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El diario


—Lo siento O'hurn, pero conocías los riesgos —afirmo a mi superior sin saber que decir. —debiste esperar a divorciarte.

Recibir el llamado a la base me hizo creer que había alguna misión para mí. Odiaba la idea de irme y dejar a Emma en esta situación o de no saber si era o no mi hijo. Al llegar, me encontré con que iniciarían una investigación en mi contra por adulterio y mientras eso sucedía me retirarían de mi cargo.

—Es difícil explicarle —confieso.

Su rostro lleno de arrugas, su cabello pulcramente peinado hacia atrás y las medallas que colgaban en su uniforme, hablaban de los años al servicio de su país y los honores recibidos. Reclina su cuerpo en la silla tomando la pluma entre sus manos y viéndome fijamente.

—Inténtalo —me pide cruzando sus brazos —mañana a esta misma hora estará en tu lugar Kamil Slora. Prometo ser justo e imparcial con ambos.

Guardo silencio, leyendo mi notificación. El adulterio era un delito en las fuerza, pero también "Fraternizar" con otro compañero y encima de todo alguien de rango inferior.

—Jamás lo hice en servicio —mi respuesta lo hace sonreír y decido explicarme —imagino ha escuchado mucho esa defensa.

—Confieso que esperaba de alguien como tu sinceridad...

Y la tendrá, pero dudo que sea lo que se decía. Lleno mis pulmones de aire y dejo en el escritorio la misiva antes de relatar mi caso. Pedí el divorcio a mi esposa tras creer me era infiel, ambos lo firmamos y dejé todo en manos de mi abogado.

—Días después recibí la llamada. Me fui confiado en que era un hombre libre, en ese tiempo la teniente Kamil y yo éramos solo amigos.

Mi explicación puede verse como excusas de alguien que se niega a aceptar la decisión de un superior. Hasta para mí son estúpidas y carentes de toda lógica, al escucharme decirlas, pero son reales. Nunca tuve intención de tener una relación íntima con Kamil, siempre la vi como una amiga.

—No quise que saliera herida —manifiesto viéndolo a los ojos —yo era un hombre soltero o eso creía y estaba lejos de la guarnición cuando todo ocurrió.

—Sigue pareciéndome irresponsable, sobre todo de tu parte —insiste con rostro severo —te recuerdo no fuiste llamado, tu te ofreciste de voluntario y la teniente Slora igual.

Estupefacto por lo que estoy escuchando me yergo en la silla. En aquel momento mi cabeza, vida y alma giraba en torno a Emma y a su supuesta infidelidad.

—No quiero llevar la contraria señor, pero nunca hice tal cosa. —me apresuro a decir. —si revisa las ordenes verá que tengo razón.

—Se que no es un error, yo mismo recibí tu solicitud.

—No de mí —insisto —estaba mal por mi fallido matrimonio, pero en pleno uso de mis facultades mentales.

En ese punto mi mal humor empieza a crecer, puedo entender que sea retirado, la investigación y hasta las dos acusaciones. Jamás permitiré que enloden mi apellido de esta manera. El oficial revisa mi historial busca algo dentro de él y gira el documento hacia mí.

—El general Slora me lo entregó personalmente, junto con una recomendación de su parte para que sus nombres fueran aceptados. Era una operación complicada y riesgosa que ameritaba los mejores. —continua viéndome leer mi supuesto ofrecimiento —no dudo que tengas las cualidades O'hurn, pero tú y yo sabemos que Slora no es la mas lista.

Regreso el documento hacia él y guardo silencio, lo veo comparar ese documento con otro.
Solicito permiso para retirarme y lo hago envuelto en una nube oscura.

—O'hurn —me llama cuando tengo mi mano en la pomo de la puerta —te daré el consejo—giro lentamente hacia él y lo encuentro avanzando hacia mi —Si todo lo que dices es cierto...

—Lo es —confirmo y asiente.

—Te espera una corte marcial de ser hallado culpable. Estabas a punto de casarte estando casado, tuviste relaciones intimas con un subordinado. —lo observo un instante y palma mis hombros antes de seguir.

—¡No lo sabía! —insisto alejándome por sentir que me ahogaba —jamás actué por fuera de las leyes... ¡Las conozco! Incluso Kamil entregó los permisos para ser separados...

—Ese permiso jamás llegó a mi oficina —me interrumpe y entonces sí estoy confundido —existen baches en esta historia que no me gustan. Dudo que Frederick frenara el divorcio sin que lo alertara y en caso de que él se le pasara por alto... los abogados estaban en el deber de advertírtelo.

Salgo del lugar en silencio sin ver a nada a mi alrededor, en un estado casi catatónico hasta llegar al auto. Me quedo frente al volante por largo rato sin hacer movimientos y pensando en todo lo que ha pasado hasta hoy.

Me es increíble de creer que la mujer al que le brindé una amistad y fue mi mejor amiga, soporte por tantos años lograra dañarme. Sin embargo, todo indicaba que Kamil no era la mujer que creí.

Todo fue un malentendido en donde varias factores errados coincidieron o de plano fue algo orquestado por ella. Sin entender como lo hago me encuentro frente a la casa de mis padres notando tienen la visita de Kamil.

No es un buen momento para socializar; aunque, nunca lo será. Verla es recordar a lo que me estoy exponiendo y lo intrincado que es su entorno.

—Alexis...

—Me ha amenazado —Kamil interrumpe a mamá—insinuó que podía tener un accidente.

—¿Quién?

No puedo evitar que mi pregunta salga indiferente. Responde que Emma y guardo silencio observando su rostro.

—¿Cuándo la viste?

—¿Me estas escuchando? —protesta enfadada —¡Me amenazó! Y no solo a mí, también a nuestra bebé.

—Emma no es capaz de matar ni a una mosca. Te pedí mantenerte alejada de ella—le recuerdo.

—Es lo que yo dije...

La voz de mamá se apaga al ver mi rostro y su mirada viaja a mi mano izquierda. He sostenido el documento en las manos durante las dos horas del recorrido a casa sin darme cuenta. Papá retira el acta de mis manos y junto con mamá empiezan a leerlo.

—Estaba segura no ibas a creerme.

Kamil parece ajena a lo que sucede, imagino su calma obedece a que ignora lo que sucede o en saber tiene a su padre como abogado.

—¿Para que la buscaste? —pregunto esta vez mas fuerte.

Papá cierra el documento y me enfrenta con rostro preocupado. Lo único que se me ocurre es encoger mis manos y ver a Kamil, gesto que el parece entender pues le sigue.

—Le pedí que te diera el divorcio ¿Sabes que dijo?

Que no lo daría, pienso dando media vuelta dejándola en mitad de su mejor discurso. Mis padres notan mi molestia y depresión por lo que me dejan partir, es Kamil quien insiste en que la escuche.

—¿No dirás nada? —le oigo decir cuando ya estoy cruzando la puerta de salida.

—Estaré unos días por fuera—comento sin detenerme o verla.

Sigo en negación. Mi vida es lo que hago, desde mi niñez me vi sirviendo a mi país y aunque en algún momento planeaba retirarme para disfrutar de mi hogar e hijos; nunca creí que lo hiciera de esa manera.

Visité a mi hermano mayor, le narré lo sucedido y estuvo de acuerdo en que algo raro había detrás. Me entregó las llaves del apartamento que había en el ultimo piso de la clínica. Antiguo hogar del padre de Jason, el abuelo de Emma. El mejor sitio para encontrarme a mí mismo, había dicho y aseguró estaría adecuado en unas horas.

—No le diré a nadie donde estas —me advierte estrechándome en un abrazo—solo a mi madre.

—No vine buscando soluciones—me excuso y sonríe asintiendo.

—Lo sé, pero no te dejaria ir sin un plan —corrige aun sonriente. —"un idiota sin un plan puede vencer a un genio sin uno".

Entendiendo que con "Idiota" se refiere a Kamil o a su padre y con Genio a mi o a Emma le agradezco volviendo a abrazarlo.

Volví a la calle esta vez sin rumbo fijo y dándole tiempo a que mi hogar por los próximos días estuviera funcional. Me cogió la noche en un bar, con la tercera copa de licor y muchas ganas de descargar el arma en mi sien.

Intento sacudir mis pensamientos dañinos viendo el mensaje de mi hermano que me dice el apartamento esta listo. La despensa llena, el refrigerador igual y mucho alcohol.

Sin entender como sucedió detengo el auto frente al conjunto residencial de ella. Varios carros de bomberos ingresan a la zona exclusiva, un par de patrullas delimitan la zona y grandes llamas se alzan en medio de la noche.

Salgo del auto avanzando a pasos rápidos hacia el interior, varios oficiales me niegan acceso invitándome a esperar detrás de la zona demarcada.

—Detrás de la cinta —me pide y niego empujándolo —por favor señor...

—Mi esposa vive allí —protesto haciéndolo a un lado. —Emma O'hurn Frederick —la nombro intentando con esto que no me detengan.

—Todos fueron desalojados señor... el incendio es en la casa de al lado...

Y ella no vive en ese sitio desde lo ocurrido; aun así, una fuerza desconocida me obliga a abrirme campo empujando varios oficiales y hasta golpeando otros.

Permanezco por unos segundos viendo la casa en llamas. El lugar de residencia del desconocido que entró a su casa y quiso usar su auto.

—Es mejor esperar afuera y detrás de la cinta. Nosotros nos encargaremos de verificar si hay o no heridos —me advierte un bombero que pasa con una pesada manguera —el fuego ha empezado a cubrir la casa vecina.

En efecto, el hogar de Emma todos estos años empieza a ser devorado por el fuego. Las primeras en caer bajo las llamas son las cortinas del segundo piso nocturna las lleva cerca de ellas. Observo como el fuego crece en el primer piso y varios bomberos entran a la vivienda.

—¡Herido! —grita una voz desde el interior de su casa y yo rompo la cadena humana que me ha impedido hasta ese instante ingresar.

El hombre sale con ella en brazos y protestando insistentemente. Le pide en medio de lagrimas que la deje volver algo que el hombre insiste es imposible.

—Alexis —ruega al verme caminar hacia ambos y solo entonces la deja en el suelo.

No lleva la prótesis, esta vestida en pijama blanca ennegrecida por el humo. Su rostro esta en igual de condiciones junto con rastros de llanto que no logro entender.

—Debo desocupar la caja de seguridad —le insiste al hombre —por favor —le ruega.

Ella no es una mujer de ruegos, menos de lágrimas y ambas cosas están sucediendo. Lo que sea tenga esa caja fuerte es tan importante para ella que no acató la orden de salida. ¿Cómo bajó las escaleras?

Es un gran enigma para mí, que pierde importancia cuando su rostro me observa con suplica. El bombero la deja en mis brazos regresando a su labor, dejándome a mí la lucha de ella de querer regresar.

—¿Es importante? —le pregunto y afirma —la caja de seguridad soporta el fuego...

—No me iré de aquí sin eso —me advierte y suspiro.

—¿Cuál es la clave? —pregunto retirando mi saco y cubriéndola con él.

—Las coordenadas del sitio de mi accidente —responde cubriéndose con mi prenda y viéndome a los ojos.

Por un instante ella parece que anhela yo sepa la respuesta. El lugar en que perdió a nuestro hijo, en donde permaneció sola por mas de veinte horas sin que nadie notara su ausencia. c

No soy inmune a su cuerpo pegado al mio, a su aroma o al temblor de su cuerpo. Verla tan vulnerable intentando sostenerse de mí ante la imposibilidad de hacerlo con una sola pierna, jode. Camino con ella hasta una ambulancia y un camillero la recibe.

—Es...

—Se cual es. —le interrumpo —en mi saco está el móvil, marca a casa y diles que estas bien.

Afirma viendo detrás de mi y al dar media vuelta encuentro que el fuego sigue en el segundo piso, pero que es cuestión de tiempo que llegue al primero. Retiro mi corbata lanzándola al piso y recojo las mangas de mi camisa.

Emma siempre me ha hecho cometer tonterías, desde pequeña es asi. Deseo con todas mis fuerzas que esta valga la pena y no sea otro de sus caprichos infantiles.

Aunque esté lejos de ser ya una niña.

(...)

Una libreta morada era el único habitante de la caja de seguridad. Su importancia creí se debía a pertenecer a la empresa y no hice preguntas. La llevé a la clínica de Marck en donde está siendo revisada.

—¿Qué hacías allí? —pregunta su madre.

—No sé —confieso —estuve por horas dando vueltas a la ciudad. Me dio la noche y me vi frente a su hogar con bomberos, policías y demás.

—Supe lo que enfrentas —comenta —Ivanna me llamó, estaba preocupada por ti.

—Estoy bien —le digo tomando su manos —gracias por preocuparte, aunque no lo merezca.

Sonríe tomando su pañuelo y retirando de mi rostro, las marcas que dejó el humo. Tiene en sus manos esa extraña libreta que Emma quiso salvar en medio de muchas cosas de valor.

—Eres un gran chico Alexis, has amado a mi hija como nadie. Aun, cuando lo no merecía.

Que me defienda lejos de darme alivio me hace sentir mal. Me es imposible verla a los ojos, mi cobardía y poca fe en mi mujer, me hizo cometer la peor de las decisiones.

—Ambos eran muy jóvenes e inmaduros, fue fácil ser manipulados. Nosotros no contribuimos al mantenernos lejos. —deja en mis piernas la libreta y se levanta diciendo —te recomiendo ver esto en privado, iré con ella y Jason.

—Iré arriba —le digo señalando el apartamento que tiene la clínica en el ultimo piso y afirma.

—Es un buen lugar — comenta —para ambos —corrige —Se lo prometí a Ivanna y solo por ella lo hago. Aprovéchalos.

Afirmo tomando el colorido objeto y alzando en mis manos. Me incorporo de la silla dirigiéndome al ascensor, rumbo a ese lugar me encuentro detallando el colorido objeto. Las puertas del ascensor se abren y ante mi tengo una versión más recatada del penhouse de Ind. Frederick; igual de lujoso, pero con un decorado mas colorido.

Camino hacia la terraza buscando el primer sillón que encuentro y lo abro al tiempo que me siento en él. Las primeras líneas hicieron crecer en mi garganta un nudo que me impediría hablar. Me seria imposible hacerlo aun si mi vida dependiera de ello.

La primera hoja era una carta dedicada a nuestro hijo que ella esperaba lo hiciera cuando empezara a leer. En una de las fotos hechas por Kamil ella lloraba y el escolta la abrazaba.

Había encontrado quizás el motivo.

Emma sentía recelo de no ser una buena madre o esposa, transmitirle miedos e inseguridades. Lo amaba también la idea de tener a una parte de mí, pero sentía que no se había esforzado lo suficiente.

Lo que seguía era el registro semanal de sus avances de gestación, cambios en su cuerpo, estados de ánimos y demás. Sonrío de vez en cuando porque ella mantuvo un dialogo invisible con nuestro hijo no nacido y puedo imaginarla escribirlo en voz alta para que le escuchara.

"Tu mami es de costumbres fijas, suele hacer las cosas a la misma hora, lugar y en igual de tiempo. Algunos te dirán que soy psico rígida, otros que me falta un tornillo, pero te pido el juicio que emitas sea tuyo sin intervención de terceros"

No lo estas, solo es una mujer organizada que sabe cómo y en que invertir su tiempo, pienso leyendo una de las notas. Las escribía al final de narrar algún cambio en su cuerpo o las medidas de su vientre.

"Hoy descubrí no estamos solos, aunque me prometieron lo estaría. Cuando quise saludar a mis vecinos me ignoraron. No soy la única asocial después de todo e imagino están aquí para no socializar con nadie"

Me concentro en una lectura que arruga mi corazón y llena vacíos del misterio que fue para mi el embarazo de Emma. No hay más registros de sus vecinos y solo hace mención en esa ocasión. En adelante es ella hablándole a nuestro hijo o a mí en otras.

Llegó hasta la ultima hoja y lo que sigue es el registro de su ingreso a urgencias, medicamentos e intervenciones quirúrgicas. Cuando mi mano pasa a la última hoja leo el titulo de lo que sería una carta que no ha terminado de escribir.

"Carta a mi hijo no nacido"

Leo las primeras líneas y recuerdo alguna de las primeras levantándome de la silla de un salto. Tomo el libro entre mis manos, las llaves y voy al ascensor.

Al bajar, pasan por mi mente todas las líneas que he leído junto con la primera. Corro por los pasillos del ascensor deteniéndome frente a Gregory quien me ve con rostro molesto.

—Piso una piedra y callo —le digo y enarca una ceja.

—¿Qué novedad? No me ...

—No comprendes... —le interrumpo sacudiendo la libreta en su rostro —Emma hace las mismas cosas siempre... si hay un sitio peligroso no volvería por él...

Por su rostro pasa la duda rápidamente hasta que empieza a reflejar que me está entendiendo. Ella hizo varios recorridos antes de hallar el correcto, el perfecto. Es lo que haría la mujer que conozco, no se aventura a ciertas cosas.

—Se despierta estira en la cama, cierra los ojos... (dos minutos). Luego apoya un pie por fuera de la cama (un minuto) —Gregory enarca una ceja, pero sé que está entendiendo —luego va a la ducha (30 minutos).

—La pelea de todas las mañanas era porque Isabella le ganaba la silla... una que ocupaba solo para verla enojarse y perder el control —me confiesa y sonrío al ver que capta mi duda.

No hay manera que ella tomara una ruta peligrosa, a no ser que lloviera... y eso solo lograría que no saliera. Nunca que usara otra distinta a la que solía usar.

—Dia tras día, semana a semana —describo y le veo verme con el rostro tenso— es tu hermana y la conoces, pero fue mi amiga antes que mi esposa. Estoy casi seguro de que llegó a pisar las mismas piedras día tras día —le digo entregándole la libreta en un sitio en especial —tuvo visitantes en la semana cinco.

Gregory toma la libreta lee el sitio indicado y lo que sigue es muy de ellos. Regresa a la primera pagina y empieza a leer rápidamente. Al cerrar el libro y verme me encuentro frente a un hombre que ha llegado a la misma conclusión que yo.

Alguien causó ese accidente...

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