Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte 2: Capítulo 4

Finalmente, luego de casi cuatros días de viaje, dislumbro a lo lejos el bosque de Agder que me llevará directamente hacía el pueblo y su castillo.

El sol sigue en el cielo, faltan horas para que inicie el atardecer.

Será bueno descansar un momento, mi caballo debe estar exhausto y no lo culpo, además de llevarme a mí, debe cargar con el peso de mi saco que contiene la mayor cantidad de pertenencias que pude traer conmigo y mi inseparable ballesta.

Nos acercamos en busca de algo de sombra en un gran árbol al lado del camino junto a la densa hierba que la acompaña.

Caigo cómodamente de mi fiel corsel y me recuesto brevemente dejando mis cosas a unos metros de mí, mientras recuerdo todo lo que ha pasado últimamente:

Luego de que Elsa me desterrara de Arendelle en nuestra reunión. Decidí reunir mis vestimentas y algunos accesorios. Cuando había terminado de empacar, no tuve deseos de salir de mi habitación, así que decidí dormir hasta que la noche llegara.

Sin hacer ruido y sin despedirme adecuadamente ni de Elsa, Iduna y mis amigos, me vestí con un viejo traje negro de sacerdote que encontré en mi oficina, éste traje cubría todo mi cuerpo, lo que era perfecto para cubrir mi rostro.

Estaba todo oscuro, no habían muchos soldados custodiado adentro del castillo, la mayoría estaban cubriendo el perímetro, por lo que nadie notó que me marchaba de ese lugar. Ya en el establo, tomé mi caballo y salí por una de las salidas de emergencia en los costados del castillo para partir hacía Agder, el Reino donde crecí y me formé militarmente.

Al momento de salir, decidí tomar rutas alternativas con la intención de evitar la mayor cantidad de personas posibles. Aunque no me reconocieran debido a que mi traje cubría mi rostro, había una alta probabilidad de ser descubierto. En cierto modo mi irresponsable actuar estaba en boca de todos y el rumor de que había abdicado todavía no se propagaba.

Luego de salir sin inconvenientes de Arendelle, pude viajar con la tranquilidad de no ser atacado por aldeanos furiosos o bandoleros que merodean por los caminos.

Con mi arma y mi experiencia en combate, de seguro que habría ganado, oficialmente no soy Rey, por lo que no tendría motivos para contenerme.

El trayecto hasta aquí no fue fácil, pedí alojamiento en distintas posadas e incluso dormí bajo la interperie para poder pasar la noche, por suerte ninguno de los que me ofrecieron hospedaje me reconocieron, habría sido bastante incómodo explicar los motivos del por qué el supuesto Rey de Arendelle se encontraba en ese lugar.

Además de buscar un lugar para pasar la noche, tuve que rebuscármelas para conseguir alimento, ya que hace bastantes años que no cazaba insectos de tamaño mediano o recolectaba frutos que no fueran venenosos.

En fín, todo ese sacrificio valió la pena. Estoy a tan solo una hora de ingresar a Agder.

Cuando mis ojos ya se sentían pesados, oigo el galope de algunos caballos acercarse a mi posición.

— Vaya, ¿Pero que tenemos aquí? — Distingo el susurro de un hombre joven, por su acento deduzco que debe ser un bandido.

— Eso solo uno, deberíamos robar todo lo que tiene — Oigo que le responde en voz baja su acompañante.

Despreocupadamente sigo recostado, con los ojos cerrados y sin intención alguna de moverme.

Con mis sentidos en alerta, siento como esos hombres deciden bajar de su caballo.

Cuando ya puedo sentir la presencia de ambos, en un rápido movimiento de abdomen elevo mi cuerpo hasta quedar totalmente sentado:

— ¿Se les ofrece algo caballeros? — Les pregunto al abrir los ojos.

— ¡Esto es un robo! — Observo la voz del primer hombre que oí. Tiene el cabello largo y una barba descuidada. No luce como alguien muy cuerdo, de hecho me apunta con un arma de fuego, una pequeña pistola para ser más exacto.

— ¡Quédate quieto!…o ¡saldrás lastimado! — Me comenta el otro hombre con cierta inseguridad. Él es de contextura más prominente y de cabello corto. Él, a diferencia de su compañero, me amenaza con una daga.

Y por cierto, parece ser un sujeto sin mucha inteligencia.

— ¡Qué hermosa pistola!, ¿De dónde la obtuviste? — Mis ojos se posan en el arma de fuego.

— ¡Cállate!, ¡No te incumbe! — Me apunta de manera temblorosa, asumo por su postura que no debe estar familiarizado con el uso de armas — ¡Vamos Gunnar revisa su equipaje!.

El otro hombre llamado Gunnar se acerca lentamente a mi equipaje, sin despegar la mirada de mí.

No puedo hacer mucho, mi ballesta está junto a mi equipaje, aunque quisiera no podría actuar con facilidad.

Sin embargo, creo tener una oportunidad.

— ¿Así que no vas a decirme de dónde sacaste esa arma? — Retomo la pregunta al hombre de cabello largo.

— ¡Silencio!, ¡Eso no es asunto tuyo! — Sus manos se inquietan al sostener su pistola.

— ¿Fuiste soldado o algo así? — Insisto con mis preguntas.

— ¡Vamos Gunnar!, ¿Encontraste algo?.

— No tiene joyas, ni nada Jasper. Solamente veo vestimentas.

— ¡¿Dime?!, ¡¿Dónde están las joyas?! — Jasper parece enfadado y sigue apuntándome con su arma.

— Lamento decepcionarte, pero no tengo joyas ni nada de valor.

— ¡Mientes!, ¡Sé que tienes algo de valor!, ¡Eres un mentiroso! — El frío metal de la pistola de Jasper está sobre mi frente.

Pequeñas gotas de sudor bajan por su cuello. La desesperación y su inestabilidad, hace que mi estrategia siga su rumbo.

El otro hombre, llamado Gunnar revisa mi equipaje, hasta que nota mi ballesta.

— ¡Jasper!, ¡Jasper!, ¡Encontré una ballesta!, ¡Encontré una ballesta! — Exclama con cierta alegría.

— Que idiota eres, no necesitamos de una ballesta. Tenemos ésta formidable pistola traída del Nuevo Mundo — Aleja su arma de mi frente y decide exhibirla ante él.

La moral de Gunnar decae con las palabras de Jasper, su esfuerzo ha sido en vano.

Ademas, desde el piso, deduzco que Jasper jamás ha maniobrado una pistola. No parece ser un soldado, ni siquiera un mercenario. Son pocos los Reinos que tienen el lujo de poseer armas a base de pólvora. Y aunque fuera un conocedor de las armas, ha omitido un pequeño detalle, por lo que infiero que el arma fue robada…

— Creo que aquí el idiota eres tú — Interrumpo su conversación con bastante normalidad.

— ¡Qué te has creído imbécil! — Apunta nuevamente a mi frente — ¡No estás en condiciones de opinar aquí!.

Sus manos tiemblan de miedo.

— Insisto, crees que con solo tener un arma eso te hará más fuerte. Si fuera tú me llevaría esa ballesta y le entregaría esa pistola a Gunnar, que tiene más cerebro que tú.

— ¡No vuelvas a insultarme infeliz! — Ejerce mayor presión con su arma en mi frente. Desea jalar el gatilllo de una vez por todas.

— ¿O qué?, ¿Dispararás?. No serías capaz de hacerlo — Trato de atacar su orgullo.

— ¡Es todo!, ¡Te mataré!.

Jasper jala el gatillo.

Tal como lo esperaba, desde su arma no salen sus municiones.

Jasper intenta varias veces jalar el gatillo, pero es inútil, es un arma vieja.

— Con ello me demuestras que no eres más que un simple idiota — Me pongo de pie — Si fueras un bandido con algo de inteligencia sabrías que esa arma está averiada y que la pequeña llave que se encuentra en la parte superior de la pistola está oxidada, por ende, no puede trasmitir energía para hacer funcionar la pólvora.

La expresión del hombre de cabello largo y de barba descuidada es de total ira contra sí mismo, y por supuesto, contra un sabelotodo como yo.

— ¡AAAAAH NO PUEDE SER! — Se recrimina.

— Bien, ya he descansado suficiente, ya es momento de que me vaya de aquí.

Con un ataque certero, doy una patada al pecho de Jasper, como era de esperarse éste cae violentamente al suelo y perdiendo la consciencia.

Miro sombríamente a Gunnar que yace impávido por lo ocurrido.

— Pareces ser una buena persona Gunnar — Lo observo de pies a cabeza — Te daré la oportunidad de marcharte, no te haré daño.

— Sí…si señor —  Suelta su daga y corre despavorido a su caballo, dejando solo a su compañero.

Por mi parte, ignoro a Jasper, seguramente despertará en unas cuantas horas más.

En fín, fue un buen ejercicio. Aún queda un largo trayecto hasta Agder.

Camino hacía mi caballo para seguir con mi camino.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro