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Parte 2: Capítulo 17

— Es increíble que haya pasado un mes desde que vencimos a Kol  — Susurro en mi tienda mientras me visto con mis mejores vestimentas.

En mi cabeza, parece que hubiera sido hace bastante tiempo atrás.

Los recuerdos siguen frescos en mi memoria:

Luego de vencer a Kol en su totalidad, los hombres de la tribu y algunas personas que aparecieron, entre ellos Los Mercenarios de Hel, se encontraban muy confundidos sobre lo ocurrido.

Yelana les explicó con lujo de detalles acerca de Kol y su plan para acabar con los espíritus del bosque encantado. Algunas personas se mostraron molestos y a la vez aterrorizados al ser utilizados por ese hombre.

Lamentablemente, muchas víctimas perecieron ante Kol, muchas personas jamás podrán regresar a la vida.

Sigo sin entender por completo al que alguna vez fue el respetado hombre de los Northuldrans, su poder era bastante increíble, tenía la capacidad de entrar a las mentes de las personas, crear mundos en ellos e incluso robar sus recuerdos.

Eso es algo que jamás había visto, solamente una Diosa como Hela podría concender algo así.

Sin embargo, algo no ha dejado de llamarme la atención: En mi último golpe, Kol realizó un chasquido seguramente para bloquear mi ataque, pero de manera inexplicable no pudo hacerlo.

No puedo imaginar que movimiento quería realizar, pero admito que nuestra victoria fue gracias a la divina fortuna.

Pero aún así, las últimas palabras de Kol me dan mucho en que pensar:

"¿Por qué me haces esto Hela?, esto no estaba en el trato"

¿Qué clase de trato hizo Kol con ella?, ¿Qué sucedió realmente?.

Al consultar a Yelana y al Abuelo Pabbie, ninguno pudo responder a mi inquietud.

Por otro lado, las historias de los ancianos resultó ser cierta, todos me reconocieron como una especie de salvador que los guiaría a una nueva era para los Northuldrans. Sólo alguien quien podría controlar el fuego lo haría, pero nunca pensé que sería bendecido por el mismo espíritu del fuego.

Después de eso, Buni, logró salir de mi cuerpo, admito que fue bastante molesto sentirlo por mi tráquea.

Espero que jamás vuelva a entrar a mi cuerpo.

Los espíritus por su parte continuaron protegiendo al bosque, todo volvió a la normalidad.

Sentí algo de lástima por Nils, en su cabeza, Kol había muerto muchos años atrás y de un día para otro regresó reaparece con aires de venganza. Por ello es que Yelana le liberó de sus obligaciones por un tiempo, este es un momento difícil para él.

A este punto, ya me siento como uno más. Iduna está felíz aquí, ha hecho muchos amigos y Elsa es el pilar fundamental de los Northuldrans.

Por mis valientes actos, se me concedió el título de "Jefe Tribal de Combate", un cargo inventado solo para mí. Muchos pensaron que era necesario contar con alguien que supiera de combate y de estrategias en casos de emergencia.

No dudé ni un segundo en aceptar ese honor.

En retrospectiva, Elsa y yo hemos pasado por cosas muy difíciles este último tiempo. Nuestras vidas han dado un giro que ninguno de los dos pudo predecir.

— ¿Estás listo?, ¿El carruaje nos está esperando?— Elsa ingresa a la tienda junto a Iduna que luce un hermoso vestido de hielo.

— En un minuto — Respondo.

Mis pensamientos cambian repentinamente:

Luego de mi regreso temporal a Agder, antes de mi gran hazaña en el bosque. El Rey Hrolf y su mano derecha Astrid decidieron contraer matrimonio.

Me alegro mucho por ellos, son el uno para el otro.

Sin retrasar más el asunto, salgo de mi tienda y voy directo al carruaje que nos espera a las afueras del bosque.

Anna, Kristoff y Olaf van con nosotros.

Claro, hubiera sido más rápido que Elsa utilizara a Nokk para este viaje, pero realmente eso es algo bastante ostentoso, y no queremos llamar la atención.

— Al fín llegas — Me recrimina Anna al subir. Luce hermosa con su atuendo real.

— Soy un simple mortal, no puedo lucir fabuloso con un chasquido como Elsa — Me río.

— Podrías si aún conservaras tus poderes — Elsa intenta ponerme en aprietos. Su sentido del humor continúa siendo el mismo.

— No gracias, ya tuve suficiente con Buni dentro de mí — Llevo una mano detrás de mi nuca.

— ¿Al parecer estamos listos? — Kristoff nos dirige la palabra a través de un espacio entre el conductor y el carruaje.

— ¿Por qué Kristoff decidió ser el conductor del carruaje? — Pregunto a Anna.

— Ya sabes como es él, aún no olvida su época como recolector de hielo, y además quería llevar a Sven consigo.

Se oye como Sven relincha al ser nombrado.

— Bien, ya es hora — Kristoff acelera el carruaje para nuestro viaje.

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— Ahora los declaro marido y mujer — El sacerdote de Agder pronuncia las esperadas palabras.

Dentro de esta capilla llenos de asientos y de confesionarios, se encuentran una gran cantidad de personas ansiosas de presenciar el beso.

Hrolf, vestido con sus llamativos trajes y accesorios reales para la ocasión, lleva el velo blanco que cubre el rostro de Astrid por encima de su cabeza para mirarla fijamente a los ojos.

La bella muchacha de piel blanca, cabello negro y de ojos verdes no lleva consigo sus característicos lentes circulares. Sus ojos están al descubierto, su mejilla se sonroja mientras espera que su prometido la bese. Suspira al sentir el contacto de los labios contra los suyos, luce sumisa ante la atenta mirada de todos que aplauden con este hermoso sello de amor.

Apretando a Iduna de su mano, volteo detrás y noto que Kristoff no puede evitar soltar algunas lágrimas.

Su traje de color negro y su cabello hacía atrás destacan entre los invitados, todos esperarían que el flamante Monarca de Arendelle vistiera con un traje de acuerdo a su cargo, pero la humildad y la austeridad de Kristoff es su principal estilo.

— Tranquilo amigo — Comento al verlo soltar más lágrimas — ¿Necesitas un pañuelo?

Ofrezco de mi bolsillo un pañuelo negro de tela.

Recibe rápidamente mi pañuelo y seca sus lágrimas en él.

Mientras que Elsa y Anna observan deleitadas como Astrid y Hrolf caminan por la alfombra roja que los guía a la salida de la capilla para lucir su unión ante su gente.

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— Felicidades a ambos, les deseo lo mejor.

Abrazo a mi buen amigo Hrolf, ya en la fiesta.

Elsa en tanto entabla una conversación con Astrid a pasos de nosotros, de seguro que Elsa debe estar aconsejando a Astrid sobre la responsabilidad que significa ser la nueva Reina de Agder.

— ¿Cómo te sientes? — Pregunto.

— Mucho más tranquilo la verdad, estaba muy emocionado por este día.

— ¿Cómo ocurrió?, ¿Qué te hizo considerar la idea de casarte con Astrid?

— Bueno, luego de que te fueras, sentí una fuerte conexión con ella. Al pasar  los días solamente podía pensar en Astrid y en su hermosa sonrisa y su actitud tímida que me cautivaron, supe que era la mujer perfecta para mí, pero tenía miedo de plantear la idea de casarme. Tuve que definir todo con una moneda, así que me atreví y le propuse matrimonio, para mi sorpresa aceptó de inmediato, no podía creerlo, ni siguiera la idea de ser Reina la atemorizó.

— Se preparó mucho para una ocasión como esta — Digo con orgullo.

— No debería sorprenderme, siempres estás a un paso delante — Libera una carcajada.

— Cambiando de tema, ¿Qué ocurrió con Sandnes luego de que Kol fuera vencido?.

— Viajé de inmediato junto con algunas tropas al recibir tu carta, pude reencontrarme a las afueras de Sandnes con algunos soldados que estaban asentados allí. Todo el pueblo volvió a la normalidad, esa niebla se disipó y la gente pudo retomar su vida

— ¿Y el embajador se encuentra bien?

— En excelentes condiciones, él los demás funcionarios están bien — Mira por encima de mi hombro y posteriormente realiza un gesto invitando a alguien.

— (Y/N), te presento al embajador Ulmer.

Volteo para ver a un hombre de contextura gruesa, poco cabello cano y de lentes.

— Es un gusto conocerlo señor (Y/N) — Estrecha mi mano.

— El gusto es mío señor.

— Tenía muchas ganas de agradecerle su esfuerzo — Se muestra algo emocionado — Me ha salvado la vida en Sandes, su valentía es digna de reconocimiento…

— ¿Me permiten un minuto? — Astrid interrumpe de improviso nuestra conversación. Toma mi brazo y me lleva lejos de Hrolf y del embajador Ulmer.

— Gracias por alejarme, creí que ese hombre lloraría enfrente de mí.

— ¡Oh!, bueno, te advierto que yo también estoy algo emocionada.

— ¿Querías hablar algo conmigo?

— Pues quería un momento a solas para agradecerte todo lo que hiciste por mí, tus consejos fueron muy útiles, cuando Hrolf me propuso ser su esposa, lo primero que pensé fue en ser Reina, pero gracias a tus recomendaciones sobre como gobernar ese miedo inicial se esfumó. Estoy más lista que nunca para asumir este nuevo desafío.

De pronto, Astrid me abraza con fuerza.

Recibo su gesto de cariño con uno abrazo de mi parte.

Oigo a Astrid sollozar.

— ¿Estás llorando?

— Si — No puede evitar reír — Lo siento, pero es que me siento tan feliz.

— No tienes que decirlo — Acaricio su espalda para reconfortarla.

Observo ésta hermosa sala, llena de personas que han venido hasta aquí.

Kristoff conversa con gente de la nobleza; Anna y Elsa están en la mesa de los bocadillos, el chocolate son su debilidad; Olaf e Iduna juegan en un rincón.

Extrañaba esta sensación de normalidad.

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