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Parte 1: Capítulo 11

Mi caballo galopa con cierta dificultad. La nieve es demasiado profunda como para continuar. Ya no estamos en Arendelle, estamos afuera de la ciudad, a la entrada del bosque.

— Será mejor detenernos — Hago que mi caballo deje de caminar — Iremos a pie.

— Bien — Afirma la princesa.

Ambos tocamos el suelo. Nuestros pies se hunden ligeramente.

Hay una suave ventisca golpeando nuestras espaldas.

Después de amarrar a mi caballo, nos adentramos al bosque lleno de árboles cubiertos de nieve.

Ver el rostro de Anna llena de felicidad y de curiosidad me hace desear que Elsa también estuviera aquí y compartiera este momento con nosotros.

— Siempre soñé con visitar el bosque de Arendelle, mis padres han hablado de este lugar por años que jamás habría podría haberlo visitado si no fuera por tí.

— No me lo agradezcas Anna, si eres felíz, yo también soy felíz.

Caminamos unos cuantos metros al interior de este extenso bosque.

Anna camina delante de mi observando los majestuosos árboles.

Por mi parte, me concentro en mis pensamientos, a medida que oigo nuestro pasos.

— ¿Sabes algo (Y/N)?. Mi padre siempre comentaba que el bosque de Arendelle es uno de los más hermosos que existe en el mundo, no sé si él los conoce todos, pero el siempre lo repetía — Anna deja ver una bella sonrisa.

— Estoy de acuerdo, es bastante hermoso — Me detengo para mirar hacía el sol que ilumina este hermoso día.

— ¡Ahí va!.

Con la guardia baja, siento una bola de nieve golpeando mi rostro.

Lentamente, la nieve se derrite en mi cara.

— Que inmadura eres, ¿Lo sabes Anna?.

— Sí, y no me importa en lo absoluto — Muestra su lengua en señal de burla.

— Me las pagarás — Armo una bola de nieve con mis manos y la arrojo hacía ella.

Como era de esperarse de una chica ágil, esquiva mi tiro sin problemas.

— Tendrás qus hacer más si quieres atraparme — Corre entre los árboles.

Su cuerpo se mueve libremente entre el bosque de nieve. Su niña interior se libera con la misma energía cuando éramos niños.

Elsa muchas veces me ha advertido que no debo dejar escapar a Anna, ella es muy hábil cuando se trata de jugar a las  escondidas, y lo sé por también por los años que hemos estado juntos. Pero esta vez será mucho más difícil  estando en un espacio abierto, así que tendré que esforzarme al máximo para poder atraparla.

Preparo una bola de nieve y trato de seguir el paso a mi oponente.

Camino despacio para poder agudizar mis sentidos y detectar su ubicación. Aplicaré todos mis conocimientos militares para esta situación.

Mi respiración es irregular. Trato de hacer el mínimo ruido posible. Sé que Anna está por aquí, lo sé.

Luego de caminar entre algunos árboles, me detengo abruptamente.

Puedo sentirla. Escucho ruidos.

A mi izquierda, veo que entre los árboles algo se ha movido.

Parece que se ha escondido detrás de un gran árbol de pino bastante ancho para que una persona pueda esconderse con seguridad.

— Te tengo — Murmuro.

Sigilosamente me acerco y trato de no bajar la guardia. La bola de nieve continúa en mi mano.

— Sé que te escondes detrás de ese árbol Anna — Murmuro nuevamente.

Doy un pequeño respiro. Tan solo debo mirar detrás del árbol y lanzar la bola de nieve. Esto será pan comido.

Estoy listo.

—  ¡Estás acabada Anna! — Miro detrás del árbol.

Para mi sorpresa, ella no está aquí. Fui engañado.

Sostengo con fuerza la bola de nieve.

Mis ojos observan por todos lados en busca de la chica de cabello rojo. Ella está jugando conmigo, quiere que baje mi guardia.

Como si fuera paranoico no dejo de mirar por todos lados. No se sabe cuando podría aparecer…

— ¡Toma! — Oigo su voz.

Inesperadamente una bola de nieve impacta en mi mejilla derecha.

Miro hacía al lado para ver a Anna entre los árboles.

— Anna 1, (Y/N) 0 — Se siente muy triunfal.

— Admito que eras hábil Anna, pero esto no se quedará así — Lanzo mi bola de nieve que tengo en mis manos.

Anna no puede esquivarlo y cae directamente a su cabello.

Me observa fijamente con sus ojos azules. Debe estar pensando en como atacarme.

¿El marcador?

Anna: 1
(Y/N): 1

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Nuestra tarde transcurrió de la misma forma: Lanzando bolas de nieve uno al otro. Éramos como dos niños jugando como si no hubiera mañana.

No jugábamos de esa forma desde que éramos niños. Una gran sensación de nostalgia me invadió y me hizo olvidar todas las preocupaciones existentes.

Ahora estamos recostados en la nieve, mientras miramos como el anochecer se aproxima.

— Debemos irnos, no quiero que se preocupen en el Reino e inicien una búsqueda para rescatarte — Propongo

— Eres demasiado cauteloso, pero esta vez tienes toda la razón (Y/N), es hora de irnos.

Nos levantamos y caminamos pesadamente por el bosque en busca de mi caballo.

— ¿Sabes (Y/N)?. Hoy ha sido uno de los mejores días de mi vida — Deja ver una adorable expresión en su rostro a pesar del cansancio.

— Por favor, no exageres — Tengo un ligero dolor en mi garganta por toda la diversión.

— Es en serio, no me divertía tanto…desde…ya sabes…Elsa — Nombra a su hermana en voz baja — Desde que Elsa ha estado encerrada en su habitación, la vida de Anna también cambió, a Anna le prohibieron salir del castillo, ni siquiera acompañada de sus padres. Las puertas se cerraron a las personas externas al castillo para que nadie supiera la verdad sobre Elsa.

Un nudo se asoma por mi garganta al ver los ojos de Anna. La he visto muchas veces en esta situación, el recuerdo de Elsa le produce mucha pena y angustia.

Espera un poco más Anna, haré que tú y Elsa vuelvan a ser las hermanas que siempre fueron. Volverás a ser libre.

— Ven aquí — Extiendo mi brazo para abrazar a Anna. Gentilmente ella acepta mi abrazo y apoya su cabeza en mi hombro — Yo también me divertí hoy.

La nieve dificulta nuestro andar.

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— ¡Esto no es posible! — Tomo mi cabeza.

— Por favor (Y/N), no puedes perder la calma.

— ¡Por los Dioses!, ¡Me degradarán!, o peor, ¡Me matarán!.

— ¡Ya basta (Y/N)! — Anna me da una fuerte bofetada a mi mejilla — Lo…siento.

La princesa advierte lo ocurrido.

— Gracias Anna — Respiro profundamente — Necesitaba eso.

— Esta bien, no es tan grave, ¿Seguro que tu caballo estaba bien amarrado?

— Sí, yo mismo lo hice. Es increíble que ese animal nos haya dejado abandonados.

— Lo peor es que ya es de noche. ¿Qué haremos?.

— No tenemos más opción que caminar.

La temperatura baja lentamente. Debemos apurar el paso para no sufrir los estragos del invierno.

Además de la complejidad que significa estar a oscuras, es la presencia de lobos. Los lobos suelen estar más deseosos de comida en la noche, para el colmo, la Luna no está visible y su luz no nos ilulinará esta noche.

Lo único que deseo, además de llegar sanos y salvos, es que el Capitán Reidum no ordene desplegar a los guardias del castillo si es que el Rey o la Reina noten que Anna no está dentro del castillo. No podría soportar la vergüenza ante la idea de ser juzgado como un irresponsable ante todos por llevar a Anna fuera del castillo sin la autorización de los Reyes.

Como por suerte de intervención divina de los Dioses, vemos a lo lejos como un trineo guiado por un reno, iluminado por un farol viene hacía nosotros.

No me importa si es un aldeano de Arendelle, seguramente podré sobornarlo para que guarde silencio.

— ¿Necesitan que los lleve? — Se detiene el hombre del trineo.

Mis ojos se abren al reconocerlo, una sonrisa asoma por mi rostro, siento una fuerte nostalgia por él…

…mi buen amigo Kristoff.

— Por favor, necesitamos llegar hacia Arendelle lo más rápido posible — Suplica Anna desesperada.

— Por supuesto, me harán compañía, mi destino es más allá de Arendelle.

— Muchas gracias Kristof…amigo — Respondo.

— No deben preocuparse. Me presento, mi nombre es Kritoff y él es mi reno Sven — Estrecha su mano el joven de cabello rubio.

— Mucho gusto, soy la Princesa Anna

— ¿Princesa? — Pregunta Kristoff — ¡Que honor servirla su Majestad!, sea bienvenida a mi trineo.

— Gracias, eres muy amable — La princesa se sonroja, de seguro deben ser por los encantos del apuesto hombre.

Ver esta escena me trae muchísimos recuerdos de mi vida pasada. En varias ocasiones presencié el amor que sentían el uno por el otro en nuestras rutinas cotidianas. Siempre los admiré como pareja, nunca se los dije, pero ellos fueron una gran fuente de inspiración.

— Yo soy (Y/N), mucho gusto Kristoff — Me presento también.

— El gusto es mío chicos, ¿Qué esperan? ¡Suban!.

De inmediato Sven rechina de alegría.

— Anna, ve junto a Kristoff. Iré en el espacio de atrás.

— ¿Estás seguro?…bueno…yo…este — Parece estar nerviosa. Esta es una buena oportunidad para que ambos se conozcan y se enamoren. Ellos deben estar juntos sí o sí.

— Sí, eres una Princesa y mereces ir adelante, además estoy muy agotado y atrás hay bastante espacio para mí

Como ordené, Anna está sentada junto a Kristoff, ella luce un poco tímida y no la culpo. No ha tenido contacto con personas ajenas al castillo. En cierto modo, ella también sufrió del enclaustramiento pero a diferente escala.

Por mi parte, me recuesto en lo que parece ser unos sacos de maíz. Kristoff debe estar viajando con ellos para llevarlos hacía un comerciante. Al ver un poco más, veo que lleva consigo sus herramientas de su principal trabajo como recolector de hielo.

El trineo ya está en marcha. Llegaremos a Arendelle a la brevedad.

Bostezo notoriamente mientras veo a Anna entablar una conversación con Kristoff.

— ¿De dónde eres Kristoff? — Anna rompe el hielo con quien será su futuro esposo.

— Vengo de un Valle, vivo allí con mi familia adoptiva.

— ¿Y cómo son?, ¿Son agradables?

— Sí, algo entrometidos, pero son buenas personas.

— Me encantaría conocerlos — Anna se muestra bastante cercana a Kristoff.

Con esta escena, mis mis ojos se cierran, pero inmediatamente veo que a mi lado hay una roca de forma bastante llamativa, con forma de corazón.

Guardo esa roca en mi bolsillo. No es la gran cosa, pero será un hermoso regalo para Elsa.

Mis ojos se cierran nuevamente, el sueño vendrá a mí en pocos minutos.

Escucho como Anna se divierte con quien será su futuro esposo y compañero de vida.

—(...) ¡No puedo creerlo!, ¿De verdad eres un recolector de hielo?.

— Sí, he visitado muchos lugares por mi trabajo.

— Eso es genial, me encantaría poder viajar tanto como tú(…)

No puedo dejar de sentirme felíz por ellos, en especial por Anna. Le deseo todo lo mejor.

Los hechos están tomando el camino como debe ser.

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