Parte 1: Capítulo 16
La música del salón resuena en esta bella noche.
Finalmente, Elsa es oficialmente Reina de Arendelle.
Todos los invitados están bailando y charlando entre sí. Hay demasiada gente que mi mirada se pierde entre la multitud.
Estoy de pie en un extremo del lugar, alejado de toda interacción, y por sobre todo de Elsa desde antes de la ceremonia, hubiera sido bastante sospechoso si hubiéramos llegado juntos. Tal nivel de confianza sería difícil de explicar.
Por otra parte, lamentablemente Anna ni siquiera notó mi presencia en la capilla durante la ceremonia, o bien, me ignoró completamente. Tal vez siga enojada conmigo, pero me causó cierta alegría verla charlar junto a su hermana al inicio de la celebración.
Lo que más me preocupa es que no he visto a la joven princesa desde un par de horas. Me produce escalofríos considerar la idea que puedar estar con el Príncipe Hans de las Islas del Sur. Pero aún así, no puedo confirmarlo, no lo he visto en ningún momento en el castillo, se enviaron casi un centenar de invitaciones que es imposible recordarlos a todos.
Me encantaría poder averiguar un poco más pero sería muy extraño de mi parte buscar a alguien que ni siquiera he visto.
Pero aún así, el Duque de Weselton sí está invitado a la fiesta, de hecho ya intentó cortejar a Elsa y a Anna, después de este hecho perdí el rastro de la joven pelirroja.
En un movimiento rápido, diviso a Elsa que me hace señas para que me acerque a ella, ya terminada su charla con algunos monarcas de otros Reinos.
— ¿Te estás divirtiendo? — Pregunto.
— A decir verdad esto se siente muy extraño — Oigo su tono de voz algo nerviosa.
— ¿Qué cosa?.
— Entablar una conversación con alguien más, durante mi niñez solamente tuve la compañía de mis padres, Gerda y por supuesto, tú. Es un desafío muy importante para mí gobernar Arendelle, a pesar de…tú…ya sabes…"eso".
— Entiendo perfectamente Elsa, noté durante la ceremonia que el orbe y el cetro empezaron a congelarse, pero pudiste tener todo bajo control. Felicidades, sabía que podías.
— Gracias, por suerte el sacerdote no lo notó, estoy un poco preocupada por ello, no puedo seguir ocultándolo de Anna.
Observa sus guantes.
— Por cierto, vi que se llevaron muy bien al inicio de la fiesta — Comento.
— ¿En serio lo crees? — Sus ojos muestran un brillo de esperanza — Aunque me sentí un poco nerviosa, pero creo que podremos recuperar el tiempo perdido.
— Todo volvera a ser como antes, procura decirle sobre tus poderes a la brevedad, y no te preocupes, Anna lo entenderá, estoy seguro de ello.
— Lo haré (Y/N), creo que es el momento adecuado para hacerlo, no debo dejar que mis miedos me controlen — Muestra una actitud triunfante y segura de si misma.
— Un último consejo, sé libre, tus poderes no son una maldición, son un regalo. Debes abrir tu corazón Elsa, tienes la fuerza de hacer lo que tú quieras.
— Seguiré tus consejos, seré libre — Retira sus guantes y las arroja al suelo con convicción.
— Me impresionas Elsa.
— ¿Quieres bailar? — Ofrece su mano.
— ¿En serio quieres hacer esto?… ¿Delante de todos? — Estoy un tanto nervioso con su nueva actitud.
— Sí, estoy segura, esto es lo que quiero.
Como servidor de la Reina, no puedo rechazar su invitación y tomo su suave mano mientras los instrumentos continúan tocando sus suaves melodías.
Ambos nos posicionamos para bailar. Tomo su cintura con ambas manos, mientras que los suyos están en mis hombros.
— Siempre soñé con este día — Elsa toma la palabra — Durante mi habitación, solía tener fantasías contigo bailando en un momento íntimo como éste, solos tú y yo.
— ¿No estarás hablando en serio?, ¿O sí? — Empezamos a bailar al ritmo de la música.
— Sí — Responde avergonzada — Pensaba en tí todo el día, ansiaba que llegara la noche para volver a ver tu rostro. ¿Sabes?, admito que incluso siento una ligera envidia por Anna.
— ¿Por qué?.
— Anna tuvo la suerte de ser tu primer beso, y tú fuiste la de ella también. Dentro de mis fantasías recurrentes, recreaba un beso entre nosotros al terminar la canción y aquel sería mi primer beso.
Como si fuera un coincidencia la música acaba de finalizar.
Mis ojos se centran en la belleza de Elsa, su mirada de ojos azules, su suave piel blanca y por supuesto, sus finos y delicados labios.
— ¿Podríamos besarnos si es que deseas? — A decir verdad, también deseo besarla, esto es algo a lo que nunca podré renunciar.
— ¿Harías…eso por mí? — Sus ojos se ensanchan y sus mejillas se tornan más rojas de lo normal.
— Por supuesto que sí, su Majestad.
Tímidamente, ambos acercamos nuestros rostros y de manera un tanto torpe la punta de nuestros labios se tocan ligeramente.
Cierro los ojos al igual que ella y viajo a través de sus suspiros en una experiencia que jamás olvidaré. Somos uno en éstos momentos, somos dos almas gemelas que ignoran a todos a su alrededor
Luego de algunos segundos y manteniendo la compostura de no excedernos, nos separamos lentamente hasta abrir nuestros ojos.
— ¿Crees que Anna todavía siga enfadada contigo?, no me gustaría que ella decidiera enfadarse conmigo si se llegara a enterar de esto — Mira hacía todos lados, por suerte nadie de los presentes notó nuestro beso.
— No lo hará, pierde cuidado. Pero de todos modos tendré que hacer las pases con Anna antes de que me vaya de Arendelle.
— ¿De qué éstas hablando?, ¿Cómo que dejarás a Arendelle? — Se muestra sorprendida.
Finalmente, luego de varios años planificando esto, podré revelar mi plan. No debo olvidar que llegué a ésta época con una misión muy importante que cumplir: Salvar la vida de Elsa. Y a pesar que nuevamente nuestros caminos se encontraron, no puedo estar junto a ella, su vida corre peligro a mi lado.
Me prometí a mi mismo que no me iría de Arendelle sin antes luchar para que Elsa y Anna volvieran a estar juntas. Y al parecer todo ésta volviendo a la normalidad, así que es el momento adecuado para irme se este lugar.
— Así es Elsa, ya está decidido, pienso renunciar a las milicias de Arendelle y marcharme al amanecer.
— ¿Puedo saber el motivo? — Intenta mostrar una actitud seria, pero sé que en el fondo está triste por mi partida.
— Siento que hay algo más afuera que me está llamando, no lo sé, pero creo que es el destino.
— Al parecer, no podré hacerte cambiar de opinión al respecto. Es una lástima, pero…confiaba en que en un par de años fueras Rey y que juntos pudiéramos gobernar Arendelle.
— ¿De verdad imaginaste eso?.
— Sí, me gusta planificar todo y no lo habría hecho si no hubiera sentido que serías un excelente monarca para Arendelle (Y/N).
Un inesperado recuerdo viene a mí: Son casi las mismas palabras que me dijo el Rey Agnarr aquella noche de Navidad.
— No Elsa, no fui hecho para ser Rey. Encontrarás a alguien que tenga las mismas virtudes que tienes tú. Sé que harán un excelente trabajo para todos, pero si me permites, quisiera entregarte un consejo…como amigos
— Te escucho — Muestra una genuina atención de su parte.
— Procura no romper la neutralidad de Arendelle, suena descabellado decirlo, pero las guerra y las batallas no son dignos de orgullo para un pueblo, ni mucho menos deben serlo para un monarca. Ten en cuenta que nadie quiere ver a sus padres, hijos o hermanos morir en combate, tus manos estarán manchadas de sangre.
— Eres bastante sabio (Y/N) y a la vez misterioso, reafirmo mi idea anterior: Serías un gran Rey.
— Agradezco tus halagos Elsa, atesoraré cada palabra en mi memoria, serán un hermoso recuerdo cuando me marche.
De un momento a otro, oigo la voz de Anna que interrumpe mi charla con la flamante Reina Elsa.
— Discúlpenme ambos, pero hay alguien que quiero presentarles.
Por una fracción de segundo, vi a Anna delante de mí, ignoré todos los detalles de su atuendo, pues mis ojos pretendían enfocarse en su acompañante.
Pero para mi sorpresa, y de forma incomprensible, mis ojos se ensancharon al reconocer a Kristoff que estaba junto a Anna.
— ¡Kristoff! — Me alegra ver al hombre de cabello rubio y de prominente estatura. Luce un traje de gala negro muy llamativo.
— Un gusto en conocerte Kristoff — Elsa saluda a su invitado como si lo conociera de toda la vida. Trata de contener la alegría de por fín verlo con sus propios ojos al hombre de quien alguna vez le hable.
— El gusto es mío su excelencia — Kristoff realiza una reverencia.
— ¿(Y/N)? — Anna me dirige la palabra luego de varios años sin hablar conmigo. Confieso que oír su voz de nuevo es sumamente extraño — ¿Tienes un momento?.
— Claro que sí — Respondo con una sonrisa de mi parte.
— Dejaré que ambos se conozcan — Comenta la Princesa a Kristoff y a su hermana, mientras me lleva del brazo hacía los pasillos del castillo, alejados de toda la gente y de la música que cubre el ambiente.
Al llegar al pasillo, fuera de todo ruido tomo la determinación de romper el hielo con Anna e iniciar la charla.
— ¿Cómo has estado Anna?.
Por su parte, ella desvía la mirada un tanto incómoda con mi presencia.
Nuevamente intento retomar la conversación:
— No guardo rencor contigo Anna, todo quedó en el pasado.
Para mi suerte, los ojos de Anna se posan sobre los míos.
Libera un pequeño suspiro antes de hablar:
— Me disculpo por lo que pasó (Y/N), no supe como reaccionar aquella noche. Tenías razón, no estaba pensando con claridad e hice algo tan horrible ese día como despojarte de mi vida como si fueras un pañuelo. Cuando logré recapacitar de mis errores, no tuve el valor de remediar el daño que te había hecho. Creí que estarías enfurecido conmigo.
— Admito que no fueron precisamente los mejores años de mi vida, pero creo que siempre supe que en el fondo de tu corazón estabas arrepentida de todo esto.
— Estuve al tanto de tus movimientos, sé que tuviste muchos problemas con los soldados, incluso me enteré de tus problemas con el alcohol y de tus pleitos en el pueblo.
— Aprecio tu preocupación, yo tampoco supe como afrontar esa difícil situación. Fue una inmadurez de mi parte.
— Así que he venido a ofrecerte mis disculpas por todo, y espero que puedas perdonarme — Baja su cabeza en modo de arrepentimiento.
— Ven aquí — Extiendo mis brazos — Todo está olvidado.
Con una sonrisa en su rostro, se inclina hacia mí para abrazarme.
Tal como en los viejos tiempos.
Luego de un emotivo momento, Anna se separa de mí con un semblante distinto al de antes: Deja ver la alegre expresión con que la conocí cuando niños.
— ¿Cómo fue que encontraste a Kristoff? — Cambio de tema al recordar la nula presencia de Hans en esta fiesta.
— ¡Fue una coincidencia increíble!, salí del castillo en la mañana hasta el pueblo. Iba corriendo muy despreocupada cuando tropecé con alguien y caí. Por suerte esa persona me ayudó a levantarme y mi sorpresa fue mayor al reconocer a Kristoff que justamente iba pasando por allí con su reno Sven, ¿Recuerdas a Sven?.
— Sí lo recuerdo, que agradable sorpresa.
— Así fue y sentí una extraña sensación en mi cuerpo. Fue como una conexión mágica entre los dos.
— ¿Cómo almas gemelas?.
— ¡Si!, ¡De esa manera!. Hablamos mucho desde la última vez que nos vimos ¡Oh!, ¡También comimos chocolates!. Kristoff venía a realizar algunos negocios en Arendelle, así que decidí invitarlo a la fiesta también — Se muestra sumamente emocionada.
— Fue una excelente decisión Anna.
— Creo que así fue…(Y/N), hay algo que siempre me pregunté desde aquella noche en el jardín y que creo que finalmente tengo la respuesta. ¿Elsa es la chica de quien estabas enamorado?, ¿No así?.
— ¿Por qué lo dices?.
— Te vi besarla y nadie podría hacerlo si no la conocieras previamente. Dime, ¿Desde cuando se conocen?.
— Tienes toda la razón — Libero un bufido — Estoy enamorado de Elsa(…)
Siento un dolor en mi pecho, quiera o no, Elsa es el amor de mi vida y nada me hará cambiar tal idea.
— (…) lo estoy desde que hice mi primera guardia por la noches. La conocí merodeando la cocina en busca de comida y desde aquel entonces siempre la visité cuando estabas dormida Anna.
— ¿Por qué nunca me lo dijiste?.
— Creo que no soy el indicado para responder esa pregunta. Tal vez debas hablar con Elsa para saber toda la verdad, solo así me entenderás.
— Siempre fuiste bastante misterioso (Y/N), jamás logré comprenderte, desde niños que eras muy maduro a pesar de tu edad. No me sorprende que te hayas fijado en mi hermana.
— No quiero que pienses que te utilicé para acercarme a Elsa. Atesoro cada momento que vivimos juntos, eres mi mejor amiga y lo sabes.
— Tú también eres mi mejor amigo y deseo lo mejor para ti. Me alegra pensar que seguiremos juntos después de todo, tú con Elsa y quién sabe…tal vez Kristoff sea esa persona tan especial.
— Serán el uno para el otro, no lo olvides. Pero a decir verdad, dudo mucho que Elsa y yo podamos estar juntos. Anna, me marcharé mañana de Arendelle en busca de nuevas aventuras, es una decisión que ya está tomada.
— Así que, ¿Esto será una despedida? — Intenta ocultar algunas lágrimas que salen de sus ojos.
— Será un adiós, pero no un hasta nunca. Sé que nuestros caminos se cruzarán algún día.
La abrazo para contenerla, y hacerla sentir mejor.
— Te extrañare amigo — Susurra.
— Y yo a tí — Susurro también.
— ¡MONSTRUO! — Oímos gritar desde la fiesta. La música se detuvo y se oyen muchas voces hablando al mismo tiempo desde el otro lado.
— Parece ser la voz del Duque de Weselton.
Un extraño escalofrío sacude mi cuerpo.
Esto no esta bien, por los Dioses, esto no puede estar bien.
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