Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte 1: Capítulo 5

Mediodía.

Las tropas de Arendelle y de Agder están frente a la entrada de Sandnes.

Además de la nieblina, debemos destruir parte de la gran compuerta de madera que nos permitirá ingresar.

Cubrimos parte de nuestros rostros como precaución ante la idea de que esa nube pueda contener elementos tóxicos.

Sostengo firmemente mi ballesta, seré el encargado de dar el primer golpe a la compuerta. Posteriormente, parte del ejército de Arendelle lanzará flechas cubiertas de fuego y quemará la entrada.

Disponemos además de la ayuda de primeros auxilios ante el eventual rescate de algunos aldeanos.

Todo está listo.

El Rey Hrolf levanta su brazo y la deja caer hasta apuntar a nuestro objetivo.

Esa es mi señal.

Apunto y disparo a la mitad de la gran compuerta.

Como estaba previsto, una gran cantidad de flechas de fuego caen alrededor de mi tiro.

Las llamas se dejan ver en la gran entrada.

Todos nos acercamos hasta que el fuego consume la gran entrada de madera.

Ingresamos como un pueblo invasor hacía el Reino.

La densa nube no nos deja ver con claridad el entorno, por lo que nos retrasaremos en nuestro plan.

La primera fase del plan consiste en registrar la mayor cantidad de casas posible y vigilar las calles en busca de señales de vida.

Cada uno viajará por separado. Pero para comunicarnos lanzaremos bengalas de colores con nuestras pequeñas pistolas de acuerdo al caso: Verde si encontramos vida y rojo en caso de peligro o ayuda médica.

Pero considerando la dificultad de nuestra visión, tal vez esta forma de comunicarnos sea sumamente inútil.

El silencio de las calles revestido de piedras es increíble, tan solo puedo oír los pasos de mi caballo y el eco que proviene de éste.

Suspiro ante lo tenebroso que luce el Reino.

Me detengo en una pequeña casa de madera para comenzar mi misión. Como educación toco la puerta.

No oigo a nadie. Será mejor entrar.

La puerta cae producto de una patada.

Inspecciono todo el lugar, cuarto por cuarto y no encuentro señales de vida.

Salgo de allí para ingresar a las otras casas también.

——————————————————————————————————————————————————

— Como lo imaginé, aquí tampoco hay nadie — Digo ofuscado.

Salgo de la décima casa a la que ingreso. Veo al cielo cubierto de neblina en busca de alguna bengala.

— Esto es sumamente extraño, es imposible que nadie haya visto nada.

Camino hacía otras localidades, a un mercado o alguna tienda.

Dejo mi caballo amarrado y recorro a pie el lugar.

Sandnes no es un lugar tan bello como Arendelle. Es un Reino sin calles glamorosas o estatuas que glorifiquen a sus héroes caídos en alguna batalla, más bien es un Reino sumido en las ruinas y lentamente deteriorado.

Mientras observo todo el entorno, noto lo que parece ser un hombre vestido con una capucha negra en un pasadizo entre dos casas.

El hombre corre al interior del pasadizo en cuanto me ve.

Inmediatamente saco mi pistola y la cargo con una bengala verde.

Disparo hacía arriba y corro detrás de él.

— ¡Oiga usted! — Grito para llamar su atención.

El hombre no se detiene y adelanta su paso. Me ha sacado casi 7 metros de ventaja.

Atravieso todo el pasadizo y éste me deja al otro lado de la calle, en una zona repleta de casas alrededor.

— Se me ha escapado, maldita sea.

Mis sentidos están alerta, ese hombre no pudo ir muy lejos.

Jadeo lentamente y el sudor de mi frente cae sigilosamente por mi rostro.

Una pequeña gota toca el suelo proveniente de mi nariz.

Espero que nunca vuelvas a pisar Arendelle maldito bastardo…bastardo…do…do

— ¿Qué fue eso? — Miro a todos lados.

Desde que él llego, Arendelle ha dejado de ser lo que alguna vez fue…fue…fue

Esas voces. Son las palabras que recibí de los aldeanos de Arendelle cuando salí del Reino. ¿Por qué las estoy escuchando ahora?.

La Reina Elsa jamás hubiera permitido todo esto, ese demonio debe estar manipulándola de algún modo…modo…modo…do…do

Me armo con mi ballesta.

Espero que nunca vuelvas a pisar Arendelle maldito bastardo…bastardo…do…do

Nuevamente oigo las mismas palabras.

Desde que él llego, Arendelle ha dejado de ser lo que alguna vez fue…fue…fue

La Reina Elsa jamás hubiera permitido todo esto, ese demonio debe estar manipulándola de algún modo…modo…modo…do…do

Espero que nunca vuelvas a pisar Arendelle maldito bastardo…bastardo…do…do

— ¡YA BASTA! — Dejo caer mi arma, para tapar mis oídos — ¡BASTA!, ¡BASTA!, ¡BASTA!…¡SALGAN DE MI CABEZA!.

El sudor empapa todo mi cuerpo. Recreo una y otra vez esa escena, la gente estaba furiosa y me atacaba, me sentía incompetente e indefenso como un niño, nada podía hacer.

Recuerdo nuevamente el sueño de la noche anterior, la cabeza de Elsa rodando hacia mis pies.

El intento de homicidio contra mi amada me invade profundamente.

Todo esto es mi culpa. El remordimiento azota mis pensamientos una y otra vez.

— ¡YA NO PUEDO SEGUIR CON ESTO!, ¡A QUIEN ENGAÑO!, ¡NO NACÍ PARA SER MONARCA!

Ya no oigo las voces, mi garganta se siente rasgada y mi pecho liberado. Necesitaba desahogarme.

Pero ahora siento como las lágrimas caen de mis ojos.

Lloro, lloro por sentirme un total fracaso, tanto para Arendelle como para Elsa…y por sobre todo…a Iduna.

— Soy de la peor, no sé que puedo hacer, no sé si seré capaz de continuar, ¿Cómo puedo pretender gobernar, si no sé cómo hacerlo?

Me pongo de rodillas. Ya estoy muerto.

— El primer paso es admitirlo — Levanto la vista al oír una voz delante de mí.

Es él, el hombre a quien perseguía. Es un hombre viejo con muchas arrugas y una larga barba blanca. Su capucha negra, así me lo indican

— ¿Quién eres tú? — Pregunto derrotado.

— Tú salvación — Responde comprensivo.

— ¿Eres a quién algunos llaman El Salvador?.

— No lo soy, pero puedo ayudarte. Estás sufriendo, tienes dudas y no sabes a quién recurrir.

— No puedo hacerlo…no puedo manejarlo…los he decepcionado a todos — Lloro con más fuerza.

— ¿Quieres saber cómo sería tu vida si no hubieras llegado a Arendelle?, ¿No es así?.

— ¿Cómo lo sabes? — Me siento impresionado al oírlo.

— Lo sé, soy un hechicero de magia blanca que viaja de Reino en Reino para ayudar a las personas que han tomado malas decisiones en sus vidas. No soporto el ver a personas como tú sufriendo por malas decisiones del pasado. ¿Acaso no sería hermoso reparar las acciones del ayer, para mejorar el presente?

— ¿Qué puedes hacer por mí? — Respiro para ahogar mis lágrimas.

  — Puedo hacer que viajes hasta algún momento de tu vida y enmiendas hacía el camino correcto.

— ¿ A qué costo?.

— Ninguno, puedes volver al presente cuando tú quieras.

Desconozco que si es producto de mi desesperación o algo así, pero este hombre representa la única salida viable para mí. No puedo seguir haciéndole esto a Elsa, ni a Iduna, tarde o temprano ellas serán ejecutadas por Arendelle, y todo por mi culpa.

Debo hacer algo para evitar tal desenlace, y la mejor forma de hacerlo es que nunca haya conocido a Elsa.

Me duelo mucho pensarlo, pero lo hago por su bien.

— Quiero intentarlo — Le digo abatido — Quiero que me lleves a mi niñez en Agder, cuando vivía en el orfanato.

— ¿Estás consciente de que podrías perder todo lo que has formado en éstos años y que no volverás recuperarlo?

Ante sus palabras, lo primero que se me viene a la cabeza es Iduna, sé que nunca estuve preparado para tenerla y que posiblemente sea un tanto egoísta, pero no puedo pensar en traerla a este mundo si no puedo asegurar su vida.

— Lo sé — Le digo resignado.

— Perfecto, llámame si es que deseas regresar, te lo advierto sólo podrás hacerlo una sola vez, procura que sea en el momento adecuado — Lleva su mano a mi cabeza — Ahora cierra las ojos, experimentarás un largo viaje.

Sigo sus instrucciones y cierro mis ojos.

Lentamente caigo en un estado de somnolencia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro