer, cuando debió ser mio.
—¿Dónde estamos? —le pregunto alejándome de su abrazo y viendo a mi alrededor con discreción —¿Por qué no recuerdo haber llegado?
—Estabas sedada —me calma —estamos en la casa de tu abuelo Matt. Ultimo piso de la clínica —explica al ver que sigo sin entender.
Mi familia creyó que era un buen sitio para calmarme, el incendio del lugar y la casa en donde empezó hizo creer los rumores. Asi que tenia de vuelta un gran numero de buitres en espera de primicias sobre lo ocurrido.
—¿Por qué tu? —interrogo alejándome del todo e ignorando su rostro divertido.
—¿Por qué no? —responde levantándose de la cama y saliendo de la habitación —nadie mejor que yo podrá cuidar de ti, ambos necesitamos este tiempo lejos de todos.
—¿Yo no necesito estar lejos y menos contigo como compañía? —hablo en voz alta, pues se ha perdido de mi vista —¿Me escuchaste? Exijo volver a casa...
—Es una pena que pienses eso —le escucho responder —porque no planeo dejarte ir hasta que no me escuches o la prensa se haya calmado...lo que ocurra primero.
Yo no lo quería en mi vida a pedazos, no estaba dispuesta a compartirlo con nadie. Ni siquiera con un niño cuya madre era Kamil y al que estaría ligada de por vida.
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