A prueba de fuego
Nacer rodeada de afecto, lujos y cariño me impidió ver lo privilegiada que era. Conforme los años pasaban entendí que no era una chica del común y aquello era sinónimo de problemas.
Necesité de conocer el infierno para valorar el cielo. Maduré y puede que para algunos sea de la peor manera. Entendí entre otras cosas que las mejores enseñanzas vienen detrás de momentos tristes y muchas lágrimas.
Ha llegado el momento de perdonarme y dejar atrás todo el dolor causado. Entendiendo que tengo motivos para ser feliz, conservo el amor del hombre que amo y eso es suficiente combustible para seguir. Lo cierto es que Hugo nos marcó a ambos y nos hizo entender lo privilegiado que éramos por tenernos uno al otro.
Sonrío leyendo el mensaje de buenos días de Alexis, mientras busco la manera de decirle que lo he pensado. No ha tocado más el tema de intentarlo, pero no se ha alejado de mi lado.
La nube oscura es quizás el misterio que encierra el sitio en el que pasa en las noches. Su madre está preocupada, Alexis regresa del trabajo en las horas de la noche, se encierra con su padre y sale de casa minutos después. Regresa al otro día sin que nadie sepa donde ha dormido.
—¿A que hora es esa reunión?
—En media hora —respondo a Stan guardando el móvil y viendo la atestada sala.
—La salida de emergencia es estrecha, la de incendios es un desastre y ni menciono los primeros auxilios.
Con solo una mirada a su alrededor el ha detallado todo eso, algo que sorprende cada día. Stan parece estar buscando algo dentro del salón, su mandíbula se tensa cada que gira su rostro.
—¿Tienes amigos Stan? —pregunto de buen humor.
Aleja el rostro del salón y se centra en mí. Aquello que hizo estar juntos, está próximo a llegar a su fin. Quedaría solo un lazo de amistad que espero sea irrompible con el tiempo.
—Alguien que ha visto el mundo desde mi perspectiva y lo viciado que esta, le es imposible tener amigos. —me responde —tengo hermanos adoptivos que al igual que yo han pasado por lo mismo o quizás peores.
—Siempre creí que un amigo es como un hermano.
—Juntos pasamos por dificultades, nos hemos apoyado, soportado y fortalecido. En las crisis sostuvimos nuestras manos, si alguien de los cuatro tenia pan para comer, todos teníamos pan... ¿No es eso un hermano?
Guardo silencio sin saber que responder, encontrando que aquella descripción no aplica para lo que yo he sido. Para los míos siempre he sido un nido de problemas, ellos estuvieron cuando los necesité, algo que no puedo decir de mí.
—No he sido una hermana para los míos entonces —logro decir pese al nudo en mi garganta y siento su mano en mi hombro.
—A veces no es necesario hacer actos de sacrificios. Con estar es más que suficiente —comenta y afirmo en silencio —pueda que no lo digan a diario, a veces nunca lo hacen…pero le aseguro es importante para ellos.
El grupo de personas reunidos frente a mi empiezan a murmuran en voz alta, los flashes apuntan a la entrada, el sitio en el que ingresa Gregory y un representante de los Tomasevic. La cita de hoy era por la contaminación y el calentamiento global. Los CEO de Ind. Frederick y Tomasevic eran los más esperados. A última hora los turcos negaron su asistencia por cuestiones de seguridad.
—¿Te hice esperar? —pregunta mi hermano acercándose a mí y niego.
—Estábamos cerca, no tuve que atravesar media ciudad.
Mi hermano afirma y saluda a Stan con una leve inclinación de cabeza. La reunión era en el salón de eventos de un hotel, bastante amplio y cómodo. Nos separaron por mesas y empresas, solo nosotros acudimos a la invitación, la gran mayoría de dueños enviaron a representantes.
—Debimos hacer lo mismo —le advierto a Gregory tan incomodo como yo —no hay escape en este sitio.
—Es la peor manera de alentarme linda —me reprocha sonrío haciéndole un guiño —has estado mucho tiempo con Estanislav.
—Yo he soportado las mismas quejas por quince minutos, tenia que sacarlas de alguna manera.
Gregory sonríe tomando una de mis manos y llevándoselas a su pecho. Somos el centro de los reflectores y videos, quizás por ser de los pocos dueños que asistimos.
—Creo que la negativa a no venir es por el lugar —se mofa mi hermano viendo a nuestro alrededor —es una vergüenza que todos tengan un mejor equipo de seguridad que Ind. Frederick, hasta McDonald’s no ha ganado.
En defensa de Stan la invitación la recibimos el día de ayer y él no estaba. La misiva se había extraviado rumbo a mis manos y llegó demasiado tarde. Gregory y yo coincidimos en la ciudad asi que decimos acudir ambos.
—A Tomasevic le dejó de importar el qué dirán hace décadas. Mi padre es más sensible a ella. Le afecta la prensa y lo que se diga de nuestro apellido.
Ambos reímos luego de eso y nos centramos en el hombre frente a nosotros. El evento transcurre con normalidad, pero hay en Stan cierta intranquilidad que tanto Gregory como yo notamos. Sus ojos van de un lado a otro, no se molesta en el protocolo y saca el arma creando en todos a su alrededor pánico.
—¿Qué mierdas hace?
—No sé, pero no me gusta.
Sucede entonces, el sonido sordo de un disparo en algún lugar del salón. El ruido de la bala hace eco en el sitio cerrado creando un ruido tres veces mayor al original. Gregory me cubre con su cuerpo justo en el instante en que alguien me toma de las manos y me obliga avanzar.
Los gritos de los presentes aumentan con la segunda detonación. Tal como Stan lo advirtió las personas chocan unas con otras intentado buscar la salida. Quienes logran hallarla se sofocan unas con otras en medio del pánico.
Stan me insta a avanzar, pero soy renuente a hacerlo al no ver a mi hermano por ningún lado. Señala a las escaleras diciéndome que muy seguramente su esquema de seguridad las usó.
—¡Salgamos de aquí! —ruge enfadado.
—No me iré sin mi hermano. —le grito viendo a mi alrededor con horror.
Estaba a mi lado me protegió con su cuerpo, luego ya no. Una figura conocida me impide seguir. Alexis esta en medio del salón cuando la tercera detonación se escucha. Puedo sentir el fogonazo cerca de él y el grito de varias mujeres, incluso una voz que grita “herido”
—Alexis—le llamo sacudiéndome de Stan. —¿Qué haces?
Mi protesta es cuando soy alzada en brazos en contra de mi voluntad y subida escaleras a arriba. Dos disparos se escuchan durante mi huida y un sexto cuando soy dejada en el suelo, sana y salva.
—¡No me vuelvas a hacer esto! —exploto una vez me he librado de su agarre.
Mi respiración es irregular hiperventilo al verle tranquilo viéndome cruzado de brazos. Alexis puede estar allí abajo herido y él impide el único lugar de acceso a la salida.
—¿Es que acaso está loca? —pregunta y señala detrás de mi viendo a Gregory en un costado de los pasillos enojado con sus hombres —que su hermano, su esposo, el perro o el gato—enumera y doy un paso al frente, pero obstaculiza mi paso — me importa cinco todo lo demás es usted mi prioridad. Si le ordeno seguirme, usted es buena chica y va a obedecer.
—Mi esposo esta allí, muy cerca de las balas ¿Qué mierdas quiere que haga?
—Su esposo es un hombre diestro en esto y todo caso ¿Por qué ir detrás de él si debe ser a la inversa? —se mofa abiertamente de mí y vemos a mi hermano acercarse ante el escándalo que estamos haciendo—usted una mujer discapacitada ¿Cómo se supone va a protegerlo? ¿Se quitara la prótesis y la lanzara al asesino?
—Hijo de puta… —grito golpeando con el bastón el suelo alsentir mi voz romperse.
Sonríe ante mi respuesta y afirma bastante tranquilo al verme llorar.
—Las lágrimas derramadas son amargas, pero las que aguantamos fingiendo valentía son venenosas. Iré por su príncipe —comenta en tono burlón y me abrazo asi misma viéndolo bajar.
Siento un par de brazos en mi cintura y giro abrazando a mi hermano. Puede que tenga razón, sin embargo, no pude evitar querer hacer algo al verle allí.
—¿Estas bien?
—Me asusté por ti y luego vi Alexis —le digo —¿Qué sucedió?
—El helicóptero esta en la azotea señor —advierte uno de los hombres de mi hermano—será mejor subir.
—Salgamos de aquí, Stan irá por Alexis…
—No me moveré sin él. —le advierto.
—¿Señor? —vuelve a llamar el hombre y Gregory toma de mis manos.
—Nena, no seas irracional… Alexis sabe defenderse.
Miro por las escaleras en espera que suba, pero no lo hace y eso me impide acompañarle. Gregory no se irá sin mi y yo no lo haría dejando a Alexis en medio de ese caos. Solo cuando su rostro empieza asomarse por las escaleras me permito respirar.
—Vete, yo me quedo con ellos. —le pido.
—Señor —insiste otro hombre.
—Balas de salva —comenta Alexis y mi hermano me hace verle antes de irse —tres chicos todos adolescentes.
—No vuelvas a exponer tu vida por nadie —aconseja obligándome a verle—ni siquiera por mí ¿Entiendes? —afirmo mordiendo mis labios para no llorar y sonríe dejando un beso en la frente —hablaré con mis hombres también, te dejaron atrás.
—Me tenía a mi —advierte Stan —si solo hiciera lo que se le ordena…
—No sería Emma —responde Alexis acercándose —los entregué a la policía.
(…)
Alexis había recibido de parte de su padre el sitio de la reunión. Por alguna razón la invitación llegó tarde a nuestra mesa, no fue que se perdió en medio de las otras dependencias. Simplemente, llegó a nuestras manos a ultima hora.
Consciente del sitio y su poca protección decidió acudir como miembro de la seguridad nuestra. Se mantuvo tras bambalinas y fue él quien alertó a Stan que algo extraño estaba sucediendo. Había visto a un grupo de chicos con remeras verdes en actitud sospechosa.
Se sienta en mi escritorio y revisa los ataques de los últimos meses. Estar por fuera del cargo de asistente, no ha impedido que siga pendiente a los ataques de mi hermano.
—Disminuyeron en los últimos meses—comenta y afirmo.
—Creo que soy de mala suerte.
—¿Qué son las horas al lado de cada atentando? —pregunta y me acerco.
—Gregory pide escribir la hora en que recibió la amenaza, el tiempo en que duró la extracción.
—¿Alguno es letal? —niego ante esa pregunta y vuelve a mirar la libreta
—Siempre son falsas alarmas, nunca hay heridos o daños. Mi hermano cree que son activistas…
—Creo saber que sucede —comenta alzando el rostro de la agenda —están probando su capacidad de reacción —explica y le veo contrariada.
—¿Qué quieres decir?
—Necesitan saber que tan efectivos es vuestro grupo —dice y entiendo un poco más —¿Has visto como certifican si un puente está listo para estrenar?
—Con carga. Reproducen varios estados de carga para verificar que tan satisfactorio… —lo observo sorprendida al entender y él sonríe triunfante.
—Se preparan para un golpe grande, lo que están haciendo son solo pruebas—finaliza.
El ruido de la puerta abrirse nos hace ver a su hermano mayor en la entrada.
—Tengo noticias de Kamil, ella tuvo un accidente —habla viéndonos a cada uno antes de seguir — llegó con sangrado al hospital de un colega. No nos ha dicho nada, ha perdido a su bebé.
La magia acabó con aquellas palabras, el silencio se apoderó de todos y la risa en los labios de Alexis se esfumó.
—¿Pudiste saber cuantas semanas?
—Según lo que aseguras ella debería promediar 21 o 24 semanas de gestación—comenta y Alexis afirma.
Mi vida se suspende en espera de lo que seguirá, Alexis ya no sonríe, pero si se ve bastante tranquilo pese a lo delicado del asunto.
—Estaba cerca de la semana catorce. Ese niño se gestó en América, si lo que dices es cierto…
—No era mio —se apresura a decir. —jamás la toque luego de esa noche.
—¿Dónde está ahora? —quise saber sin entender por qué podría interesarme la salud mental de Kamil y Marck niega —¿Qué se sabe de ese accidente?
—No mucho, a Johanson solo le dijo que fue un accidente, sin mas datos.
Alexis se reclina en la silla tomando la libreta en sus manos, al tiempo que Marck y yo le vemos sin entender.
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