Los O'hurn
Los adolescentes capturados aseguraron no pertenecer a un grupo ambientalista y no había manera de unirlos con los registrados. Si bien, eso no los hizo inocentes, complicaba las cosas. Tampoco aceptaron cargos insistiendo en su inocencia.
La prensa, amigos y familiares insistieron en su inocencia. Mostraron fotografías escolares, notas y proyectos. Eran estudiantes modelos y miembros activos de su escuela. La gran mayoría de sus conocidos aseguraron eran víctimas de discriminación (dos latinos y un afrodescendiente). Sus padres los señalaron como hijos modelos asegurando todo era para dañar la reputación de sus hijos.
El video de las cámaras de seguridad de los ataques fueron la mejor de nuestras defensas. Como también, el hallazgo en los morrales que le fueron confiscados. Volantes con fotografías crudas y sin censuras de animales, cubiertos de crudo, mares, ríos y campos en las mismas condiciones. Los papeles estaban mezclados con municiones para las armas que le fueron confiscadas.
Que sean municiones de salva no le restaba importancia al acto de terrorismo efectuado aquel día. Negaron saber la procedencia, también a decir algo más sin la presencia de sus padres. No estaban invitados en el salón de eventos y sus excusas sobre como lograron entrar no coincidían.
De igual forma quedó en el ambiente los señalamientos en nuestra contra. Un puñado del público seguía creyendo en la inocencia de los chicos, quienes hasta el momento no se les podía enlazar con nadie.
El show mediático que se formó nos obligó a extremar medidas. La seguridad se redobló y las investigaciones dieron como resultado que los ataques iban dirigidos a los representantes de Ind. Tomasevic y Frederick.
El estrés volvió a la familia, aunque nunca se había ido del todo. La novedad era que esta vez yo no tenia nada que ver o eso imaginaba.
De Kamil no se sabe mucho, fue su padre quien salió al paso y como era costumbre dio la cara ante los O'hurn. Les explicó que su hija había perdido al niño y que ese suceso la estaba haciendo pasar por una crisis nerviosa. No dio más datos sobre el embarazo, las semanas que llevaba o el accidente.
Papá aseguraba su silencio era por vergüenza y el ultimas la pérdida del bebé daba por finalizado cualquier obligación de Alexis y poco o nada importaba las semanas de embarazo. Yo no estaba de acuerdo, ese niño fue el principal motivo que lo llevó a dejar el servicio.
Dejo la pluma a un lado contemplando la documentación ante mí. La empresa suele rendir tributo a los empleados fallecidos cumpliendo con su trabajo. Lo hace junto con las familias en un acto que suele durar todo el día, empieza con una celebración religiosa dirigida por cualquier sacerdote o ministro. Le siguen varios eventos, conmemorando la labor de todos a lo largo de los tiempos.
Conocedora de la experiencia de mi escolta, he decidido pedirle ayuda en el plano de seguridad. En adelante, toda reunión o acto a celebrar tendrá que triplicarse las medidas. Gregory o mi padre no estarán presentes, un representante de nosotros deberá acudir.
De nuevo a encerrarnos y esta vez los niños no somos nosotros sino las mellizas. Yo sé el miedo y depresión que puede causar el acoso de algunos periodista.
—Debe existir un lugar cómodo, seguro y libre de prensa —le digo a Stan —que no sea un estadio —aclaro y niega.
—No hay un sitio seguro en este instante para llevar a cabo este evento. Le recomiendo no hacerlo.
Le muestro las fotos de las personas fallecidas solo este año y el grupo de carpetas a mi alrededor. Mas de dos décadas están dispersas en mi escritorio y algunas sillas.
—Lo que ves aquí es solo en los últimos doce meses. Aquella fila de allá es desde que la empresa inició al mando del bisabuelo. —apoyo mi mano encima de la que tengo cerca saco una y se la entrego —esta es desde que está a manos de nosotros, desde el abuelo Matt.
Tomo una al azar y se la extiendo, la recibe y abre, cerrándola segundos después, cuando alza el rostro veo en ellos contrariedad y hasta tristeza. Le muestro otra carpeta y hace exactamente lo mismo dejándola a un lado sin leer o ver de más.
—Este tuvo un accidente en unas de las refinerías.
Abro la carpeta y señaló el sitio donde detallan el accidente. Solo que Stan no mira lo que le indico, sus ojos violeta están fijos en los míos y escudriñando mi comportamiento.
—Envíe una tarjeta, rosas, escriba nota en primera plata de todos los periódicos, usen una plaza llénenlas con esas fotos o con velas, no se... Cualquier cosa —detalla impaciente.
—No los has leído, si lo hicieras sabrías la importancia de ese día para nosotros. —señalo las filas a mi alrededor antes de seguir —Toma la que desees y entenderás mi situación.
Alcanzo una del grupo del bisabuelo me aseguro sea el correcto y se la extiendo abierta. Esta vez sí que está leyendo y sonrió internamente ante ese descubrimiento. La carpeta es del grupo de Polonia, cuando la empresa tenía contratado a personal de esa zona.
—¿Cuántos idiomas hablas Stan?
El sigue leyendo la abultada carpeta como si hubiera encontrado un tesoro. Ignora mi mirada, aunque sé que es consciente de mi escrutinio.
—Seis.
—¿Cuántos manejas a la perfección?
—Se que sabe esa respuesta.
Es tan orgulloso que no me dirá la verdad, decirlo es mostrarse débil y él no se permite eso. Si es como creo, habla, lee y escribe uno sólo, su idioma natal. No es dado en exteriorizar emociones o hablar de su pasado.
Solo en una ocasión lo encontré con las defensas bajas y supe lo que hasta el momento se de Stan. Es huérfano y hasta los doce años estuvo en un orfanato, sitio del que huyó por maltrato, abuso y hambre. Tuvo una niñez dolorosa, siendo en su adolescencia en que asegura encontró lo más cercano a un padre.
Las quejas constantes de que un chico que robaba a transeúntes había creado malestar en los mercaderes de la zona. La clientela estaba bajando y con ello las ventas. Fue expuesto, señalado y entregado a un grupo de pandilleros para hacer justicia. En una noche vieja conoció a quien se convertiría para él en un padre y le daría el apellido. Estanislav, el hombre que lo salvó de ser ajusticiado en algún rincón mal oliente de una calle en Varsovia.
Saca del bolsillo de su saco un papel que deja en la mesa. Cierra la carpeta sin dejar de verme y mira la hoja que ha dejado en la mesa. Aprieta las manos con fuerza en un acto de impotencia que he reconocido tiene y le doy la oportunidad de hablar.
—Me lo escribió el día de mi cumpleaños o el que festejo como tal —comienza a decir —no he podido saber que tiene.
Acerco mi mano a la hoja cuidadosamente doblaba, pero él es más ágil y la toma en manos. La guarda de nuevo cruzando sus brazos enojado.
—Creí que querías saber que dice. —explico y niega.
—Quiero leerla —corrige —Es usted una mujer curiosa, que no se quedará en lo que leyó querrá ventilarlo.
¿Me ha dicho chismosa en mi cara?
Sus labios se vuelven una fina línea mientas que en sus ojos hay rastros de burla. Se que me advirtió no se llevaba bien con las reglas y yo había pedido el servicio de alguien con moral dudosa, pero Stan ralla lo absurdo.
—Soy tu jefa Stan. Merezco un mínimo de respeto.
—No recibo un salario, por lo tanto, no cumples ese rol.
—Lo hice. —insisto —no en dinero, pediste algo y yo cumplí.
Detesto su altanería, seguridad y parece saberlo puesto que disfruta viéndome enojada. Me observa divertido acomodando su saco y contemplando aburrido el entorno que nos rodea.
—Hiciste tres llamadas y batir pestañas y caderas no es un sacrificio para ustedes las mujeres.
Aquel detalle es casi un reproche de su parte, uno que no estoy dispuesta a soportar. Desde el asalto no cesa de hostigar y lanzarme dardos sobre lo que él llama "ausencia de sentido común".
—Stan...
Le advierto, ya que no estoy dispuesta a soportar sus majaderías. Pero luce ajeno a todo dice que, al final de mis años el gesto de darle un hogar a una niña será bien recibido por mi Dios.
—Te enseñaré a leer y escribir en inglés —le interrumpo y solo así guarda silencio —será mi despedida, quizás te regale un bozal.
—Lo acepto —responde cortante. —a las diecinueve horas tendré la primera clase... No falte.
—¿Ha donde crees que vas? ¡No hemos terminado!
—Buscaré ese sitio...
—Así no funcionan las...
Mis palabras son ignoradas levantándose, saliendo de la oficina. Su comportamiento deja claro que es él quien me hace un favor y no al revés. Inspiro fuerte controlando las ganas de negar mi ayuda.
Miro la pantalla del PC contemplando el segundo proyecto a realizar y para el que solo tengo una semana. Hay miles de diversos registros en los que buscar, algunos de ellos me remontan a tiempos felices. Le doy abrir la primera carpeta en la pantalla y con ese clic se despliegan muchas más. Escojo una al azar, pero en su interior hay sólo una foto. No estoy con Alexis, con Isabella o Jason.
Estoy con Landon.
La primera persona que me hizo pensar en suicidio y odiarme también me hizo detestar a Isabella. Mi baja autoestima fue su mayor arma, solo porque mi hermana no le había aceptado una cita.
En aquella época no lo entendí tanto como ahora. Hacía falta varios golpes en mi vida para saber la capacidad de daño de algunos, el valor q de mi familia y el mío. En una etapa de mi vida en que envidiaba todo lo que Isabella era y queriendo imitar todo de ella, usar todo cuanto ella adornara su cuerpo.
Landon apareció en mi vida.
Yo, Emma Frederick empecé a fijar mis ojos en chicos la mayoría nocivos, pero me atraía de manera extraña el chico malo, arrogante y tóxico. Sumado a eso no muy listos, porque asi eran mas atractivos.
Sonrío porque lo que hoy veo estúpido en aquellos tiempos era perfección.
En mi camino al corazón de algunos de ellos descubría que el interés por mí era más por las notas o estar cerca de mi hermana que en mí. Aquel hallazgo fue dañando la ya de por sí mala relación entre Isabella y yo.
En medio de todo llegó Landon, este que mis ojos hoy ven sin que duela o se sienta mal por todo cuanto me hizo. El primer chico que me gustaba en verdad. Estaba convencida era amor y no me daba vergüenza no disimularlo, enfrenté a las burlas de mis compañeras. Ellas decían era la líder de las porristas solo por ser hija de quien era, no por mi belleza.
Lo dijeron tantas veces de diversas maneras que acabé por creerlo. El problema de la baja autoestima es que sueles creer cualquier cosa de ti, sobre todo si resulta dañina. Porque no hay peor enemigo para alguien asi que su personalidad.
Un mágico día se sentó conmigo en las horas de gimnasia, ante la mirada sorprendida de todos. Me dijo que era hermosa, divertida e inteligente. Habló además de estar enamorado de mí, sentía temor a estar con alguien importante. Muchos chicos pensaban como él, la gran mayoría no se acercaba por miedo a mi padre y a Jason, mi hermano quien estaba en el final de la preparatoria y era conocido por sus celos con sus hermanas.
Lo creí o lo quise creer, era mi sueño echo realidad.
Ese mismo día me invitó a una fiesta, a la que pude ir sin problemas y allí me hice su novia. Contrario a lo que sucedía con Isabella, a mí me daban permiso para todo. Era aplicada, de buenas notas y obedecía. Si me daban una hora de llegada me aseguraba de estar quince o diez minutos antes de lo pactado.
Era estratega y tenia actitud de ganadora, solía decir mi madre quien aseguraba ser mi fan numero uno.
La magia era tan grandiosa que quise ocultar ese noviazgo. En mi mente rondaba la certeza que si le presentaba a Isabella ella me lo quitaría. Lo que seria peor, él se fijaría en mi exótica, divertida y loca hermana.
Mi noviazgo fue oculto, al igual que sus intenciones.
Nadie sabía que estaba tocando el cielo con aquella relación. Todo se esfumó cuando me confesó la verdad (o por lo menos la suya). Isabella le había pagado para ser mi novio y accedió por lástima. El pago de mi hermana fue acostándose con él, me dijo todo aquello frente a mis compañeros y casi media escuela.
La noticia se propagó como pólvora al ser replicada en el periódico estudiantil de ese otro día. Fue la primera y única vez que agotó existencias y hubo que imprimir más, tan popular ese ejemplar que llegó a manos de la prensa local. Landon se volvió una celebridad al ser entrevistado, insistió en que decía la verdad, mi hermana por su parte, lo negaba. En casa todos le creyeron menos yo, quien veía como era humillada delante de todos.
Tanto Landon como el causante del periódico fue amonestado. Al final, solo quedó como una travesura de adolescente. Yo sentía que mi vida se acabó aquel día, cuando mi hermana me vendió a un extraño y jugó con mi corazón. Logré acceder a unas pastas que compré en la escuela me encerré en el gimnasio y le di fin a mi vida.
No sin antes dejar una carta despotricando en contra de Isabella y culpándola de todo. Fui encontrada por los que en adelante serian mis ángeles guardianes, rescatada y llevaba a un hospital.
Logré sanar solo en parte, porque en adelante mi alma estaba podrida. Viendo la foto de Landon, entiendo que el fue el causante que mi amistad con Alexis se fortaleciera. Ya no tiene el poder de destruirme como antes y me siento dichosa por ello.
Sacó una copia de la foto y la llevo a otra carpeta en el escritorio contemplando todo el mosaico de videos y fotos frente a mí.
¿Por donde empezar?
(...)
Alexis entra a la sala cuando acabo de dar los últimos retoques al video. Trae en su mano una caja de cervezas y en la otra una bolsa con palomitas y sonríe.
—Creo que podemos darnos el lujo de tomar cerveza y no refrescos —expresa divertido y afirmo —¿Qué películas es?
—Es nueva —respondo señalándole un sillón al ver que esta por acercarse —Quieto ahí.
—¿director, protagonista, trama, nombre? —pregunta curioso y rio ante su repertorio.
—Los protagonistas son actores nuevos y el nombre esta al final —comento acercándome a él.
Abre los brazos para que me ubique en ellos y sonrío. Le doy el control de la pantalla ante nosotros y lo toma apuntando a ella. Destapa una cerveza que me acerca y abre otra para él, sacando de la bolsa la caja de palomitas.
—Si es romance sabes como acabará —me advierte y me divierte su comentario.
El roncando como nadie, yo llorando por la trama y porque él no aprecio mi gusto. Deja un beso en la frente y su sonrisa se apaga al ver la imagen que se proyecta. El film comienza con una niña de dos años siendo llevada de la mano de una pareja de niños.
Era yo en mi primer día de escuela, los niños que me llevaban de la mano era mi hermana y él. Lloraba y me quedaba estática en algunos instantes, pero él me instaba a seguir tras besar mi mejilla.
Hemos vividos tantas cosas maravillosas juntos que no podría por más que quisiera dejarlas en un film. Este día era nuestro aniversario numero siete, solo en números, la realidad es que nuestro matrimonio nunca pasó de un año.
Logré recuperar algunos divertidos, pude tener un poco más de recurrir a la tía Ivanna o a Sasha, pero no me sentía preparada para enfrentarme ante ambas.
Eran diez sillones pequeños, uno grande en primera fila y frente a todos una pantalla. Fue según escuché un lujo que quiso dejar el tío Alessandro a mis hermanos y evitar sus escapadas a cine. Si eres adolescente, tener cine en casa hacia perder la magia de salir, reír a carcajadas y disfrutar con amigos. Si por el contrario eres adulto, amas la privacidad que te da y aprovechas la compañía.
Alexis guarda silencio dejando olvidada la cerveza en sus manos, yo permanezco estática en sus brazos vigilando sus movimientos. Son treinta minutos de videos e imágenes juntos que no tendrá final.
El video se detiene en la imagen de Landon y yo sonriendo. Alexis se tensa al ver la imagen, pero se relaja al notar la imagen que lo reemplaza.
Cinco meses después, me llevo al mismo sitio de la imagen, era el mismo en que fui encontrada inconsciente. Recuerdo como si fuera ayer lo que dijo antes de hacer la fotografía y que me hizo sonreír por primera vez.
"¿Qué le está pasando al cielo? ¡Se le ha caído un ángel!"
—En adelante te encargaste de hacerme reír —le digo cuando la imagen se detiene con una pregunta —cuando vi esta foto por primera vez en mucho tiempo no pude explicarme como has podido completarme tanto y hacerme sonreír de esa manera.
—Es simple, porque te amo y tu a mi —responde viéndome a los ojos.
—Lamento no darme cuenta de lo valioso que eras, ni apreciar lo que hiciste o no ver el amor que brindabas cuando para todos era evidente... ¿Hacemos ese milagro? —le pregunto y sonríe.
—¿Sabia usted que soy un hombre casado? —su sonrisa aumenta cuando mi mano viaja a su entrepierna —creo que puedo hacer una excepción...
—Nos aseguramos de ser discretos —murmuro cerca a sus labios y me hace un guiño divertido —¿Qué crees que ocurra si se entera?
—No sabría decirle, últimamente no tengo idea con quien me casé...
—Tío Alexis...
—¿Ya empezó la película?
Aquel llamado seguido del trote por el salón nos hace alejar y a mi retirar su mano de su erección. Lo escucho gruñir algo ininteligible viendo a sus hermanos mellizos con los hijos de Marck y otro chico que no conozco.
—¿En que momento les invite? —le pregunta entre murmullos y ambos le ignoran pasando al frente.
—A ti no te conozco —le digo al chico de doce años que me observa fijo.
—Soy Anker Vryzas... —se presenta estirando la mano. Su apellido y el cómico acento le hacen inconfundiblemente hijo del hermano de Stan — eres linda.
—Y es mi esposa —le advierte Alexis con falso enojo algo que no parece molestar al chico que solo se escoge de hombros indiferente —¿Dónde está tu padre?
—Con Dasha ...
—¿Y yo que ...? —le impido seguir hablando, codeándolo y bufa molesto.
—¿Qué películas veremos? —correan los tres sentándose a nuestro alrededor.
—Muerte en la calle 57 —responde Alexis viendo a sus hermanos meter mano en el teatro.
No me molesta, es la mejor forma que han tenido de darme el retorno a su familia. Pienso dejando en las manos las llaves de la casa gesto que ve con sorpresa y luego a mí.
—Esta les va a gustar a todos. —nos interrumpen sentándose a nuestros pies.
—Tendrán más noches, no se quejen...
Su hermano vuelve a gruñir escondiendo su rostro en mi cuello, causando con ello cierto cosquilleo. Yo solo pienso que pudo ser peor, de estar presente Allison y Madison no estaríamos juntos. Las tendría a cada una a mi lado.
Nota. Stan hace parte de la saga Angeles y Demonios,
el libro lleva su mismo nombre, Stanislav.
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